20 metodologías activas que le encantan al tribunal de Oposiciones de Educación Infantil.
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- hace 5 días
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En las oposiciones de Educación Infantil, cada detalle cuenta para impresionar al tribunal. Una de las claves para destacar es la incorporación de metodologías activas en nuestra programación didáctica y en la exposición oral. ¿Por qué? Porque las metodologías activas ponen al niño en el centro del aprendizaje, fomentando su participación, creatividad y autonomía. Los tribunales adoran ver que el futuro maestro domina estrategias innovadoras y efectivas, alineadas con la pedagogía moderna y la legislación vigente (como la LOMLOE, enfocada en el desarrollo de competencias). En este artículo exploraremos 20 metodologías activas que no solo enriquecen el aula de infantil, sino que también encantan al tribunal por su capacidad de mejorar el aprendizaje. Prepárate para conocer técnicas didácticas que van desde el aprendizaje basado en proyectos hasta el mindfulness, todas explicadas con ejemplos y consejos prácticos para que puedas integrarlas en tu programación y brillar en tu oposición.
Antes de sumergirnos en cada metodología, ten en cuenta que no se trata de usar todas a la vez, sino de seleccionar aquellas que mejor se adapten a tu estilo y al contexto de tus alumnos. Lo importante es justificarlas bien en tu programación, mostrando que entiendes sus fundamentos y beneficios. ¡Comencemos!
1. Aprendizaje Basado en Proyectos (ABP)
El Aprendizaje Basado en Proyectos (ABP) es quizá la metodología activa más conocida y valorada. Consiste en diseñar actividades en forma de proyecto integral donde los niños investigan y trabajan sobre un tema significativo durante un periodo prolongado. En lugar de lecciones aisladas, el ABP propone una pregunta o reto central (por ejemplo, "¿Cómo podemos cuidar el parque del barrio?") y a partir de ahí los pequeños exploran diversas áreas (lenguaje, matemáticas, arte, ciencia) relacionadas con ese proyecto.
¿Por qué le encanta al tribunal? Porque fomenta un aprendizaje globalizado y competencial. Los tribunales de oposiciones saben que la LOMLOE y el currículo actual promueven situaciones de aprendizaje integradas. Con un proyecto, demuestras que puedes conectar contenidos de distintas áreas de forma coherente y contextualizada. Además, el ABP impulsa habilidades clave en infantil: la curiosidad, el trabajo en equipo, la expresión oral y la resolución de problemas.
¿Cómo aplicarlo? Por ejemplo, en un proyecto sobre “El huerto del cole”, los niños plantan semillas (conocimiento del entorno y motricidad fina), llevan un diario de crecimiento de las plantas (preescritura y matemáticas básicas al medir), cantan canciones sobre la naturaleza (lenguaje y música) y finalmente presentan su huerto al resto del cole (expresión oral y autoestima). Durante la exposición, podrías explicar al tribunal cómo planificaste las fases del proyecto, qué productos finales hubo (un mural, una pequeña cosecha, una presentación) y qué aprendieron los alumnos. Destaca también cómo evaluaste de forma continua (por ejemplo, mediante observación y carpetas de trabajos de los niños). Un ABP bien justificado muestra al tribunal tu capacidad para diseñar experiencias de aprendizaje ricas y significativas.
2. Aprendizaje Basado en Problemas (ABPBL)
El Aprendizaje Basado en Problemas (en inglés Problem-Based Learning, a veces abreviado como ABP o PBL) tiene un enfoque parecido al ABP pero a menor escala y enfocado en solucionar un problema concreto. En lugar de un proyecto largo, se presenta a los niños un problema o situación sencilla de la vida cotidiana para que, con ayuda del docente, encuentren soluciones. En Educación Infantil, evidentemente adaptamos la complejidad: pueden ser problemas como “¿Cómo atravesar un río imaginario sin mojarnos?” o “Hemos encontrado una huella misteriosa en clase, ¿de quién será?”.
¿Qué lo hace atractivo al tribunal? El tribunal valora que esta metodología desarrolla el pensamiento crítico y la creatividad desde edades tempranas. Aunque los peques de infantil aún necesitan mucha guía, plantearles pequeños retos les anima a observar, formular hipótesis y probar ideas (por ejemplo, construir un puente con piezas para cruzar el "río" de un cuento). Demuestra que no enseñas de forma mecánica, sino que invitas a los niños a pensar y participar activamente en su aprendizaje. Esto encaja con la idea de formar futuros ciudadanos resolutivos y con iniciativa.
¿Cómo implementarlo en infantil? En la práctica, el docente plantea el problema mediante un cuento, un títere o una situación lúdica. Luego guía a los niños con preguntas: “¿Qué podríamos hacer? ¿Qué necesitas para eso?”. Los niños, en grupo, pueden experimentar y al final se comentan las soluciones entre todos. En tu programación podrías incluir un ejemplo de problema sencillo por unidad didáctica. Por ejemplo, en una unidad sobre los animales, presentas un peluche de un pájaro “triste porque no sabe construir un nido”. El problema es ayudarle a construirlo: los niños propondrán ideas y con materiales (ramitas, plastilina) intentarán hacer nidos, aprendiendo sobre las aves en el proceso. Contarle esto al tribunal (y mejor aún, mostrar fotos o el nido fabricado) evidenciará que aplicas metodologías activas centradas en la resolución de problemas, algo que seguro les agrada.
3. Aprendizaje Basado en Retos (ABR)
El Aprendizaje Basado en Retos es una variante cercana al aprendizaje por proyectos y problemas, pero suele implicar retos más abiertos y vinculados a la realidad. Se plantea un desafío amplio, a menudo relacionado con la comunidad o con mejorar algo en el entorno, y los alumnos deben idear una solución concreta. Podría verse como un paso más allá del problema simple: aquí buscamos que los niños logren un producto o acción real que suponga resolver un reto. En infantil, obviamente hablamos de retos a su escala, pero podemos inspirarnos en situaciones reales. Por ejemplo, un reto podría ser: “Nuestra clase está muy desordenada, ¿cómo podemos organizarla mejor?” o “Queremos ayudar a los pájaros en invierno, ¿qué podemos hacer en el patio para ellos?”. Son propuestas que invitan a la acción real (reorganizar el aula con nuevas rutinas, construir comederos de pájaros con materiales reciclados, etc.).
¿Por qué gusta al tribunal? Porque demuestra que el opositor entiende la educación como algo conectado con el entorno y la sociedad. Un reto lleva a los niños a hacer cosas reales: si el alumnado de 5 años crea carteles de reciclaje para el cole, o prepara una pequeña obra de teatro para concienciar sobre cuidar el agua, está participando en su comunidad escolar. Eso refleja compromiso con valores como la sostenibilidad, la convivencia y la solidaridad, que son principios educativos actuales. El tribunal apreciará que quieras formar niños activos y con valores, no solo acumuladores de conceptos.
¿Cómo presentarlo? Al describir un ABR en tu unidad didáctica, explica cuál es el reto, qué pasos seguirían (investigar con ayuda del maestro, idear soluciones en equipo, crear algo tangible) y qué lograrían. Podrías mencionar, por ejemplo, la metodología Design Thinking (que veremos luego) para estructurar la solución del reto. Imagina que planteas al tribunal: “En la unidad El barrio, propongo el reto de mejorar el patio del cole. Los niños, con Design Thinking adaptado, empatizan viendo qué les gusta o no del patio, dibujan ideas de mejora (poner más plantas, juegos pintados en el suelo) y junto a las familias implementamos alguna idea, como crear un pequeño jardín.”. Esta narrativa muestra iniciativa, interdisciplinariedad y participación de la comunidad, ingredientes que sin duda impresionan al tribunal por su innovación y realismo.
