Cómo usar los cuentos como eje vertebrador de tu situación de aprendizaje de educación infantil

Los cuentos infantiles son un recurso didáctico altamente transversal que favorece el desarrollo integral de los niños y niñas, pues permiten trabajar conjuntamente las diferentes áreas curriculares. Según la normativa española, el currículo de Educación Infantil se estructura en tres grandes áreas –“Conocimiento de sí mismo y autonomía personal”, “Conocimiento del entorno” y “Lenguajes: comunicación y representación”– que deben enseñarse de forma conjunta e integrada . Así, por ejemplo, al introducir un cuento sobre animales del bosque se abordan simultáneamente aspectos del entorno natural, vocabulario y expresión oral, conceptos matemáticos (cantidad de animales, formas de objetos) y el ámbito emocional (miedos, protección, empatía), promoviendo aprendizajes significativos en contextos reales

Los expertos coinciden en que casi cualquier cuento contiene elementos de todas las áreas de aprendizaje. Por ejemplo, Saá Rojo (2002) señala que “casi todos los cuentos sirven para trabajar los conceptos matemáticos”, pues en las historias aparecen cantidades, órdenes y patrones que los niños asimilan naturalmente . Además, los cuentos enriquecen el lenguaje oral y escrito, estimulan la imaginación, transmiten valores y ayudan a gestionar las emociones Por ello, planificar situaciones de aprendizaje integradas en torno a un cuento permite diseñar actividades diversificadas y motivadoras: lectura y narración para el lenguaje, juegos de roles para la expresión y la creatividad, experimentos sencillos para ciencia o conocimiento del entorno, ejercicios de conteo y formas para matemáticas, así como debates y dinámicas para el bienestar socioemocional.

1. Los tres cerditos.

• Narración y vocabulario (Lenguaje y Comunicación): Se lee en asamblea el cuento clásico “Los tres cerditos”. Los niños comprenden la secuencia de la historia y enriquecen su vocabulario (por ejemplo: ladrillo, paja, madera, soplar). Se realizan preguntas orales sobre los personajes y el entorno (la casa de cada cerdito, el bosque, el lobo) para fomentar la comprensión auditiva y la expresión oral. También se pueden inventar finales alternativos para estimular la imaginación.

• Construcción y Experimentos (Ciencias y Conocimiento del Entorno): A partir del cuento, se realizan experimentos sencillos: se construyen tres casitas con paja (palos de helado o paja de cereal), con palillos o ramitas (simulando madera) y con pequeños ladrillos de arcilla o bloques. Se sopla con fuerza sobre cada casita para comprobar cuál resiste mejor (materiales resistentes vs. frágiles). Esta actividad introduce a los niños conceptos básicos de propiedades de los materiales (ligero vs. duro), causas y consecuencias (“el lobo sopla y la casa vuela”), y hace más tangible la idea del entorno construido

• Resolución de problemas y matemáticas: Los niños comparan las casitas construidas. Se cuentan elementos: ¿cuántos palillos tiene la casa de madera?, ¿cuántos ladrillos la de barro? Se introducen nociones espaciales y geométricas: la casa de barro es un cubículo, la de paja es rectangular, se dibujan sus formas en papel. Se juega con nociones de tamaño (“¿quién tiene la casa más grande?”), cantidad (“si el lobo voltea la casa de paja, ¿cuántos palitos quedaron en el suelo?”). Estas tareas trabajan el lenguaje matemático (cantidad, forma, medida) integrado con la historia

• Psicomotricidad y dramatización (Representación y Bienestar Emocional): Se realiza una dramatización del cuento, con algunos niños haciendo de cerditos y otro del lobo. Esto permite trabajar la expresión corporal, las emociones (miedo ante el lobo, alegría al final) y la empatía (“¿cómo crees que se sintió el cerdito cuando su casa voló?”). También se incluyen actividades de psicomotricidad: por ejemplo, juegos de soplar burbujas simulando el soplido del lobo, fortaleciendo el control de la respiración.

