Cómo justificar las actividades de tu programación didáctica infantil (guía práctica)
- OPOSICIONES INFANTIL
- hace 2 días
- 21 Min. de lectura

¿Abrumad@ con el apartado de actividades de tu programación didáctica de Educación Infantil? Tranquila@, no estás sol@. La buena noticia es que te ofrecemos una guía práctica y cercana con la que aprenderás cómo explicar y justificar cada actividad paso a paso, de manera clara, inmediata y aplicable. Imagina presentar tus actividades con tanta solidez pedagógica que el tribunal asienta impresionado… ¡Vamos a por ello! 💪🎉
Qué espera el tribunal del apartado de actividades
El apartado de actividades es uno de los más decisivos de tu programación didáctica. El tribunal busca comprobar que tus propuestas no son una simple lista de juegos o fichas, sino un conjunto coherente de experiencias de aprendizaje pensadas para el desarrollo integral de los niños y niñas. ¿Qué espera exactamente el tribunal? Veámoslo:
Coherencia con el currículo: Quieren ver que cada actividad está alineada con los objetivos, competencias y contenidos (saberes básicos) del currículo oficial de infantil (LOMLOE). Nada está puesto “porque sí”: todo responde a una intención educativa. Por ejemplo, si planteas una actividad de clasificar objetos por colores, debe intuirse que buscas desarrollar la competencia matemática y el conocimiento del entorno, vinculándola a objetivos oficiales de la etapa. Demuéstrales que conoces el currículo y lo aplicas de forma concreta.
Enfoque pedagógico sólido: Tus actividades deben reflejar la metodología que has elegido y las teorías educativas actuales. El tribunal espera actividades acordes con metodologías activas, aprendizaje a través del juego y experiencias significativas. De hecho, la normativa LOMLOE enfatiza que en Infantil los métodos de trabajo se basen en experiencias positivas, actividades lúdicas y juego, en un clima de confianza . Si en tu programación dices que sigues un enfoque Montessori, por ejemplo, las actividades deben permitir la experimentación autónoma; si apuestas por proyectos, que se note en actividades globalizadas y participativas, etc.
Atención a la diversidad: Un buen opositor muestra sensibilidad hacia todos sus alumnos. El tribunal quiere ver actividades inclusivas, donde se evidencie cómo adaptarás la propuesta a diferentes niveles, ritmos de aprendizaje o necesidades especiales (ACNEAE). ¿Tienes un alumno con TEA o alguna necesidad específica? Menciona brevemente cómo ajustarías la actividad para que pueda participar (por ejemplo, usando apoyos visuales, grupos de apoyo, materiales adaptados). Esto demuestra que tu programación es realista e inclusiva, no una plantilla genérica.
Claridad y detalle equilibrado: Las actividades deben estar explicadas con la suficiente claridad para entender qué se va a hacer y por qué, pero sin saturar con prosa excesiva. El tribunal agradece precisión: títulos descriptivos, duración, agrupamientos (gran grupo, equipos, individual), materiales principales… y especialmente la justificación pedagógica de cada actividad (de esto hablaremos en detalle más abajo). Eso sí, cuida que la extensión sea razonable: ni dos líneas telegráficas ni media página por actividad. Piensa que el tribunal revisa muchas programaciones, y valorará la concisión clara.
Originalidad y adecuación: Por último, espera propuestas originales y adecuadas a la edad 3-6 años. Actividades típicas como “ficha de colorear” sin más pueden restar puntos si no las justificas o si abusas de ellas. En cambio, actividades creativas, juegos motores, experimentos sencillos, cuentacuentos interactivos, etc., llaman la atención positivamente, siempre que estén bien fundamentados. Eso sí, la originalidad nunca debe ir reñida con la viabilidad: el tribunal notará si planteas algo difícil de llevar a la práctica en un aula real (por falta de tiempo, recursos o porque no es apropiado para niños tan pequeños).
El tribunal espera que el apartado de actividades de tu programación demuestre profesionalidad y conocimiento: cada actividad debe ser pertinente, intencionada y fundamentada en el currículo y la pedagogía. Si logras eso, tendrás medio camino ganado hacia la máxima puntuación. 🎖️
Cómo estructurar las actividades en la programación
Ahora que sabemos lo que quieren ver los examinadores, pasemos a la estructura. ¿Cómo presentar tus actividades dentro de la programación didáctica de forma clara y atractiva? Aquí tienes algunas pautas eficaces:
1. Organiza las actividades por unidades didácticas o bloques temáticos: Lo habitual es que tu programación esté dividida en unidades didácticas (UD) o proyectos. Dentro de cada UD, incluye las actividades específicas que realizarás. Puedes comenzar cada unidad con un breve índice de las actividades que contiene, para dar una visión global. Por ejemplo: “Unidad 4: ‘El invierno’. Actividades: 1) Asamblea de los lunes sobre el clima, 2) Experimento con hielo, 3) Juego motor de los copos de nieve, 4) Taller artístico de copos, 5) Cuento ‘El muñeco de nieve’.” De un vistazo, el tribunal verá variedad y secuencia lógica.
