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Competencias específicas vs competencias clave en Infantil: guía para no perderte en tu programación

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En la preparación de las oposiciones de Educación Infantil , uno de los mayores retos es integrar adecuadamente las competencias específicas de cada área con las competencias clave del currículo. La LOMLOE (Ley Orgánica 3/2020) ha reforzado un enfoque educativo basado en competencias, lo que implica que nuestra programación didáctica debe articular estos dos niveles de competencias de forma coherente y significativa. Pero ¿cómo lograr esta alineación sin perdernos en el camino? En este artículo te explico, paso a paso, cómo diferenciar las competencias específicas de las clave, por qué es importante conectarlas correctamente y cómo hacerlo con ejemplos prácticos, todo con un tono profesional a la vez que cercano, para que tu programación destaque ante el tribunal. ¡Empecemos!


¿Qué son las competencias clave en Educación Infantil?


Las competencias clave (también llamadas competencias básicas o competencias clave de la UE) son grandes áreas de habilidad y conocimiento transversales que todo estudiante debe desarrollar a lo largo de su educación, independientemente del área o materia . Representan objetivos amplios relacionados con la formación integral de la persona. En el contexto educativo actual (LOMLOE), se reconocen ocho competencias clave en la etapa de Educación Infantil


  • Competencia en comunicación lingüística: capacidad para expresarse e interpretar conceptos, pensamientos, sentimientos, hechos y opiniones de forma oral y escrita.

  • Competencia plurilingüe: habilidad para comunicarse en diferentes idiomas además de la lengua materna.

  • Competencia matemática y en ciencia, tecnología e ingeniería: utilización del razonamiento matemático y del pensamiento científico para describir, interpretar y predecir fenómenos (en Infantil se inicia de forma muy elemental).

  • Competencia digital: uso seguro y crítico de las tecnologías de la información para aprender, comunicarse y desarrollarse.

  • Competencia personal, social y de aprender a aprender: desarrollo de habilidades de autoconocimiento, relación con los demás, trabajo en equipo y capacidad de reflexionar sobre el propio aprendizaje (aprender a aprender).

  • Competencia ciudadana: formación en valores cívicos, éticos y de convivencia democrática.

  • Competencia emprendedora: iniciativa y espíritu emprendedor, creatividad, capacidad de planificar y gestionar proyectos.

  • Competencia en conciencia y expresiones culturales: apreciación de la cultura, el arte, la música, la propia identidad cultural y la de los demás.


Estas competencias clave no se asocian en exclusiva a ninguna asignatura o área; por el contrario, tienen carácter transversal. La normativa resalta que no existe jerarquía entre ellas (todas son igualmente importantes) ni fronteras rígidas: “no se establecen entre ellas límites diferenciados, sino que se solapan y entrelazan. Tienen, por tanto, carácter transversal: ninguna se corresponde directa y unívocamente con una única área” . En otras palabras, todas las áreas del currículo contribuyen al desarrollo de todas las competencias clave, favoreciendo en Infantil un enfoque globalizado de la enseñanza . Por ejemplo, una actividad de cuentos en el aula infantil puede fomentar simultáneamente la comunicación lingüística, la competencia social (al trabajar en grupo) y la conciencia cultural.


En las oposiciones, normalmente se espera que mencionemos las competencias clave en nuestra programación didáctica, mostrando que nuestras unidades didácticas buscan desarrollar estas capacidades esenciales de forma adecuada a la edad. Sin embargo, en Educación Infantil no existe un “perfil de salida” cuantificado de competencias (como ocurre al final de la enseñanza básica en Primaria/ESO). Aun así, es fundamental dejar claro que nuestras propuestas fomentan el desarrollo competencial del alumnado, alineando las actividades con estas competencias clave de manera natural.


¿Qué son las competencias específicas según la LOMLOE?


Las competencias específicas son un concepto introducido o reforzado por la LOMLOE para concretar qué debe saber hacer el alumnado en cada área al finalizar una etapa educativa . A diferencia de las competencias clave (que son generales y transversales), las competencias específicas son propias de cada área o materia y etapa, y describen desempeños concretos en infinitivo (por ejemplo “explorar…”, “expresar…”, “analizar…”) que los niños deben lograr mediante los contenidos de esa área. En esencia, podríamos ver a las competencias específicas como las piezas del puzle que, encajadas entre sí, permiten que el alumno desarrolle plenamente las competencias clave .


Algunas características de las competencias específicas son:


  • Conexión con los criterios de evaluación: cada competencia específica tiene asociados criterios de evaluación que indican cómo evidenciar que el alumno la alcanza . Esto permite medir su desarrollo de forma objetiva en cada materia.

  • Vinculación con los contenidos (“saberes básicos”): actúan como puente entre las competencias clave y los contenidos de cada materia . Es decir, orientan la selección y organización de contenidos (ahora llamados saberes básicos) para asegurar aprendizajes útiles y aplicables.

