Tipos de Supuestos Prácticos en las Oposiciones de Educación Infantil y Cómo Resolverlos. Guía completa. Incluye video-podcast
- OPOSICIONES INFANTIL
- 18 mar
- 19 Min. de lectura
Actualizado: 19 mar

En las oposiciones de Educación Infantil, la prueba de supuestos prácticos tiene una importancia capital. Junto al tema teórico, este ejercicio práctico suele ser decisivo, pues evalúa la capacidad del aspirante para aplicar su formación pedagógica en situaciones reales del aula. De hecho, se trata de una prueba en la que el opositor debe demostrar el dominio de los conocimientos teóricos de la especialidad y las habilidades técnicas correspondientes, organizando una respuesta educativa adecuada ante un caso concreto. En otras palabras, el tribunal plantea un escenario hipotético relacionado con la vida diaria en un aula de Infantil, y espera que el candidato ofrezca una intervención didáctica fundamentada y eficaz.
¿Qué se evalúa en esta prueba? Principalmente, la habilidad del futuro maestro para transformar teoría en práctica. El opositor debe mostrar competencias de planificación, conocimiento de la legislación educativa vigente, manejo de metodologías activas, capacidad para resolver conflictos y atender a la diversidad, entre otras. Los examinadores valoran la perspectiva didáctica, organizativa y profesional de la propuesta, así como que las estrategias educativas estén en consonancia con el currículo oficial de la etapa . Por ejemplo, estos supuestos suelen poner a prueba aspectos clave como la programación de actividades, la gestión del aula, la inclusión educativa o la colaboración con las familias. En suma, un buen desempeño en la prueba práctica de oposiciones de Infantil evidencia que el candidato no solo conoce la teoría, sino que sabe cómo aplicarla en situaciones cotidianas de la escuela.
A continuación, examinamos los tipos de supuestos prácticos más frecuentes en Educación Infantil y ofrecemos consejos y estrategias para su resolución.
Tipos de Supuestos Prácticos en Educación Infantil
En la oposición de Maestro de Infantil pueden plantearse multitud de casos prácticos. No obstante, suelen repetirse ciertos escenarios tipo que abarcan las situaciones más relevantes de la etapa 0-6 años. Entre los supuestos prácticos en las oposiciones de Educación Infantil más comunes encontramos:
Adaptación de un niño al aula
Uno de los escenarios clásicos es el periodo de adaptación de un niño o niña de 3 años al inicio de la etapa Infantil. El caso práctico puede describir, por ejemplo, a un alumno que llora desconsoladamente cada mañana, que le cuesta separarse de sus padres o que no se integra en la dinámica del aula durante las primeras semanas. En estos supuestos, se evalúa la respuesta del docente para facilitar la adaptación emocional y social del pequeño a la escuela. La solución deberá incluir estrategias como: establecer una rutina diaria acogedora, fomentar un clima de seguridad y afecto, permitir al niño traer un objeto de apego de casa, realizar una adaptación progresiva del horario (si la normativa del centro lo permite) y mantener una comunicación cercana con la familia. El opositor ha de demostrar empatía y conocimientos de psicología evolutiva, explicando cómo ayudará al niño a ganar confianza, cómo gestionará las rabietas o el llanto de separación y de qué forma implicará a los padres (por ejemplo, mediante reuniones informativas o cuadernos viajero). Se valorará que el aspirante mencione la importancia de la colaboración familia-escuela en esta etapa inicial y que su actuación respete los ritmos individuales de cada niño, tal como indican los principios pedagógicos actuales.