2. Sigue un orden temporal y lógico: Dentro de cada unidad, presenta las actividades en el orden aproximado en que las llevarías a cabo. Es útil clasificarlas según su tipo o momento pedagógico: iniciales (introducción), desarrollo y cierre o síntesis. Por ejemplo, inicia con una actividad de motivación o introducción al tema, continúa con actividades de desarrollo (centrales, donde se trabaja el grueso de contenidos) y finaliza con una de cierre o resumen. También puedes indicar actividades de refuerzo o ampliación aparte, para atender a distintos ritmos (ej. un rinconcito extra para quien termine antes, o un apoyo especial para quien lo necesite). Esta estructura temporal demuestra planificación y que entiendes la secuencia didáctica.
3. Formato claro (tabla o lista): Piensa en la legibilidad. Puedes enumerar las actividades con viñetas o números y, si lo prefieres, usar una tabla para organizar la información. Por ejemplo, una tabla con columnas: Actividad, Objetivos/Competencias, Descripción, Metodología, Evaluación… facilitará al lector identificar cada elemento. Si no usas tabla, al menos presenta cada actividad en un párrafo separado destacado, iniciando con un título en negrita. Ejemplo de formato en texto:
Actividad 2: “Experimento del hielo” – (Descripción breve de qué harán los niños). Justificación: indicada entre paréntesis o tras un guion, donde expliques propósito curricular, metodología, etc.Este formato (título + descripción + justificación) se entiende muy bien en la lectura. Usa viñetas como aquí si quieres resaltar cada actividad por separado.
4. Incluye detalles clave de cada actividad: Sin alargarte demasiado, asegúrate de mencionar en cada actividad: qué van a hacer los alumnos, cómo lo harán (grupo entero, pequeños grupos, pareja, individual), dónde (aula, patio, rincón específico), y qué materiales grosso modo (cartulinas, cuentos, tablet, etc. si son relevantes). Y por supuesto, para qué: una frase justificativa mencionando el objetivo o competencia que trabaja (“con esta actividad trabajaremos la motricidad fina y la coordinación ojo-mano, fundamental en el área de Crecimiento en Armonía”). Si alguna actividad requiere preparación especial (ej. “traerán fotos de su familia”) conviene mencionarlo. Así demuestras capacidad de organización.
5. Calendario y distribución equilibrada: El tribunal valora que tu programación sea realista en tiempos. Indica la duración prevista de cada actividad (e.j. 15 min, 30 min, una sesión, varias sesiones...). También asegúrate de que en el conjunto de unidades haya un equilibrio: que no todas las actividades se acumulen en un solo trimestre dejando los demás vacíos, o que no sean siempre del mismo tipo. Mostrar una distribución equilibrada (ej. 3-5 actividades principales por unidad, adaptadas a la duración de la unidad) y variedad (psicomotrices, lenguaje, artísticas, etc.) transmite que has pensado en toda la etapa de forma global. Recuerda que según el currículo, “todos los momentos de la jornada tienen carácter educativo” , así que puedes incluir también actividades rutinarias significativas (asamblea, cuentos diarios, juegos libres dirigidos) dentro de tu planificación.
Estructura tus actividades de manera ordenada, visual y lógica. Un índice por unidades, una presentación clara de cada actividad y detalles esenciales harán que tu programación sea fácil de seguir y destaque frente a otras menos cuidadas. 📑✨ (Por cierto, en nuestro artículo sobre la programación didáctica en Infantil encontrarás más consejos sobre estructurar todo el documento – te lo recomendamos para completar información 😉).
Cómo justificar pedagógicamente cada actividad
Llegamos al corazón de este artículo: la justificación pedagógica de las actividades. Aquí es donde much@s opositores/as se juegan los puntos, porque no basta con decir “esta actividad es muy divertida y a los niños les encanta” (error típico 🙈). ¿Cómo se justifica correctamente una actividad? Atendiendo a cuatro aspectos clave: currículo, metodología, diversidad y evaluación.
Veámoslos uno por uno:
1. Vinculación con el currículo oficial (LOMLOE) 📘🎯
Cada actividad debe conectarse con lo que el currículo pide. Esto incluye los objetivos de etapa, las competencias clave, las competencias específicas de área, los saberes básicos (contenidos) y criterios de evaluación aplicables. Suena pesado, pero en la práctica significa explicar qué aprendizaje promueve la actividad y a qué elemento curricular corresponde.