4. Aprendizaje-Servicio (ApS)
El Aprendizaje-Servicio (ApS) combina el aprendizaje con un servicio a la comunidad. Es decir, los alumnos aprenden contenidos y habilidades mientras realizan una acción solidaria o útil en su entorno. Aunque suele aplicarse más en niveles superiores, en Infantil también se pueden hacer pequeñas experiencias de aprendizaje-servicio adaptadas. Por ejemplo, un proyecto de ApS en infantil podría ser recolectar juguetes usados en buen estado para donar a otros niños, plantar árboles en un parque local con ayuda de las familias, o visitar una residencia de mayores a cantar canciones (siempre que sea viable). En clase se preparan esas actividades (los niños hacen dibujos para regalar a los mayores, aprenden canciones, cuentan cuántos juguetes reúnen –trabajando matemáticas básicas–, etc.), y luego llevan a cabo el servicio.
¿Por qué lo valorará el tribunal? Porque el ApS refleja una educación con valores y conexión social. Los tribunales buscan maestros que inculquen empatía, cooperación y ciudadanía activa. Mencionar que aplicas ApS demuestra que tus metodologías no solo enseñan contenido, sino que también forman personas solidarias. Además, organizativamente, implementar un ApS exige planificación y colaboración (con familias, con la comunidad), lo que evidencia tus dotes de coordinación y tu interés por abrir la escuela al entorno, algo muy alineado con la filosofía educativa actual.
Recomendaciones: Si incluyes un ApS en tu programación, expón claramente qué parte es aprendizaje (¿qué competencias de infantil se trabajan? Por ejemplo, vocabulario, motricidad, contar, expresarse) y qué parte es servicio (¿a quién beneficia y cómo?). Por ejemplo: “En la situación de aprendizaje ‘Pequeños chefs solidarios’, los niños aprenderán hábitos saludables y recetas sencillas (área de Conocimiento de sí mismo) y, como servicio, montaremos un desayuno solidario en el cole invitando a las familias para recaudar alimentos para una ONG local. Los niños participan preparando un zumo para sus papás, aprenden sobre frutas, y a la vez viven la experiencia de ayudar a otros.”. Un planteamiento así deja ver tu sensibilidad social y tu capacidad de integrar contenido curricular con valores, lo cual sin duda encantará a cualquier tribunal con visión innovadora.
5. Aprendizaje Cooperativo
El Aprendizaje Cooperativo es una metodología activa fundamental en todas las etapas educativas. Consiste en organizar la clase de forma que los alumnos trabajen en pequeños grupos heterogéneos, ayudándose mutuamente para lograr objetivos comunes. No se trata simplemente de sentarlos juntos, sino de estructurar la cooperación: asignar roles (por ejemplo, en infantil roles sencillos como “el repartidor de material”, “el portavoz que cuenta al final”, etc.), promover la interdependencia positiva (que todos necesiten aportarse para completar la tarea) y la responsabilidad individual dentro del grupo.
¿Por qué le gusta tanto al tribunal? Porque demuestra que entiendes la importancia de las habilidades sociales y de aprender de los iguales. Un tribunal de oposiciones valora muchísimo que el futuro docente sepa gestionar el trabajo en equipo en el aula. La educación actual enfatiza que aprender a colaborar es tan crucial como los contenidos académicos. Además, mencionando aprendizaje cooperativo indicas que atenderás a la diversidad: al trabajar en grupo, niños con diferentes ritmos y capacidades se apoyan (los más aventajados ejercen de tutores informales, los que necesitan ayuda la reciben de sus compañeros en un entorno seguro). Esto encaja perfectamente con la idea de escuela inclusiva.
¿Cómo aplicarlo en infantil? Aunque los más pequeños aún están desarrollando sus habilidades sociales, se pueden usar técnicas cooperativas simples. Por ejemplo: la técnica del “folio giratorio” adaptada – en un grupo de 4, cada niño dibuja algo en un papel y lo pasa al compañero para que continúe la idea; o el “puzle” (jigsaw) simplificado – cada miembro del grupo aprende algo pequeño (una canción corta, una palabra en inglés, una forma geométrica) y luego se lo enseña a sus compañeros. Otra dinámica típica es asignar parejas tutoras: en 5 años, emparejar a un niño que ya reconoce bien los números con otro que está aprendiendo, para que jueguen juntos a un juego de contar. En tu programación, describe cómo integras estas dinámicas cooperativas dentro de actividades más amplias. Por ejemplo: “Durante el proyecto Los animales, los niños trabajarán en equipos de cuatro llamados ‘equipos de investigación’. Cada equipo debe investigar un animal diferente. Dentro del equipo, cada niño tiene un rol: uno colorea el dibujo del animal, otro recorta fotos, otro pega y el último explica al final qué aprendieron. De esta forma practican la cooperación y todos aportan algo al póster final del equipo.”. Explicaciones así le harán ver al tribunal que dominas estrategias de cooperación adaptadas a infantil y que sabes crear un buen clima de aula colaborativo.
6. Clase Invertida (Flipped Classroom)
La Clase Invertida o Flipped Classroom es un modelo pedagógico muy innovador donde se invierte el orden tradicional: la parte expositiva o teórica se ofrece fuera del aula, y el tiempo de clase se dedica a actividades prácticas y participativas. En niveles superiores esto suele implicar que los alumnos vean vídeos o materiales en casa y luego en clase resuelvan dudas y hagan ejercicios activos. En Educación Infantil, dado que los niños no estudian autónomamente en casa, aplicar el flipped classroom requiere la implicación de las familias. Consistiría en enviar pequeñas actividades muy sencillas o materiales lúdicos a casa para que los padres los exploren con el niño, y luego en clase aprovechar que ya hubo un primer contacto en casa para profundizar.
¿Por qué impresiona al tribunal? Porque muestra que estás al día con metodologías emergentes y que integras a las familias en el proceso de aprendizaje. El tribunal sabe que en infantil la colaboración familia-escuela es clave. Si explicas que usas una especie de “clase invertida”, les indicarás que motivas a los padres a participar (por ejemplo, enviando un cuento multimedia para que lo lean con el niño la noche antes de una actividad, o pidiendo que en casa hablen sobre un tema que luego se trabajará en clase). Esto prepara al niño y hace que en clase llegue más motivado. Es algo que pocos opositores mencionan, así que puede ser un factor diferenciador si lo presentas con sentido.
Aplicación práctica: Un ejemplo podría ser: en la unidad didáctica de “Los transportes”, envías a las familias un breve vídeo (2 minutos) de dibujos animados sobre distintos medios de transporte, con la consigna de verlo juntos y preguntar al niño cuál le gusta más. Al día siguiente en clase, ya con esa referencia, organizas una actividad donde cada niño comenta el medio de transporte que vio y por qué le gustó, y luego juegan a simular un viaje en tren con sillas en fila, etc. En este caso, la “teoría” (conocer tipos de transportes) se introdujo en casa de forma lúdica, y en clase se pasó directamente a la parte activa y creativa. Al tribunal puedes comentarle resultados: “Noté que los niños llegaron muy entusiasmados porque ya habían visto el vídeo en casa con sus padres, así que partimos de su motivación inicial para profundizar más”. Esto refleja capacidad de innovación y colaboración con las familias, aspectos que suman puntos ante un tribunal.
7. Aprendizaje por Descubrimiento e Indagación
El Aprendizaje por Descubrimiento, asociado a Bruner, y la Indagación (Inquiry-Based Learning) se basan en la idea de que los niños aprendan explorando y descubriendo por sí mismos en lugar de recibir todo el conocimiento ya digerido. En Educación Infantil, esta metodología se ve diariamente en la tendencia a facilitar experiencias donde el alumno experimenta: tocar, probar, preguntar, curiosear. Se trata de crear situaciones donde algo despierte la curiosidad natural y permitir que los pequeños investiguen con cierta libertad (siempre con la guía y supervisión del docente).
¿Qué enamora al tribunal de esta metodología? Que es la esencia misma de la pedagogía infantil: aprender haciendo y explorando. Un opositor que hable de indagación muestra que entiende cómo aprenden los niños de corta edad (a través de la experimentación activa con el entorno). Además, encaja con el enfoque científico desde la primera infancia: el nuevo currículo habla de iniciar el pensamiento científico en infantil mediante la observación, la formulación de preguntas sencillas y la búsqueda de respuestas en experiencias concretas. Si explicas que en tus clases los niños descubren conceptos, en lugar de recibirlos pasivamente, estarás mostrando una comprensión profunda del rol del maestro como facilitador del aprendizaje y no simplemente transmisor.
