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El arte de estudiar Oposiciones cuando no tienes ganas: Consejos prácticos

Foto del escritor: OPOSICIONES INFANTILOPOSICIONES INFANTIL


¡Hola a tod@s! Hoy quiero conversar acerca de un tema que todos enfrentamos más a menudo de lo que nos gustaría admitir: los días que sencillamente no queremos estudiar para nuestras oposiciones.


¿Te suena familiar? ¿Ese sentimiento de apatía inmenso cuando la idea de hurgar en tus temarios de Oposiciones de Educación Infantil aparece en tu mente? ¿Cómo, repentinamente, ordenar el armario o incluso sacar la basura parece más atractivo que entregarte a la tarea de aprendizaje? Si te identificas, este artículo es para ti.


Aquí, quiero compartir contigo algunas claves que te ayudarán a alcanzar tus metas de estudio, incluso en esos días que ni rastro de motivación tienes para estudiar. Con estos consejos no solo conseguirás rendir en tus oposiciones, sino que podrás aplicarlos en todos los aspectos de tu vida.


¡Advertencia! Llega un momento crítico en la preparación de oposiciones cuando la motivación original disminuye. En este punto, muchos opositores fallan. Aquí es donde te defines; si superarás las dificultades y seguirás luchando, o si te rendirás, comenzarás a procrastinar y a arriesgar tus oposiciones.


Pero ¿es posible estudiar y prepararte para aprobar las oposiciones de Educación Infantil en los días que no te apetece estudiar? Sí, siempre que sepas cómo. Por eso es crucial que sigas leyendo este artículo. Aplicar estos consejos te ayudará a avanzar tus estudios, sin importar tu nivel de motivación. ¡Manos a la obra!



Limita la duración de tu sesión de estudio


Entra en acción un concepto revolucionario: la limitación de la duración de tus sesiones de estudio. ¿Parece contradictorio, verdad? Siempre hemos pensado que más horas dedicadas a la preparación de nuestras oposiciones se traducen en mejores resultados. Sin embargo, diversos estudios y la experiencia de múltiples opositores exitosos demuestran lo contrario.


La estrategia es sencilla: optar por sesiones de estudio cortas pero altamente eficientes. Podríamos hablar de bloques de 30 minutos, por ejemplo. ¿Y por qué es tan relevante este enfoque?


Para empezar, este método tiene un impacto profundo en tu nivel de concentración. Cuando estamos conscientes de que tenemos un tiempo limitado para estudiar, por naturaleza, nos esforzamos más por prestar atención y aprovechar al máximo ese período. Es como cuando intentas exprimir toda la diversión de las últimas horas de tus vacaciones, pues sabes que pronto estarás de regreso a la rutina. Apliquemos este mismo concepto al estudio. Cada minuto cuenta y no debemos perderlo divagando o distrayéndonos con pensamientos irrelevantes.


Además, estas sesiones limitadas te ayudan a combatir la apatía. Saber que tienes adelante una jornada de ocho horas de estudio puede parecerte una montaña demasiado alta para escalar. Pero, si te enfrentas a la tarea en pequeños tramos, se convierte en un reto mucho más accesible. Los grandes logros se construyen ladrillo tras ladrillo.


Si aún tienes dudas, vamos a poner un ejemplo práctico. Imagina que hoy te toca estudiar un tema especialmente denso y complejo de las oposiciones de Educación Infantil. Si te abrumas pensando en pasar toda tu tarde hundiéndote en ese mar de información, es muy probable que aparezca la apatía.


Pero, ¿qué ocurriría si en lugar de eso decides dividir tus estudios en sesiones de 30 minutos con breves descansos entre cada bloque? Seguramente te sentirías más animado y dispuesto a enfrentar la tarea. Y lo más importante: en cada sesión, tu concentración sería mayor, reteniendo más información y comprendiendo mejor los conceptos.


Sí, en efecto, limitar la duración de tus sesiones de estudio puede convertirse en un arma poderosa para combatir esos días en que la motivación parece haber hecho las maletas. ¡Calienta el cronómetro y añade este truco a tu estrategia de estudio!


No te centres en los resultados.


Aquí vamos a afrontar una verdad muy importante, aunque a veces olvidada: no te obsesiones con los resultados. Parece una afirmación sencilla, pero su transgresión es provocada por un enfoque incorrecto del camino del conocimiento.