Objetivos y competencias: Procura mencionar al menos un objetivo general de la etapa que esté relacionado. Por ejemplo, la actividad “Circuito psicomotor de obstáculos” podrías justificarla diciendo que contribuye a “desarrollar la autonomía y el control corporal (objetivo c) de Educación Infantil)”, y que además fomenta la competencia motriz y la conciencia corporal. Si aplica, nombra alguna competencia clave relevante: “competencia en aprender a aprender, al enfrentar pequeños retos físicos”, “competencia social, al esperar turnos y ayudar a compañeros”, etc. ¡Ojo! No hace falta listar cinco objetivos y todas las competencias por actividad; elige las más relevantes y sé concreta.
Contenidos / Saberes básicos: La LOMLOE ahora habla de “saberes básicos” en lugar de contenidos, pero en esencia son los conocimientos, destrezas y actitudes que los niños desarrollan. Justifica cómo la actividad trabaja algún saber básico del área correspondiente. Ejemplo: en un huerto escolar, menciona que los niños “exploran elementos de la naturaleza (saber básico del área Descubrimiento del Entorno) aprendiendo conceptos científico-naturales básicos (plantar, crecer, regar)”. Esto muestra que sabes qué contenido hay detrás del juego.
Criterios de evaluación: Si puedes, enlaza la actividad con un criterio de evaluación del currículo. Los criterios indican qué evidencias demostrarían que se ha alcanzado el aprendizaje. Por ejemplo: “esta actividad permite observar si el alumno identifica las emociones básicas en sus compañeros (criterio de evaluación del área de Crecimiento en Armonía)”. Mencionar criterios de evaluación refuerza que tu actividad tiene un propósito medible, lo cual encanta al tribunal porque conecta directamente con cómo valorarás el progreso.
La justificación curricular responde a: “¿Qué aprendizajes del currículo estoy trabajando con esta actividad y con qué finalidad?”. Usa lenguaje curricular de forma natural (objetivo, competencia, etc.), demostrando dominio de la normativa sin simplemente copiar y pegar. ¡Convierte la jerga legal en algo práctico y comprensible en tu actividad!
2. Coherencia con metodologías y enfoques pedagógicos 🎨🤸
Aquí debes explicar cómo la actividad encaja en tu enfoque didáctico y por qué es adecuada pedagógicamente para infantil. Imagina que tu programación en la introducción menciona que sigues, por ejemplo, una metodología Montessori, o que aplicas rincones de aprendizaje, o proyectos interdisciplinares, o simplemente una combinación de metodologías activas. Cada actividad debería reflejar esos principios en la práctica.
Describe el tipo de actividad según la metodología: Por ejemplo, “Actividad basada en el juego simbólico”, “taller manipulativo Montessori de vida práctica”, “aprendizaje cooperativo en pequeño grupo”, “rincones de trabajo autónomo”, “experiencia sensorial”, etc. Al justificar, deja claro este enfoque: “con esta actividad de juego simbólico, los niños/as aprenden imitando roles de la vida real, lo cual se enmarca en nuestra metodología basada en el juego y la experimentación directa”. Si has mencionado teorías (Piaget, Vygotsky, etc.), este es el momento: “Siguiendo a Piaget, la actividad parte del estadio preoperacional del niño permitiéndole explorar el mundo con materiales concretos”, o “basándonos en el aprendizaje sociocultural de Vygotsky, se trabaja en parejas para favorecer la zona de desarrollo próximo”. No es obligatorio citar autores, pero si lo haces brevemente y bien traído, sumas puntos de erudición 😉.
Ambiente y recursos pedagógicos: Incide en cómo la actividad crea un ambiente propicio. ¿Es lúdica? ¿Estimula la curiosidad? ¿Promueve la autonomía o la colaboración? La LOMLOE deja claro que en infantil todo debe darse en un entorno de afecto, seguridad y juego . Puedes justificar, por ejemplo: “La actividad se desarrolla en el patio, aprovechando el movimiento libre y el contacto con el entorno, lo que genera una experiencia positiva y significativa. Esto es coherente con nuestra metodología activa al aire libre, fomentando aprendizajes emocionales positivos en un clima de confianza”. Así conectas con ese principio pedagógico fundamental: aprendizaje + juego + afecto.