Ejemplos en infantil: Un rincón de experimentos sensoriales es un claro ejemplo de aprendizaje por descubrimiento. Imagina contarle al tribunal: “En el rincón de ciencias coloqué lupas, imanes, conchas marinas y tubos de ensayo con líquidos de colores. Los niños libremente exploran esos materiales. Un día, un niño mezcló dos líquidos de color y descubrió que cambiaba de color – estaba maravillado y vino a contarme. Aproveché ese descubrimiento espontáneo para hablar de colores secundarios. Así, construimos el conocimiento a partir de su propia experimentación.”. Otro ejemplo: salir al patio a indagar la naturaleza, que los niños recojan hojas de distintas formas y luego en clase las observen, comparen y pregunten por qué unas son distintas a otras. Esa es la base del método científico adaptada a 3-5 años: observar, comparar, clasificar con sus palabras.
Para el tribunal, escuchar esto es entender que tu aula será un lugar vivo donde los alumnos investigan a su nivel. Puedes enfatizar que esta metodología activa desarrolla la curiosidad, la capacidad de concentración y el gozo por aprender. Aporta ejemplos concretos en tu programación (una caja misteriosa que los niños tienen que abrir resolviendo pistas, o un experimento del germinado de semillas donde ellos predicen qué pasará). Todo eso evidencia que fomentarás un aprendizaje significativo por descubrimiento, algo que sin duda valorarán.
8. Gamificación
La Gamificación consiste en aplicar elementos de juego en contextos educativos que no son en sí un juego. Es decir, convertir el aprendizaje en un juego incorporando mecánicas como puntos, niveles, recompensas, misiones, competencia amistosa, narrativas de aventura, etc. En un aula de infantil, gamificar podría significar que toda la clase se convierte en una aventura temática. Por ejemplo, establecer una historia de fondo: “Somos exploradores en la selva” y a lo largo de la unidad los niños van ganando pegatinas de huellas por cada “misión” completada (una misión puede ser una actividad como completar un puzzle de animales, o aprender una canción). Al juntar X pegatinas, desbloquean un “premio” colectivo como ver un corto animado especial o realizar un juego al aire libre.
¿Por qué le encanta al tribunal? Porque la gamificación es sinónimo de motivación. Un opositor que habla de gamificar sus propuestas demuestra creatividad y entendimiento de que los niños aprenden mejor cuando están motivados y se divierten. Además, esta metodología está muy de moda en innovación educativa; los tribunales la reconocen como una estrategia eficaz si se usa bien. Indica también que sabes adaptarte a los intereses de los niños actuales, incorporando dinámicas de juego similares a las que encuentran en videojuegos o juegos de mesa, pero con fines educativos.
Puntos clave para explicarla: Comenta que la gamificación no es simplemente “jugar”, sino usar la estructura de juego para lograr objetivos de aprendizaje. Puedes decir: “Voy a gamificar la unidad de Los piratas. Cada actividad tendrá forma de prueba pirata (buscar tesoros = resolver un ejercicio, decodificar un mensaje secreto = actividad de lectoescritura básica). Los alumnos tendrán un mapa del tesoro y cada día avanzan si completan la misión. Esto mantiene la motivación altísima y convierte el repaso de contenidos en algo emocionante.”. Al tribunal le interesará que no pierdas de vista lo pedagógico: aclara qué contenidos trabajas tras esa capa lúdica y cómo evalúas (por ejemplo, con la observación de quién completó las misiones, anotaciones de participación, etc.).
Menciona también la retroalimentación inmediata que ofrece la gamificación (los niños ven su progreso al ganar puntos o medallas) y cómo promueve el esfuerzo y la participación de todos. Incluso podrías aludir a ejemplos reales: “En un centro donde hice prácticas gamifiqué un proyecto y noté que incluso los más tímidos querían participar para ganar puntos para su equipo, mejoró el clima de aula notablemente”. Este tipo de anécdotas y reflexiones muestran al tribunal que has experimentado o estudiado la gamificación y que sabes implementarla con sentido. Es muy probable que se queden gratamente sorprendidos y te pregunten más, lo cual jugará a tu favor porque podrás lucirte en detalles.
9. Aprendizaje Basado en Juegos (ABJ)
El Aprendizaje Basado en Juegos (ABJ) puede sonar parecido a la gamificación, pero tiene una diferencia sutil: aquí se trata de usar juegos reales con fines educativos. Es decir, integrar juegos de mesa, juegos digitales educativos, o dinámicas lúdicas específicas como parte del proceso de aprendizaje. En infantil, el ABJ es casi natural, ya que mucho del aprendizaje sucede mediante el juego espontáneo. Pero cuando hablamos de ABJ de forma metodológica, nos referimos a planificar el uso de ciertos juegos para reforzar o enseñar contenidos. Por ejemplo, usar el juego del Memory para trabajar la atención y la asociación de imágenes-palabras, usar un bingo de números para que practiquen el reconocimiento de cifras, o apps educativas tipo puzzles digitales en la PDI para desarrollar la lógica.
¿Qué percibirá el tribunal? Que entiendes la importancia del juego en el desarrollo infantil y que sabes seleccionar juegos con intención pedagógica. Decir “aprendizaje basado en juegos” reafirma que no vas a tener a los peques sentados copiando fichas sin más, sino que tu aula será activa y divertida con propósito. Además, demuestra que conoces recursos lúdicos actuales: quizás menciones algún juego cooperativo infantil, o un juego tradicional adaptado para aprender (como “El veo-veo” para iniciación a la lectura de palabras). Esto les indica a los examinadores que has dedicado tiempo a diseñar actividades lúdicas alineadas con tus objetivos didácticos.
Un plus: Si citas ejemplos concretos de juegos y sus beneficios. Por ejemplo: “Utilizo el juego de mesa Story Cubes (cubos de historias) con mis alumnos de 5 años: lanzan dados con dibujos y crean un cuento sencillo entre todos. Con este juego trabajan la expresión oral, la secuenciación lógica de hechos y la imaginación, ¡y ellos sienten que solo están jugando a contar un cuento loco! Así logro mis objetivos de lenguaje de una forma lúdica.”. Este tipo de ejemplos prácticos da mucho valor a tu exposición porque los tribunales agradecen cuando el opositor baja a terreno concreto. Otro ejemplo: “En psicomotricidad, hago un circuito de juegos donde deben saltar por formas geométricas pintadas en el suelo (aprenden círculo, cuadrado, triángulo mientras saltan). Es un juego, pero con él interiorizan esos conceptos.”. En resumen, destacarás mostrando cómo conviertes el juego en aprendizaje, algo que en infantil es fundamental y, por lo tanto, bien visto por cualquier tribunal.
10. Design Thinking (Pensamiento de Diseño)
El Design Thinking es una metodología tomada del mundo del diseño y la innovación empresarial, pero que se ha adaptado a la educación por su potencia para resolver problemas creativamente. Consiste en seguir una serie de fases: empatizar (entender la necesidad o el problema desde la perspectiva de quien lo vive), definir (acotar claramente qué hay que solucionar), idear (proponer muchas ideas libremente), prototipar (elegir una idea y crear un modelo o realizar una prueba) y evaluar/testear (probar esa solución y ver qué tal funciona).
En Infantil obviamente debemos simplificarla, pero podemos tomar su filosofía. Básicamente, es enseñar a los niños una forma estructurada de creatividad y resolución de retos. Por ejemplo, podrías utilizar Design Thinking en un proyecto cooperativo: “Tenemos un problema en clase: los cojines del rincón de lectura están rotos. ¿Qué hacemos?”. Con tus alumnos, primero empatizas: hablas de por qué es importante el rincón de lectura y cómo se sienten sin cojines cómodos. Luego definen: “necesitamos asientos cómodos para leer”. Pasan a idear: los niños sugieren ideas (comprar nuevos, pedírselos a la directora, coserlos, traer almohadas de casa...). Hacéis un torbellino de ideas donde todas valen. Después prototipáis la solución elegida: por ejemplo, deciden que van a rellenar los cojines con bolitas de papel que ellos hagan. Lo llevan a cabo como prototipo y prueban a sentarse a ver si quedaron bien. Si no resultó, se conversa qué mejorar (quizá pedir a alguna mamá que ayude a coserlos de verdad, etc.). Es un ejemplo sencillo, pero ilustra la lógica del proceso de diseño adaptado a niños.