Atención a la diversidad e inclusión
Otro tipo frecuente de supuesto práctico aborda la atención a la diversidad en el aula de Infantil. El enunciado puede presentar a un alumno con necesidades educativas especiales (por ejemplo, un niño con trastorno del espectro autista, con discapacidad auditiva o motora, etc.), o a un grupo con gran diversidad (alumnos de diferentes culturas, con distintos ritmos de aprendizaje, altas capacidades, etc.). Aquí el tribunal comprueba la capacidad del futuro maestro para incluir a todo el alumnado y garantizar la participación de cada niño independientemente de sus características. En la respuesta se espera una propuesta de educación inclusiva, con medidas de apoyo y ajustes razonables para el alumno que lo necesite (adaptaciones de acceso, materiales específicos, refuerzo educativo, etc.), sin separarlo de sus compañeros más de lo necesario. El opositor debe mencionar estrategias como el diseño universal para el aprendizaje (DUA), el trabajo cooperativo (de modo que todos los niños participen en grupos heterogéneos) y la coordinación con profesionales de apoyo (PT, AL u orientador del centro). También es importante fundamentar la actuación en la normativa: por ejemplo, hacer referencia a que la legislación vigente promueve la escolarización inclusiva y la atención temprana a las necesidades especiales. De hecho, la ley educativa exige identificar cuanto antes las necesidades específicas de apoyo educativo de un alumno e iniciar su atención integral en cuanto se detecten, guiándose por los principios de normalización e inclusión. Nombrar disposiciones como la LOMLOE o decretos autonómicos de inclusión educativa dará solidez jurídica a la respuesta. En definitiva, este tipo de supuesto práctico evalúa la sensibilidad del docente hacia la diversidad del alumnado y su pericia para adaptar la enseñanza y eliminar barreras de aprendizaje, asegurando que todos los niños y niñas aprendan en igualdad de condiciones.
Planificación de actividades y unidades didácticas
La planificación didáctica es un tema central en Educación Infantil, por lo que muchos supuestos prácticos piden diseñar una actividad o una unidad didáctica. El opositor puede enfrentarse a un enunciado como: “Elabora una propuesta de actividades para trabajar la educación emocional con niños de 5 años durante un proyecto trimestral” o “Diseña una unidad didáctica sobre los animales de la granja para el alumnado de 4 años, indicando objetivos, contenidos, metodología y evaluación”. En estos casos, se evalúa la capacidad de estructurar una secuencia pedagógica completa, alineada con el currículo oficial. Una respuesta sólida debe incluir: los objetivos de aprendizaje (¿qué se pretende que logren los niños? – por ejemplo, desarrollar la motricidad fina, conocer las características de ciertos animales, fomentar la empatía, etc.), los contenidos específicos (conceptos, habilidades, valores a trabajar), la metodología o tipo de actividades (talleres, rincones de juego, asamblea, experimentación, canciones, cuentos, psicomotricidad, etc.), los recursos materiales necesarios y los criterios de evaluación (cómo comprobarás lo aprendido, observación diaria, rúbricas sencillas, portafolio, etc.). Es fundamental que la planificación propuesta esté contextualizada: mencionar la edad de los alumnos, sus intereses y el momento del curso en que se realizaría. Además, se debe fundamentar brevemente la elección metodológica (por ejemplo, justificando por qué un enfoque lúdico o por proyectos es adecuado a esas edades) y, de nuevo, vincular la programación con la normativa (citar el decreto de currículo de Infantil vigente, las competencias clave que se trabajan, o las orientaciones metodológicas de la ley). Este tipo de supuesto práctico pone a prueba la capacidad de organización curricular del opositor y su creatividad para proponer actividades motivadoras y educativas a la vez. Un aspirante bien preparado demostrará que domina la programación didáctica y las unidades didácticas correspondientes al temario de Infantil