Innovación y buenas prácticas: Si tu actividad incorpora alguna técnica innovadora o recurso interesante (por ejemplo, mesa de luz, botellas sensoriales, escape room adaptado infantil, uso de TIC como proyectar un vídeo corto, etc.), destácalo y justifica por qué. “Usamos la mesa de luz para trazar letras con arena, una técnica Montessori que resulta muy motivadora sensorialmente y facilita la preescritura en infantil”. O “aplicamos el método de aprendizaje cooperativo ‘El folio giratorio’ adaptado a 5 años, para que todos participen dibujando por turnos – una estrategia que mejora habilidades sociales”. Explica brevemente qué aporta esa técnica al aprendizaje de los peques.
La justificación metodológica debe responder: “¿Por qué esta actividad está planteada así?” y “¿Cómo ayuda este planteamiento metodológico a que aprendan mejor los niños de estas edades?”. Demuestra que no has elegido la dinámica al azar, sino que sabes lo que haces pedagógicamente. 💡
3. Atención a la diversidad dentro de la actividad 🌈🤗
Un apartado clave que a veces se olvida es justificar cómo la actividad atiende a la diversidad del alumnado. Recuerda: el tribunal quiere ver a una futura maestra capaz de incluir a todos sus niños, desde el más aventajado hasta el que necesita apoyo extra. Aquí debes plantearte: ¿Qué adaptación, apoyo o ampliación necesita esta actividad para que ningún niño se quede atrás? Incorpora esa respuesta en tu justificación:
Adaptaciones para ACNEAE: Sin extenderte en casos clínicos, menciona soluciones concretas. Por ejemplo: “Si tengo alumnos con necesidades educativas especiales, en esta actividad de recorrido de psicomotricidad puedo adaptar el nivel de dificultad: ofrecer un apoyo visual con pictogramas para los pasos a seguir (beneficioso para niños con TEA), o asistencia física/verbal para quien la requiera. Todos pueden participar cada uno a su manera”. O “Para un alumno con movilidad reducida, se diseñará un rol específico dentro del juego, como ser el ‘juez’ que da la salida y controla el tiempo, garantizando su integración”. Estas pinceladas demuestran una actitud inclusiva y planificación anticipada.
Diferentes ritmos y estilos de aprendizaje: No todos aprenden igual ni al mismo ritmo. Puedes justificar que la actividad contempla diferentes niveles de realización. Ejemplo: “La ficha de grafomotricidad tendrá trazos de dificultad graduada: quienes necesiten reforzar, harán solo líneas rectas con apoyo, y quienes vayan más avanzados, podrán intentar ondas más complejas o incluso decorar la ficha libremente, así cada uno trabaja a su nivel”. Otro ejemplo: “En el juego de contar objetos, algunos niños contarán hasta 3 con ayuda manipulativa, mientras otros podrán desafiarse a contar hasta 10; la actividad es flexible para ajustarse al nivel individual”. Esto muestra diferenciación pedagógica dentro de la misma actividad.
Inclusión y participación de todos: Menciona cómo fomentas que todos participen activamente. Por ejemplo, en una dramatización, en vez de que solo hablen dos niños y el resto mire, puedes justificar: “Repartimos pequeños papeles a cada alumno para que todos intervengan en la obra, favoreciendo la participación total”. O “en el juego cooperativo, formamos grupos heterogéneos donde cada niño/a tenga un rol (líder, encargado de material, portavoz…), asegurando que hasta el más tímido tenga una función y se sienta parte del equipo”. Estas estrategias evidencian que te preocupas por la inclusión real.
Además, puedes aludir a que con estas medidas cumples los principios de equidad e inclusión que marcan las leyes educativas. La LOMLOE señala que la acción educativa en infantil “se adaptará a los distintos ritmos de trabajo” de cada niño . ¡Demuestra que tus actividades lo cumplen! En pocas palabras, la justificación en diversidad responde: “¿Cómo se asegurará esta actividad de que cada niño, con sus particularidades, aprenda y disfrute?”. Si lo dejas claro, ganarás muchos enteros ante el tribunal más exigente. ✅
4. Criterios de evaluación: cómo medir el éxito de la actividad 📊🎯
Por último, aunque estés “solo” describiendo una actividad, no olvides mencionar cómo sabrás si ha cumplido su objetivo. Es decir, incluye la perspectiva de evaluación dentro de la justificación. Esto cierra el círculo didáctico: planificas la actividad con un propósito y defines cómo comprobarás que se alcanzó.
Observación y evaluación continua: En infantil, la evaluación es principalmente cualitativa y observacional. Puedes escribir algo como: “Para evaluar esta actividad utilizaré la observación directa: durante el juego de los comercios observaré si cada niño/a logra intercambiar roles y expresarse verbalmente cuando hace de cliente o tendero, registrando anécdotas significativas en mi diario de aula”. O “se empleará una lista de cotejo sencilla para anotar qué alumnos identifican los cuatro sabores durante la cata de alimentos (dulce, salado, ácido, amargo)”. Esto muestra que ya piensas en la evaluación desde el diseño de la actividad, lo cual es muy profesional.