Suele ser común que como opositores nos centremos en conseguir esa plaza que tanto deseamos, en superar esas oposiciones de Educación Infantil con la máxima nota, y eso puede convertirse en una fuente de estrés y ansiedad. Empiezas a ver los libros y cuadernos como un obstáculo entre tú y tu meta y cada error o duda aumenta la presión.


En cambio, te propongo un enfoque radicalmente diferente. Imagina que el conocimiento es un viaje. Cada tema de tu oposición es una ciudad diferente a visitar. Cada ciudad contiene su arquitectura única, su propia comida, su propio ritmo de vida. Trata de disfrutar de la belleza y singularidad de cada lugar. En lugar de ver cada tema como un obstáculo a superar, trátalo como una oportunidad para explorar una nueva ciudad en tu viaje.


Por ejemplo, te toca estudiar sobre la psicología del aprendizaje en la infancia. Podrías obsesionarte con memorizar todos los nombres de los teóricos, fechas y teorías, agobiándote en el proceso. O en cambio, podrías maravillarte con las formas asombrosas en las que la mente de un niño se desarrolla, aprender a entender un poco más su mundo y apreciar la complejidad y belleza de su proceso de aprendizaje. Esto no solo hará que tu estudio sea más agradable, sino que el sentido de curiosidad y asombro te ayudará a recordar lo que estás estudiando.





No te centres en la línea de meta tanto que te pierdas todo el paisaje a tu alrededor. No se trata de correr desesperadamente hacia la cima, sino de apreciar la subida, cada obstáculo superado, cada descubrimiento a lo largo del camino. El conocimiento no es simplemente un destino, es todo el camino que recorres para llegar allí, y cada paso cuenta.


Entonces, la próxima vez que te sientas abrumado por la magnitud de lo que tienes que aprender, recuerda: disfruta del viaje. Tu meta final, aprobar tus oposiciones, será simplemente un recordatorio del increíble viaje que emprendiste para llegar allí.


Toma un momento para ti.


En este mundo acelerado y agitado, se torna crucial que reconocer un hecho que frecuentemente es dejado de lado: La importancia de detenernos y darnos un momento para nosotros mismos.


Vivimos en una sociedad que celebra la ocupación constante como si fuese un premio y a menudo somos rápidos en olvidarnos de nosotros mismos para agradar o satisfacer a los demás, lo que no se nos suele decir es que cada vez que ignoramos nuestras propias necesidades y deseos, nos estamos pasando por alto a nosotros mismos.


Por tanto, humanamente es esencial que te tomes un momento para ti: concédete el lujo de relajarte, de ejercitarte, de sumergirte en las páginas de un libro que te guste. Da igual lo que elijas hacer siempre y cuando sea algo que te haga feliz y te permita desconectar de las obligaciones y presiones cotidianas.


Podría parecer frívolo o incluso una pérdida de tiempo, pero ¿qué ocurre cuando "gastamos" ese tiempo en nosotros mismos? Lo que pasa es que ganamos claridad mental, nuestro estado de ánimo mejora, nos volvemos más productivos y, lo más importante, nos sentimos restaurados. Este acto sencillo puede ser la chispa que reavive nuestra energía y nos proporcione una nueva perspectiva sobre nuestras responsabilidades y desafíos.


Por ejemplo, digamos que has tenido una jornada intensa de estudio. Tu mente está agotada y sientes que no puedes asimilar ni una información más. En este punto, podrías elegir mantener la frente en alto y continuar estudiando, pero probablemente este esfuerzo no será demasiado efectivo. En cambio, si decides dar un paseo, hacer yoga o perderse en una novela de misterio, podrías encontrar que cuando vuelvas a tus libros de texto, estás más enfocado y listo para asimilar nuevo material.


Eres tu propia riqueza. No te pases por alto. No importa cuán ocupado estés, siempre habrá una forma de recuperar parte de tu tiempo para ti. Prioriza tu bienestar porque cuando te sientes bien contigo mismo, puedes enfrentar tus desafíos con más claridad. Toma un respiro, escucha tu voz interior y recuerda: tu jornada rumbo a las oposiciones también merece tener momentos de tranquilidad.