Resolución de conflictos en el aula
La convivencia y las relaciones entre iguales también son fuente de casos prácticos. Un supuesto típico puede describir un conflicto en el aula: por ejemplo, dos niños de 5 años que se pelean habitualmente en el patio, o un alumno que muestra conductas agresivas (muerde o pega a sus compañeros) y altera la dinámica de la clase. Estos casos evalúan la habilidad del docente para gestionar conflictos de manera educativa. En la respuesta, el opositor debe exponer cómo abordaría la situación paso a paso, aplicando técnicas de resolución pacífica de conflictos propias de la etapa infantil. Algunas actuaciones esperadas: mediar entre los niños implicados enseñándoles a expresarse con palabras (“me siento…”), fomentar la educación emocional (ayudar a reconocer sus emociones y las de los demás), establecer normas claras de convivencia en el aula (elaboradas conjuntamente con los niños al inicio de curso), y utilizar métodos positivos de disciplina (por ejemplo, reforzar conductas deseadas, emplear la silla de pensar o el rincón de la calma en lugar de castigos desproporcionados, etc.). El opositor puede proponer actividades grupales para trabajar valores como la empatía, el respeto y la cooperación (cuentos sobre amistad, dinámicas en grupo para aprender a compartir, role playing de situaciones conflictivas, etc.). También es importante mencionar la comunicación con las familias en casos de conductas disruptivas, para actuar de forma coordinada hogar-escuela. Si el conflicto persiste o es grave, el aspirante podría señalar la necesidad de implicar al equipo de orientación o al departamento de convivencia del centro, siguiendo el protocolo establecido. En esencia, el tribunal valorará que la solución priorice el bienestar infantil y la enseñanza de habilidades sociales, más allá de simplemente sancionar. Este tipo de supuesto refleja la capacidad del maestro para mantener un clima de aula positivo y educar en valores, competencias imprescindibles en Infantil.
Actuaciones ante dificultades de aprendizaje
Algunos supuestos prácticos plantean a un alumno con dificultades de aprendizaje o retraso en alguna área de desarrollo, sin que tenga un diagnóstico específico. Por ejemplo: un niño de 5 años que no reconoce colores básicos ni su propio nombre escrito cuando la mayoría de sus compañeros ya lo hacen; o una niña de 4 años con un lenguaje muy poco desarrollado para su edad. En estos casos, el opositor debe mostrar cómo detectaría y abordaría esas dificultades dentro del aula ordinaria. La respuesta debe incluir medidas de atención individualizada: refuerzo educativo en las áreas de necesidad (ej.: realizar juegos adicionales de discriminación de colores, ejercicios de prelectura, estimulación del lenguaje oral a través de cuentos y canciones, etc.), adaptación de actividades para facilitar la participación de ese alumno (darle más tiempo, usar apoyos visuales, asegurarse de que comprende las consignas) y un seguimiento cercano de sus progresos. Es crucial mencionar la colaboración con las familias –por ejemplo, recomendar pautas o ejercicios para casa– y, si procede, la derivación al equipo de orientación psicopedagógico del centro para una evaluación más profunda. El opositor debería indicar que respetará los ritmos de aprendizaje y evitará etiquetas, creando un entorno de apoyo donde el niño no se sienta señalado. También conviene hacer referencia a los protocolos de detección precoz: los docentes han de notificar pronto cualquier sospecha de trastorno de aprendizaje para activar los apoyos necesarios lo antes posible. La normativa actual insiste en la respuesta temprana y conjunta ante estas dificultades (docente, especialistas y familia), garantizando la inclusión del menor en el aula ordinaria siempre que sea posible. Este supuesto práctico pone de relieve la competencia del aspirante para observar, evaluar e intervenir ante alumnos con necesidades de apoyo educativo que no requieren adaptación curricular significativa pero sí un enfoque pedagógico ajustado.
