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La Lecto-escritura en Educación Infantil: Guía Completa para Opositores

LECTO- ESCRITURA EN EDUCACION INFANTIL

1. Introducción: Fundamentos Clave de la Lectoescritura en la Etapa Infantil


El abordaje de la lectoescritura en la Educación Infantil constituye uno de los pilares fundamentales del temario de oposiciones y, a su vez, uno de los debates pedagógicos más ricos y complejos. Comprender este proceso en profundidad exige una visión holística que trascienda la mera adquisición de un código para adentrarse en sus implicaciones cognitivas, emocionales, sociales y neurológicas. Para el futuro docente, dominar este tema no solo es una exigencia académica, sino la base para una práctica educativa respetuosa, eficaz y fundamentada.


1.1. ¿Qué es la lectoescritura? Más allá de la decodificación


La lectoescritura se define como un proceso cognitivo complejo que integra dos capacidades comunicativas fundamentales: la lectura, entendida como la comprensión de un texto escrito, y la escritura, como la expresión coherente de ideas mediante signos gráficos convencionales. Lejos de ser un acto mecánico de descifrado y transcripción, la lectoescritura es una competencia esencial para el desarrollo integral del individuo. Constituye el pilar sobre el que se asienta gran parte del aprendizaje a lo largo de la vida, funcionando como una herramienta primordial para la adquisición autónoma de conocimiento.   


En la sociedad alfabetizada contemporánea, dominar esta competencia es sinónimo de alcanzar un mayor grado de autonomía personal, permitiendo al individuo no solo comunicarse eficazmente, sino también formarse y enfrentarse a las diversas situaciones que el entorno le presenta. La lectoescritura es, en esencia, una prolongación de la capacidad intelectual humana, un invento destinado a aumentar nuestra memoria y nuestra capacidad de comunicación en el tiempo y el espacio. Por ello, su objetivo último en la etapa infantil no es la perfección técnica, sino el desarrollo de la capacidad de "aprender a aprender" , sentando las bases para una participación plena en la cultura escrita. Desde esta perspectiva, la lectoescritura se entiende como una competencia global que engloba un conjunto de conocimientos, destrezas y actitudes indispensables para el desarrollo personal, escolar y social del niño.   



1.2. La importancia del aprendizaje lectoescritor para el desarrollo integral


El inicio del camino hacia la lectoescritura en la Educación Infantil tiene un impacto profundo que va mucho más allá del ámbito puramente académico. Este proceso es un catalizador para el desarrollo cognitivo, ya que estimula habilidades superiores como el pensamiento abstracto, la memoria de trabajo, la capacidad de análisis y síntesis, y, de manera crucial, el pensamiento crítico. Al interactuar con textos, los niños no solo acceden a nueva información, sino que aprenden a organizar sus ideas, a establecer relaciones lógicas y a construir significados.   


Socialmente, la lectoescritura es una herramienta de inclusión y participación. Facilita la comunicación con los demás, permite comprender las normas y los mensajes del entorno y abre la puerta al vasto patrimonio cultural de la humanidad. En el plano emocional y personal, el acercamiento a los cuentos y relatos escritos contribuye a la construcción de la identidad, permitiendo a los niños explorar diferentes roles, comprender las emociones propias y ajenas, y encontrar un vehículo para expresar sus propios pensamientos y sentimientos. Este proceso se alinea directamente con los objetivos generales de la etapa, que buscan el desarrollo de la autonomía, la elaboración de una autoimagen positiva y la adquisición de capacidades afectivas.   



1.3. El cerebro lector: Aportaciones de la neurociencia (Stanislas Dehaene)


Las investigaciones en neurociencia cognitiva, lideradas por figuras como Stanislas Dehaene, han revolucionado nuestra comprensión sobre cómo el cerebro aprende a leer. Un hallazgo fundamental es que el cerebro humano no está genéticamente programado para la lectura. A diferencia del lenguaje oral, para el cual poseemos circuitos neuronales innatos, la lectura es una invención cultural relativamente reciente que requiere un proceso de "reciclaje neuronal". Esto significa que el cerebro debe reconvertir y especializar áreas originalmente destinadas a otras funciones, como el reconocimiento visual de objetos, para que aprendan a identificar letras y palabras.   


Dehaene propone cuatro pilares fundamentales que sustentan todo aprendizaje eficaz y que son directamente aplicables a la enseñanza de la lectoescritura :   


  1. La Atención: El aprendizaje requiere que el cerebro focalice sus recursos. La atención actúa como un filtro que selecciona la información relevante y amplifica las señales neuronales asociadas, potenciando su procesamiento y memorización. Un entorno de aprendizaje que capte y mantenga la atención del niño es, por tanto, indispensable.   

  2. El Compromiso Activo: El cerebro no es un receptor pasivo de información. El aprendizaje es óptimo cuando el niño está activamente involucrado, generando hipótesis, explorando y poniendo a prueba sus ideas. Un aprendiz pasivo aprende poco o nada. La curiosidad y la participación activa son motores del cambio neuronal.   

  3. La Corrección del Error (Feedback): El error no es un fracaso, sino una señal de aprendizaje fundamental para el cerebro. Recibir un feedback claro e inmediato que indique una discrepancia entre la predicción del cerebro y la realidad (un error) es lo que permite ajustar los modelos internos y consolidar el conocimiento correcto. Estigmatizar el error inhibe este mecanismo crucial.   