  • Enfoque competencial desde edades tempranas: por primera vez, el currículo de Educación Infantil incorpora este enfoque. El Real Decreto 95/2022 (currículo básico de Infantil) organiza el aprendizaje en tres áreas: Crecimiento en armonía, Descubrimiento y exploración del entorno y Comunicación y representación de la realidad . Para cada área se establecen varias competencias específicas (comunes para todo el ciclo 0-6 años) que adapta las competencias clave a la etapa inicial . Por ejemplo, en Infantil encontramos formulaciones como “explorar su entorno con curiosidad”, “relacionarse con los demás de forma respetuosa” o “expresar emociones de forma ajustada”, que responden a grandes rasgos a las metas de las competencias clave pero a nivel de niños pequeños.

  • Continuidad en Primaria y Secundaria: en etapas posteriores, las competencias específicas se definen para cada asignatura y se mantienen a lo largo de toda la etapa, aumentando la complejidad por ciclos . Siempre están relacionadas transversalmente con las competencias clave europeas y con los saberes básicos de su área .


En resumen, las competencias específicas concretan qué se espera que el alumno sepa hacer en un área determinada al acabar la etapa (p. ej., Educación Infantil), mientras que las competencias clave son metas más generales y transversales que abarcan un desarrollo integral del alumno a lo largo de toda su escolaridad . Ambas son diferentes pero complementarias: las específicas desglosan las clave en cada área, y las clave unifican el sentido de lo aprendido, asegurando que no nos quedemos solo en contenidos aislados, sino que formemos alumnos competentes para la vida real .


Diferencias y relación entre competencias específicas y competencias clave


Llegados a este punto, vale la pena recalcar las diferencias clave entre estos dos tipos de competencias, así como su relación en el currículo:


  • Nivel de generalidad: Las competencias clave son generales y aplican a todas las materias, englobando habilidades amplias (comunicación, social, digital, etc.). En cambio, las competencias específicas son concretas de un área y formulan habilidades más precisas ligadas a los contenidos de esa materia. Podemos imaginar que las competencias específicas son como objetivos específicos, mientras que las clave son objetivos globales hacia los que todas las áreas contribuyen.

  • Transversalidad vs. especificidad: Las competencias clave son transversales por naturaleza; ninguna se logra únicamente en una asignatura, sino con la suma de experiencias de aprendizaje en múltiples contextos . Por ejemplo, la competencia personal y social se trabaja tanto en actividades de psicomotricidad (Educación Física), como en juegos simbólicos, rutinas de aula o proyectos cooperativos. Por otro lado, cada competencia específica está circunscrita a un ámbito de contenido (ej., una competencia específica del área de Comunicación y representación podría referirse al desarrollo del lenguaje oral y artístico en Infantil).

  • Evaluación: Las competencias clave no se evalúan de forma directa con una nota en cada materia; más bien son orientaciones globales que sirven de guía para toda la enseñanza . Su logro se observa a largo plazo (por ejemplo, al finalizar Primaria o la enseñanza básica en ESO, mediante el perfil de salida del alumnado). En cambio, las competencias específicas sí tienen criterios de evaluación asociados en cada asignatura, lo que permite al docente medir el nivel de desempeño del alumno en esas habilidades concretas . En la práctica de Infantil, esto significa observar y registrar indicadores de logro en situaciones cotidianas de clase para ver cómo cada niño progresa en esas competencias específicas.

  • Relación jerárquica: No debemos ver las competencias clave y las específicas como listas separadas sin conexión. Están estrechamente vinculadas. De hecho, la definición oficial indica que las competencias específicas “actúan como un puente entre las competencias clave y los contenidos (saberes básicos) de cada materia”. Las específicas nacen teniendo en cuenta las competencias clave, pero adaptándolas a contextos y contenidos concretos . En Infantil, por ejemplo, detrás de la competencia específica "iniciarse en la resolución creativa de problemas a través de la observación" podemos reconocer la semilla de varias competencias clave: la matemática-científica (pensamiento lógico, método científico básico) y la personal de aprender a aprender (estrategias de resolución de retos).

  • Complementariedad: Competencias clave y específicas no compiten, se complementan. Como bien dice un autor, es frecuente confundirlas pero son “conceptos distintos y complementarios”. Las competencias clave marcan el horizonte educativo amplio, mientras las específicas son los pasos concretos para llegar a ese horizonte . Imaginemos que las competencias clave son el destino (los grandes objetivos educativos que queremos en nuestros alumnos al final de su formación), y las competencias específicas son el mapa de ruta concreto en cada etapa y área que nos lleva hacia ese destino. Si logramos que el alumno alcance todas (o la mayoría) de las competencias específicas de Infantil en sus distintas áreas, habremos contribuido significativamente a que avance en las competencias clave.