• Arte y creatividad (Lenguaje Artístico): Cada niño dibuja a su cerdito preferido o diseña una nueva casa usando los materiales encontrados (hojas, cartulina, pinturas). Se puede hacer un mural colectivo con la escena del bosque donde vivían los cerditos. También se emplean juegos de manipulación plástica: modelado de barro para hacer pequeños ladrillos, collage con palitos y algodón (paja). Estos talleres plásticos integran el lenguaje artístico y refuerzan el reconocimiento de texturas y colores.

En este proyecto los cuentos de los Cerditos y versiones similares son idóneos: además de la tradición clásica, existen adaptaciones con distintos finales y personajes que sirven para reforzar aspectos sociales (cooperación, protección mutua). De este modo se cubren contenidos de “Conocimiento del entorno” (materiales naturales y artificiales), “Lenguajes” (narración, vocabulario), “Desarrollo personal” (superar miedos) y “Matemáticas” (conteo, formas). Como ilustra un estudio, leer un cuento y practicar conceptos geométricos con juegos manipulativos logra conexiones matemáticas en los niños.

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2. La oruga glotona: ciencias naturales, matemáticas y días de la semana

• Lectura y comprensión (Lenguaje): Se lee “La oruga muy hambrienta” de Eric Carle. Los niños escuchan cómo la oruga come cada día frutas, identifican los nombres de los alimentos y los días de la semana. Se fomenta la participación preguntando qué alimentos les gustan a ellos. Esto amplía vocabulario (días: lunes, martes…; frutas: manzana, pera, fresa, etc.) y refuerza la conciencia narrativa (inicio, nudo, desenlace: oruga → crisálida → mariposa).

• Matemáticas: conteo y secuencias: Tras la lectura, se realizan juegos de conteo con objetos. Por ejemplo, se piden “coloca 3 manzanas rojas” y se repite con la secuencia de la historia (1 fruta el lunes, 2 el martes, 3 el miércoles, etc.). Los niños practican la cuenta regresiva y ascendente, y diferencias de cantidad. También se trabaja la clasificación (“Coloca todas las frutas verdes juntas”), introduciendo nociones de conjuntos. Se pueden usar calendarios para contar los días o fichas numéricas.

• Ciencias (Vida y naturaleza): A partir de la metamorfosis de la oruga a mariposa, se aborda el ciclo de vida de los insectos. Se observan imágenes de etapas: oruga, crisálida, mariposa, relacionándolas con su transformación. Con material didáctico o kits de orugas reales (si el centro dispone), los niños ven el ciclo in situ. También se tratan hábitos alimenticios saludables: se comparan las frutas del cuento con alimentos del aula, resaltando la importancia de comer variado.

• Expresión artística y sensorial: Los niños crean su propia mariposa con distintos materiales (papel, pintura, trozos de papel de seda). Pueden decorarla mientras recuerdan los colores de las frutas que la oruga comió. Se incluye una actividad musical: aprender una canción o rima sobre los días de la semana, integrando el contenido del cuento. Además, se dramatiza la historia con pañuelos de colores para simular el vuelo de la mariposa, trabajando coordinación y la conciencia corporal.

• Bienestar emocional y social: Se reflexiona sobre el crecimiento y los cambios (“¿alguna vez te has sentido pequeño y luego grande como la oruga-mariposa?”). Se enfatiza el sentimiento de logro y renovación (la mariposa saliendo de la crisálida) para hablar de la autoestima y la superación de retos (por muy pequeño que empieces, puedes llegar a ser grande y fuerte). También se utiliza la historia para fomentar la curiosidad por la naturaleza: la atención al ciclo vital de los seres vivos desarrolla empatía hacia los seres que comparten el entorno.