  4. La Consolidación: El aprendizaje requiere tiempo y práctica para automatizarse. La repetición y, de manera muy especial, el sueño, juegan un papel vital en la transferencia de los conocimientos desde la memoria de trabajo consciente (gestionada por el córtex prefrontal) a circuitos más automáticos e inconscientes. Este proceso de consolidación es lo que permite que una tarea que inicialmente requiere un gran esfuerzo, como la decodificación, se vuelva rápida y sin esfuerzo.   


Resulta fascinante observar cómo la neurociencia moderna valida intuiciones pedagógicas de hace más de un siglo. María Montessori, figura clave de la 'Escuela Nueva', ya proponía un método que se alinea sorprendentemente con estos descubrimientos. Montessori abogaba por enseñar primero los    


sonidos de las letras (por ejemplo, el sonido /m/ como "mmmmm") en lugar de sus nombres ("eme"), lo cual es la esencia del método fónico que Dehaene defiende como el más eficaz por su correspondencia directa con la forma en que el cerebro procesa el lenguaje. Además, el enfoque multisensorial de Montessori, como el uso de letras de lija que el niño toca mientras pronuncia su sonido, crea múltiples vías neuronales que refuerzan el aprendizaje, un principio totalmente coherente con la neurociencia actual.   


La consolidación, el cuarto pilar de Dehaene, ofrece una explicación científica a un aspecto clave del proceso lector. Al principio, el esfuerzo cognitivo que un niño debe realizar para decodificar letra por letra ocupa la totalidad de su "espacio mental", gestionado por el córtex prefrontal. Esta alta carga cognitiva le impide dedicar recursos a la tarea de nivel superior: la comprensión del significado del texto. El objetivo de la práctica sistemática de la correspondencia grafema-fonema es, precisamente, automatizar este proceso de decodificación. Una vez automatizado, el proceso se vuelve inconsciente y libera los valiosos recursos del córtex prefrontal, permitiendo que el niño pueda, por fin, centrarse en comprender el mensaje. Por tanto, la enseñanza explícita y sistemática de la fonética no es un fin en sí misma, sino el andamiaje indispensable para construir el edificio de la comprensión lectora.   



2. El Camino hacia la Escritura: La Psicogénesis según Emilia Ferreiro


El trabajo de las psicólogas e investigadoras Emilia Ferreiro y Ana Teberosky, plasmado en su obra fundacional "Los sistemas de escritura en el desarrollo del niño" (1979), supuso un cambio de paradigma en la comprensión del aprendizaje de la lengua escrita. Basándose en la teoría psicogenética de Jean Piaget, propusieron un enfoque constructivista que sitúa al niño como un sujeto activo que piensa, reflexiona y construye su propio conocimiento sobre el mundo que le rodea, incluido el sistema de escritura.   



2.1. El niño como constructor activo de su conocimiento


Desde la perspectiva de Ferreiro, los niños no esperan a llegar a la escuela para empezar a aprender sobre la lengua escrita. Desde muy pequeños, están inmersos en un entorno alfabetizado (carteles, libros, envases) y, a partir de esta exposición, comienzan a formular hipótesis y a elaborar teorías para intentar comprender qué es la escritura y cómo funciona. No son receptores pasivos de una enseñanza, sino pensadores activos que intentan descifrar un objeto cultural complejo.   


En este proceso de construcción, los "errores" que cometen los niños adquieren un nuevo significado. No son vistos como faltas o fracasos, sino como la expresión lógica y necesaria de las hipótesis que sostienen en un determinado momento de su desarrollo conceptual. Cada tipo de "error" es, en realidad, una ventana al pensamiento del niño, una pista invaluable para que el docente pueda comprender su nivel de conceptualización y diseñar intervenciones pedagógicas adecuadas.   


La principal contribución de la teoría de Ferreiro no es, por tanto, un método de enseñanza, sino un marco de diagnóstico psicogenético. Ofrece al docente una herramienta teórica para interpretar las producciones escritas de los niños, para comprender cómo están pensando sobre el sistema de escritura en cada momento. Este entendimiento es crucial, ya que permite al maestro intervenir de manera ajustada, no mediante la simple corrección del producto final, sino planteando "conflictos cognitivos" que ayuden al niño a cuestionar sus hipótesis actuales y a avanzar hacia un nivel de comprensión superior. Por ejemplo, si un niño en la etapa silábica escribe "AO" para la palabra "PATO" (una letra por sílaba), el docente, en lugar de decir "está mal, se escribe con cuatro letras", podría escribir "PALO" y preguntar: "¿Cómo puede ser que aquí ponga 'palo' y aquí 'pato' si las dos se escriben con dos letras y terminan igual?". Este tipo de pregunta genera una duda, un desequilibrio cognitivo que moviliza al niño a buscar una solución más elaborada, impulsando así su propio aprendizaje.   



2.2. Análisis detallado de las etapas evolutivas (o niveles de conceptualización)


Ferreiro y Teberosky describieron una secuencia evolutiva en la construcción de la escritura, organizada en grandes etapas o niveles de conceptualización. Es fundamental entender que estas etapas no son un currículo a enseñar, sino la descripción del camino intelectual que los niños suelen recorrer en su intento por apropiarse del sistema de escritura.   