Indicadores de logro claros: Relacionado con los criterios de evaluación del currículo, pero en palabras más simples, menciona qué indicador evidenciará el aprendizaje. Ej: “Consideraremos que la actividad ha sido un éxito si la mayoría del grupo es capaz de clasificar correctamente los objetos según pesado/ligero y explicar con sus palabras por qué (indicador de que comprenden el concepto de peso)”. O “al finalizar la actividad de relajación, observaremos si el alumnado es capaz de verbalizar que se siente más tranquilo, señal de que identifican la emoción de calma tras practicar mindfulness”. Fijar así el indicador muestra que sabes qué buscar tras la actividad para valorar su efectividad.
Instrumentos o técnicas concretas: Si en tu programación mencionaste técnicas de evaluación (rúbricas, porfolios, trabajos, exposiciones…), aquí conecta con eso. “Esta actividad culmina con una pequeña exposición de los dibujos en el mural de clase; evaluaremos mediante rúbrica la originalidad del dibujo y si representa correctamente una escena familiar, según criterios acordados”. O “recogeremos las producciones plásticas en un porfolio individual, que servirá para evaluar el progreso del alumno a lo largo del trimestre”. Detalles así integran la actividad con tu sistema de evaluación global.
Recuerda que, en infantil, evaluar no es poner exámenes sino analizar el proceso y resultados de manera continua. Incluyendo un apunte evaluativo en la justificación, respondes a: “¿Cómo sabré que los niños aprendieron o disfrutaron lo que pretendía con esta actividad?”. Esto cierra perfectamente la justificación de la actividad, enlazándola con los criterios de éxito. El tribunal
verá que tienes visión completa: planeas, actúas y evalúas. ¡Chapeau! 🎩
Como ves, justificar una actividad pedagógicamente implica hablar su idioma (currículo), explicar la intención metodológica, asegurar la inclusión y prever la evaluación. Al principio puede costar hilar todo eso en 2-3 frases, pero con práctica saldrá solo. A continuación, veremos ejemplos concretos de cómo redactar actividades bien justificadas, para que lo tengas aún más claro.
Ejemplos de redacción de actividades bien justificadas 📝🎯
Nada mejor que ver ejemplos reales para entender cómo debe quedar este apartado. Te presentamos dos actividades imaginarias, típicas de Educación Infantil, con su descripción y justificación pedagógica tal como podrían aparecer en tu programación. Inspírate en su formato y detalle:
Ejemplo 1: “El mercado de clase”Descripción: Organizamos un pequeño mercado dentro del aula. Cada rincón se convierte en una “tienda” (frutas, ropa, juguetes) atendida por niños, mientras otros hacen de compradores con monedas de juguete. La actividad dura dos sesiones: en la primera montan las tiendas con material reciclado y crean los carteles de precios; en la segunda, juegan a comprar y vender.Justificación: Esta actividad globalizada integra varias áreas y competencias: por un lado, desarrolla la competencia lingüística (al fomentar diálogos de comprador-vendedor y nuevo vocabulario de alimentos, prendas, etc.) y la competencia matemática (uso de números en precios, conteo de monedas). Está alineada con el currículo LOMLOE en el objetivo de “relacionarse con los demás y desarrollar habilidades de convivencia” y en contenidos de Educación para la vida cotidiana (el niño aprende jugando a hacer la compra). Metodológicamente, se sustenta en el juego simbólico y el aprendizaje cooperativo: los niños asumen roles adultos, aprenden unos de otros y construyen su conocimiento a través de la experiencia directa, tal como propugna el enfoque constructivista. 🤝 Para atender a la diversidad, se ofrecen roles variados: el niño tímido puede encargarse de cobrar (rol estructurado), el que tiene dificultades de lenguaje puede inicialmente acompañar a un compañero como ayudante, etc., asegurando que todos participan. La evaluación será observacional y mediante rúbrica sencilla: valoraremos si cada alumno es capaz de participar en el intercambio comunicativo (indicador: saluda, pide lo que quiere, da las gracias) y si comprende el concepto básico de intercambio con monedas. ¡El mercado ha de ser divertido, educativo e inclusivo! 🛒🎉