Acepta las emociones negativas


Cuando nos encontramos en la situación de no tener ganas de estudiar oposiciones, es importante comprender que es normal sentir frustración y falta de motivación. No siempre estamos en nuestro mejor estado de ánimo y eso está bien. Sin embargo, lo que podemos hacer es aceptar esas emociones negativas y aprender a lidiar con ellas de manera productiva.


En primer lugar, es fundamental reconocer que la frustración y la falta de motivación son parte del proceso. Es normal sentirse abrumado o desmotivado en algún momento, especialmente cuando nos enfrentamos a tareas que requieren un esfuerzo considerable, como estudiar oposiciones. Aceptar estas emociones como parte de nuestra experiencia nos permite no luchar contra ellas, sino aprender a trabajar a pesar de ellas.


Una forma efectiva de hacer frente a estas emociones es establecer metas realistas y alcanzables. En lugar de pensar en el estudio como una tarea abrumadora y sin fin, podemos dividirlo en pequeñas metas diarias o semanales. Por ejemplo, podríamos establecer el objetivo de estudiar durante un tiempo determinado cada día o terminar de revisar un tema específico. Al establecer metas alcanzables, nos motivamos al ver nuestro progreso y nos resulta más fácil mantenernos enfocados incluso cuando no tenemos muchas ganas de estudiar.


Además, encontrar una rutina de estudio que funcione para nosotros puede marcar la diferencia. Todos somos diferentes y lo que a uno le funciona puede no funcionar para otros. Algunas personas prefieren estudiar temprano en la mañana, mientras que otras se concentran mejor por la noche. Es importante experimentar y encontrar el momento del día en el que nos sintamos más motivados y concentrados. Además, crear un ambiente de estudio tranquilo y libre de distracciones puede ayudarnos a mantenernos enfocados y aumentar nuestra motivación.


Por otro lado, recordar el propósito y la importancia de nuestras metas también puede ser muy impactante. Si estamos estudiando oposiciones, es porque tenemos un objetivo en mente, ya sea mejorar nuestra carrera profesional o lograr un cambio en nuestra vida. Mantener en mente ese propósito y visualizar los beneficios que obtendremos al superar este desafío nos puede ayudar a encontrar la motivación incluso cuando no tengamos muchas ganas de estudiar.



Varía tu entorno de estudio


Esto significa no estar siempre en el mismo lugar, sino buscar diferentes espacios en los que podamos concentrarnos y sentirnos revitalizados.


Estar constantemente en el mismo lugar de estudio puede resultar monótono y aburrido, lo que puede contribuir a nuestra falta de motivación. En cambio, al cambiar nuestro entorno de estudio, podemos generar una sensación de novedad y frescura, lo cual nos ayudará a sentirnos más enérgicos y dispuestos a abordar nuestras tareas de estudio.


Por ejemplo, si normalmente estudiamos en casa, podríamos optar por estudiar en una biblioteca, en una cafetería tranquila o incluso al aire libre en un parque. Estos lugares ofrecen una atmósfera diferente y estimulante, lo que puede activar nuestra concentración y motivación. Además, explorar diferentes entornos de estudio nos permite descubrir cuál nos resulta más cómodo y productivo, brindándonos la oportunidad de adaptar nuestras sesiones de estudio de acuerdo a nuestras preferencias.


Otra manera de variar nuestro entorno de estudio es cambiar la disposición de los objetos y materiales con los que trabajamos. Por ejemplo, si normalmente estudiamos con el libro de oposiciones y un cuaderno, podríamos experimentar con el uso de resaltadores de colores, notas adhesivas o mapas mentales. Introducir elementos visuales y tangibles en nuestro entorno de estudio puede hacerlo más interesante y estimulante, lo cual impactará positivamente en nuestra motivación.


Además, podemos aprovechar la tecnología para cambiar nuestro entorno de estudio. Exist persona que encuentran útil utilizar aplicaciones o programas de estudio que ofrecen recursos interactivos, vídeos explicativos o actividades de repaso. Estas herramientas digitales nos permiten adaptar nuestro entorno de estudio a nuestra manera de aprender y nos proporcionan una experiencia de estudio más dinámica.