Entender esta relación es crucial para poder alinearlas correctamente. De hecho, la LOMLOE coloca a las competencias (tanto clave como específicas) en el centro del currículo. Esto supone un cambio de enfoque: antes se ponía énfasis en contenidos teóricos separados, ahora el foco está en lo que el alumnado sabe hacer con lo que aprendeacademikast.com. Las competencias específicas y clave proporcionan un marco coherente que garantiza un aprendizaje más funcional y significativotuprogramaciondidactica.com. Veámoslo: si planificas tus unidades didácticas partiendo de competencias (en lugar de solo listar temas), conseguirás que las actividades tengan un propósito claro, conectado con la realidad, y que el niño desarrolle habilidades útiles más allá de memorizar información.

En palabras sencillas, las competencias específicas ponen nombre a las habilidades que queremos que el niño demuestre en un área (p.ej., en lógico-matemática, en lenguaje, en conocimiento del entorno), mientras que las competencias clave garantizan que esas habilidades tengan relevancia integral (que sirvan para comunicarse, para convivir, para seguir aprendiendo, etc., a lo largo de la vida). Alinear ambas es, por tanto, la clave de una enseñanza equilibrada: ni puramente teórica ni caótica, sino centrada en aprender haciendo de forma intencional.


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Importancia de alinear las competencias específicas con las competencias clave


Ahora que tenemos claras las definiciones y diferencias, surge la pregunta: ¿por qué es tan importante alinear las competencias específicas con las clave en nuestra programación didáctica, especialmente de cara a las oposiciones de Infantil? Veamos las razones principales:


  • Coherencia curricular: La propia normativa educativa exige coherencia entre todos los elementos del currículo. En una buena programación, objetivos, competencias, contenidos, metodología y evaluación están interrelacionados . Las competencias específicas sirven de nexo: conectan con los criterios de evaluación, indican qué contenidos son relevantes (saberes básicos) y apuntan a qué competencias clave se están fomentando . Si no las alineamos, corremos el riesgo de presentar unidades didácticas incoherentes (por ejemplo, actividades muy bonitas pero que no desarrollan realmente las habilidades perseguidas, o listas de competencias clave "de relleno" que no se ven reflejadas en las tareas).

  • Enfoque competencial real: Las oposiciones valoran que el docente planifique con un enfoque competencial auténtico. Ya no basta con enseñar contenidos sueltos; hay que demostrar que cada unidad didáctica está pensada para desarrollar competencias en el alumnado. Alinear las específicas con las clave significa que entiendes cómo tus objetivos de aprendizaje concretos (específicos) contribuyen al desarrollo de las grandes competencias del alumnado. Esto garantiza un aprendizaje más competencial, funcional y significativo en el aula , algo que sin duda mencionarás en tu defensa para impresionar al tribunal.

  • Evitar lagunas o redundancias: Si no prestamos atención a esta alineación, podríamos caer en dos problemas opuestos. Uno, lagunas competenciales: por centrarnos solo en objetivos muy específicos de un área, quizá descuidemos alguna competencia clave (por ejemplo, enfocarte mucho en competencia lingüística y descuidar la digital o la emprendedora, que también pueden trabajarse en Infantil de forma adaptada). Otro problema, redundancias: repetir innecesariamente la misma competencia clave en todas las unidades sin sentido, o listar todas las competencias clave en cada unidad aunque no se trabajen realmente, lo cual suena a relleno. Un alineamiento consciente te ayuda a equilibrar: verás qué competencias clave estás abordando más y cuáles menos a lo largo de tu programación, pudiendo ajustar tus unidades para cubrirlas todas de forma razonable.

  • Claridad para el docente y los alumnos: Alinear específica y clave aporta claridad. Para ti, como docente, te guía en qué esperar que los niños hagan y por qué esas destrezas importan más allá del aula. Para tus alumnos (aunque ellos no conozcan estos términos), se traduce en experiencias de aprendizaje con sentido. Por ejemplo, cuando propones una actividad de cuidar el huerto de la escuela, sabes que detrás estás desarrollando la competencia específica de conocer y respetar la naturaleza y competencias clave como la científica (observación de plantas, ciclos naturales) y la social y ciudadana (trabajo en equipo, respeto por el medio ambiente). Esto te permite enfatizar esos valores y habilidades en la actividad, haciéndola más rica.

  • Cumplimiento de la normativa y lenguaje profesional: En términos prácticos de oposición, al exponer tu programación querrás demostrar dominio del lenguaje curricular vigente. Hablar de cómo alineas las competencias específicas de tu etapa/área con las competencias clave evidencia que manejas la LOMLOE y el Real Decreto correspondiente. Recuerda que las competencias específicas de cada área de Infantil están definidas oficialmente en el RD 95/2022 (y en los decretos autonómicos). Mostrar que las has estudiado y que sabes enlazarlas con las competencias clave europeas dará mucha solidez a tu discurso. Le dice al tribunal que tu programación “encaja” perfectamente en el nuevo modelo educativo (son, en esencia, el hilo conductor del nuevo modelo curricular ).