Ejemplo 2: “El mural de las emociones”Descripción: Actividad para trabajar la educación emocional. Tras un cuento sobre distintas emociones, en asamblea cada niño expresa cómo se siente hoy y se asocia con un color (ej.: contento = amarillo). Luego, en gran papel continuo, cada uno pinta un garabato de color según su emoción y se compone un mural colectivo multicolor. Finalmente, entre todos comentamos cómo quedó el mural y cuántos sienten cada emoción (conteo simple).Justificación: Con esta actividad los niños identifican y expresan sus emociones de forma creativa, cumplimentando el objetivo de etapa de desarrollar capacidades emocionales y afectivas (currículo de Infantil). Se vincula a la competencia personal, social y de aprender a aprender, pues reconocen estados internos y ven los de sus compañeros, practicando empatía. La metodología es vivencial y artística: se utiliza la pintura y la expresión plástica como vía de comunicación emocional, en línea con metodologías activas que promueven la educación emocional temprana. Se fomenta un ambiente de confianza para que todos compartan (cada aporte es valorado, no hay respuestas “malas”). Para la atención a la diversidad, la actividad no tiene barreras: cada niño pinta según su capacidad (unos harán un simple trazo, otros quizá dibujen caritas; ambos aportes son válidos). Si algún niño no quiere hablar en público de su emoción, puede solo mostrar su color en el mural; respetamos sus ritmos, promoviendo poco a poco mayor expresión. 📊 Evaluaremos observando la participación de cada niño: por ejemplo, si logra elegir un color que represente su emoción y si distingue distintas emociones en el debate posterior. También llevaremos un registro anecdótico de comentarios relevantes (ej.: “Pedro dijo que el azul era tristeza porque se rompió su juguete” nos indica comprensión del cuento y gestión emocional). Esta actividad, simple en apariencia, tiene un fuerte valor pedagógico al unir lenguaje, arte y afectividad en un aprendizaje significativo. 🎨💖
Como ves, en ambos ejemplos las actividades están brevemente descritas y luego justificadas tocando todas las claves: qué objetivo/competencia trabajan, qué metodología aplican, cómo incluyen a todos y cómo se evaluarán. Cuando redactes las tuyas, puedes seguir este modelo. Verás que algunas actividades requerirán más énfasis en cierto aspecto que en otro (unas serán más fuertes en contenido académico, otras en desarrollo social, etc.), pero siempre intenta mencionar al menos un elemento curricular, una nota metodológica, una adaptación a la diversidad y un apunte de evaluación. ¡Así tendrás actividades redondas! ✅
Errores frecuentes y cómo evitarlos 🚫🤔
Incluso con buenas orientaciones, es fácil caer en algunos errores típicos al escribir el apartado de actividades. ¡Pero que no cunda el pánico! Aquí te señalamos los tropiezos más comunes de las opositoras y cómo evitarlos:
Error 1: Lista de actividades sin justificación real. Escribir “lo que se hace” pero no por qué. Ejemplo: “Haremos un mural de la primavera con flores de papel.” y pasar a la siguiente actividad sin más. Cómo evitarlo: nunca presentes una actividad sola, acompáñala siempre de al menos una frase de justificación pedagógica. Pregúntate en voz alta: “¿qué aprenden los niños con esto?”. Si la respuesta no está escrita, hay que escribirla. Incluso una manualidad sencilla puede justificarse: “Haremos un mural de la primavera con flores de papel, para trabajar la motricidad fina recortando y pegando, y conocer las partes de una planta (saber básico de conocimiento del entorno).” ¿Ves la diferencia? Añade el para qué.
Error 2: Justificar con frases vacías o copiadas de la ley. Por ejemplo, decir “esta actividad es lúdica e innovadora, basada en la metodología activa, desarrollando todas las competencias clave”… y quedarse tan ancha. Eso suena a cliché y no concreta nada (¡además de que podría estar copiado del manual de academia!). Cómo evitarlo: sé específica y sincera. En lugar de “desarrolla todas las competencias”, menciona 1 o 2 específicas que de verdad se trabajan. En vez de “metodología activa” sin más, di qué método o estrategia estás usando en esa actividad. Y evita pegar párrafos de la legislación tal cual; es mejor parafrasear con tus palabras lo que logras con la actividad. El tribunal detecta cuando algo es mero relleno estándar. 💔 ¡Hazlo tuyo!