Relación con las familias y trabajo en equipo
La colaboración con las familias y el trabajo coordinado con otros profesionales son también objeto de supuestos en Infantil. Un ejemplo de enunciado podría ser: “Los padres de un alumno de 3 años manifiestan preocupación porque su hijo muerde a otros niños. Describe cómo gestionarías la comunicación con esta familia y las acciones conjuntas a realizar.” En este tipo de caso práctico, se evalúa la comunicación eficaz del docente y su capacidad de trabajo en equipo. La respuesta debe evidenciar que el opositor entiende a la familia como parte fundamental de la comunidad educativa. Es recomendable explicar que se atenderá a los padres con empatía y actitud abierta, escuchando sus preocupaciones y aportando información objetiva sobre la conducta del niño en clase, sin juzgar. Se puede proponer realizar reuniones periódicas (tutorías) para seguir la evolución del alumno y acordar estrategias comunes de actuación en casa y en la escuela, manteniendo coherencia educativa. Por ejemplo, si el problema es que muerde, acordar con la familia una misma pauta de respuesta (no reír la gracia, explicar con firmeza que eso duele y es inaceptable, animar al niño a pedir lo que quiere con palabras, etc.) tanto en el hogar como en el aula, de modo que el niño reciba un mensaje coherente. Asimismo, es positivo mencionar que se implicará a otros miembros del equipo docente: informar al equipo directivo si es necesario (en casos conflictivos), coordinarse con el orientador o el especialista en Pedagogía Terapéutica si el caso lo requiere, e incluso con el resto de compañeros de nivel para buscar soluciones conjuntas. También se puede aludir al Plan de Convivencia o al Reglamento de Régimen Interno del centro, que suelen recoger pautas de relación familia-escuela y protocolos de actuación ante ciertos comportamientos. Demostrar conocimiento de estos documentos internos sumará puntos. En resumen, estos supuestos prácticos buscan verificar que el futuro maestro de Infantil sabe trabajar en colaboración, tanto con las familias (estableciendo una relación de confianza mutua y respeto) como con el personal del centro, en favor del desarrollo integral del niño.
Aplicación de la legislación en situaciones concretas
Por último, algunos tribunales plantean supuestos muy específicos donde el foco principal es la aplicación de la legislación educativa. Aquí se evalúa si el aspirante conoce el marco legal vigente y sabe utilizarlo para respaldar sus decisiones. Por ejemplo, podría aparecer un caso sobre la escolarización de un niño de 6 años que cumple años después del corte de edad (conocer la normativa de escolarización), o un supuesto de un accidente infantil en el centro (protocolos de primeros auxilios y normativa de seguridad), o una pregunta sobre cómo actuar si se detecta posible maltrato o desprotección de un menor (aplicación del protocolo oficial de absentismo o maltrato infantil, comunicación a servicios sociales según la ley). En estos escenarios, más que la inventiva pedagógica, cuenta la precisión normativa: el opositor debe citar las leyes, decretos o instrucciones pertinentes que sustentan la actuación correcta. Una buena respuesta identificará la legislación aplicable –por ejemplo, mencionar la Ley Orgánica de Educación (LOE/LOMLOE) en aspectos generales, el decreto autonómico que regula la ordenación de la Educación Infantil, o incluso convenciones internacionales si proceden (p. ej. los derechos del niño). También ha de reflejar los procedimientos oficiales: si es un tema de salud o accidente, seguir el protocolo de emergencias del centro; si es un tema de absentismo, conocer las actuaciones recogidas en la normativa... Este tipo de supuesto práctico comprueba el rigor del candidato en el conocimiento de la normativa educativa y su capacidad para tomar decisiones ajustadas a derecho en situaciones reales. Para prepararlos, es indispensable estar al día con la legislación educativa vigente (incluyendo actualizaciones recientes) y acostumbrarse a fundamentar cada medida con su respaldo legal. Mencionar artículos o disposiciones concretas (sin excederse, pero demostrando base legal) puede marcar la diferencia en la calificación de este supuesto.