En definitiva, alinear correctamente competencias específicas con clave mejora la calidad de tu programación por todas estas razones. Contribuye a una enseñanza más efectiva y centrada en el alumno, y además te hace ver ante el tribunal como un aspirante que sabe lo que hace y por qué lo hace. A continuación, veremos cómo realizar esta alineación paso a paso, de manera práctica.


Cómo alinear las competencias específicas con las competencias clave (paso a paso)


Vamos al núcleo práctico: ¿cómo llevar a cabo la alineación en tu propia programación didáctica o unidades? Te propongo los siguientes pasos y consejos graduales:


1. Comprende a fondo las competencias de tu etapa y área


Antes de alinear nada, debes tener claras las competencias que manejarás:


  • Estudia las competencias específicas de Infantil: Revisa el currículo oficial (por ejemplo, el RD 95/2022 y tu Decreto autonómico) para identificar las competencias específicas de las tres áreas de Infantil . Aunque en la etapa 0-6 a veces no se les llame literalmente "competencias específicas" en el documento, encontrarás los objetivos de área o formulaciones equivalentes que cumplen esa función . Anótalas o tenlas a mano, porque serán el eje de tu planificación.

  • Repasa las competencias clave y su significado: Asegúrate de conocer bien las 8 competencias clave y qué implican en términos de capacidades. Ten en cuenta cómo se manifiestan en niños pequeños. Por ejemplo, competencia digital en Infantil tendrá que ver con familiarizarse con dispositivos de forma básica o con juegos interactivos sencillos (si procede), la competencia emprendedora puede verse en la creatividad y la iniciativa en el juego, etc. Entender esto te ayudará a detectar cuándo una actividad toca una competencia clave u otra.

  • Diferencia claramente ambos tipos: Como discutimos, no confundas unas con otras. Ten presente que las específicas son medio para lograr las clave (fin). Mantén esa idea: “¿esta competencia específica hacia qué competencias clave apunta?” es la pregunta constante que debes hacerte.


Este primer paso es preparatorio: dominar el lenguaje curricular. Si en algún punto sientes dudas, puedes consultar definiciones oficiales o guías para opositores (incluso es útil incluir una definición propia en tu programación: por ejemplo, explicar brevemente qué son las competencias clave y qué son las específicas según LOMLOE, mostrando ya tu comprensión al tribunal).


2. Parte de las competencias específicas como eje de planificación


Una estrategia eficaz es planificar tus unidades didácticas partiendo de las competencias específicas, en lugar de partir solo de contenidos o actividades sueltas. Según expertos, diseñar así “no implica añadir más tareas, sino diseñarlas desde otra lógica: la del aprendizaje significativo”. En la práctica:


  • Elige las competencias específicas relevantes para cada unidad: Piensa en el tema o centro de interés de tu unidad didáctica (por ejemplo, “Los animales de la granja”, “El invierno”, “Mi familia”, etc.) y determina qué competencias específicas del currículo puedes trabajar principalmente en esa unidad. No intentes abarcar absolutamente todas en cada unidad; es preferible focalizar en algunas y abordarlas bien. Por ejemplo, una unidad sobre la granja podría incidir en una competencia específica del área de Conocimiento del Entorno relacionada con la exploración de la naturaleza y el cuidado de seres vivos.

  • Usa las competencias específicas como punto de partida para objetivos y actividades: De cada competencia específica seleccionada, deriva tus objetivos didácticos concretos de la unidad (redactados de forma adaptada si quieres, pero manteniendo la esencia). Estos objetivos ya llevarán implícito tanto el contenido como la destreza a lograr. Siguiendo el ejemplo, si la competencia específica es “Reconocer elementos de la naturaleza, mostrando interés por hábitos de cuidado del entorno”, tu objetivo de unidad podría ser “Que el alumnado observe y reconozca los animales de la granja y adopte actitudes de cuidado hacia ellos”.

  • Concreta criterios de evaluación alineados: Piensa cómo evaluarías ese objetivo. Quizá con indicadores como "Identifica los animales de la granja y sus características básicas" o "Muestra comportamientos de respeto hacia los animales (no les asusta, colabora en alimentarlos simbólicamente)". Notarás que estás enlazando directamente con lo que pide la competencia específica y preparando el terreno para evaluar competencialmente.


Este enfoque asegura que tus unidades no pierdan el norte: cada actividad que planifiques tendrá un propósito competencial claro. Es más sencillo alinear después con las competencias clave cuando todo parte de competencias específicas bien elegidas.