Etapa Primitiva o Indiferenciada


En esta fase inicial, los niños reproducen los rasgos formales que identifican como propios de la escritura, como líneas onduladas o trazos verticales discontinuos, pero sin diferenciar claramente entre el dibujo y el texto. La escritura es una forma más de representación gráfica, y su intención es imitar el acto de escribir que ven en los adultos.   


Etapa Presilábica


Este es un momento crucial donde el niño ya diferencia la escritura del dibujo. Comprende que para "decir" algo se necesitan letras, pero aún no hay una correspondencia entre las grafías que utiliza y los sonidos del habla. Dentro de esta etapa, los niños desarrollan hipótesis muy interesantes para dar orden a sus producciones :   


  • Hipótesis de cantidad: Los niños establecen que se necesita un número mínimo de letras (generalmente tres o más) para que un escrito sea "legible". Una o dos letras "no dicen nada".   

  • Hipótesis de variedad: Para que un conjunto de letras pueda ser leído, estas deben ser diferentes entre sí. Una serie de letras iguales (ej. "AAAA") tampoco es interpretable.   


    En esta etapa, el niño puede usar letras de su propio nombre o grafías convencionales, pero las elige y ordena sin un criterio sonoro.   


Etapa Silábica


Este nivel representa un salto cognitivo fundamental: el niño descubre que la escritura está relacionada con la pauta sonora del habla. Es el inicio de la fonetización de la escritura. Su primera hipótesis es que a cada sílaba oral le corresponde una grafía escrita. Así, para escribir "mariposa", podría utilizar cuatro letras, una por cada golpe de voz: "AIOA". Las letras elegidas pueden ser vocales, consonantes o cualquier grafía que el niño considere pertinente para representar ese sonido silábico.   


Etapa Silábico-Alfabética


Como su nombre indica, es una etapa de transición y conflicto. El niño comienza a darse cuenta de que la hipótesis silábica no es suficiente. Algunas sílabas se representan con una sola letra, pero otras requieren más. En una misma palabra, el niño puede alternar entre la lógica silábica y la alfabética. Por ejemplo, para "pato", podría escribir "PTO", representando la primera sílaba ("pa") con una letra y la segunda ("to") con dos. Esta inestabilidad es un claro indicador de que el niño está reestructurando activamente sus ideas.   


Etapa Alfabética


Finalmente, el niño llega a la comprensión del principio alfabético fundamental de nuestro sistema: la correspondencia entre fonemas (sonidos) y grafemas (letras). A partir de este momento, sus escrituras son legibles, ya que a cada sonido le asigna su letra correspondiente. Esto no significa que el niño escriba de manera convencional. En esta etapa, es común que aparezcan los llamados "errores" ortográficos (omisión de la 'h', confusión 'b'/'v', uniones o separaciones de palabras), ya que el niño se rige por una lógica puramente fonética y aún debe aprender las convenciones ortográficas de la lengua.   



3. Métodos de Enseñanza de la Lectoescritura: Un Análisis Comparativo


El debate sobre cuál es el mejor método para enseñar a leer y escribir ha sido una constante en la historia de la pedagogía. Tradicionalmente, los métodos se agrupan en dos grandes familias: los sintéticos, que van de la parte al todo, y los analíticos, que siguen el camino inverso. Comprender sus fundamentos, ventajas y desventajas es esencial para que el docente pueda tomar decisiones informadas y construir una propuesta pedagógica coherente y flexible.


3.1. Métodos Sintéticos: Del elemento a la totalidad


Estos métodos parten de la enseñanza de las unidades más simples y abstractas del lenguaje (letras, sonidos o sílabas) para, una vez dominadas, combinarlas y construir unidades con significado (palabras y frases).   


  • El Método Fonético: Se centra en la enseñanza del sonido de cada letra (el fonema) y su correspondiente grafía. Una vez que el niño conoce varios fonemas, aprende a combinarlos para formar sílabas y palabras (ej. /p/ + /a/ = /pa/). Este método se adapta muy bien a lenguas transparentes como el castellano, donde la correspondencia entre sonido y letra es muy regular. Su principal ventaja es que proporciona al niño una herramienta de decodificación potente y sistemática. Sin embargo, sus críticos señalan que puede resultar un proceso mecánico, abstracto y poco motivador al inicio, ya que los sonidos aislados carecen de significado, pudiendo descuidar la comprensión en las primeras fases.   

  • El Método Silábico: Considera la sílaba como la unidad mínima pronunciable y, por tanto, más natural para el niño que el fonema aislado. El proceso comienza con el aprendizaje de las vocales, para luego combinarlas con las consonantes formando familias de sílabas (ej. pa, pe, pi, po, pu). Con estas sílabas, se construyen palabras y frases. Una de sus desventajas más notables es el riesgo de promover una lectura "silabeante" (ej. "mi - ca - sa - es - bo - ni - ta"), que fragmenta las palabras y dificulta seriamente tanto la fluidez lectora como el acceso al significado global de la frase.   



3.2. Métodos Analíticos o Globales: De la totalidad a los elementos


Estos métodos invierten el proceso, partiendo de unidades completas y significativas para el niño, como palabras o frases, para luego analizarlas y descomponerlas en sus elementos constituyentes (sílabas y letras).   


