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RELACION ENTRE COMPETENCIAS CLAVE Y OBJETIVOS GENERALES DE ETAPA EN EDUCACIÓN INFANTIL

Competencias Clave y Objetivos


La Ley educativa LOMLOE (Ley Orgánica 3/2020) ha traído importantes novedades al currículo de Educación Infantil. Si estás preparando oposiciones de maestro/a de Infantil o eres un docente interesado en las nuevas orientaciones, es fundamental entender cómo las competencias clave introducidas por la LOMLOE se relacionan con los objetivos generales de la etapa de Educación Infantil. Esta relación es crucial porque determina qué aprendizajes deben promoverse en el aula para lograr un desarrollo integral de los niños y niñas de 0 a 6 años. En este artículo informativo abordaremos, con rigor académico y lenguaje cercano, qué son las competencias clave según la LOMLOE, cuáles son los objetivos generales de la etapa infantil, y cómo se alinean ambos elementos para guiar la práctica educativa desde el primer nivel educativo.


Competencias clave en Educación Infantil según la LOMLOE


La LOMLOE introduce por primera vez las competencias clave en el currículo de Educación Infantil, considerando esta etapa el inicio del proceso de adquisición de las competencias que el alumnado seguirá desarrollando a lo largo de toda su escolaridad. Las competencias clave son conjuntos de conocimientos, habilidades, actitudes y valores que todo alumno debe comenzar a construir para afrontar con éxito los desafíos de la vida personal, social y académica del siglo XXI. Estas competencias tienen carácter transversal: se trabajan de forma integrada a través de todas las experiencias de aprendizaje, sin compartimentarse por áreas aisladas. No existe jerarquía entre ellas (todas son igualmente importantes) y se entrelazan en la actividad diaria del aula, favoreciendo el enfoque globalizado propio de la educación infantil.


¿Cuáles son las competencias clave? La Recomendación de la UE de 2018, adaptada por la LOMLOE, define ocho competencias clave para el aprendizaje permanente. En Educación Infantil, estas competencias se abordan de forma sencilla, lúdica y adecuada a la edad, sentando las bases de su desarrollo. Las 8 competencias clave que establece la LOMLOE (para todas las etapas, incluida Infantil) son:


  • Competencia en comunicación lingüística: Capacidad para expresarse y comprender mensajes de forma oral, escrita, gestual o a través de otros lenguajes, de manera adecuada a diferentes contextos. En Infantil se potencia mediante el diálogo, la escucha de cuentos, el juego simbólico y la interacción con adultos y otros niños, desarrollando vocabulario y habilidades de comprensión y expresión básicas.

  • Competencia plurilingüe: Habilidad para comunicarse en distintas lenguas, valorando la riqueza lingüística. En el segundo ciclo de Infantil suele iniciarse un contacto con una lengua extranjera (por ejemplo, canciones o juegos en inglés) de forma lúdica, sembrando la curiosidad por otros idiomas y culturas.

  • Competencia matemática y competencia en ciencia, tecnología e ingeniería: Supone comprender el mundo a través del pensamiento lógico-matemático y el método científico. En Infantil, los niños comienzan a explorar números, formas, patrones y relaciones sencillas, así como a observar fenómenos de su entorno natural. Estas experiencias –contar objetos, clasificar formas, experimentar con arena y agua, etc.– sientan las bases del razonamiento lógico y científico.

  • Competencia digital: Capacidad para usar de forma creativa, segura y responsable las tecnologías digitales. En Infantil, aunque no se busca un dominio técnico, sí se introduce a los niños de forma muy básica y supervisada en herramientas digitales (por ejemplo, juegos educativos en una tableta o actividades con la pizarra digital). Esto les familiariza con la tecnología y desarrolla destrezas como la interacción con imágenes y sonidos, siempre en un entorno controlado y adecuado a su edad.

  • Competencia personal, social y de aprender a aprender: Integra el desarrollo personal, las habilidades sociales y la capacidad de gestionar el propio aprendizaje. En esta competencia entran aspectos como conocer y valorar a uno mismo, autonomía personal, manejo de emociones, empatía, colaboración, así como aprender de la experiencia. En Educación Infantil se trabaja cuando los niños aprenden a compartir y jugar con otros, a seguir rutinas cotidianas (vestirse, recoger juguetes) de forma autónoma, a reconocer sus emociones y las de sus compañeros, y a adquirir confianza para explorar y aprender.