3. Identifica las competencias clave asociadas a cada competencia específica


Una vez que sabes qué competencias específicas vas a trabajar en una unidad, el siguiente paso es preguntarte: ¿Qué competencias clave se están fomentando a través de estas actividades?. Aquí es donde haces explícita la alineación:


  • Haz el “mapeo” mental o por escrito: Puedes crear una tabla sencilla donde en una columna pongas la competencia específica u objetivo de la unidad, y en otra columna anotes la competencia o competencias clave a las que contribuye. Muchas veces la relación es evidente: si el objetivo específico es de comunicación oral, claramente involucra la Competencia en comunicación lingüística. Si es de explorar el entorno natural con curiosidad científica, toca la Competencia matemática y científica. Si es de convivir o expresar emociones adecuadamente, conecta con la Competencia personal y social y con la Competencia ciudadana. No te preocupes si cada competencia específica no cubre todas las competencias clave (no es necesario ni posible), sino 1 o 2 principalmente. Recuerda que “ninguna competencia clave se corresponde unívocamente con un área”, y viceversa, así que una competencia específica suele repercutir en varias competencias clave a la vez .

  • Apóyate en la normativa o guías para confirmar conexiones: A veces los propios decretos ofrecen pistas sobre qué competencias clave están ligadas a cada área. Por ejemplo, en Infantil, el área de Crecimiento en Armonía (desarrollo personal y social) lógicamente aporta sobre todo a la competencia personal-social (y aprender a aprender), y también a la competencia ciudadana. El área de Comunicación y Representación incide en la competencia lingüística, la cultural y la digital (si incluye TIC); el área de Exploración del Entorno se alinea mucho con la competencia matemática-científica, la emprendedora (solución de problemas creativos) y también la social (trabajo en grupo investigando). Tener esto en mente facilita el alineamiento.

  • Ejemplifica la alineación en tu programación: En la redacción de tu programación, cuando describas cada unidad didáctica, conviene mencionar qué competencias clave se desarrollan en ella, justificado por las actividades y objetivos. En lugar de simplemente enumerar “Competencias clave: tal, tal y tal”, añade una breve explicación de cómo se trabajan. Por ejemplo: “Competencias clave: Comunicación lingüística (al narrar vivencias del fin de semana en la asamblea y escuchar a los compañeros), Social y cívica (al cooperar en grupo respetando turnos y normas), Conciencia cultural (a través de canciones tradicionales aprendidas)”. Esto demuestra alineación práctica.


Un consejo: sé natural y honesto. No fuerces relaciones extravagantes solo para poner todas las competencias clave. Es preferible decir que en cierta unidad sobresalen 2 o 3 competencias clave relevantes, y que otras se trabajarán en menor medida o indirectamente, que pretender cubrir las 8 en cada unidad artificialmente. La calidad prima sobre la cantidad en la alineación. El tribunal valorará más que realmente entiendas la conexión real, a que recites todas las competencias clave sin ton ni son.


4. Diseña actividades que integren ambas dimensiones (específica + clave)


Con las competencias específicas y clave identificadas para la unidad, llega la parte creativa: diseñar las actividades de aprendizaje de modo que desarrollen esas competencias. Aquí es donde demostramos nuestra capacidad de llevar la teoría a la práctica:


  • Situaciones de aprendizaje significativas: La LOMLOE promueve las situaciones de aprendizaje, que son conjuntos de actividades interrelacionadas diseñadas para desarrollar competencias en contextos reales o simulados. Al planificar, piensa en actividades integradoras. Por ejemplo, en una unidad de Educación Vial para Infantil, en lugar de hacer fichas aisladas, puedes organizar un circuito en el patio donde los niños en sus triciclos simulen ser coches, aprendan señales de tráfico básicas (contenido), respeten turnos de paso (competencia social y ciudadana) y luego verbalicen la experiencia (competencia lingüística). Esta situación tocaría competencias específicas del área de Conocimiento del Entorno (relacionadas con la vida en sociedad) y claramente varias competencias clave.

  • Metodologías activas: Aplicar metodologías como aprendizaje basado en proyectos (ABP), aprendizaje cooperativo, juegos de rol, rincones de actividad, etc., favorece que en una sola actividad se combinen diversos aprendizajes. Por ejemplo, un proyecto sobre “El mercado” puede involucrar: hacer de clientes y tenderos (desarrollo social y lingüístico), contar productos y usar monedas de juguete (desarrollo matemático), dibujar carteles (comunicación y expresión cultural), e incluso usar una caja registradora de juguete o tablet (competencia digital). Todo gira en torno a competencias específicas de varias áreas pero también es evidente la conexión con competencias clave (emprendedora, matemática, lingüística, social…). Una tarea bien pensada moviliza varios saberes básicos y competencias a la vez .