  • El Método Global: Impulsado por pedagogos como Ovidio Decroly, este método se basa en la percepción sincrética del niño, que capta la realidad como un todo antes que sus partes. Se presentan palabras y frases completas, generalmente asociadas a imágenes u objetos del entorno inmediato del niño (su nombre, "mesa", "mamá"). A través de la memoria visual, el niño reconoce globalmente estas palabras. El proceso suele seguir cuatro fases: 1) Comprensión: reconocimiento global de palabras y frases. 2) Imitación: copia de esas palabras. 3) Elaboración: análisis de los componentes (sílabas, letras) de las palabras ya conocidas. 4) Producción: creación de nuevas palabras y textos. Su gran ventaja es que es un proceso altamente motivador y significativo, ya que parte del lenguaje y los intereses del niño. Sin embargo, el aprendizaje es más lento y exige una gran planificación y constancia por parte del docente. Además, al no hacer un hincapié inicial en la correspondencia fonema-grafema, puede generar dificultades en niños que no desarrollan de forma intuitiva la conciencia fonológica o aquellos con predisposición a la dislexia, quienes necesitan un apoyo explícito en la ruta fonológica.   



3.3. Enfoques Constructivistas y Significativos


Más que un método cerrado, el enfoque constructivista es un marco pedagógico que entiende el aprendizaje como un proceso de construcción personal. En el ámbito de la lectoescritura, se alinea con la psicogénesis de Ferreiro y promueve que los niños descubran los principios del sistema alfabético a través de su uso en contextos reales y funcionales. El docente no "transmite" el conocimiento, sino que crea un ambiente alfabetizador rico, plantea problemas, formula preguntas y actúa como mediador, guiando al alumno para que sea el protagonista de su propio aprendizaje. Se potencia la autonomía, la reflexión y el aprendizaje significativo, donde leer y escribir tienen un propósito claro y relevante para el niño (escribir una carta, leer una receta para cocinar, etc.).   



3.4. Tabla Comparativa de Métodos de Lectoescritura


Para facilitar una visión de conjunto, la siguiente tabla sintetiza las características principales de los diferentes enfoques:

Característica

Métodos Sintéticos (Fonético/Silábico)

Métodos Analíticos (Global)

Enfoque Constructivista

Unidad de Partida

Unidades sin significado: fonema, letra o sílaba.   


Unidades con significado: palabra o frase.   


El texto con funcionalidad social, dentro de un proyecto o situación de interés.   


Proceso

De la parte al todo (síntesis). Primero la decodificación, luego la comprensión.   


Del todo a la parte (análisis). Comprensión global y posterior análisis de los componentes.   


Proceso de construcción de hipótesis por parte del niño, guiado por el docente.   


Ventajas

Aprendizaje rápido de la mecánica de decodificación. Proporciona una base sólida para la autonomía lectora. Muy eficaz en lenguas transparentes como el español.   


Altamente motivador y significativo. Conecta con los intereses y el lenguaje del niño. Fomenta la comprensión desde el inicio.   


Respeta el proceso individual del niño. Fomenta el pensamiento crítico y la autonomía. El aprendizaje es funcional y duradero.   


Desventajas

Puede ser mecánico, repetitivo y poco motivador. Riesgo de descuidar la comprensión inicial. Riesgo de lectura silabeante (método silábico).   


Proceso más lento. Requiere gran planificación y constancia. Puede generar dificultades en niños con problemas en la ruta fonológica.   


Puede ser más lento que los métodos sistemáticos. Requiere una alta formación del docente para saber interpretar las hipótesis de los niños y guiar el proceso.   


Rol del Alumno

Receptor y ejecutor de las instrucciones del docente.

Observador y memorizador visual al inicio, luego analizador.

Constructor activo de su propio conocimiento. Investigador que formula y comprueba hipótesis.   


Rol del Docente

Transmisor de un conocimiento cerrado y secuenciado.

Facilitador de materiales y contextos significativos.

Mediador y guía. Diseñador de situaciones de aprendizaje y conflictos cognitivos. Observador del proceso del niño.   


Autores Ref.

Blas Pascal (Fonético).   


Ovidio Decroly, Jacotot.   


Emilia Ferreiro, Ana Teberosky, Jean Piaget, Lev Vygotsky.   



El prolongado debate entre los defensores de los métodos sintéticos y los analíticos se revela, a la luz de la investigación actual, como un falso dilema. La práctica docente más eficaz no reside en la adhesión dogmática a un único método, sino en la adopción de un enfoque mixto o equilibrado que integre de forma inteligente los puntos fuertes de cada perspectiva. La neurociencia subraya la necesidad ineludible de una instrucción explícita y sistemática de la correspondencia grafema-fonema (propia de los métodos sintéticos) para construir las rutas neuronales de la decodificación. Al mismo tiempo, la psicopedagogía y el constructivismo demuestran que el aprendizaje solo es profundo y duradero si es significativo, funcional y parte de los intereses del niño (principios de los métodos analíticos y constructivistas).   


Por lo tanto, una intervención pedagógica de excelencia consistiría en enseñar las habilidades de decodificación de manera estructurada, pero siempre enmarcadas en contextos de uso real y motivador del lenguaje. Por ejemplo, se puede trabajar el sonido /p/ (enfoque fónico) no de forma aislada, sino a partir de un cuento sobre piratas, escribiendo una lista de palabras que empiecen por ese sonido para un mapa del tesoro y leyendo juntos las instrucciones del juego (enfoque global y constructivista). Este planteamiento integrado permite construir la mecánica lectora sin sacrificar la motivación ni el sentido de la lectura.