  • Competencia ciudadana: Es la capacidad para convivir en sociedad de forma responsable, participativa y respetuosa con los valores democráticos. En infantil se siembran sus bases enseñando a los niños valores cívicos como el respeto a los demás, la igualdad, la resolución pacífica de conflictos (por ejemplo, aprender a decir perdón, turnarse en los juegos, respetar las normas de clase). Aunque son muy pequeños para entender conceptos cívicos complejos, estas primeras experiencias les inician en la vida en comunidad y la empatía.

  • Competencia emprendedora: Relacionada con la iniciativa y la creatividad para convertir ideas en actos. En un nivel infantil, implica fomentar la imaginación, la curiosidad y la capacidad de actuar sobre su entorno. A través del juego, especialmente el juego simbólico (“jugar a ser…”), los niños practican la resolución de problemas sencillos, la toma de decisiones (“¿qué construyo con estas piezas?”) y la creatividad, todo lo cual cultiva una actitud emprendedora adaptada a su edad.

  • Competencia en conciencia y expresión culturales: Es la habilidad para apreciar, comprender y expresarse a través de las manifestaciones culturales (arte, música, literatura, patrimonio) y para valorar la diversidad cultural. En Infantil se promueve mediante actividades de expresión artística (dibujo, pintura, música, baile) y el contacto con tradiciones culturales (festividades, cuentos populares). Los niños aprenden a expresarse mediante el arte y el juego corporal, desarrollando su sensibilidad estética y entendiendo que existen diferentes formas de expresar ideas y sentimientos.


Todas estas competencias clave están presentes en Educación Infantil de forma global. En cada actividad diaria (un juego, una asamblea, una canción, una exploración del patio) suelen concurrir varias competencias a la vez. Por ejemplo, al plantar una semilla en clase: los niños comunican sus ideas (competencia lingüística), observan un fenómeno natural (competencia científica), trabajan juntos cuidando la planta (competencia social y ciudadana), utilizan quizás una lupa o fotos (competencia digital básica) y expresan su asombro dibujando el crecimiento (competencia cultural). Como vemos, el enfoque competencial de la LOMLOE busca un aprendizaje integral donde conocimientos, destrezas y actitudes se combinan en experiencias significativas.


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Objetivos generales de la etapa de Educación Infantil


Los objetivos generales de etapa son los logros o capacidades que se espera que los niños y niñas alcancen al finalizar la Educación Infantil (aproximadamente a los 6 años). Estos objetivos orientan la intervención educativa y están estrechamente vinculados a la adquisición de las competencias clave mencionadas. Es decir, cumplir con los objetivos de Infantil supone que el alumnado haya comenzado a desarrollar las competencias clave en su nivel inicial.


La Educación Infantil (0-6 años) contribuirá a desarrollar en los niños y las niñas las capacidades que les permitan lograr las siguientes metas (según el Real Decreto 95/2022, que establece el currículo mínimo de Infantil):


  • A) Conocer su propio cuerpo y el de los otros, descubriendo sus posibilidades de acción y aprendiendo a respetar las diferencias individuales.

  • B) Observar y explorar su entorno familiar, natural y social, desarrollando su curiosidad por el mundo que les rodea.

  • **C) Adquirir progresivamente autonomía en sus actividades habituales, tanto en el cuidado de sí mismos (alimentación, higiene, vestido) como en la toma de pequeñas decisiones cotidianas.

  • **D) Desarrollar sus capacidades emocionales y afectivas, identificando y expresando sus sentimientos, y comenzando a regular sus emociones básicas.

  • **E) Relacionarse con los demás en igualdad y adquirir progresivamente pautas básicas de convivencia y relación social; ejercitarse en la empatía y la resolución pacífica de conflictos, evitando cualquier tipo de violencia en sus interacciones.

  • **F) Desarrollar habilidades comunicativas en diferentes lenguajes y formas de expresión, incluyendo la expresión oral, gestual, plástica, musical y corporal, para poder comunicarse eficazmente.

  • **G) Iniciarse en las habilidades lógico-matemáticas, en la lectoescritura (aproximación a la lectura y la escritura), y en la expresión corporal a través del movimiento, el gesto y el ritmo, como base para futuros aprendizajes instrumentales.