  • Claridad en la evaluación: Al final, mostrarás cómo evaluas las competencias específicas logradas. Aquí también puedes cerrar el círculo con las competencias clave: por ejemplo, si en la evaluación incluyes rúbricas u observaciones donde notas aspectos como “participa activamente en el grupo”, “expresa sus ideas con claridad”, “resuelve conflictos de forma pacífica con mínima ayuda”, esas observaciones se pueden asociar a la competencia social/ciudadana, a la lingüística, etc., además de al objetivo específico concreto. No evalúas directamente las competencias clave con nota en Infantil, pero sí puedes reflejar evidencias de que se están desarrollando.


En síntesis, este paso es llevar a la práctica lo planificado en papel. Cada actividad o experiencia de la unidad debe ser concebida para desarrollar la competencia específica elegida, y al mismo tiempo podrás notar cómo esa actividad está entrenando una o varias competencias clave. Si detectas que alguna competencia clave importante quedó fuera en toda tu programación, puedes añadir alguna actividad en la unidad más pertinente para cubrirla. Por ejemplo, si ves que casi no has tocado la competencia digital en ninguna unidad, quizás en la unidad “Los medios de comunicación” puedes introducir un juego con la pizarra digital o un corto animado interactivo que los niños deban manejar. Así equilibras la presencia de todas las competencias clave a lo largo del curso.


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5. Revisa la alineación global de tu programación

Cuando hayas repetido este proceso unidad por unidad, toma distancia y revisa el conjunto de tu programación:


  • ¿Están todas las competencias clave atendidas? Haz un checklist de las 8 competencias clave y marca en qué unidades aparecen trabajadas (y de qué manera). Si descubres que alguna apenas se aborda, quizá debas ajustarlo. Por ejemplo, la competencia plurilingüe a veces se olvida en Infantil (salvo que incluyas vocabulario básico de inglés, canciones en otro idioma, etc.). Piensa si puedes incorporarla en alguna actividad (canciones en inglés en la unidad de Navidad, saludos en varios idiomas en la unidad de la familia para valorar la diversidad, etc.).

  • ¿Hay coherencia vertical y horizontal? Coherencia vertical significa que tus objetivos generales, competencias específicas, criterios de evaluación, etc., apuntan en la misma dirección. Coherencia horizontal significa que entre unidades no hay contradicciones y todas juntas cubren el currículo. Si en tu introducción dijiste que ibas a fomentar por ejemplo el pensamiento crítico (parte de la competencia personal y aprender a aprender), asegúrate de que en tus unidades haya actividades que verdaderamente lo fomenten (por ejemplo, pequeños experimentos, preguntas abiertas, resolución de problemas sencillos...). Si mencionaste educación emocional (parte de personal/social), que se vea en varias unidades (asamblea de emociones, cuentos sobre sentimientos, etc.). En definitiva, todo lo que prometes a nivel competencial debe verse reflejado en las unidades.

  • Lenguaje coherente con la normativa: Revisa que hayas usado correctamente los términos de competencias. Por ejemplo, no llames “competencias básicas” en tu programación a lo que ahora se llaman “competencias clave” (aunque signifiquen lo mismo, actualiza el lenguaje). Usa “saberes básicos” en vez de “contenidos”, etc., para demostrar actualización normativa . Y muy importante: no hagas copia-pega extenso de los decretos, sino adapta con tus palabras, mostrando que comprendes. Puedes citar un objetivo general o una competencia específica clave del decreto, pero luego explica con tus palabras cómo la desarrollas . Esto dará originalidad y valor a tu programación.


Tras esta revisión, deberías tener una programación didáctica sólida donde cada unidad didáctica sigue un hilo conductor competencial, sin que nada quede al azar. Habrás logrado alinear las competencias específicas con las competencias clave de manera que, al exponerla, todo suene lógico y enfocado en el aprendizaje del alumno, que es el objetivo final.


Ejemplos concretos de alineación en una unidad didáctica de Infantil


Para afianzar ideas, veamos ejemplos concretos de cómo se alinean competencias específicas y clave en la práctica de Educación Infantil. Supongamos una unidad didáctica titulada "Conozcámonos y convivamos", diseñada para inicio de curso en 5 años, con el objetivo de trabajar la identidad personal y la convivencia en el aula (un tema muy típico de comienzo de curso).


  • Competencia específica (objetivo de área): "Relacionarse con los demás de forma cada vez más equilibrada y satisfactoria, interiorizando progresivamente las pautas de comportamiento social" . Este enunciado podría corresponder a una competencia específica del área de Crecimiento en Armonía (desarrollo afectivo-social). Competencias clave alineadas: Evidentemente, al trabajar que el niño se relacione mejor y siga normas de convivencia, estamos contribuyendo de lleno a la Competencia personal, social y de aprender a aprender, y también a la Competencia ciudadana, puesto que implica habilidades de interacción social, empatía, resolución pacífica de conflictos y autorregulación del comportamiento. Además, al ser un objetivo que requiere aprender a aprender de las experiencias sociales (ajustar su conducta), también refuerza esa parte de la competencia personal de “aprender a aprender”. En nuestras actividades, podríamos incluir juegos de normas, asambleas para resolver conflictos ficticios, roles de “amigo del día” para fomentar la ayuda mutua, etc., asegurándonos que los niños practiquen esas pautas. El resultado será observable: niños que comparten, que se expresan sin agredir, que respetan turnos, lo cual evidencia el desarrollo de esas competencias clave en contextos reales de aula .