4. La Lectoescritura en el Marco Normativo: La LOMLOE y el RD 95/2022


La legislación educativa vigente, representada por la Ley Orgánica 3/2020, de 29 de diciembre, por la que se modifica la Ley Orgánica 2/2006, de 3 de mayo, de Educación (LOMLOE), y su desarrollo curricular en el Real Decreto 95/2022, de 1 de febrero, establece un marco claro para el abordaje de la lectoescritura en la Educación Infantil. Este marco se aleja de un enfoque academicista y pone el acento en el respeto a los ritmos de desarrollo infantil.


4.1. Principios pedagógicos que guían la aproximación a la lengua escrita


El RD 95/2022 establece en su artículo 6 una serie de principios pedagógicos que deben guiar toda la práctica educativa en la etapa, incluida la aproximación al lenguaje escrito. Se subraya que el aprendizaje debe basarse en experiencias significativas y emocionalmente positivas, así como en la experimentación y el juego, desarrollándose en un ambiente de afecto y confianza.   


El currículo se organiza desde un enfoque globalizador, lo que implica que los contenidos de las diferentes áreas, incluida la comunicación y el lenguaje, deben abordarse a través de propuestas de aprendizaje integradas que tengan interés y significado para los niños.   


El punto más explícito y relevante para los opositores se encuentra en el artículo 6.7, donde se indica que, de igual modo, "se podrá favorecer una primera aproximación a la lectura y a la escritura (...), sin que resulte exigible para afrontar la Educación Primaria". Esta redacción no es casual; constituye una toma de postura legislativa deliberada contra la tendencia a "primarizar" la Educación Infantil, es decir, a adelantar contenidos y metodologías propias de la Educación Primaria. La ley protege explícitamente el derecho del niño a un desarrollo acorde a su madurez, priorizando el juego y las experiencias vivenciales sobre la consecución de objetivos académicos estandarizados. Para el opositor, es crucial comprender y ser capaz de argumentar que el rol del maestro de Infantil no es "enseñar a leer y escribir" de manera formal y sistemática a todo el grupo, sino crear un entorno alfabetizador rico y estimulante donde cada niño pueda iniciar su propio camino hacia la lectoescritura de forma natural, lúdica y respetuosa con su ritmo individual.   



4.2. La lectoescritura en el área "Comunicación y Representación de la Realidad"


El currículo de Educación Infantil, según el RD 95/2022, se estructura en tres áreas. La aproximación al lenguaje escrito se enmarca principalmente en el área 3: Comunicación y Representación de la Realidad. Esta área integra los diferentes lenguajes (verbal, plástico, musical, corporal) como herramientas para interpretar la realidad, expresar pensamientos y emociones, y relacionarse con los demás.   


Dentro de esta área, el Anexo II del RD 95/2022 detalla las competencias específicas, los criterios de evaluación y los saberes básicos para el segundo ciclo, que concretan el tratamiento del lenguaje escrito :   


  • Competencia Específica 2: "Manifestar interés por interactuar con textos escritos en diferentes soportes, identificando algunas de sus características y funciones, e iniciándose en su uso como fuente de disfrute, aprendizaje e información". Esta competencia define el objetivo a alcanzar: no la decodificación experta, sino el interés, la curiosidad y el inicio en el uso funcional de la escritura.

  • Criterios de Evaluación asociados:

    • 2.1. Participar de forma activa y con interés en interacciones con textos escritos de uso social y cultural, como la escucha de narraciones, la exploración de libros o la interpretación de imágenes y pictogramas.

    • 2.2. Mostrar curiosidad por identificar las funciones y características de diferentes textos, como diferenciar un cuento de una receta o reconocer la direccionalidad de la escritura.

    • 2.3. Recurrir a los textos escritos como medio de comunicación, información y disfrute, mostrando una actitud de escucha y respeto en situaciones de lectura compartida.

    • 2.4. Producir, con ayuda o de forma autónoma, mensajes con diferentes intenciones comunicativas, utilizando los recursos a su alcance y explorando el código escrito a través de grafismos convencionales y no convencionales.

  • Saberes Básicos (Bloque B. Comunicación verbal):

    • Primeras aproximaciones a las funciones y usos de la lengua escrita: comunicación, información y disfrute.

    • Interés y curiosidad por los textos escritos presentes en el entorno.

    • Exploración de las propiedades del sistema de escritura: diferenciación entre dibujo y escritura, direccionalidad, linealidad.

    • Primeras hipótesis sobre la escritura.

    • Iniciación en el uso de estrategias para la interpretación de textos, como la anticipación a partir del contexto o las ilustraciones.

    • Producción de textos con intención comunicativa utilizando diferentes grafismos y respetando las convenciones básicas de la escritura.


Este desglose curricular refuerza la visión de la ley: el foco está en la funcionalidad, el interés y la exploración activa por parte del niño, no en la instrucción formal y descontextualizada del código.


5. Prerrequisitos y Habilidades Fundamentales: Propuestas Prácticas para el Aula


Para que el acercamiento a la lectoescritura sea exitoso y respetuoso, es imprescindible trabajar de manera lúdica y sistemática una serie de habilidades previas que actúan como cimientos del proceso. Dos de las más importantes son la conciencia fonológica y la grafomotricidad.