¿Por qué impresiona al tribunal? Porque es un enfoque muy novedoso y muestra que quieres desarrollar en tus alumnos competencias de creatividad, empatía y espíritu emprendedor desde pequeños. Pocos opositores se atreven a mencionar Design Thinking en infantil, así que si tú lo haces adecuadamente, vas a sobresalir. Indica que conoces tendencias de vanguardia en educación (hay programas de “mini-ingenieros” o de “makers” en infantil que usan design thinking para proyectos de construcción, por ejemplo) y que no subestimas la capacidad de los niños para pensar soluciones.
Al tribunal le gustará oír palabras clave como “empatizar con los alumnos”, “dar voz a sus ideas”, “prototipos con material reciclado”. Eso denota un aula activa, centrada en el alumno y orientada a la mejora continua. Asegúrate, eso sí, de explicar con un ejemplo concreto cómo lo integras para que no suene teórico sin más. Puedes decir: “En la unidad Mejoramos nuestro cole, aplicamos un mini Design Thinking: los niños entrevistaron a otros compañeros (empatía) sobre qué cambiarían en el patio; luego definimos un problema – ‘no hay suficientes columpios’; ideamos soluciones en un dibujo (cada uno dibujó su patio ideal con más juegos); prototipamos con plastilina un nuevo columpio; y finalmente invitaron al director a verlo (comunicación de la idea). Aunque no todos esos cambios son viables, los niños sintieron que sus ideas importan y aprendieron a trabajar juntos para solucionar algo.”. Si cuentas algo así, el tribunal seguramente quede sorprendido positivamente por tu originalidad y enfoque participativo.
11. Método Montessori
La metodología Montessori es una pedagogía activa centenaria, creada por María Montessori, pero muy vigente hoy en día. De hecho, nombrarla suele arrancar sonrisas de aprobación en muchos tribunales, ya que es sinónimo de educación centrada en el niño. ¿En qué consiste? En proporcionar un ambiente preparado con materiales específicos y permitir que los niños aprendan a través de la autonomía, la exploración sensorial y el respeto a su ritmo. Algunas características clave: los niños eligen actividades (dentro de un orden), trabajan con materiales autocorrectivos (que les permiten ver por sí mismos el error y corregirlo), y el profesor interviene lo mínimo, observando y guiando solo cuando es necesario.
En la práctica, aunque en la escuela pública no tengamos todas las condiciones de un aula Montessori pura, podemos incorporar muchos de sus principios. Por ejemplo: fomentar la autonomía dejando que los peques se vistan solos para el patio o repartan los materiales; tener materiales sensoriales hechos a mano inspirados en Montessori (tabletas de texturas, letras de lija para trazar con el dedo, cajas de contar con cuentas de colores, etc.); mezclar grupos de edad (quizá organizar algún rato de juego libre donde se junten niños de 3, 4 y 5 años como hacen en Montessori, si el centro lo permite).
¿Por qué le encanta al tribunal? Porque habla de educación individualizada y activa. Mencionar Montessori indica que te interesa el desarrollo integral: cognitivo, sensorial, motor, emocional. Además, esta metodología pone énfasis en el ambiente preparado y la autonomía, dos aspectos que cualquier buen docente de infantil debe cuidar. Los tribunales valoran mucho que propicies la autonomía en los pequeños (que sepan recoger, elegir actividad, autoevaluar si algo les salió bien…) ya que la normativa actual lo resalta. También, si nombras a Montessori demuestras que conoces referentes pedagógicos clásicos pero aún relevantes, lo que da solidez teórica a tu discurso.
¿Cómo integrarlo y explicarlo? Puedes comentar al tribunal: “Me inspiro en el método Montessori en aspectos como la preparación del aula y la autonomía. Por ejemplo, en mi aula planteo ‘rincones Montessori’ con materiales concretos: un rincón sensorial con botellas de la calma y cajas de olores para desarrollar los sentidos, un rincón de vida práctica donde los niños trasvasan agua entre jarras (aprenden concentración y coordinación), un rincón de lenguaje con letras rugosas para seguir con el dedo y así aprender su forma mediante el tacto.”. También puedes mencionar la idea de “ayúdame a hacerlo por mí mismo”, que es lema Montessori, y explicar cómo permites que los niños hagan tareas solos (ponerse el babi, preparar su merienda, resolver un conflicto simple entre ellos antes de intervenir). Esto muestra que confías en sus capacidades y fomentas su independencia.
Si en alguna unidad didáctica has incluido un material Montessori concreto, descríbelo. Por ejemplo: “En la unidad de El mercado, utilicé las regletas de colores (material tipo Montessori) para que los niños experimentaran componiendo cantidades, en lugar de solo ver números en papel. Ellos manipulaban las barritas y descubrían sumas sencillas jugando.”. Esa conjunción de teoría y práctica le dará al tribunal una imagen clara de que aplicas metodologías activas de inspiración Montessori para enriquecer tu aula.
12. Enfoque Reggio Emilia
El enfoque Reggio Emilia proviene de escuelas infantiles de Reggio Emilia (Italia) y se considera otra gran pedagogía activa e innovadora. Sus pilares son: la expresión artística como medio de aprendizaje (los cien lenguajes del niño), la documentación pedagógica (fotografiar, escribir las frases de los niños, registrar el proceso para luego revisarlo), el ambiente como tercer educador (espacios bellos, con materiales naturales, que invitan a la investigación) y el currículum emergente de los intereses de los niños. En Reggio Emilia el aprendizaje es muy por proyectos también, pero nacidos de la curiosidad real de los alumnos; el maestro es un guía que escucha mucho las ideas de los pequeños y a partir de ellas propone actividades.
¿Por qué seduce al tribunal? Porque este enfoque representa la vanguardia en Educación Infantil a nivel mundial. Hablar de Reggio Emilia en una oposición muestra un nivel alto de conocimiento pedagógico. Además, encaja con tendencias actuales: por ejemplo, la importancia de la educación artística, de la creatividad, de la participación familiar (en Reggio las familias se involucran bastante). Si lo mencionas adecuadamente, los miembros del tribunal entenderán que buscas una enseñanza centrada en el niño, muy personalizada y creativa. Eso suele ser muy bien valorado, siempre que lo relaciones con la realidad de una aula.
Claves para exponerlo: Puedes decir: “Inspiro mi aula en el enfoque Reggio Emilia, donde el ambiente es fundamental. Diseño rincones estéticos y cambiantes: mesas de luz con piezas translúcidas para explorar colores y formas, una pared de corcho para que los niños expongan sus trabajos libremente, materiales naturales (piñas, piedras, conchas) en el rincón de ciencias para que investiguen texturas y patrones.”. Así demuestras que cuidas la ambientación y que esta tiene un propósito educativo. También menciona la idea de los “cien lenguajes”: “Permito que los niños se expresen de múltiples maneras: no solo hablando o con fichas, sino con dibujo, construcción, juego dramático... Si estamos aprendiendo sobre las emociones, un niño puede elegir dibujar cómo se siente mientras otro lo representa con plastilina. Lo importante es que cada uno encuentre su forma de comunicar.”. Esto está muy alineado con educación personalizada y atención a la diversidad, puntos que suman.
Habla de la documentación si puedes: por ejemplo, “Tengo un diario de aula donde anoto ocurrencias y progresos de los niños, saco fotos de sus creaciones y las pego con sus propias palabras explicando qué es. Esa documentación la comparto con las familias y la uso para que los propios niños vean su evolución (por ejemplo, cómo dibujaba su casa en septiembre y cómo la dibuja en junio, y se maravillan de cuánto han crecido).”. Este tipo de práctica, tomada de Reggio Emilia, muestra reflexión y valoración del proceso, algo que a los tribunales más pedagógicos les encanta escuchar. En suma, exponer elementos Reggio (proyectos emergentes, arte libre, ambiente cuidado, documentación) te dará imagen de docente investigador, creativo y centrado en los niños, lo cual es muy atractivo en una oposición de infantil.