  • **H) Promover, aplicar y desarrollar las normas sociales que fomentan la igualdad entre hombres y mujeres, adquiriendo valores de respeto y equidad de género desde la infancia.


Estos objetivos representan las grandes metas formativas de la etapa infantil. Cabe destacar que la LOMLOE ha reforzado la perspectiva de igualdad de género incorporando explícitamente el objetivo H, centrado en la coeducación y la no discriminación. En conjunto, los objetivos A hasta H abarcan el desarrollo físico, cognitivo, social, emocional y ético de los niños, alineándose con la finalidad de lograr un crecimiento integral y armónico en todas sus dimensiones.


Relación entre competencias clave y objetivos en Educación Infantil


Después de definir por un lado las competencias clave y por otro los objetivos de etapa, surge la pregunta central: ¿cómo se relacionan exactamente estos dos elementos? En la práctica educativa de Infantil, la relación es bidireccional y complementaria. Los objetivos generales marcan qué capacidades deben adquirir los niños, mientras que las competencias clave señalan qué tipos de habilidades y conocimientos se están desarrollando tras esas capacidades. Dicho de otro modo, cada objetivo de etapa contribuye al desarrollo de una o varias competencias clave, y a su vez el trabajo competencial en el aula permite alcanzar los objetivos propuestos. La LOMLOE concibe la educación infantil con un enfoque globalizado: los aprendizajes no se parcelan, sino que cada actividad contribuye simultáneamente a múltiples objetivos y competencias.


A continuación analizamos objetivo por objetivo cómo este se vincula con las competencias clave correspondientes:


Objetivo A: Conocer el propio cuerpo y respetar las diferencias


Este objetivo se relaciona principalmente con la competencia personal, social y de aprender a aprender. Al conocer su propio cuerpo, el niño desarrolla autoconocimiento y conciencia de sí (parte del crecimiento personal); al respetar las diferencias corporales o de capacidad en otros, cultiva empatía y habilidades sociales (componente social de la competencia). También refuerza la competencia en conciencia y expresión culturales, ya que valorar la diversidad humana y física es un aspecto cultural y de respeto a las identidades. En el aula, actividades como juegos de identificación de las partes del cuerpo, dinámicas sobre lo que cada uno puede hacer o las diferencias físicas (altura, color de pelo, etc.) ayudan a los pequeños a aceptarse a sí mismos y a los demás, sentando bases para la inclusión (competencia ciudadana en su dimensión de valores democráticos).


Objetivo B: Observar y explorar el entorno familiar, natural y social


Al explorar activamente su entorno, los niños ponen en práctica la competencia matemática y en ciencia, tecnología e ingeniería, ya que utilizan la observación, la experimentación y el pensamiento lógico para comprender el mundo. Por ejemplo, al salir al patio y explorar la naturaleza, están desarrollando su curiosidad científica: ¿qué pasa si mezclo agua y tierra? ¿qué insectos encuentro bajo una piedra? Asimismo, este objetivo contribuye a la competencia de aprender a aprender, porque fomenta la curiosidad, la iniciativa para investigar y el aprendizaje por descubrimiento. También involucra la competencia ciudadana en la medida que al explorar el entorno social (familia, escuela, barrio) aprenden sobre normas, roles y cultura de su comunidad. En suma, observar y explorar el mundo cercano desarrolla el pensamiento crítico infantil y siembra las primeras nociones científicas y sociales.


Objetivo C: Adquirir progresivamente autonomía en las actividades habituales


La autonomía personal que busca este objetivo es núcleo de la competencia personal, social y de aprender a aprender. Un niño autónomo (que empieza a comer solo, a vestirse, a recoger sus cosas) está ganando en confianza, autorregulación y responsabilidad, aspectos fundamentales de esa competencia. También se conecta con la competencia emprendedora, entendida en Infantil como iniciativa y capacidad de actuar: por ejemplo, decidir por sí mismo a qué jugar, intentar resolver un problema sencillo sin ayuda inmediata del adulto, etc., son comportamientos autónomos que anticipan la toma de iniciativa. Cada nuevo logro en autonomía (atarse los cordones, ir al baño solo, organizar su material) no solo cumple un objetivo de etapa sino que desarrolla la capacidad de aprender a aprender —el niño comprende que puede hacer cosas por sí mismo y aprende de sus propios intentos—. Esta creciente independencia es clave para enfrentar con seguridad los retos posteriores (por ejemplo, la transición a Primaria).