5.1. La Conciencia Fonológica: El Pilar de la Lectura


La conciencia fonológica es la habilidad metalingüística que nos permite ser conscientes de las unidades sonoras que componen el lenguaje hablado y manipularlas deliberadamente. No se trata de leer, sino de "jugar" con los sonidos del habla. Numerosas investigaciones la señalan como el predictor más fiable del éxito posterior en el aprendizaje de la lectura. Un niño con una buena conciencia fonológica comprende que las palabras están hechas de sonidos, lo que le facilita enormemente entender el principio alfabético de que las letras representan esos sonidos.   


Este desarrollo sigue una progresión, desde las unidades más grandes y audibles a las más pequeñas y abstractas :   


  • Conciencia léxica: Capacidad de identificar las palabras como unidades dentro de una frase.

  • Conciencia silábica: Habilidad para segmentar las palabras en sílabas.

  • Conciencia fonémica: Habilidad para aislar y manipular los fonemas (sonidos individuales) dentro de las palabras.


Es crucial trabajar estas habilidades de forma oral y lúdica, sin necesidad de recurrir a la letra escrita. A continuación, se presenta un banco de actividades para el aula:


  • Juegos de rimas:


    • Recitar poesías, canciones y adivinanzas que rimen.   

    • "Los cazadores de rimas": buscar en el aula o en tarjetas de imágenes objetos cuyos nombres rimen (ej. "botón" y "ratón").   

    • Terminar frases con la palabra que rima: "Sol, sol..." (cito).   


  • Juegos de conciencia silábica:


    • "El juego de las palmadas": dar una palmada por cada sílaba de una palabra (nombre de los niños, objetos del aula).   

    • "Clasificamos palabras": tener cajas con los números 1, 2, 3, 4 y clasificar tarjetas de objetos según su número de sílabas.   

    • "La palabra secreta": decir una palabra sílaba a sílaba para que los demás la adivinen (ej. "me-sa").


  • Juegos de conciencia fonémica:


    • "Veo-veo fonológico": "Veo-veo una cosita que empieza por el sonido /ssssss/".

    • "El rey de los sonidos dice...": "El rey dice que traigáis algo que empiece por /a/".

    • "La caja de los sonidos": tener una caja "mágica" para cada fonema, que contiene objetos que empiezan por ese sonido.   

    • "Palabras encadenadas": decir una palabra y que el siguiente niño diga otra que empiece por el sonido final de la anterior (ej. "casa" -> "sapo" -> "ojo"...).   



5.2. La Grafomotricidad: Del Gesto al Trazo


La grafomotricidad se define como el movimiento gráfico que realiza la mano para escribir. Es el eslabón entre la psicomotricidad fina y la escritura propiamente dicha. Antes de poder realizar los trazos precisos que requieren las letras, el niño necesita desarrollar el control de su cuerpo, la coordinación óculo-manual, la fuerza y precisión en los dedos y la mano, y la correcta prensión del útil de escritura.   


El desarrollo grafomotor sigue una progresión natural: del movimiento amplio y libre con todo el brazo, al control de la muñeca y, finalmente, al movimiento fino de los dedos. El trabajo en el aula debe respetar esta secuencia, ofreciendo una gran variedad de experiencias sensoriales y manipulativas :   


  • Actividades para el desarrollo de la mano y los dedos:


    • Modelar con plastilina, arcilla o masa de sal: hacer churros, bolas, aplastar....   

    • Rasgar y arrugar papel de diferentes texturas.   

    • Juegos de ensartar cuentas, macarrones o anillas en un cordón.   

    • Usar pinzas (de la ropa, de depilar) para coger objetos pequeños (pompones, garbanzos) y trasladarlos de un recipiente a otro.


  • Actividades de trazo en diferentes superficies y con distintos instrumentos:


    • Trazos libres con el dedo sobre superficies sensoriales: arena, sal, harina, espuma de afeitar, pintura de dedos.   

    • Dibujar con tizas en el suelo del patio o en una pizarra grande, lo que implica el movimiento de todo el brazo.

    • Pintar con pinceles de diferentes grosores, esponjas o rodillos en planos verticales (caballete) y horizontales.   


  • Actividades de precisión y control del trazo:


    • Recortar con tijeras, primero libremente y luego siguiendo líneas (rectas, curvas, quebradas).   

    • Repasar caminos y laberintos, primero con el dedo y luego con rotuladores o llevando un coche de juguete por el recorrido.  

    • Puntear con punzón sobre una línea o el contorno de un dibujo.

    • Unir puntos para formar una figura o seguir una serie gráfica.


Es fundamental entender que la conciencia fonológica (habilidad auditiva) y la grafomotricidad (habilidad motriz) no deben trabajarse como compartimentos estancos. La escritura alfabética es, precisamente, el punto de encuentro donde ambas habilidades se fusionan: la capacidad de representar un sonido (fonema) a través de un trazo específico (grafema). Por ello, las propuestas de aula más ricas y eficaces son aquellas que las integran de forma globalizada. En lugar de proponer una ficha de grafomotricidad aislada y un juego de rimas descontextualizado, el docente debe diseñar situaciones de aprendizaje donde ambas dimensiones se entrelacen. Por ejemplo, en un proyecto sobre "Los animales de la granja", los niños pueden imitar el sonido de la serpiente /ssssss/ (conciencia fonémica) mientras modelan su forma con plastilina o la trazan con el dedo en la arena (grafomotricidad). Esta integración multisensorial crea conexiones neuronales más fuertes y dota de significado a ambas habilidades.