Levanta de la silla y sal a caminar/correr


El ejercicio físico tiene una influencia poderosa en nuestro estado de ánimo y nivel de energía. Al mover nuestro cuerpo y elevar nuestra frecuencia cardíaca, liberamos endorfinas, las cuales son neurotransmisores responsables de generar sensaciones de bienestar y felicidad. Estas endorfinas actúan como un "impulso" para nuestra mente, ayudándonos a superar la falta de motivación y recargando nuestra energía mental.


Por ejemplo, si nos encontramos en medio de una sesión de estudio y notamos que nuestra concentración se desvanece y nuestra motivación disminuye, podemos tomar unos minutos para levantarnos de la silla y dar un paseo por el vecindario. Durante este tiempo, podemos buscar un ritmo de caminata o carrera que nos resulte cómodo y agradable. Al hacerlo, estaremos realizando ejercicio físico y permitiendo que nuestros pensamientos y emociones se despejen. Al regresar a nuestra área de estudio, nos sentiremos más alertas y preparados para retomar nuestras tareas académicas.


Además de los beneficios a nivel emocional, el ejercicio físico también tiene un impacto positivo en nuestra capacidad de concentración y rendimiento cognitivo. Estudios han demostrado que la actividad física regular mejora las funciones cerebrales como la memoria, la atención y la capacidad de aprendizaje. Por lo tanto, no debemos subestimar la importancia de incluir el ejercicio físico en nuestra rutina de estudio.


Puede parecer contra intuitivo dedicar tiempo al ejercicio cuando ya sentimos que no tenemos suficiente tiempo para estudiar. Sin embargo, al ejercitarnos, estamos invirtiendo en nuestra salud física y mental, lo cual se traducirá en una mayor eficiencia y calidad en nuestro tiempo de estudio. Incluso si disponemos de pocos minutos, un breve paseo al aire libre o una rutina rápida de ejercicios en casa pueden marcar la diferencia en nuestra motivación y bienestar general.



Pequeñas recompensas


Después de una sesión de estudio exitosa, premiarte a ti mismo añade un estímulo positivo a tu tarea.


Las recompensas pueden ser cualquier cosa que te haga sentir bien y te motive a seguir adelante. Por ejemplo, podrías permitirte un pequeño descanso para disfrutar de tu comida o bebida favorita, ver un episodio de tu serie favorita, jugar videojuegos, salir a dar un paseo o tomar un baño relajante. Estas recompensas actúan como un recordatorio de que tu trabajo duro está siendo reconocido y te ayudan a mantener la motivación a largo plazo.


Es importante establecer metas claras y específicas para poder premiarte de manera adecuada. Puedes establecer metas diarias, semanales o por tareas completadas. Por ejemplo, si tienes un objetivo de estudiar durante cierta cantidad de tiempo o terminar de revisar un determinado tema, puedes establecer que solo recibirás la recompensa después de cumplir con dicho objetivo. De esta manera, las recompensas se convierten en una especie de incentivo para mantenerte enfocado y esforzarte en tu estudio.


Además, es importante que las recompensas sean proporcionales al esfuerzo realizado. Si has dedicado mucho tiempo y esfuerzo a tu estudio, la recompensa debe ser algo significativo que realmente te motive y te haga sentir bien. Por otro lado, si has logrado una meta más pequeña, la recompensa puede ser algo más sencillo pero igualmente gratificante. Adaptar las recompensas a tus objetivos y esfuerzos te ayudará a mantener un equilibrio entre el trabajo y el disfrute, lo cual incrementará tu motivación.


No olvides que las recompensas deben formar parte de un sistema de estudio equilibrado. No se trata de dar recompensas constantemente sin realizar el trabajo necesario. Las recompensas deben ser merecidas y proporcionales al tiempo y esfuerzo invertidos. De esta manera, te motivarás a trabajar duro y a ganarte las recompensas, lo que generará una sensación de logro y satisfacción en tu camino hacia la preparación de las oposiciones.


Recordemos que la constancia es la clave para aprobar las oposiciones. Así que, no importa cuántas veces te caigas o cuántos días tengas sin ganas de estudiar, lo importante es cuántas veces te levantas y sigues luchando. Recuerda, los días difíciles también forman parte del proceso y la clave está en aprender a trabajar con ellos y no en contra de ellos. ¡Ánimo, futuros maestros de Educación Infantil!


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