Estrategias para Resolver los Supuestos Prácticos
Frente a la diversidad de casos que pueden plantearse, es crucial abordar la resolución de supuestos prácticos con un método claro. A continuación, se presentan estrategias para resolver supuestos que te ayudarán a estructurar tu respuesta y a no pasar por alto ningún aspecto importante:
Análisis del enunciado y detección de puntos clave
El primer paso es leer detenidamente el supuesto práctico y realizar un análisis minucioso del enunciado. Identifica la edad o nivel de los niños (no es lo mismo un caso en 3 años que en 5 años), el contexto (¿es un aula ordinaria, un centro específico, un entorno socioeconómico particular?), y cuál es el núcleo del problema planteado. ¿Se trata de un asunto de comportamiento? ¿De planificación didáctica? ¿De necesidades especiales? Subraya los puntos clave y requisitos de la pregunta: a veces el enunciado pide explícitamente “medidas a tomar”, “diseñar actividades”, “citar normativa aplicable”, etc. Es importante delimitar bien qué te piden que resuelvas, para orientar correctamente la respuesta. Una buena práctica es anotar brevemente un esquema con los apartados que vas a desarrollar antes de ponerte a escribir: por ejemplo, si el caso es de un niño con dificultad de lenguaje, tu esquema podría incluir – detección/valoración inicial, intervención en el aula (actividades específicas), colaboración con familia, apoyos externos, referencias teóricas/normativas. Este pequeño guion te servirá para estructurar luego el escrito de forma coherente. Recuerda: un análisis acertado del supuesto es la base de una respuesta bien enfocada.
Uso de la legislación y normativa educativa vigente
Una estrategia indispensable es apoyarse en la legislación vigente. Durante la preparación, conviene familiarizarse con las leyes, decretos y documentos oficiales que rigen la Educación Infantil (LOE-LOMLOE, decretos de currículo de tu Comunidad Autónoma, ordenanzas sobre atención a la diversidad, etc.). Al redactar el supuesto, integra esas referencias legales de forma natural. Por ejemplo, si hablas de inclusión, puedes mencionar que lo haces conforme al principio de atención a la diversidad recogido en la ley educativa. Si diseñas una unidad didáctica, cita el decreto que establece los objetivos de Infantil y asegúrate de que tus objetivos y contenidos estén alineados con él. ¿Por qué es tan importante la normativa? Porque demuestra al tribunal que tu solución no es improvisada, sino que está fundamentada en el marco legal que todo docente debe cumplir. Los opositores mejor valorados suelen hacer gala de este conocimiento normativo sin convertir la respuesta en una mera cita de leyes: se trata de usar la legislación como soporte, indicando por ejemplo: “Aplicaremos el protocolo X según la normativa Y” o “Esta actuación se enmarca en lo dispuesto en el artículo Z del Decreto de currículo vigente”. Así dejas claro que conoces tus obligaciones y respaldos legales. En resumen, haz de la normativa educativa tu aliada: te dará credibilidad y rigor técnico.
Aplicación de metodologías activas e innovadoras
En la resolución de supuestos prácticos de Infantil es muy recomendable incorporar metodologías activas en las propuestas. Los tribunales actuales valoran el uso de metodologías innovadoras y centradas en el alumno, como el aprendizaje basado en proyectos, el enfoque Montessori, el juego como herramienta educativa, el aprendizaje cooperativo o incluso la integración de nuevas tecnologías adaptadas a la edad. Por ello, al plantear tu intervención, considera estrategias didácticas dinámicas y participativas. Por ejemplo, ante un conflicto, podrías proponer técnicas de educación emocional; si se trata de una unidad didáctica, podrías sugerir un pequeño proyecto interdisciplinar que involucre varias áreas (lenguaje, arte, psicomotricidad); si es un problema de motivación, podrías recurrir a la gamificación (convertir la tarea en un juego con recompensas simbólicas). Mostrar dominio de estas metodologías activas transmite que estás al día con las tendencias pedagógicas y que sabes cómo mantener el interés y la implicación de los más pequeños. No olvides justificar brevemente por qué eliges tal metodología: por ejemplo, “emplearemos aprendizaje por proyectos porque permite un aprendizaje más significativo y globalizado, acorde con la curiosidad natural de los niños de Infantil” – esta explicación le deja claro al tribunal que no pones la metodología de moda porque sí, sino que entiendes su aporte educativo. En definitiva, sé creativo pero coherente: una dosis de innovación pedagógica, bien fundamentada, puede destacar tu supuesto práctico frente al resto.