13. Pedagogía Waldorf
La pedagogía Waldorf, fundada por Rudolf Steiner, es otra metodología alternativa reconocida internacionalmente. Se centra en una educación integral y artística, buscando alimentar no solo la mente, sino también la creatividad, la emocionalidad y la voluntad del niño. En infantil, las escuelas Waldorf destacan por ritmos muy marcados (rutinas diarias rítmicas que dan seguridad), mucho contacto con la naturaleza y ausencia de academicismo temprano (por ejemplo, no fuerzan la lectura hasta primaria; en su lugar, cuentan muchos cuentos, canciones y juego imaginativo). Usan materiales naturales (madera, telas, lana) en vez de plástico, fomentan el juego simbólico libre (tiendas, casitas, disfraces) y actividades como la jardinería, la cocina, las manualidades artísticas (acuarela, modelado con cera de abeja). También dan importancia a las festividades estacionales y la educación en valores espirituales (no religiosos necesariamente, sino apreciar la belleza, la gratitud, etc.).
¿Por qué puede gustar al tribunal? Waldorf es considerado sinónimo de una educación humanista y centrada en el desarrollo integral. Mencionarla de forma razonada indicará que conoces otra visión pedagógica donde lo primordial es respetar los tiempos de maduración de cada niño y nutrir su imaginación. Muchos tribunales valoran, por ejemplo, la idea de no adelantar contenidos formales y dejar que en infantil predomine el juego. Si explicas que incorporas alguna inspiración Waldorf, mostrarás que te preocupa el bienestar emocional y el desarrollo natural de tus alumnos, más allá de cumplir currículum a rajatabla. Eso transmite que eres un docente con una filosofía clara y centrada en el niño, no en la presión académica.
¿Cómo integrarla en un aula convencional? Obviamente no vas a convertir tu clase pública en una Waldorf pura (ni es lo que se espera), pero puedes tomar elementos: rituales y rutinas rítmicas (por ejemplo, empezar cada día con una canción de bienvenida en corro, tener momentos fijos de saludo al sol o de agradecimiento antes de la merienda, terminar la jornada con otro canto de despedida). Esto crea un ambiente armonioso y predecible que da seguridad afectiva a los niños. También, más contacto con la naturaleza: proponer muchas actividades al aire libre, cuidar un huerto o macetas, usar materiales naturales en manualidades (hojas, piedras pintadas, barro). Y educación artística diaria: incluir la pintura libre con acuarelas un día a la semana, tocar instrumentos sencillos, contar cuentos con mesa de estación (un pequeño escenario de tela y figuras de madera que vas moviendo al narrar, muy estilo Waldorf).
Al tribunal puedes comentarle: “He incorporado algunas prácticas inspiradas en la pedagogía Waldorf, como el respeto por los ritmos: en mi programación verán que cada día sigue una secuencia – asamblea, actividad principal, recreo, cuento y relajación – porque los niños necesitan esa constancia. Uso canciones para las transiciones, lo que les prepara para cada cambio de actividad de forma suave. También doy mucha importancia al juego simbólico: por ejemplo, montamos en el aula una casita con telas donde ellos juegan a la familia, a la tienda, etc., estimulando su imaginación y lenguaje. Y aprovecho materiales naturales: en otoño recolectamos hojas y con ellas hacemos collages y móviles decorativos en clase.”. Estas descripciones pintan una imagen de aula cálida, creativa y centrada en el niño, algo que un tribunal sin duda apreciará, siempre que enlaces esas actividades con objetivos curriculares (por ejemplo, desarrollo del lenguaje, de la coordinación ojo-mano, de hábitos de convivencia). Waldorf, bien manejado, añadirá un toque muy humanizador a tu propuesta didáctica.
14. Rincones y Ambientes de Aprendizaje
El trabajo por rincones es un clásico de la Educación Infantil activa. Consiste en organizar el aula en diferentes espacios (rincones o centros), cada uno con una actividad o juego distinto, y los niños van pasando por ellos generalmente en pequeños grupos. Ejemplos típicos: rincón de lectura, rincón de arte, rincón de construcciones, rincón de ciencia, rincón de juego simbólico (casita, supermercado, disfraces). En la metodología por rincones, durante una parte del día, los niños eligen o rotan sistemáticamente por esos espacios, trabajando de forma más autónoma en tareas variadas. Los ambientes de aprendizaje son una extensión de esta idea, a veces implican incluso utilizar varias aulas temáticas en todo un nivel (por ejemplo, un aula convertida en “ambiente artístico”, otra en “ambiente científico”, y los niños de las tres clases de infantil se mezclan y rotan por ellas ciertos días). Tanto rincones como ambientes buscan que el niño aprenda explorando diferentes actividades a su ritmo e interés.
¿Por qué los tribunales valoran esta organización? Porque evidencia atención a la diversidad de intereses y estilos. No todos los niños aprenden igual ni les motiva lo mismo; con rincones les ofreces distintos medios para desarrollar las mismas competencias. Además, esta forma de trabajar promueve la autonomía, la toma de decisiones (¿a qué rincón voy primero?), la responsabilidad (de cuidar el material, de recoger) y la colaboración (pues en los rincones suelen interactuar en pequeños grupos). También les demuestra que sabes organizar el espacio y el tiempo de forma eficaz, y eso es muy práctico: un maestro que domina la gestión de rincones suele tener la clase más enfocada y activa, en vez de 25 niños en gran grupo haciendo lo mismo (lo cual a veces genera más pasividad o indisciplina).
Cómo explicarlo: Seguramente ya has incluido rincones en tu programación (es bastante estándar), pero no lo dejes como algo trivial. Destaca qué rincones concretos tienes y qué se hace en cada uno. Por ejemplo: “En mi aula dispongo de 5 rincones permanentes: lectura, matemáticas (con juegos de conteo y lógica), arte (pintura, plastilina), ciencias (plantas, lupa, imanes) y juego simbólico (cocina y disfraces). Cada día en la sesión de rincones los niños, en grupos de 4-5, pasan 15 minutos en cada rincón. La actividad está adaptada al proyecto vigente; p. ej., si estamos en El espacio, en el rincón de arte estampan estrellas con témperas fluorescentes, en el de matemáticas juegan a clasificar planetas por tamaño, en el simbólico la casita se transforma en nave espacial con cartón. Yo actúo como guía, observando y haciendo preguntas en cada rincón.”.
Describe también cómo evalúas y rotas: “Cada niño tiene un carnet de rincones y se asegura de pasar por todos a lo largo de la semana; al final comentamos en asamblea qué les gustó más y qué aprendieron. Reviso sus producciones (dibujos, construcciones) y tomo fotos para el portafolio.”. Esto mostrará al tribunal una práctica organizada, activa y centrada en el niño. Menciona que con los rincones logras alta participación y minimizas tiempos muertos (lo cual indica buena gestión del aula).
Si has implementado algo de “ambientes de aprendizaje” a nivel ciclo, podrías mencionar la coordinación con compañeros: eso sumaría puntos en cuanto a trabajo en equipo docente. Por ejemplo: “En mi cole imaginado, los tres profesores de infantil preparamos un día a la semana de ambientes: juntamos a todos los niños de 3,4,5 años y creamos tres espacios: psicomotricidad (circuitos de movimiento), biblioteca (cuentacuentos y teatro de marionetas) y experimentación (mesa de agua y arena, experimentos sencillos). Los niños se mezclan por edades y pasan por los tres ambientes en la mañana. Esto enriquece el aprendizaje interedad (los mayores cuidan de los pequeños) y aporta variedad.”. Comentar algo así evidencia tu capacidad de innovación y coordinación, muy bien visto si puedes implementarlo. En resumen, el trabajo por rincones/ambientes es casi imprescindible de mencionar en una programación de infantil y hacerlo con detalle y entusiasmo convencerá al tribunal de que tu clase será dinámica y bien estructurada.