En esta situación de aprendizaje el cuento “La oruga glotona” vertebra actividades de conocimiento del entorno (naturaleza, alimentación, ciclos biológicos), matemáticas (conteo, días, orden numérico) y arte (colores, música), junto con la práctica del lenguaje oral y la imaginación . Es un claro ejemplo de cómo un relato sencillo enriquece varias competencias: lingüística (nombrar objetos y días), matemático-científica (observación y conteo), y artístico-expresiva (representar libremente). Este enfoque coincide con la idea de que los lenguajes y contenidos deben abordarse de forma integrada .

3. Caperucita Roja: valores, espacio y expresión

• Narración compartida (Lenguaje y Comunicación): Se cuenta la historia de “Caperucita Roja”. Los niños participan señalando elementos del cuento (bosque, abuelita, lobo) en imágenes. Se trabajan vocabulario básico (cesta, carita, caperuza, etc.) y estructuras de preguntas (“¿por qué la mamá advierte a Caperucita sobre el bosque?”). Leer este cuento familiar ayuda a que los niños conecten con historias conocidas, fomentando su gusto por la lectura.

• Orientación espacial y cognición del entorno: Basado en el cuento, se hace un juego de orientación en el aula o patio: diseñar un sencillo “mapa” del bosque con caminos (puede trazarse con cinta adhesiva en el suelo). Los niños siguen rutas para llevar “la cesta” de la abuelita, reconociendo direcciones (izquierda, derecha) y secuencias de pasos (recto, girar). Esto introduce nociones de espacio, trayecto y localización. Además, se identifican elementos de la naturaleza (árboles dibujados en papel, flores de papel construidas), integrando contenidos de ciencia (“¿qué animales viven en el bosque?”).

• Emociones y valores (Bienestar Emocional y Convivencia): Se reflexiona sobre las emociones de Caperucita y el lobo. Los niños hablan de situaciones parecidas (“¿qué sienten cuando se pierden en un lugar nuevo?”). Se resaltan valores como obedecer indicaciones de los adultos y no hablar con extraños, adaptándolo a la convivencia y la seguridad personal. Con títeres o juegos de rol, se representan sentimientos (miedo, curiosidad, gratitud) y se refuerza el respeto hacia los demás (por ejemplo, ayudar a abuelita enferma). Además, se puede hacer una actividad de identificación de emociones: cada niño elige un color o dibujo para expresar cómo se sentiría en distintas partes del cuento.

• Matemáticas y lógica: Se aprovecha la escena de la casa de la abuelita para trabajar conceptos numéricos y lógicos. Por ejemplo, se puede contar el número de pasos que da Caperucita desde su casa hasta la abuela (usando pequeños bloques por cada paso). Otro juego consiste en ordenar tarjetas con imágenes de escenas del cuento (vestir a Caperucita: capa roja, cesta, flores) estableciendo secuencias lógicas y orden alfabético (clasificar palabras del cuento). Se discute la noción de más rápido / más lento: la liebre y la tortuga como comparativa de velocidad con los personajes del cuento.

• Arte y dramatización (Representación y Lenguajes Artísticos): En taller creativo, los niños hacen máscaras o dibujos del lobo, la niña y la abuela, fomentando la expresión plástica. Se representaría la historia mediante marionetas o dramatizaciones simples, integrando el lenguaje corporal y teatral. Esta actividad no solo refuerza la creatividad, sino que les ayuda a expresar ideas y emociones mediante el juego simbólico, un recurso privilegiado para el desarrollo personal .

Con “Caperucita Roja” trabajamos contenidos de expresión lingüística (narración, vocabulario), conocimiento del entorno (bosque, huerto de flores) y salud (hábitos de obediencia, alimentación si se adapta con la comida del lobo). También se estimulan los aspectos matemáticos más básicos (conteo de pasos, comparación de tamaños) y se aborda el aspecto emocional en convivencia (empatía, cuidado del otro). Así, el cuento sirve de catalizador para integrar vivencias afectivas con aprendizajes lógicos y prácticos.