6. El Ecosistema Lector: El Papel de la Familia y el Entorno Escolar


El aprendizaje de la lectoescritura no ocurre en el vacío. Depende de un rico "ecosistema alfabetizador" en el que el aula y, de manera fundamental, la familia, juegan un papel insustituible.


6.1. Creando un ambiente alfabetizador en el aula


El aula de Educación Infantil debe ser un espacio donde la lengua escrita esté presente de forma visible, funcional y significativa. No se trata de llenar las paredes de letras sin sentido, sino de integrar textos que cumplan una función real en la vida del aula.   


  • Textos funcionales: El calendario para saber qué día es, la lista de responsables del día, los carteles con los nombres de los niños para identificar sus perchas y trabajos, las normas de convivencia que el grupo ha consensuado, las etiquetas con los nombres de los materiales en los rincones, una receta para hacer un bizcocho, la lista de la compra para el rincón de juego simbólico, etc..   

  • El rincón de la biblioteca: Este debe ser un espacio especialmente cuidado, acogedor, cómodo y de fácil acceso para los niños. Debe ofrecer una amplia variedad de textos de calidad: álbumes ilustrados, cuentos clásicos y modernos, libros informativos sobre temas de su interés (dinosaurios, el espacio), revistas, catálogos, poemarios, etc. La biblioteca no es un mero almacén de libros, sino un espacio dinámico para la animación a la lectura, la lectura compartida y el disfrute personal.   



6.2. La familia como primer agente lector


La investigación es contundente al señalar que el entorno familiar es uno de los factores más influyentes en el desarrollo de la competencia lectora. Variables como el nivel educativo de los padres, el número de libros disponibles en el hogar y, sobre todo, los hábitos lectores de los adultos, tienen una correlación directa con el rendimiento lector de los niños.   


Los padres son los primeros y más poderosos modelos lectores. Un niño que ve a sus padres disfrutar de la lectura en su vida cotidiana tiene muchas más probabilidades de desarrollar una actitud positiva hacia los libros. La lectura compartida en el seno familiar, desde las edades más tempranas, no solo fortalece los lazos afectivos, sino que también desarrolla el vocabulario, la comprensión narrativa y el amor por las historias.   


La colaboración entre la escuela y la familia es, por tanto, un eje estratégico. El docente debe asumir un rol proactivo para implicar a las familias en este proceso compartido. Algunas estrategias eficaces son:   


  • Informar y formar: Organizar reuniones o pequeños talleres para explicar a las familias la importancia de leer en voz alta a sus hijos, cómo hacerlo de forma atractiva y qué tipo de libros son adecuados para cada edad.

  • Compartir recursos: Establecer un sistema de préstamo de libros de la biblioteca de aula, como la "mochila viajera" o la "maleta de los cuentos", que permite que los libros lleguen a todos los hogares.   

  • Implicar en proyectos: Invitar a las familias a participar en actividades del aula relacionadas con la lectoescritura. Por ejemplo, crear un "Libro de recetas viajero" donde cada familia escribe su receta favorita, o pedirles que colaboren en la búsqueda de información para un proyecto de investigación.


Un desafío importante es cómo involucrar a todas las familias, especialmente a aquellas con menor capital cultural o que no tienen un hábito lector consolidado. La clave para tender puentes con estas familias es centrarse en la funcionalidad de la lectoescritura en la vida cotidiana. Muchas familias pueden sentirse inseguras o intimidadas ante la idea de "fomentar la lectura", pero todas ellas utilizan la lengua escrita a diario de múltiples formas: al hacer la lista de la compra, leer una oferta en el supermercado, seguir las instrucciones de un mueble, leer una señal de tráfico o escribir un mensaje de WhatsApp.


La labor del docente es hacer visible a estas familias que todas esas prácticas cotidianas son actos de lectoescritura valiosísimos y que pueden involucrar a sus hijos en ellas de forma natural. En lugar de una recomendación genérica como "lean con sus hijos", se pueden proponer acciones concretas y accesibles: "Esta semana, cuando hagan la lista de la compra, dejen que su hijo intente escribir 'pan' o 'leche'"; "Jueguen a buscar la letra de su nombre en los carteles de la calle"; "Lean juntos los dibujos de las cajas de cereales". Este enfoque desmitifica la lectura, la conecta con la vida real y la hace accesible para todos, cumpliendo así con el principio de aprendizaje significativo y fortaleciendo la alianza escuela-familia.   



7. Inclusión Educativa en el Proceso de Lectoescritura


La diversidad es la norma en cualquier aula de Educación Infantil. Cada niño llega a la escuela con su propia mochila de experiencias, capacidades, intereses y ritmos de desarrollo. Un enfoque de la lectoescritura que no parta del reconocimiento y el respeto a esta diversidad está condenado al fracaso y a la exclusión.


7.1. Respetando los ritmos individuales de aprendizaje


Es una máxima fundamental que cada niño tiene su propio proceso y su propio calendario madurativo. Las etapas de la psicogénesis de la escritura descritas por Ferreiro no son hitos fijos que todos los niños deban alcanzar a la misma edad, sino un mapa del desarrollo cognitivo que cada uno recorre a su manera. Por ello, la evaluación en esta etapa debe ser, como prescribe la ley,    global, continua y formativa, basada fundamentalmente en la observación directa y sistemática. El objetivo no es calificar ni comparar, sino comprender el punto de partida de cada niño, valorar su evolución personal e identificar sus necesidades para poder ajustar la respuesta educativa.   