Estructura clara de la respuesta
Tan importante como qué propones es cómo lo presentas. Una estructura clara y ordenada hará que tu solución resulte más comprensible y sólida. Lo ideal es dividir la respuesta en apartados o párrafos bien diferenciados, de forma similar a un pequeño guion de intervención. Una estructura recomendada que suele funcionar en la mayoría de supuestos prácticos es la siguiente:
Introducción o análisis de la situación: comienza resumiendo el caso con tus palabras e identificando el problema central. Por ejemplo: “Nos encontramos ante un caso de adaptación escolar difícil en un alumno de 3 años...”. Demuestra que has entendido el contexto y los desafíos a abordar.
Objetivos educativos: señala qué pretendes lograr con tu intervención. Pueden ser objetivos generales (ej.: favorecer la adaptación emocional del alumno al entorno escolar) y objetivos específicos (más concretos y medibles, relacionados con el caso). Vincula estos objetivos con el currículo oficial o con el desarrollo evolutivo de los niños.
Intervención pedagógica: este será el cuerpo principal, donde detallas las medidas, actividades y estrategias que aplicarás para resolver el supuesto. Ordénalas de forma lógica y cronológica si procede. Describe qué harás y cómo: métodos, recursos, participantes, temporalización. Aquí es fundamental incorporar las metodologías activas, las adaptaciones para la diversidad, la gestión de aula, etc., según el caso.
Justificación teórica y normativa: tras explicar qué harás, es necesario fundamentar por qué. En un párrafo aparte, menciona brevemente las teorías pedagógicas o autores que respaldan tu enfoque (por ejemplo, citar a Piaget, Vygotsky, Montessori, Gardner… si sus aportes se relacionan con el caso) y la legislación o documentos oficiales que amparan tu intervención (leyes educativas, orientaciones del currículo, protocolos oficiales, etc.). Esto le da un sustento académico y legal a tu respuesta, mostrando que no son ocurrencias personales sino prácticas basadas en la pedagogía y la normativa vigente.
Evaluación y seguimiento: cierra tu estructura indicando cómo evaluarás la eficacia de tus medidas y qué seguimiento harás del caso. En un supuesto de didáctica, puede ser la evaluación del aprendizaje de los niños (rúbricas, observación, etc.); en un conflicto, cómo monitorizarás la mejora del comportamiento; si es un caso de adaptación o necesidad especial, cómo harás el seguimiento (registros, coordinación con familia y orientador, etc.). También puedes añadir posibles medidas alternativas si lo inicial no funcionase, mostrando flexibilidad. Finaliza con una frase de conclusión que refuerce la idea de que la intervención propuesta beneficiará al alumno y está en línea con los principios de la Educación Infantil.
Siguiendo esta estructura en cinco pasos, tu respuesta tendrá introducción, desarrollo y cierre, cubriendo todos los puntos clave de forma organizada. El tribunal lo agradecerá, pues podrá leer fácilmente cada parte. Además, evitarás olvidar algún elemento importante (imaginemos que pasas por alto la evaluación, por ejemplo). Practica redactar con esta u otra estructura lógica durante tu preparación, hasta que te salga de forma natural en el examen.
Practicar con supuestos y controlar el tiempo
Aunque no estaba en la lista original de estrategias, añadimos un consejo final: entrenar previamente. La mejor estrategia para resolver bien un supuesto práctico es haber practicado con muchos supuestos de muestra durante la preparación. Esto te permitirá familiarizarte con distintos casos, aplicar la estructura propuesta y gestionar el tiempo de respuesta. Recuerda que en el examen real, el tiempo es limitado (suele oscilar entre 1 hora y media y 2 horas para desarrollar el supuesto). Por tanto, cuando estudies, simula las condiciones: escoge un caso práctico al azar y cronometra tu escritura. Así mejorarás tu capacidad de sintetizar y priorizar la información importante. Del mismo modo, lee ejemplos de supuestos resueltos de otros opositores o academias (analizando qué hicieron bien y qué pueden mejorar) para seguir aprendiendo. En resumen, práctica y más práctica te darán seguridad para afrontar cualquier supuesto el día de la prueba.