15. Aprendizaje Basado en el Pensamiento (TBL) y Rutinas de Pensamiento
El Aprendizaje Basado en el Pensamiento (Thinking-Based Learning, TBL) es una corriente que busca desarrollar habilidades de pensamiento (analizar, comparar, razonar, crear) de forma explícita dentro del currículo. En niveles superiores implica enseñar destrezas de pensamiento crítico y creativo junto con contenidos. En Infantil, aunque son pequeños, también podemos sentar bases de pensamiento a través de rutinas de pensamiento visible. Estas rutinas, originadas en Project Zero de Harvard, son actividades cortas y repetibles que ayudan a los niños a hacer visible su forma de pensar y reflexionar.
Por ejemplo, una rutina muy sencilla adaptada a infantil es “Veo, Pienso, Me pregunto”: ante una imagen o un objeto, se les pregunta: “¿Qué ves? ¿Qué piensas sobre eso? ¿Qué te preguntas o qué quieres saber más?”. Un niño de 5 años podría ver la foto de un castillo: “Veo un castillo grande, pienso que allí vivía un rey, me pregunto cómo se construyó”. Con esa rutina, expresan observación, inferencia e interrogación. Otra rutina: “Antes pensaba... Ahora pienso...”: al terminar un proyecto o actividad, pides a los niños que compartan algo que creían antes y cómo cambió su idea después. Por supuesto sus respuestas serán simples, pero empiezan a tomar conciencia de su proceso de aprendizaje. También podemos usar organizadores visuales (dibujar un mapa simple de ideas, caras felices/tristes para evaluar si les gustó algo, etc.) como parte de enseñar a pensar sobre lo que hacen.
¿Por qué esto llama la atención del tribunal? Porque tocas un aspecto muy actual: enseñar a pensar. La educación no es solo memorizar o hacer manualidades bonitas; es fundamental entrenar la mente para que el alumno sea capaz de razonar. Si bien en infantil no haremos debates filosóficos, introducir rutinas de pensamiento demuestra que tratas a los niños como pensadores capaces, que valoras sus ideas y que los ayudas a estructurarlas. Esto es innovación metodológica fina, menos conocida que ABP o cooperativo, pero que si la explicas bien puede dar un toque de distinción a tu programación. Además, se alinea con el objetivo de formar alumnos reflexivos y conscientes de su propio aprendizaje (aprender a aprender es una competencia clave). Al tribunal le agradará ver que incluso con niños pequeños piensas en metas metacognitivas.
Cómo presentarlo: “En mi clase aplico pequeñas rutinas de pensamiento para fomentar la reflexión. Por ejemplo, en la asamblea matutina a veces usamos ‘Veo, pienso, me pregunto’: muestro una lámina (puede ser relacionada con el tema del proyecto) y los niños comparten qué ven, qué creen que pasa y qué dudas les surgen. Esta simple dinámica potencia su lenguaje oral y el pensamiento crítico. También, al terminar una unidad, hago la rutina ‘Antes pensaba / ahora pienso’, donde cada niño (con apoyo si hace falta) expresa cómo ha cambiado su conocimiento. Un niño dijo: ‘Antes pensaba que las abejas pican por ser malas, ahora pienso que solo pican si se asustan’. ¡Esa evolución la celebramos y la escribo en un mural para que ellos mismos la vean!”.
Otro ejemplo, puedes mencionar Visual Thinking: dibujar ideas. “Cuando les cuento un cuento, les pido que dibujen su parte favorita y luego la expliquen: están haciendo pensamiento visible, transformando lo escuchado en un dibujo, organizando sus ideas para contarlas. Son pequeños ejercicios de pensamiento.”. Todos estos detalles indican que trabajas la comprensión profunda, la expresión y la reflexión, incluso en la etapa infantil. Suma puntos porque tu enseñanza no se queda en lo superficial, sino que enseñas a los niños a pensar activamente. Un tribunal que escuche esto probablemente asienta con interés, ya que pocos opositores de infantil llegan a mencionar este tipo de metodologías de pensamiento de forma concreta.
16. Diseño Universal para el Aprendizaje (DUA)
El Diseño Universal para el Aprendizaje (DUA) no es exactamente una metodología activa en el sentido clásico, sino un enfoque de planificación educativa para atender a todos los alumnos. Pero es tan relevante hoy día que incluirlo en tu discurso metodológico es muy acertado. El DUA propone que desde el diseño de las actividades ofrezcamos múltiples formas de implicación, de representación de la información y de expresión del aprendizaje. En otras palabras: adaptar la enseñanza para que sea accesible y motivadora para la diversidad de alumnos, sin necesidad de adaptaciones de última hora porque ya de base es flexible.
¿Cómo se traduce esto en infantil? Significa que, al planificar tus unidades, pienses en variados recursos y formas de aprender: presentas los contenidos con imágenes, con canciones, con historias (atendiendo a diferentes estilos de aprendizaje); permites que los niños demuestren lo que aprenden de distintas maneras (uno lo dice oral, otro lo dibuja, otro lo construye con bloques, por ejemplo); y buscas implicarles conectando con sus intereses y brindando apoyos a quien los necesite (p. ej., tienes materiales más sencillos a mano para quien va más lento, o ayudas visuales para quien las necesite).
¿Por qué lo apreciará el tribunal? Porque el DUA está muy ligado a la inclusión educativa, un tema central en las oposiciones docentes. Si nombras DUA, los examinadores sabrán que estás al tanto de las orientaciones actuales para eliminar barreras en el aprendizaje. Esto te hace ver como un profesor que diseña actividades pensando en la diversidad (ya sea diversidad por necesidades educativas especiales, diversidad cultural, diferentes ritmos de maduración, etc.). Además, DUA y metodologías activas van de la mano: al ofrecer múltiples formas de participación, normalmente acabas usando metodologías activas (no todo magistral), lo cual refuerza el hilo de tu programación.
Consejos para exponerlo: No te quedes solo en la teoría. Puedes decir: “Aplico el enfoque DUA en mis propuestas, por ejemplo, en la unidad El circo planteo cada actividad con diferentes opciones: en el rincón de números unos niños cuentan pelotas de malabarista (manipulativo), otros quieren hacerlo en fichas de unir puntos (visual), y otros con un juego en la tablet (digital). Lo importante es que todos aprenden a contar, pero según su preferencia o necesidad. Al final, cada niño muestra lo aprendido como le es más cómodo: puede explicar en la asamblea cuántas pelotas contó, o enseñarme la ficha hecha, o mostrar en la tablet el juego superado.”.
Otro ejemplo: “Para enseñar los colores, no me limito a láminas. Uso varios medios: un cuento ilustrado sobre colores (visual y narrativo), una canción de los colores (auditivo y musical), un juego de clasificar objetos reales por color (kinestésico). Así alcanzo a todo el grupo.”. Y si quieres bordarlo, menciona que el DUA viene en la normativa actual y que previene la exclusión: “Siguiendo DUA, si tengo un alumno con dificultad auditiva no dependeré solo de explicaciones verbales; o si hay un niño con TEA que necesita pautas claras, le proporcionaré apoyos visuales. Planifico pensando en esos casos para que todos estén incluidos sin improvisar adaptaciones luego.”. Esto le dice al tribunal que eres previsor, inclusivo y versado en las últimas directrices pedagógicas. Sin duda, incorporar DUA de esta manera fortalecerá muchísimo la calidad y actualidad de tu programación didáctica.
17. Educación Emocional
La Educación Emocional se ha ganado un lugar destacado en las aulas modernas y, por ende, en las oposiciones. Más que una metodología única, es un conjunto de estrategias y enfoques para enseñar a los niños a reconocer, expresar y gestionar sus emociones, así como a desarrollar habilidades de empatía, autoestima y relaciones sociales positivas. En Educación Infantil esto es fundamental, ya que es la etapa donde se sientan las bases de la personalidad y la convivencia. Integrar educación emocional de forma activa significa que no la dejas al azar, sino que propones actividades específicas para trabajar emociones.