7.2. Estrategias de apoyo y diversificación curricular


Atender a la diversidad no significa preparar una programación para la mayoría y luego hacer "adaptaciones" para unos pocos. Significa diseñar, desde el principio, situaciones de aprendizaje flexibles y abiertas que ofrezcan múltiples vías de acceso, participación y expresión para todo el alumnado. Este es el principio del Diseño Universal para el Aprendizaje (DUA).


Una metodología inclusiva en lectoescritura debe ser el eje vertebrador de la práctica docente. En lugar de proponer una única actividad obligatoria para todos (ej. "hoy todos hacemos la ficha de la letra P"), un enfoque inclusivo organiza el aula de manera que se ofrezcan simultáneamente diversas propuestas con diferentes niveles de complejidad. La organización por rincones de trabajo o talleres es una estrategia idónea para ello. Mientras unos niños pueden estar en el rincón de la biblioteca explorando cuentos, otros pueden estar en el rincón de plástica modelando letras con plastilina, un tercer grupo en la caja de arena practicando trazos, y un cuarto en el rincón de escritura intentando escribir una carta con letras magnéticas. De esta forma, cada niño puede participar en la actividad que mejor se ajusta a su nivel de desarrollo, intereses y necesidades, y el docente puede realizar una observación y acompañamiento más individualizado.   


Otras estrategias clave incluyen:


  • Uso de apoyos visuales: Pictogramas, agendas visuales y secuencias de imágenes ayudan a estructurar el tiempo y las tareas, proporcionando seguridad y comprensión, especialmente a niños con TEA o dificultades de lenguaje.   

  • Materiales multisensoriales: Ofrecer una gran variedad de materiales que estimulen diferentes sentidos (letras de lija, letras magnéticas, bandejas sensoriales, pizarras) permite que cada niño encuentre el canal de aprendizaje que le resulte más eficaz.   

  • Uso de las TIC: Aplicaciones interactivas, audiolibros o software de voz a texto pueden ser herramientas muy valiosas para motivar y apoyar a niños con diferentes necesidades.   



7.3. Identificación temprana de posibles dificultades de aprendizaje


El maestro de Educación Infantil ocupa una posición privilegiada para la detección temprana de posibles dificultades de aprendizaje (DA). Una observación atenta y continuada permite identificar señales de alerta que, si bien no constituyen un diagnóstico, sí indican la necesidad de un seguimiento más cercano y, si procede, de una evaluación psicopedagógica.   


Algunas de estas señales en el ámbito de la lectoescritura pueden ser: dificultades persistentes en las tareas de conciencia fonológica (incapacidad para rimar o segmentar sílabas), problemas significativos de motricidad fina, un desinterés marcado y continuo por los cuentos y el lenguaje escrito, o dificultades para asociar letras con sus sonidos a pesar de una instrucción adecuada. Ante estas observaciones, es fundamental la coordinación con el Equipo de Orientación Educativa y Psicopedagógica (EOEP) y la comunicación fluida y colaborativa con la familia para poner en marcha las medidas de apoyo necesarias lo antes posible. Autoras españolas como Dolors Gispert y Lurdes Ribas han realizado importantes aportaciones en el campo de la detección e intervención en las dificultades de aprendizaje de la lectura, siendo referentes en este ámbito.   



Conclusión: Hacia una Práctica Docente Reflexiva e Integradora


El acompañamiento del proceso de lectoescritura en la Educación Infantil es una de las tareas más delicadas y trascendentales del docente. Lejos de ser una simple transmisión de técnicas, requiere una práctica reflexiva, fundamentada y profundamente humana.


Las claves para un abordaje exitoso, tal y como se ha desglosado en esta guía, se pueden sintetizar en una visión integradora que armoniza diferentes perspectivas. Requiere, en primer lugar, un conocimiento profundo del desarrollo infantil, entendiendo, de la mano de Emilia Ferreiro, que el niño es un ser inteligente que construye activamente su conocimiento. En segundo lugar, exige una comprensión de los procesos cognitivos y neurológicos que subyacen a la lectura, aplicando los principios que la neurociencia, con figuras como Stanislas Dehaene, nos ha revelado sobre cómo aprende el cerebro.


Asimismo, es imprescindible el dominio de un amplio abanico de estrategias metodológicas, huyendo de dogmatismos y adoptando un enfoque equilibrado que combine la sistematicidad en la enseñanza del código con la creación de contextos de aprendizaje significativos y lúdicos. Todo ello, dentro del estricto respeto al marco normativo de la LOMLOE, que protege la identidad propia de la etapa y el derecho del niño a aprender a su propio ritmo. Finalmente, el éxito de este proceso depende de la construcción de una fuerte y sólida alianza con las familias, reconociéndolas como el primer y más importante agente educativo.


El rol del maestro de Educación Infantil se define, por tanto, como el de un mediador, un guía y un arquitecto de entornos de aprendizaje. Un profesional que no se limita a aplicar recetas, sino que observa, documenta, reflexiona y ajusta constantemente su práctica para ofrecer la respuesta más ajustada a la diversidad de su alumnado. Su misión es encender la chispa de la curiosidad, abrir la puerta al fascinante mundo de la cultura escrita y, sobre todo, garantizar que el primer encuentro de cada niño con las letras sea una experiencia positiva, emocionante y llena de sentido, sentando así las bases para un amor por la lectura y el aprendizaje que dure toda la vida.



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