Error 3: Actividades poco adecuadas a la edad. Esto puede ser por exceso o por defecto: plantear algo demasiado complejo/imposible para infantil (crear frases escritas con 4 años, experimento químico peligroso, esperar que niños de 3 años lean un texto largo…), o bien actividades demasiado simples o “bebés” que no supongan reto (colorear fichas sin ton ni son todo el tiempo). Cómo evitarlo: ten siempre presente las características del alumnado de 3-6 años. Si dudas, revisa los desarrollos evolutivos: a los 3 años apenas están iniciando la motricidad fina, a los 5 ya pueden hacer tareas más elaboradas en grupo. Ajusta la exigencia de la actividad a la franja de edad de tu programación. Y ofrece variedad: combina actividades de movimiento, con otras de atención breve, lenguaje oral, experimentación sensorial… Una programación monótona o desajustada hará saltar las alarmas del tribunal. Antes de entregar, repasa: ¿haría esto con niños reales de esta edad? Si no lo ves claro, modifica. 😉
Error 4: Olvidar la atención a la diversidad y la evaluación. Algunos candidatos redactan las actividades describiendo muy bien qué harán, pero no mencionan adaptaciones ni cómo evaluarán. El resultado: actividades cojas, donde parece que todos los niños son clones ideales que harán la tarea igual y que al final nadie comprueba nada. Cómo evitarlo: integra el chip de diversidad y evaluación en tu escritura. Puedes agregar al final de la descripción algo tipo “(se ofrecerá apoyo visual para quien lo necesite)” o “(se propondrán variantes más sencillas/difíciles según el nivel)” – con medio renglón ya indicas inclusión. Y otro poco para la evaluación: “(se valorará mediante observación si… tal cosa)”. No hace falta un discurso enorme, con pequeños incisos demuestras gran profesionalidad. Así tus actividades cubrirán todos los frentes.
Error 5: Mala redacción o desorganización. A veces el contenido es bueno, pero está presentado en un bloque enorme de texto o con frases liosas, faltas de ortografía, etc. Esto cansa al tribunal y le resta puntos incluso a ideas que en tu cabeza eran geniales. Cómo evitarlo: cuida la presentación escrita. Usa párrafos cortos, viñetas si encajan, títulos en negrita para cada actividad… facilítales la lectura. Revisa ortografía y gramática, porque errores básicos dan mala impresión (pide a alguien que lea tu programación, un par de ojos frescos detectan erratas mejor que uno cansado 😅). Y sobre todo, no te contradigas: si en tu metodología general dijiste “no usaré fichas tradicionales”, no propongas luego 5 fichas en las actividades; si aseguraste “haré grupos cooperativos siempre”, no enumeres solo actividades individuales. La programación debe ser coherente consigo misma. Haz un repaso global asegurando que metodología, actividades, evaluación, todo está en sintonía.
Si evitas estos errores, estarás muy por delante de muchos opositores. Recuerda: lo que cuenta no es meter muchas actividades, sino actividades bien pensadas y explicadas. Calidad antes que cantidad. ✔️ Con eso en mente, pasemos al paso final: ¡organizar todo esto fácilmente con una plantilla!
FAQ – Preguntas frecuentes 🙋♀️❓
P. ¿Cuántas actividades debo incluir en cada unidad didáctica de infantil?
R. No hay un número mágico, pero por experiencia se suelen incluir entre 3 y 6 actividades principales por unidad, dependiendo de la duración de la unidad. Lo importante es que cubras los momentos clave (inicio, desarrollo, cierre) y varios tipos de aprendizaje. Algunas unidades más largas (p. ej. proyectos trimestrales) pueden tener más actividades, mientras que unidades cortas (una semana temática) quizás tengan menos. Recuerda también mencionar actividades rutinarias relevantes (asamblea, lectura diaria) aunque sean repetitivas, pues forman parte del día a día educativo. Calidad sobre cantidad: es mejor 4 actividades bien justificadas que 8 listadas sin detalle. 😉
P. ¿Debo citar la normativa (LOMLOE, decretos) literalmente en cada justificación?
R. No es obligatorio citar textual ni mencionar el número de la ley en cada actividad, pero sí es recomendable hacer referencia a elementos del currículo. Por ejemplo, puedes poner “objetivo de etapa relativo a la autonomía” en vez de “objetivo c) del RD 95/2022”. O “competencia social y cívica” en vez de “competencia clave nº 3”. El tribunal sabe a qué te refieres. Si te sientes más segura, puedes incluir alguna cita entre comillas de la ley (muy corta) en alguna justificación, pero no abuses para que la lectura no se vuelva legislativa. Lo esencial es que quede claro que conoces la normativa y la aplicas, no tanto la forma en que la cites. En la defensa oral sí podrías mencionar algún artículo o decreto para impresionar, pero en el texto escrito mantén un tono natural y pedagógico.