¿Por qué le encanta al tribunal? Porque hoy se busca formar individuos equilibrados emocionalmente, y se espera que los docentes dediquen tiempo a estos aspectos "blandos" pero cruciales. Un opositor que hable de educación emocional transmite que su clase no solo enseñará colores y números, sino también a ser personitas felices y capaces de manejar sus sentimientos. Además, el tribunal sabe que los niños emocionalmente seguros aprenden mejor; si tú demuestras conciencia sobre eso, te verán como un profesional integral. También, la educación emocional está respaldada por leyes y planes actuales (por ejemplo, muchas comunidades tienen programas de convivencia, planes de acción tutorial con contenidos emocionales, etc.). Si mencionas que en tus metodologías incluyes educación emocional, muestras alineación con esos mandatos.
Formas de aplicarla: Podrías comentar que realizas asambleas o círculos de sentimientos: “Cada mañana en la asamblea pasamos lista emocional: cada niño dice cómo se siente hoy y por qué (contento, triste, nervioso…). Tenemos un mural de las emociones con caritas y cada uno puede poner su nombre en la emoción que siente, así todos tomamos conciencia de que a veces un compañero está triste y merece apoyo, etc.”. También a través de cuentos sobre emociones: “Frecuentemente uso cuentos como El monstruo de colores para hablar de las emociones básicas. Después de leerlo, hacemos una actividad activa: cada niño elige un tarro con confeti de un color según su emoción actual (azul triste, rojo enfadado, etc.) y lo mueve al ritmo de música; luego hablamos de qué podemos hacer cuando estamos enfadados para calmarnos, construyendo entre todos una pequeña “caja de la calma” con ideas (pintar, abrazar a un peluche, respirar hondo).”.
Mencionar juegos y dinámicas: “Jugamos al detective de emociones: un niño pone cara de una emoción y los demás adivinan y dicen cuándo se han sentido así. O hacemos teatro de marionetas donde representamos conflictos sencillos (por ejemplo, dos títeres se pelean por un juguete) y entre todos proponemos cómo resolverlo sin pegar ni gritar.”. Este tipo de experiencias activa a los niños y les enseña habilidades sociales y de regulación.
Comenta también cómo evalúas o integras estos aprendizajes: quizá llevas un registro anecdótico de logros emocionales (como “Juan ya comparte más sus juguetes, María pide perdón cuando se equivoca”). Al tribunal le encantará escuchar que te preocupas por cosas como la empatía, la resolución pacífica de conflictos, la autoestima de los niños. Esta sensibilidad, unida a estrategias concretas, te perfila como un docente vocacional y actualizado, ya que la inteligencia emocional es un concepto muy presente en la pedagogía del s.XXI.
18. Mindfulness y Relajación en el Aula
Relacionado con la educación emocional, el mindfulness (atención plena) y otras técnicas de relajación han llegado con fuerza a las aulas, incluso de infantil. Se trata de enseñar a los niños a calmarse, concentrarse y tomar conciencia de su cuerpo y su respiración de forma lúdica. En un aula de infantil esto puede ser tan sencillo como hacer ejercicios de respiración imaginando que inflan un globo, practicar posturas básicas de yoga infantil simulando ser animales, o dedicar unos minutos a escuchar música suave acostados en el suelo después del recreo para bajar las revoluciones.
¿Por qué lo valorará el tribunal? Porque demuestra que tienes estrategias para gestionar el bienestar y la calma en clase, algo crucial para un buen clima de aprendizaje. Los tribunales saben que en infantil hay mucha energía (a veces hiperactividad, impulsividad normal de la edad) y es un plus que el maestro sepa reconducirla positivamente. Hablar de mindfulness indica que te importa la salud mental de tus alumnos desde temprana edad, que quieres prevenir el estrés y enseñarles a autorregularse. Esto está en sintonía con tendencias actuales, ya que cada vez más centros implementan programas de mindfulness escolar por sus comprobados beneficios: mejora de la atención, reducción de conflictos, niños más tranquilos y felices. Además, son actividades activas en el sentido de que el niño participa conscientemente en su propio autocontrol.
¿Cómo comentarlo en la práctica? Puedes decir: “Incluyo breves sesiones de mindfulness adaptado. Por ejemplo, tras volver del patio, hacemos la hora de la tranquilidad: nos sentamos/atamos en la alfombra, pongo una música relajante o el sonido del mar, y guío una pequeña meditación: ‘Vamos a poner manos en la barriga y notar cómo sube y baja cuando respiramos… cerramos los ojos e imaginamos un globo que se infla… ahora el globo se desinfla despacito…’. Son 3-4 minutos, pero ayudan a que los niños reduzcan su activación y retomen la clase con más atención. Al terminar, solemos compartir “¿Cómo se siente tu cuerpo ahora? ¿Como una gelatina? ¿Como una roca pesada o una pluma ligera?’ y ellos aprenden a identificar la sensación de relajación.”.
Menciona también yoga infantil o ejercicios motores: “Una vez a la semana hago juegos de yoga: jugamos a ser gatitos (postura del gato), serpientes (cobra), árbol, etc. Se divierten y a la vez mejoran el equilibrio, la postura y aprenden a respirar al moverse.”. Otra idea: bote de la calma (técnica Montessori/mindfulness): “Cuando un niño está muy alterado o enfadado, le ofrezco el bote de la calma (un frasco con agua y purpurina). Lo agita fuerte y vemos cómo la purpurina tarda en bajar; le digo ‘así están tus emociones ahora, revueltas; vamos a esperar a que la purpurina baje mientras respiramos juntos, y cuando esté todo abajo me cuentas qué pasó’. Esto le ayuda a visualizarsu calma.”.
Al compartir estas prácticas, transmites que tienes recursos para manejar situaciones difíciles y que priorizas el bienestar emocional. Los examinadores suelen encontrar muy positivo que un docente incorpore innovación también en ese terreno “invisible” del aula que es crear un ambiente de paz y concentración. Cada vez más estudios avalan el mindfulness en niños, así que ellos sabrán que estás en la buena dirección. En definitiva, presentar mindfulness y relajación como parte de tu repertorio metodológico te hará destacar como un candidato completo, preocupado por el aprendizaje y por la estabilidad emocional de tus alumnos.
19. Juego de Roles y Simulaciones
Los juegos de rol, dramatizaciones y simulaciones son metodologías activas donde los alumnos asumen personajes o situaciones imaginarias para explorar aprendizajes. En infantil, esto es casi innato: a los niños les encanta disfrazarse, hacer como si fueran otras personas (papás y mamás, médicos, superhéroes, animales…). Un maestro de infantil puede canalizar esa predisposición en actividades didácticas. Por ejemplo, simular situaciones de la vida real: montar en el aula una “tienda” para aprender conceptos de dinero (cada niño hace de vendedor o comprador), o un “hospital de muñecos” para practicar vocabulario del cuerpo y el valor de cuidar. También las dramatizaciones de cuentos: en lugar de solo leer el cuento, los niños lo actúan con máscaras o con marionetas, asignándoles roles (uno hace de lobo, otro de cerdito, etc.).
Otra forma de simulación activa es preparar pequeñas obras de teatro o sketches para presentarlos a sus familias o compañeros. Aunque a esta edad hay mucha guía del profesor, es increíble cómo interiorizan lenguaje y confianza al ensayar un papel sencillo. Asimismo, las simulaciones pueden incluir experimentos de juego simbólico dirigido, como “vamos a ser científicos en un laboratorio” (les pones gafas, usan tubos con agua coloreada) para aprender mezclas, o “somos arqueólogos buscando huesos de dinosaurio” (enterrando juguetes en la arena y excavando).
¿Por qué encanta al tribunal? Porque describes un aula viva y participativa. Los juegos de rol desarrollan la imaginación, el lenguaje, la empatía (ponerse en el lugar de otro personaje) y habilidades sociales. Además, suelen ser muy divertidos, por lo que motivan enormemente. Si un opositor cuenta que en su clase se hacen teatros o simulaciones, está mostrando que no teme salirse de lo convencional y que entiende que jugando a ser otro también se aprende. El tribunal verá en ti a alguien que crea experiencias memorables de aprendizaje, no solo actividades rutinarias. Y probablemente valoren también que integras áreas: una dramatización involucra lenguaje (guión, diálogos), música (si cantan), psicomotricidad (escenografía, movimientos), etc., o sea, es muy completo.