Objetivo D: Desarrollar las capacidades emocionales y afectivas


Este objetivo impacta de lleno en la competencia personal y social. Reconocer sus propias emociones (estar alegre, triste, enfadado) y empezar a gestionarlas adecuadamente es parte del desarrollo personal; a la vez, entender las emociones de los demás (afectivo y social) construye empatía. En la etapa infantil se trabajan dinámicas de educación emocional (identificar emociones con pictogramas, hablar sobre “cómo me siento”, aprender técnicas sencillas para calmarse) que fortalecen esa competencia. También enlaza con la competencia en conciencia y expresión culturales cuando los niños utilizan medios de expresión (dibujo, música, juego dramático) para expresar sus sentimientos. En definitiva, al cumplir este objetivo D, el alumnado está adquiriendo herramientas de inteligencia emocional que serán la base para su bienestar personal y para relacionarse sanamente con otros (componente social de varias competencias).


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Objetivo E: Relacionarse con los demás en igualdad, con empatía y resolviendo conflictos pacíficamente


Este objetivo tiene una clara correspondencia con la competencia ciudadana, ya que involucra la asimilación de valores democráticos fundamentales: la igualdad de trato, la no violencia, el respeto a las normas básicas de convivencia. Un niño que aprende a compartir juguetes, respetar turnos, ayudar a un compañero o resolver un conflicto hablando está practicando habilidades de ciudadanía adaptadas a su edad. Igualmente, desarrolla la competencia personal y social, pues la interacción con sus pares conlleva cooperación, regulación de impulsos y empatía (entender el punto de vista del otro). La capacidad de resolver conflictos pacíficamente también está relacionada con el pensamiento crítico y las habilidades de comunicación (parte de la competencia lingüística, al expresar sentimientos o negociar en un desacuerdo). Por tanto, el objetivo E integra aspectos sociales, cívicos y comunicativos: el niño aprende a vivir en sociedad desde el respeto y la equidad, lo que sienta las bases para la convivencia en etapas posteriores.


Objetivo F: Desarrollar habilidades comunicativas en diferentes lenguajes y formas de expresión


Este objetivo se vincula principalmente con la competencia en comunicación lingüística y con la competencia en conciencia y expresión culturales. Al fomentar que el niño se exprese en distintos lenguajes –hablado, gestual, plástico, musical, corporal– estamos desarrollando su capacidad comunicativa global. Por ejemplo, cuando un niño de Infantil relata un cuento con sus palabras, baila siguiendo la música, o muestra un dibujo a la clase explicando lo que hizo, está ejercitando la comunicación efectiva y la expresión creativa. La inclusión de “diferentes lenguajes” también puede relacionarse con la competencia plurilingüe, en el sentido de que en algunos contextos de infantil se les expone a vocabulario en otros idiomas o a la lengua de signos, ampliando su concepción de comunicación más allá de su lengua materna. En suma, cumplir el objetivo F significa que el niño puede comunicarse y expresarse de múltiples maneras, lo cual es la esencia de varias competencias clave: lingüística (dominio del lenguaje oral y comienzo del escrito), cultural (expresión artística) e incluso social (comunicar necesidades, sentimientos o ideas a otros).


Objetivo G: Iniciarse en habilidades lógico-matemáticas, lectoescritura y expresión a través del movimiento y el ritmo


Este objetivo abarca tres ámbitos distintos, cada uno con sus conexiones competenciales:


  • La iniciación lógico-matemática se corresponde directamente con la competencia matemática y científica. Cuando un niño de 5 años cuenta cuántos bloques apiló, reconoce formas geométricas o sigue un ritmo simple con palmas, está poniendo en juego nociones matemáticas básicas y pensamiento lógico. Estas actividades preparan el terreno para futuros aprendizajes en matemáticas y ciencias.

  • La iniciación en la lectura y la escritura conecta con la competencia en comunicación lingüística. Identificar letras, reconocer su nombre escrito, “leer” imágenes en un cuento o trazar garabatos que simulan escritura son primeros pasos de la alfabetización. Desarrollar estas destrezas iniciales de lectoescritura al final de Infantil contribuye a la competencia lingüística que será fundamental en Primaria.