Ejemplos de Supuestos Prácticos Resueltos
Para ilustrar todo lo anterior, veamos dos ejemplos breves de supuestos prácticos y cómo podría estructurarse su respuesta de forma orientativa:
Ejemplo 1: Adaptación de un alumno nuevo. Supuesto: “Mario, un niño de 3 años recién incorporado al segundo ciclo de Educación Infantil, llora desconsoladamente cada vez que su madre lo deja en clase. Lleva dos semanas de curso y le está costando adaptarse: se muestra aislado, no participa en las actividades y reclama mucha atención individual de la maestra. Plantea las medidas que tomarías para favorecer su adaptación al aula.”
Posible solución (resumen): Tras analizar el caso (un claro problema de adaptación escolar temprana), enunciaríamos como objetivo principal lograr que Mario se sienta seguro y acogido en el aula, reduciendo su ansiedad de separación y fomentando su integración en el grupo. Como intervención pedagógica, implementaríamos un plan de adaptación personalizado: inicialmente, permitir que la madre permanezca unos minutos en el aula al dejarlo, creando una rutina de despedida breve pero tranquilizadora; asignarle un compañero tutor (un niño/a de su misma clase que lo acompañe en juegos y rutinas para que no se quede solo); introducir actividades lúdicas de bienvenida cada mañana (canciones, el “trenecito” para entrar a clase, etc.) que hagan ese momento más agradable; ofrecer a Mario un encargado de clase sencillo (por ejemplo, ser el responsable de repartir materiales) para aumentar su autoestima y participación; y utilizar en asamblea cuentos o marionetas que aborden el tema de la primera vez que vamos al cole para que, a través de los personajes, el niño entienda y normalice sus emociones. En paralelo, comunicaríamos constantemente con la familia: reuniones semanales o agendas diarias donde la tutora informa a la madre de pequeños logros (hoy participó en el corro, hoy no lloró en la entrada) y sugiere también a la familia mantener ciertas rutinas en casa (hablar positivamente del colegio, asegurar horarios estables de sueño y desayuno para que Mario esté descansado, etc.). Justificaríamos estas medidas citando el principio de adaptación progresiva presente en la mayoría de proyectos educativos de Infantil y destacando, por ejemplo, a autores como Bowlby o la teoría del apego para explicar la ansiedad de separación, así como las orientaciones de la LOMLOE sobre la importancia de la implicación familiar en el proceso educativo temprano. Evaluación: llevaríamos un registro diario de la actitud de Mario (duración del llanto, participación en actividades, interacciones con compañeros) para comprobar su evolución. Si tras un mes no mejorase, coordinaríamos con el equipo de orientación por si hiciera falta alguna intervención adicional. Con este plan, esperamos que en pocas semanas Mario gane confianza, establezca un vínculo afectivo con la maestra y sus compañeros, y acuda contento al colegio, logrando una adaptación satisfactoria.
Ejemplo 2: Conflicto entre dos alumnos de 5 años. Supuesto: “En un aula de 5 años de Educación Infantil, dos niños (Ana y Luis) se pelean frecuentemente y terminan llorando o haciéndose daño. El conflicto suele surgir por el control de los juguetes en el rincón de juegos. Como tutor/a, ¿qué medidas tomarías para resolver esta situación y prevenir nuevos conflictos?”