Consejos para exponerlo: Comparte algún ejemplo concreto que hayas planificado: “En la unidad Los oficios, organizo un juego de rol: transformamos la clase en La ciudad: un niño hace de panadero, otra de médico, otros de clientes, etc. Creamos escenarios con cajas (la tienda, la consulta) y cada niño lleva un accesorio (gorro de cocinero, maletín médico). Durante un rato, juegan a visitar las ‘tiendas’ intercambiando diálogos básicos (practicando vocabulario de saludos, por favor, gracias, nombres de alimentos, etc.). Yo voy guiando si es necesario y al final comentamos qué han aprendido o si les ha pasado algo gracioso.”. Puedes añadir que evaluaste observando si usaban las fórmulas sociales correctamente o si podían decir los nombres de los oficios.
Otro ejemplo: “Con los cuentos, me gusta hacer teatro infantil: después de leer Los tres cerditos, repartí máscaras de cerdito y lobo y, en el patio, representamos la historia. Cada grupo de tres era los cerditos construyendo su casita (con cajas grandes), y un niño-lobo la soplaba. Nos turnamos para que muchos pasaran por cada rol. Se lo pasaron genial y al narrar la historia con sus palabras consolidaron la secuencia narrativa y el lenguaje del cuento.”.
Este relato le hará ver al tribunal que conviertes un simple cuento en una dinámica activa y significativa. Resalta también cómo manejas la timidez o la disciplina en estas actividades (por ejemplo, estableciendo reglas sencillas de turnos, aplaudiendo el esfuerzo de todos para generar confianza). De esta manera, demuestras no solo la idea, sino tu capacidad para gestionarla pedagógicamente. Los juegos de rol y simulaciones, bien explicados, pintan la estampa de una clase creativa, participativa y alegre, algo que cualquier tribunal querría para sus colegios.
20. Aprendizaje Vivencial y al Aire Libre
Cerramos la lista con un enfoque esencial: el aprendizaje vivencial, especialmente a través de experiencias al aire libre. Aprendizaje vivencial significa aprender de la experiencia directa, aprender viviendo las cosas más que leyendo sobre ellas. En infantil es vital sacar a los niños del aula siempre que sea posible para que exploren el mundo real con todos sus sentidos. Esto incluye desde aprovechar el patio para actividades de ciencia, hasta realizar excursiones o simplemente clases en el jardín.
Los niños aprenden en contacto con la naturaleza y con la comunidad: visitar una granja, ir al mercado del barrio a comprar fruta, dar un paseo por el parque a observar los cambios en otoño... son experiencias que se les quedan grabadas y de las que se pueden derivar muchos aprendizajes en clase después. También implica hacer en clase actividades lo más reales posible: cocinar una receta (experiencia práctica), criar un gusano de seda o plantar semillas y cuidarlas, invitar a una persona del entorno (un bombero, un papá músico) para que les hable de su oficio de forma vivencial. Todo lo que sea concreto y experimentado en carne propia se considera aprendizaje vivencial.
¿Por qué le gusta tanto al tribunal? Porque garantiza aprendizaje significativo. Los tribunales saben (y la neurociencia lo respalda) que los niños pequeños retienen mejor y desarrollan más competencias cuando manipulan, experimentan y viven situaciones reales en lugar de aprender de forma abstracta. Además, el aire libre tiene beneficios demostrados: mejora la atención, reduce el estrés infantil, favorece la motricidad, la salud física, e incluso la cooperación (suelen jugar más juntos fuera). Si un opositor recalca que saca partido a esas situaciones, transmite que no se quedará encerrado entre cuatro paredes haciendo fichas, sino que hará del entorno su aula. Esto habla de un docente activo, que planifica salidas y experiencias prácticas – algo que requiere un esfuerzo extra, por lo que demuestra motivación y creatividad.
¿Cómo integrarlo en tu programación? Da ejemplos concretos de salidas o actividades vivenciales que planeas: “En la unidad Los transportes, organizo una excursión a la estación de tren (con autorización del centro y padres). Antes en clase jugamos a los trenes, pero ver uno real, subirse, escuchar la megafonía… les dio una vivencia que luego comentamos en clase y aprovechamos para muchas actividades (dibujaron su experiencia, aprendieron la palabra ‘billete’, imitaban el sonido del tren en música). Fue un aprendizaje inolvidable.”.
No siempre se puede salir, por supuesto, pero se puede traer el exterior al aula: “Si no es posible una salida, traigo elementos del exterior: por ejemplo, en otoño pedimos a las familias que manden hojas secas, piñas y castañas. Montamos un rincón del otoño sensorial con esos materiales naturales y los niños juegan con ellos, clasifican hojas por color, crean caras con castañas y plastilina. Esa vivencia sensorial no la da una ficha de hojas coloreadas.”.
También menciona el uso habitual del patio como extensión del aula: “Hago muchos aprendizajes fuera: para matemáticas dibujamos con tiza en el suelo un gran círculo numérico y saltamos casillas para contar; en ciencia, salimos con botes a atrapar insectos (respetuosamente) y observarlos un momento; en plástica, a veces pintamos al aire libre fijándonos en las nubes, etc. Esto los motiva muchísimo y mejora la convivencia, pues al aire libre se liberan tensiones.”. Incluso actividades como carreras de orientación sencillas, circuitos de psicomotricidad en el patio, juegos tradicionales, todo eso entra en aprendizaje vivencial.
Concluir ante el tribunal que crees firmemente en “aprender haciendo” y que por eso incorporas muchas experiencias directas y al aire libre es un broche perfecto. Demuestra que tu enseñanza será práctica, divertida y con los pies en la tierra. Después de todo, en infantil cada experiencia es una oportunidad de aprendizaje, y tú como docente la sabes aprovechar. Esto, sin duda, encantará al tribunal y te distinguirá como un opositor con una visión educativa muy completa.
Conclusión
Como hemos visto, existen numerosas metodologías activas para enriquecer el aula de Educación Infantil, y cada una aporta matices únicos al aprendizaje. Desde proyectos ambiciosos hasta pequeños juegos de respiración, todas comparten un principio: el niño es el protagonista de su propio aprendizaje. Si integras inteligentemente estas estrategias en tu programación y exposición, captarás la atención del tribunal mostrando que dominas la teoría y la práctica de la pedagogía actual.
En la conclusión de tu exposición (y de tu programación escrita) puedes recalcar algunos puntos clave que hemos tocado: por ejemplo, que las metodologías activas fomentan la motivación, la participación y el desarrollo integral (cognitivo, social, emocional) de los niños; que están alineadas con la LOMLOE y el enfoque competencial (el tribunal verá que hay coherencia con la legislación vigente); y que tú, como docente, actúas más como guía y mediador que como simple transmisor, lo cual es el rol que se espera en el siglo XXI.
Asimismo, anima al lector (o en este caso, harías un cierre animando al tribunal a imaginar tu aula): puedes decir que con estas metodologías los niños en tu clase van a disfrutar aprendiendo y llegarán a casa cada día con algo emocionante que contar. Un cierre inspirador podría ser: “En definitiva, apuesto por una escuela viva, donde cada proyecto, cada juego y cada experiencia siembren en los niños la semilla del amor por aprender. Estoy convencido de que estas metodologías activas no solo mejoran resultados educativos, sino que forman personitas curiosas, creativas y felices – y no hay nada que le guste más a un maestro (y, estoy seguro, a este tribunal) que ver esa chispa de entusiasmo en los ojos de sus alumnos.”
Invita, de cierta forma, al tribunal a visualizar ese futuro con un maestro así. Y anímalos a profundizar o a preguntarte sobre lo que más les interese: demuestra apertura y pasión. Este tipo de conclusión refuerza tu mensaje principal: que dominas un amplio repertorio metodológico y que sabes emplearlo con sentido en infantil. Sin duda, dejarás una impresión positiva y habrás motivado al tribunal tanto como pretendes motivar a tus alumnos. ¡Mucho éxito en tu exposición y que esas metodologías activas te lleven a tu merecida plaza!
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