  • El uso del movimiento, el gesto y el ritmo se relaciona con la competencia en conciencia y expresión culturales, ya que abarca la expresión corporal y musical. Bailes, juegos de coordinación, mímica y actividades rítmicas permiten a los niños expresarse con el cuerpo y desarrollar su psicomotricidad. Esto también incide en la competencia personal (el niño toma conciencia de su cuerpo en movimiento, mejorando su coordinación y autoestima al lograr nuevos retos físicos).


Por tanto, el objetivo G, al ser multidimensional, contribuye simultáneamente a varias competencias clave: la matemática/científica, la comunicativa lingüística y la cultural, sin olvidar que el componente de movimiento repercute también en el desarrollo personal y salud física (parte del crecimiento integral).


Objetivo H: Fomentar y aplicar normas sociales que promueven la igualdad de género


Este objetivo refuerza valores que son piedra angular de la competencia ciudadana. Al enseñar desde la infancia que niños y niñas son iguales en capacidades y derechos, y que deben respetarse mutuamente sin estereotipos, estamos inculcando principios de democracia e igualdad. Actividades como juegos no sexistas, cuentos coeducativos o modelos de comportamiento equitativo en el aula ayudan a los pequeños a internalizar la igualdad de género. A la vez, este objetivo está ligado a la competencia personal y social, porque crecer en un ambiente de igualdad y respeto permite que cada niño o niña desarrolle su identidad libre de prejuicios y aprenda a relacionarse de forma sana. Incluso podríamos decir que toca la competencia emprendedora en un sentido amplio, ya que promueve actitudes de iniciativa para cambiar su entorno hacia la justicia (por ejemplo, cuestionar “eso es de niñas o de niños” y entender que ambos pueden jugar a lo mismo). En definitiva, alcanzar el objetivo H implica que la escuela infantil está educando en valores de convivencia igualitaria, lo que repercute en la formación de futuros ciudadanos más justos y conscientes.


Como se puede apreciar, cada objetivo general de la etapa Infantil contribuye al desarrollo de varias competencias clave a la vez. La relación no es unívoca (no es que haya un objetivo por cada competencia); por el contrario, es una red donde un mismo objetivo toca aspectos de múltiples competencias, y cada competencia se nutre de varios objetivos. Por ejemplo, la competencia personal y social aparece asociada a objetivos tan diversos como el conocimiento del propio cuerpo (A), la autonomía (C), la educación emocional (D), la convivencia (E) o la igualdad de género (H). Esto refleja la naturaleza global e interdependiente del desarrollo infantil: las áreas de aprendizaje están conectadas y así lo están los objetivos y competencias.


Conclusión


En conclusión, las competencias clave de la LOMLOE y los objetivos generales de Educación Infantil están profundamente entrelazados, proporcionando juntos una hoja de ruta coherente para la educación de 0 a 6 años. Los objetivos de etapa marcan las metas de desarrollo integral (físico, cognitivo, social, emocional) que queremos lograr en cada niño, mientras que las competencias clave nos indican las habilidades y destrezas transversales que se están fomentando con esos logros. La LOMLOE refuerza esta conexión asegurando que desde Infantil se empiece a construir el perfil competencial del alumnado, algo que antes se hacía énfasis solo a partir de Primaria.


Para docentes y opositores, entender esta relación es esencial: significa que al programar actividades o unidades didácticas en Infantil, debemos pensar qué objetivo de etapa estamos abordando y simultáneamente qué competencia(s) clave estamos desarrollando con esa actividad. Por ejemplo, una actividad tan simple como un juego de construcciones puede estar contribuyendo al objetivo B (explorar el entorno) y G (nociones lógico-matemáticas), a la vez que desarrolla competencias como la matemática, la emprendedora (creatividad) y la social (si trabajan en equipo).


Animamos al lector a profundizar en cada competencia y objetivo al elaborar programaciones didácticas o preparar la defensa de la programación en las oposiciones. Asegúrate de utilizar un lenguaje competencial al justificar tus actividades: explica cómo tus propuestas en el aula infantil no solo cumplen un objetivo curricular, sino que también movilizan competencias clave en los niños. Esta visión integrada enriquecerá tu práctica docente y garantizará que la educación infantil siga siendo esa etapa fundamental donde, jugando y experimentando, se ponen los cimientos de todas las competencias para la vida.



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