  • Competencia específica (objetivo de área): "Expresar emociones, sentimientos, deseos e ideas mediante la lengua oral y a través de otros lenguajes, eligiendo el que mejor se ajuste a la intención y a la situación" . Este podría ser otro objetivo/competencia del área de Comunicación y representación de la realidad (lenguaje y creatividad). Competencias clave alineadas: Aquí vemos claramente la Competencia en comunicación lingüística, ya que se refiere a expresar oralmente emociones e ideas, adaptando el lenguaje a la situación. Pero no solo esa: al mencionar "otros lenguajes" (puede ser lenguaje corporal, artístico, musical), también vinculamos con la Competencia en conciencia y expresiones culturales, que incluye la expresión artística y la apreciación cultural. Incluso podríamos relacionarlo con la competencia digital si, por ejemplo, los niños a veces usan pictogramas en una tablet para expresar cómo se sienten, o con la competencia personal porque implica reconocer y manejar las propias emociones. En una unidad, podríamos proponer un “rincón de las emociones” donde cada niño elige si dibujar, decir o representar con mímica cómo se siente cada día. Así desarrollamos la competencia específica de expresar emociones de múltiples formas, y al mismo tiempo tocamos la competencia lingüística (si hablan), la cultural/artística (si dibujan o usan música para expresar un estado de ánimo) e incluso la social (al compartir sus sentimientos con otros). Este tipo de actividad integrada demuestra cómo una sola competencia específica bien trabajada aporta a varias competencias clave a la vez .

  • Otro ejemplo: Pensemos en una unidad sobre el medio ambiente titulada "Pequeños cuidadores de la naturaleza". Una competencia específica de Infantil en área de Entorno podría ser "Reconocer elementos y fenómenos de la naturaleza, mostrando interés por los hábitos que inciden sobre ella, para apreciar la importancia del uso sostenible y el cuidado del entorno". Competencias clave alineadas: Evidentemente la actividad aquí se relaciona con la Competencia matemática, científica y tecnológica (observación de fenómenos naturales, primeros pasos del método científico al plantar una semilla y ver qué necesita para crecer), también con la Competencia ciudadana (responsabilidad ambiental, cuidado colectivo del entorno), y con la Competencia personal-social (trabajo cooperativo en el huerto escolar, asumir pequeñas responsabilidades de riego, etc.). En la práctica, en esta unidad podríamos hacer un proyecto de crear un pequeño huerto o jardín en la clase: los niños plantan, riegan, observan cambios (ciencia), hacen conteos simples de plantas o hojas (matemática), realizan carteles de “no pisar el césped” o “ahorra agua” (comunicación lingüística + conciencia cívica), y deciden en grupo normas para cuidar las plantas (social y ciudadana). Todo gira en torno a competencias específicas de conocimiento del entorno natural, pero como vemos integra múltiples competencias clave.


Estos ejemplos ilustran que la alineación no es algo teórico sino muy tangible en las actividades diarias. Para cada competencia específica trabajada, podemos identificar qué competencias clave emergen. De hecho, cuando vayas adquiriendo experiencia en diseñar unidades competenciales, verás que sale casi de forma natural: una actividad bien planteada rara vez trabaja una sola competencia (sería muy pobre), normalmente toca varias dimensiones del desarrollo infantil. La clave está en ser consciente de ello y planificar deliberadamente para cubrir las áreas competenciales deseadas.


(Nota: En tu programación escrita, podrías presentar tablas o esquemas que relacionen objetivos específicos con competencias clave, o describir tras cada unidad qué competencias clave se fomentan en ella. También podrías añadir en anexos los listados oficiales de competencias clave y específicas de la etapa, para mostrar dominio de la normativa, aunque siempre es mejor integrar esa información en el discurso principal de manera fluida.)


Consejos finales para integrar competencias sin perderte


Para cerrar este tema, resumamos algunos consejos prácticos que te ayudarán a no perderte al alinear competencias mientras preparas tu programación o unidades didácticas:


  • No conviertas esto en un ejercicio mecánico: Evita simplemente hacer listas de competencias por cumplir. Más bien, piensa en el alumno real: ¿Qué debería ser capaz de hacer un niño de tu clase al finalizar esta unidad? ¿y cómo eso le ayuda a ser más competente en su vida? Responder esas preguntas te conecta naturalmente con las competencias específicas y clave pertinentes.

