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Sin preparador ni academia: cuatro claves para estudiar unas oposiciones por tu cuenta



Más de 120.000 opositores van a pasar este verano enterrados entre pilas de apuntes, leyes y esquemas. Octubre es la fecha marcada en rojo en el calendario para conseguir una de las 8.102 plazas que la Administración General del Estado ha sacado este año, un 71,5% más que en la anterior oferta de empleo público. Administrativo y auxiliar administrativo son los puestos más codiciados: al examen se han inscrito 22 y 37 candidatos por cada plaza a cubrir, respectivamente. Entre tanta competencia, ¿cuál es la mejor forma de estudiar para unas oposiciones? Las academias y los preparadores son referencia obligada, pero cada vez más opositores deciden estudiar por su cuenta, bien por el ahorro que supone o bien porque compaginan los estudios con el trabajo y apenas tienen tiempo para ir a clase.




Una oposición es una carrera de fondo que exige motivación, disciplina, mucho trabajo y una pizca de suerte. El sistema para convertirse en funcionario está diseñado para, por un lado, evaluar la capacidad de los aspirantes y, por otro, establecer un orden de preferencia según la puntuación que cada candidato obtenga en las pruebas. Así que en el examen se compite contra las preguntas que aparecen en el papel, sí, pero sobre todo contra el resto de candidatos. ¿Es posible prepararse por libre para un reto así?


“Con carácter general sí, aunque es cierto que requiere un esfuerzo personal extra”, resume Inés Bra, antigua opositora y cofundadora de la plataforma de test online OpositaTest. “En general, los opositores se lo plantean en oposiciones con temario no muy extenso, por ejemplo auxiliares administrativos, en las que además la temática es más genérica”.


El perfil del opositor que va por libre ha aumentado con las últimas convocatorias de empleo público, asegura Bra. Según una encuesta de la plataforma entre sus usuarios, el 33% se prepara en solitario. La mayoría compagina el estudio con un trabajo y lleva entre uno y dos años opositando. Es habitual también que este tipo de opositor haya tenido un primer contacto con las academias y que después haya decidido continuar por su cuenta.


La vía solitaria supone, ante todo, un ahorro económico. Los precios de una academia para una oposición estándar suelen rondar los 100 y 150 euros al mes, para un tiempo de preparación que normalmente lleva de nueve meses a un año, explica Bra. Pero cuidado al decidir si este es un camino adecuado para ti: las academias (y los preparadores) ayudan a poner el foco en lo verdaderamente importante, imponen una rutina de estudio que hace las veces de planificación y se encargan de la actualización constante de los materiales. Ese es el esfuerzo adicional del que habla Bra si se va por libre.


También vas a necesitar un alto nivel de organización para marcarte una rutina sostenida en el tiempo. Además de una buena dosis de disciplina y concentración para ser capaz de cumplir con los objetivos que has definido. Si te has decidido a intentarlo por tu cuenta, este es el paso a paso para superar con éxito el reto:


1. El temario


Hacerse con los materiales de estudio es el primer escollo para el opositor que va por su cuenta. No hay libros oficiales y la única guía para saber qué hay que estudiar es el programa que se incluye en cada convocatoria, que es una mera relación de epígrafes o temas sobre los que versará el examen.


Lo habitual es comprar temarios ya preparados, elaborados por editoriales o academias especializadas. Bra explica que para una oposición media, el precio puede rondar los 60 euros. María Capelo, funcionaria de prisiones que acaba de superar su segunda oposición, aconseja incluso comprar dos para contrastar y completar la información. “Ningún temario está siempre completo, el tribunal te puede preguntar dentro de la ley lo que considere”, advierte.


Hay, sin embargo, quien prefiere confeccionarlos desde cero. Fátima Martínez y su hermana María, que opositan a la Administración General del Estado y a maestra de pedagogía terapéutica, han optado por prepararse sin recurrir a una academia “porque cada uno sabe el tiempo que necesita y su método de estudio”. Ellas mismas han elaborado también su propio temario, consultando la ley y los manuales. Les ha llevado seis meses de trabajo tenerlo completo. “El tiempo extra que tienes que invertir si vas por libre es inevitable”, añade Bra. “Pero eso a la vez te sirve porque eres mucho más consciente de tu oposición”.


En cualquier caso, no te quedes solo en la teoría: hazte con baterías de test, supuestos prácticos resueltos, exámenes de años anteriores… Y cuidado, porque uno de los principales errores es estudiar con temarios que han quedado desactualizados. La legislación cambia constantemente y, mientras que en las academias lo normal es que se vaya avisando de las modificaciones y actualizando los temarios, si vas por libre ese trabajo te toca hacerlo a ti.


2. La planificación


Tanto María Capelo como Fátima y María Martínez comparten por Internet sus técnicas con otros opositores, en el blog Me duelen los codos en el caso de Capelo y en la cuenta de Instagram @historiasdelopomundo en el caso de las hermanas Martínez. La pregunta que más a menudo reciben es “¿y tú, cuánto tiempo dedicas a estudiar?”. “Es un problema medir tu estudio en tiempo. Puedes echarle ocho horas al día, pero de esas horas, ¿cuánto tiempo has estudiado realmente? Nosotras preferimos trabajar por objetivos”, explican las hermanas Martínez, que suelen dedicarle siete horas al día, seis días a la semana.