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4. El monstruo de colores: emociones y creatividad

• Descubrimiento de emociones (Bienestar Emocional): Se lee el cuento moderno “El monstruo de colores”. Cada color del monstruo representa una emoción (alegría, tristeza, ira, miedo, calma). Con apoyo de láminas o un libro manipulable, los niños identifican y nombran esas emociones. Se trabaja la autoexpresión afectiva preguntando cuándo han sentido cada emoción, y asociando colores con estados de ánimo (“azul = triste”). Esto fortalece la alfabetización emocional: hablar de lo que se siente, aprender a regularlo y empatizar con los demás, objetivos esenciales del currículo.

• Lenguaje y comunicación: Además de vocabulario emocional (“feliz, contento, enfadado…”), se fomenta la comunicación oral. Los niños narran situaciones cotidianas donde se han sentido como el monstruo de cierto color, desarrollando la expresión verbal. Se promueve la escucha activa y el respeto a turnos al compartir experiencias, trabajando la comunicación interpersonal.

• Actividades artísticas y sensoriales (Lenguaje Plástico y Musical): A través de talleres creativos, pintan su propio monstruo usando los colores correspondientes a las emociones. También se pueden colorear mandalas o dibujar escenas del cuento. En música, se aprende una canción sencilla que asocia cada emoción con un ritmo o movimiento (por ejemplo, aplaudir alegre, balancearse tranquilo cuando habla de calma), integrando la expresión sonora y corporal. Estas actividades artísticas ayudan a materializar los contenidos abstractos de las emociones de forma lúdica.

• Pensamiento lógico (Matemáticas y Conocimiento del Entorno): El cuento se usa para estructurar actividades de clasificación: por ejemplo, agrupar objetos o imágenes de colores según el estado de ánimo (algo rojo puede indicar ira, algo amarillo alegría, etc.). Esto implica atención a atributos (color, tamaño), comparaciones y patrones, que son bases del razonamiento matemático. Adicionalmente, se puede usar la narrativa para elaborar gráficas simples: “¿Qué color/paso del monstruo nos gusta más?” y contarlas para ver cuál es el más elegido por la clase.

• Juegos de roles y actividades cooperativas (Representación y Socialización): Se dramatiza el cuento con títeres de colores, permitiendo a los niños representar la historia y explorar las transiciones de estados. Al crear sus cuentos grupales sobre un monstruo y sus emociones, trabajan habilidades sociales (colaboración, turnos, consenso). Así se integran contenidos de “Conocimiento de sí mismo” (autonomía al expresarse) y de convivencia (empatía, respeto).

En esta propuesta, el cuento “El monstruo de colores” vertebra actividades destinadas a la educación emocional, al tiempo que integra arte, comunicación y razonamiento básico . Aborda el área de “Desarrollo personal” (autoconocimiento y regulación emocional) y conecta con “Lenguajes” al motivar la expresión oral y artística. La combinación de elementos lúdicos (colorear, cantar, dramatizar) y reflexivos (nombrar emociones) ejemplifica cómo un cuento puede articular múltiples aprendizajes de manera coherente.

En resumen, usar los cuentos como eje vertebrador en situaciones de aprendizaje permite integrar áreas curriculares diversas en torno a una experiencia común. Cada cuento seleccionado (clásico o contemporáneo) sirve de hilo conductor para planificar actividades de lenguaje, comunicación, expresión artística, matemáticas, ciencias, exploración del entorno y desarrollo emocional. Este enfoque global favorece la motivación y la comprensión profunda, pues el niño aplica lo aprendido en contextos narrativos significativos . Tal y como indica la legislación educativa, el docente planifica las unidades didácticas considerando todos los ámbitos del currículo de forma holística , y los cuentos constituyen una herramienta ideal para lograrlo.

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