  • Menos es más (en cada unidad): No satures cada unidad didáctica con todas las competencias imaginables. Trabaja a fondo unas pocas competencias específicas por unidad y destaca las competencias clave más relacionadas. En el global del curso ya abarcarás todas las competencias clave, pero no quieras meterlas todas en cada secuencia didáctica. Recuerda: en Infantil, el aprendizaje es globalizado, pero eso no significa forzar conexiones artificiales, sino aprovechar las naturales.

  • Usa un lenguaje claro y consistente: Al redactar, mantén la terminología correcta. Por ejemplo, habla de "desarrollo de la competencia X a través de..." o "esta actividad contribuye a la competencia Y porque...". Esto da claridad a quien te lee (o escucha, en la defensa oral) sobre tu intención didáctica. Es preferible esa claridad a frases rebuscadas.

  • Aprovecha para innovar: El enfoque por competencias te da libertad para salir del esquema tradicional. Puedes justificar metodologías innovadoras porque precisamente desarrollan competencias. Por ejemplo: "Implementamos rincones de juego simbólico para potenciar la iniciativa (competencia emprendedora) y la interacción verbal (competencia lingüística)". Cada innovación metodológica que presentes, amárrala a qué competencias trabaja —eso impresiona y además refuerza la coherencia de tu programación.

  • Comprueba con colegas o preparadores: Si es posible, explica a alguien tu alineación competencias específicas-clave en una unidad y pregúntale si lo ve lógico. A veces, explicarlo en voz alta nos ayuda a detectar si algo no encaja bien. Si tu preparador te dice "no veo claramente cómo esta actividad desarrolla tal competencia clave", quizá debas ajustarla o explicitarlo mejor.

  • Mantente actualizado/a: Las leyes educativas pueden cambiar, pero la tendencia competencial llegó para quedarse. Asegúrate de conocer las actualizaciones (por ejemplo, la Recomendación Europea 2018 que define las competencias clave). Aunque no te pedirán citas de memoria, mostrar que estás al día y que entiendes el espíritu de la norma te hace destacar.


Siguiendo estos consejos, alinear competencias dejará de ser un quebradero de cabeza y se convertirá en una herramienta para enriquecer tu enseñanza. Al principio puede parecer mucha información (competencias, criterios, saberes…), pero con práctica se vuelve parte natural del diseño de tus clases.


Conclusión


Alinear las competencias específicas con las competencias clave en tu programación didáctica de Educación Infantil es fundamental para garantizar una enseñanza coherente con el currículo LOMLOE y centrada en el desarrollo integral del alumnado. Hemos visto que las competencias específicas definen qué deben saber hacer los niños en cada área, mientras que las competencias clave marcan las grandes habilidades transversales a lograr; unas son el medio y otras el fin, y ambas se complementan..


Lograr esta alineación sin perderse requiere, por un lado, comprensión teórica (diferenciar términos, entender la normativa) y, por otro, habilidad práctica (diseñar actividades significativas que conecten con ambos niveles de competencia). Siguiendo un enfoque paso a paso –desde conocer bien las competencias, planificar partiendo de las específicas, mapearlas con las clave, hasta diseñar actividades y evaluar– podemos integrar todo de manera natural en nuestras unidades didácticas.


En la preparación de oposiciones, demostrar esta capacidad te hará sobresalir. No se trata solo de cumplir con un requisito formal, sino de evidenciar que eres un docente capaz de programar con sentido pedagógico, pensando en formar niños y niñas competentes para la vida. Al alinear competencias específicas y clave, aseguras que cada juego, cada proyecto, cada cuento en tu aula tiene un propósito formativo claro y enlazado con los grandes objetivos educativos.


¿Y ahora qué? Te animo a revisar tu propia programación o unidades a la luz de lo aprendido. ¿Están tus actividades realmente vinculadas a competencias? ¿Podrías identificar en cada unidad qué competencias clave estás potenciando? Si descubres áreas de mejora, aplica los consejos dados: ajusta objetivos, enriquece actividades o explicita mejor esas conexiones. Verás cómo tu programación gana en solidez y originalidad.


Recuerda que no estás solo en este proceso: puedes apoyarte en la normativa vigente (reales decretos, perfiles de área), en cursos de formación, en tu preparador o en comunidades de opositores, para pulir estos detalles. Con dedicación y creatividad, alinear competencias se volverá casi automático y tu programación didáctica será realmente tuya, personalizada y bien fundamentada.


¡Manos a la obra! Prepara tus materiales, revisa tus unidades una a una y comprueba esas alineaciones. El esfuerzo vale la pena: estarás ofreciendo una educación infantil de calidad, competencial, significativa y centrada en el alumno, que es en el fondo lo que todos buscamos como docentes. Mucho ánimo y ¡a por la plaza!




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