P. ¿Cómo adapto las actividades para niños de 3 años vs. 5 años dentro de la programación?
R. Si tu programación abarca una edad específica (por ejemplo, aula de 5 años), centra las actividades en ese nivel madurativo. Pero si abarcase todo el ciclo o quieres mostrar diversidad, puedes indicar variaciones. Por ejemplo: “Adaptación 3 años: la actividad de cuenta-cuentos será más breve, con marionetas sencillas y sin exigir que verbalicen mucho. Adaptación 5 años: se extiende la actividad pidiendo a los niños que inventen un final alternativo al cuento”. Esto se puede escribir como nota al final de la actividad. Generalmente, en oposiciones se elige un nivel (3, 4 o 5) y se programa para ese grupo, así que no necesitas cubrir todas las edades. Aun así, mostrar que entiendes las diferencias evolutivas (como en el ejemplo de adaptaciones) puede sumar puntos en originalidad.
P. ¿Puedo reutilizar una misma actividad en varias unidades didácticas?
R. Sí, hay actividades de tipo rutinario o estrategias efectivas que pueden repetirse a lo largo del curso, ¡y de hecho es positivo mencionarlo! Por ejemplo, la asamblea matutina es diaria; la puedes describir una vez (ej. en la primera unidad) y luego decir que se realiza en todas las unidades. Lo mismo con actividades como “lectura de un cuento al finalizar el día” o “canción de los buenos días”, etc., que son recurrentes. Solo ten cuidado: las actividades nucleares de cada unidad (las que aportan el contenido principal) sí conviene que sean diferentes para cada unidad, porque cada una tiene su propio tema/objetivos. Puedes reutilizar el formato de actividad (por ejemplo, “trabajo por rincones” en varias unidades) pero detallando qué se hace en ese rincón según el tema. Reutilizar con sentido pedagógico está bien; copiar-pegar sin personalizar, no tanto. Además, si repites una dinámica, intenta aportar alguna novedad o progresión (que se note que hay evolución a lo largo del curso).
P. ¿Es necesario detallar todos los materiales de cada actividad?
R. Solo los principales y distintivos. No hace falta hacer una lista exhaustiva de “lápices, folios, tijeras, pegamento…” para cada actividad (el tribunal da por hecho que contarás con material básico de aula). Pero sí menciona materiales especiales o claves: por ejemplo, “lupa y bote para observar insectos” en una actividad de ciencias, o “tablet con app de dibujo” en una actividad TIC, o “paracaídas de colores” en un juego motor. Estos detalles enriquecen la imagen de la actividad. Además, si ciertos materiales reflejan innovación o recursos del centro (huerto, pizarras digitales, biblioteca de aula), nombrarlos muestra que aprovechas los recursos disponibles. En resumen, detalla lo relevante y omite lo obvio. Una buena práctica es añadir al final de la actividad una breve línea “Recursos:” seguida de los materiales clave, si es necesario.
P. ¿Cómo puedo mejorar la claridad si tengo muchas actividades que explicar?
R. Utiliza el formato a tu favor. Numerar las actividades y darles un título ayuda a organizar. Apoyarte en viñetas o tablas como mencionamos en la sección de estructura es ideal para evitar párrafos interminables. También puedes apoyar la explicación con gráficos sencillos o esquemas dentro de tu programación: por ejemplo, un diagrama del aula señalando rincones de actividad, o un calendario del mes con post-its indicando cada actividad especial. Eso sí, esos elementos visuales complementan pero no sustituyen la redacción; asegúrate de explicar todo con texto. Por último, revisa la coherencia: si ves que te repites mucho justificando actividades muy parecidas, quizá puedas redactar una justificación general común para ese tipo de actividades y luego en cada actividad individual ser más breve. Piensa en el lector: ¿entenderá rápidamente qué propósito tiene cada actividad? Si la respuesta es sí, vas por buen camino. 👌
Has llegado al final de esta guía completa, ¡bravo! 🎉 Ya sabes cómo redactar y justificar las actividades de tu programación didáctica infantil de forma rigurosa y a la vez cercana. En resumen, la clave está en pensarlo todo: qué harán tus peques, por qué lo harán (currículo y metodología), cómo te asegurarás de que todos aprendan (inclusión) y cómo sabrás que ha funcionado (evaluación). Si plasmas eso con claridad y pasión, tus actividades brillarán con luz propia en la programación. Como motivación final, imagina el momento de la defensa: estarás explicando tus actividades al tribunal con seguridad, sabiendo que cada una tiene un sentido profundo. Verás cabezas asintiendo, sonrisas porque entienden que realmente amas tu profesión y sabes lo que haces. Esa confianza se transmite y marca la diferencia. 💫
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Gracias por leer hasta aquí. Ahora sí, ¡manos a la obra con tu programación didáctica! Estamos seguros de que, con unas actividades tan bien justificadas y hechas con corazón, conquistarás al tribunal y estarás cada vez más cerca de tu plaza. 🍀👩🏫 ¡Mucho éxito, opositor/a! 👏👏
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