José María Bea, responsable de Escuela de la Memoria —en la que ofrecen planes específicos para entrenar a opositores—, opina, sin embargo, que lo más recomendable es tomar el tiempo como referencia básica. “Es preferible estudiar por tiempo antes que por material porque no todo el material es igual de fácil y ahí se puede generar frustración”.


En lo que todos coinciden es en la necesidad de planificar el estudio. “Cuando la gente va a una academia o a un preparador busca a alguien que le obligue: para el lunes tengo que llevarme sabidos dos temas”, explica Jonathan García, cofundador y responsable de OpositaTest. “Cuando vas por libre, es una lucha contra ti mismo”.


“Primero tienes que evaluar cuál es tu situación personal: si tienes hijos, si trabajas, cuándo eres más productivo… En función de eso, hazte un horario cuadriculado. Con una buena organización te concentras mejor porque no tienes que estar tomando decisiones todo el día”, explica David Sánchez, funcionario que ha lanzado Opositar con éxito, un servicio de coaching para opositores. Aconseja elaborar un horario y también un cronograma para marcarse metas tanto a corto como a medio y largo plazo. Eso sí: sé flexible. Si te organizas de forma muy rígida, sin dejar espacio para imprevistos o para ese día en el que simplemente no te da la cabeza para más, acabarás frustrado.


Y si hay que organizarse para estudiar, también hay que obligarse a descansar. “A partir de los 30 minutos de estudio va bajando el nivel de concentración”, advierte Bea, que recomienda utilizar la técnica Pomodoro: estudiar durante 25 minutos al máximo de concentración y descansar otros cinco para, a continuación, repetir el ciclo completo cuatro veces; después, hacer un parón de 20 minutos.


3. El estudio


Esquemas, sesiones intensivas de subrayado, tablas, resúmenes, mapas mentales... a la hora de hincar los codos para digerir ese temario inmenso, el menú de opciones es infinito. María Campelo recomienda empezar por una lectura completa del temario como primera toma de contacto para tener una visión global. Y prestar especial atención a la fase de subrayado para no caer en el error habitual de terminar destacándolo todo. Las opositoras Fátima y María Martínez aconsejan, por su parte, tener un proceso definido en varias fases. Ellas comienzan con un resumen y después van pasando cada tema por la trituradorade los esquemas, de forma sucesiva y cada vez más condensados.


Con independencia de la técnica, José María Bea diferencia dos niveles de estudio: la comprensión y la memorización. “Siempre que puedas razonar una información, se te va a quedar mucho mejor”, explica. “La memorización de datos concretos es para aquella información que no puedes deducir: plazos, artículos...”. El error aquí, señala el experto, es intentar memorizar palabra por palabra. “Repetir y repetir para memorizar es un fallo muy grande. Es como utilizar la fuerza bruta, funciona pero no es lo más eficiente”.


Además de la comprensión y de la memoria, vas a tener que ejercitar tu concentración. Bea señala que hay tres factores básicos que contribuyen a mejorar la atención: tener la impresión de que estás haciendo algo que te gusta, recordar de forma periódica cuál es tu motivación y planificar los descansos de forma adecuada. “Hay que buscar esa sensación de quedarte con ganas de más cuando estudias”, explica.


La técnica de estudio también se tiene que adaptar al formato de la prueba, dependiendo de si es test, preguntas cortas, desarrollo de un tema, exposición oral… “Tienes que saber qué tipo de exámenes te esperan, en qué orden y cuándo. Y analizar qué destrezas tienes y cuáles te faltan. Si por ejemplo vas a pasar por un tribunal, no puedes esperar al día antes para trabajar tu expresión verbal”, recomienda David Sánchez. Aquí es precisamente donde se complica el camino del llanero solitario para las oposiciones de más nivel. “En las más altas es más complejo ir solo porque el preparador es muy importante para ciertos tipos de ejercicios, como por ejemplo las exposiciones prácticas, en los que se requiere una formación específica”, señala Inés Bra.


4. El repaso


Es la parte más importante. Y es que prepararse para una oposición consiste en estudiar el temario, sí, pero se trata sobre todo de ser capaz de recuperar, el día del examen, información que probablemente estudiaste hace unos cuantos meses. Por eso, en tu planificación tienes que hacer hueco para el repaso. Y el atracón al final no es lo más efectivo. “Hay varias estrategias. Puedes acabar primero el temario y comenzarlo de nuevo para hacer el repaso, pero en ese caso es preferible trabajar con bloques más compactos y hacer repasos espaciados en el tiempo”, explica José María Bea.


Frente a ese sistema de vueltas, hay quien opta por el llamado método de arrastre. Consiste en avanzar en paralelo con el estudio y el repaso. Así, por ejemplo, si la primera semana estudias cinco temas, la segunda te pones con los cinco siguientes y repasas esos cinco primeros.

Haber masticado bien los temas con esquemas y resúmenes propios en la fase de estudio es fundamental para después poder repasar. Ayúdate también con baterías de test (una herramienta básica en la dieta de estudio de la mayoría de las oposiciones) y con ejercicios de autoevaluación (por ejemplo, confeccionar tus propias preguntas cortas).


Y, sobre todo, sé muy consciente de tus errores para reforzar lo que todavía no dominas del todo, con las herramientas que mejor te funcionen. “No hay un método universal para todo el mundo”, recuerdan Fátima y María Martínez. “Pero si haces bien la primera parte, la del estudio, tendrás más posibilidades de que la segunda, la de aprobar y sacar la plaza, que ya no depende totalmente de ti, también salga bien”.


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