Posible solución (resumen): Tras reconocer que se trata de un problema de convivencia y gestión de emociones, nuestro objetivo será doble: por un lado, detener esas peleas garantizando la seguridad y bienestar de Ana y Luis (y del resto); por otro, educar a ambos niños –y al grupo– en habilidades de resolución de conflictos y juego cooperativo. Intervención: En primer lugar, hablaríamos individualmente con Ana y Luis en un momento tranquilo para que cada uno exprese qué siente y qué quiere (mediación a nivel infantil, usando lenguaje sencillo: “¿por qué te enfadas? ¿cómo te sientes cuando pasa esto?”). Les enseñaremos a turnarse con los juguetes mediante normas claras y visuales (por ejemplo, usar un reloj de arena o timer que indique cuándo le toca a cada uno, fomentando el compartir). Implementaríamos en clase el rincón de la paz o silla de pensar: un lugar donde, bajo supervisión, puedan ir a tranquilizarse si están muy enfadados antes de seguir hablando. Además, realizaremos en asamblea actividades de educación emocional con todo el grupo: juegos sobre identificar emociones (caras felices/tristes), dramatizaciones donde aprendan alternativas a pegar (usar palabras mágicas: “por favor, ¿me dejas ese juguete?”), cuentos como “El pez arcoiris” que hablan de compartir, etc. También estableceremos un acuerdo de clase: entre todos, fijar la regla de que los juguetes del rincón son de todos y hay que turnarse, y las consecuencias positivas de cumplirlo (p. ej., elogiar y dar aplauso en grupo cuando jueguen sin pelear). Involucraríamos a las familias explicando la situación y pidiéndoles apoyo en refuerzo de estas conductas en casa (por ejemplo, que practiquen el juego cooperativo con primos o hermanos). Justificación: nuestras acciones se basan en la pedagogía de la disciplina positiva, que busca enseñar al niño a comportarse bien más que castigarlo. Autores como Jane Nelsen destacan la importancia de empatía y respeto mutuo en la crianza, algo que aplicamos aquí enseñando a Ana y Luis a entenderse. Asimismo, nos apoyamos en el Plan de Convivencia del centro, que promueve la mediación escolar desde Infantil. Evaluación: observaremos durante las siguientes semanas la frecuencia de conflictos en el rincón de juegos –esperando que disminuya– y anotaremos en un registro las incidencias. Si la situación mejora, reforzaremos con elogios cada vez que ambos jueguen pacíficamente. Si no mejora, valoraremos otras intervenciones, como separar temporalmente a los niños en distintas actividades de equipo para reducir fricciones o solicitar orientación especializada. Con este plan, confiamos en crear un ambiente más armónico y que tanto Ana como Luis aprendan a resolver sus diferencias de forma pacífica, una habilidad valiosa para su vida escolar futura.
(Estos son ejemplos simplificados a modo ilustrativo; en un examen real, la respuesta debería ser más detallada y adaptada exactamente al enunciado dado.)
En las oposiciones de magisterio de Educación Infantil, saber enfrentarse con éxito a la prueba de supuestos prácticos es imprescindible para obtener la plaza. Hemos visto los tipos de casos más habituales –desde adaptación de alumnado hasta aplicación de normativa– y algunas claves para resolverlos: analizar bien el enunciado, fundamentar las respuestas con legislación vigente, aplicar metodologías activas e innovadoras, y mantener una estructura clara y completa. En definitiva, se trata de demostrar que eres capaz de actuar como un auténtico maestro o maestra de Infantil ante cualquier situación, combinando conocimientos teóricos, sentido común y sensibilidad pedagógica. Como consejos finales, te recomendamos practicar con variedad de supuestos, mantenerte al día con las reformas educativas (por ejemplo, cambios curriculares de la LOMLOE) y cuidar la expresión escrita en tus respuestas. Una buena preparación integral te permitirá afrontar con confianza la resolución de supuestos prácticos en el examen. Recuerda que cada caso es una oportunidad para mostrar tu vocación, tu creatividad y tu profesionalidad docente. ¡Mucho ánimo con el estudio y éxito en tu próxima oposición!
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