
¿Te has preguntado por qué cada vez se habla más de metodologías activas en el ámbito educativo y, especialmente, en las oposiciones de Educación Infantil? La educación está experimentando un giro importante: hemos pasado de clases magistrales tradicionales a enfoques donde el alumno es el protagonista activo de su aprendizaje . En las oposiciones de Maestro de Infantil, este cambio se traduce en que los tribunales buscan docentes innovadores, capaces de diseñar experiencias de aprendizaje motivadoras y significativas. Incorporar metodologías activas en tu programación didáctica puede ser el factor diferencial que haga destacar tu trabajo frente al de otros candidatos.
Dominar las metodologías activas no solo te ayudará a responder preguntas teóricas del examen, sino que te permitirá diseñar una programación didáctica acorde con el currículo actual y las exigencias del siglo XXI. En este extenso artículo exploraremos qué son estas metodologías, cómo aplicarlas en tu programación (con ejemplos concretos), su relación con el currículo vigente, ventajas, desafíos y consejos prácticos para defenderlas en la prueba oral de la oposición.
¡Ponte cómodo! Esta guía completa te ofrecerá un recorrido detallado por las metodologías activas más relevantes en Educación Infantil, desde el Aprendizaje Basado en Proyectos hasta el Design Thinking, para que puedas integrarlas con confianza en tu preparación. Comencemos entendiendo el concepto general de metodologías activas y por qué son tan relevantes para ti como futuro maestro o maestra de Infantil.
¿Qué son las metodologías activas en Educación Infantil y por qué son relevantes en las oposiciones?
Las metodologías activas son enfoques pedagógicos centrados en la participación del alumno. A diferencia del modelo tradicional en el que el docente habla y el niño escucha de forma pasiva, en las metodologías activas el niño aprende haciendo: explora, investiga, juega, colabora y construye conocimientos por sí mismo, con el maestro guiando el proceso. En la práctica, estas metodologías convierten al alumno en agente de su propio aprendizaje, fomentando su autonomía, creatividad y pensamiento crítico desde edades tempranas
.Algunos ejemplos populares de metodologías activas son el Aprendizaje Basado en Proyectos (ABP), la gamificación, el aprendizaje cooperativo, la clase invertida (Flipped Classroom) o el Design Thinking, entre otras que veremos más adelante. Todas ellas comparten una idea clave: lograr un aprendizaje significativo, conectado con los intereses del niño y con la vida real.
Ahora bien, ¿por qué son tan relevantes en las oposiciones de Educación Infantil? Por varias razones de peso:
Porque el currículo vigente las promueve: La nueva Ley de Educación (LOMLOE) y los decretos de currículo de Infantil hacen hincapié en metodologías activas y participativas. Por ejemplo, el Real Decreto 95/2022 establece que la etapa de Infantil debe desarrollarse con una metodología que reconozca a los niños y las niñas como agentes de su propio aprendizaje, diseñando situaciones de aprendizaje estimulantes, significativas, contextualizadas y que incluyan trabajo en grupo . Esto significa que, si alineas tu programación con estas directrices, estarás cumpliendo con lo que la normativa espera de un docente moderno.
Porque los tribunales valoran la innovación: En una oposición tan competitiva, presentar una programación didáctica innovadora y bien fundamentada puede darte puntos extra. Los examinadores suelen premiar a aquellos opositores que demuestran conocer y saber aplicar metodologías actuales, ya que eso indica que están al día con las tendencias educativas y que podrán aportar frescura a las aulas. Incluir estrategias como proyectos, juegos o aprendizaje cooperativo hará que tu programación destaque y resulte más atractiva.
Porque mejoran la calidad de tu programación: Más allá de impresionar al tribunal, utilizar metodologías activas enriquece enormemente tu programación didáctica. Te permite diseñar unidades didácticas más dinámicas, motivadoras y centradas en el alumnado. Al describir actividades basadas en proyectos, en juego o en colaboración, tu programación mostrará un hilo conductor coherente con el modelo pedagógico del siglo XXI. Además, demostrarás capacidad de reflexión sobre tu propia práctica, al justificar por qué usas estas metodologías y qué beneficios aportan a tus alumnos de Infantil.
Porque forman parte del temario y la práctica docente real: Seguramente, al estudiar el temario de Infantil habrás encontrado temas sobre metodologías activas, psicología del aprendizaje, atención a la diversidad, etc. No se trata solo de teoría para el examen escrito, ¡hay que llevarlo a la práctica! Al preparar la programación y la exposición oral, tendrás la oportunidad de dar vida a esos contenidos teóricos. Mostrar cómo aplicas, por ejemplo, a Piaget, Vygotsky, Montessori o Gardner a través de metodologías activas dará consistencia y profundidad a tu defensa. En resumen, integrar estas metodologías demuestra que sabes conectar la teoría con la práctica, algo fundamental en la labor docente.
Como ves, dominar las metodologías activas es casi obligatorio para un opositor de Infantil de hoy en día. A continuación, vamos a desgranar las principales metodologías activas innovadoras, explicando en qué consisten y, muy importante, cómo integrarlas en tu programación didáctica de la oposición con ejemplos concretos. Toma nota de ideas que puedas adaptar a tu propio temario y piensa siempre en cómo justificarlas según la normativa vigente y las necesidades de tus futuros alumnos. ¡Vamos allá!
Aprendizaje Basado en Proyectos (ABP) en Educación Infantil
Una de las metodologías activas más reconocidas es el Aprendizaje Basado en Proyectos (ABP). También llamado Project Based Learning, su esencia es que los alumnos aprendan contenidos y desarrollen habilidades a través de la realización de proyectos complejos y significativos. En lugar de abordar las materias de forma fragmentada, el ABP propone partir de un tema o pregunta guía que sea relevante para los niños, y trabajar de forma globalizada distintas áreas (lenguaje, matemáticas, ciencias, arte) en torno a ese proyecto . El alumnado investiga, experimenta y finalmente crea un producto final que da respuesta a la pregunta inicial o refleja lo que han aprendido (por ejemplo, un mural, una maqueta, una representación teatral, un cuento colectivo, etc.).
En Educación Infantil, el ABP se adapta a la edad de los pequeños mediante proyectos muy vinculados a su mundo y sus intereses. Por ejemplo, se pueden hacer proyectos sobre "Los dinosaurios", "El espacio", "El cuerpo humano", "Las profesiones", "El bosque", etc. Durante el proyecto, los niños participan en diversas actividades: traer información o materiales de casa (con ayuda de las familias), escuchar cuentos o ver vídeos sobre el tema, hacer experimentos sencillos, salidas o excursiones (si es posible), trabajar en equipo para construir algo, y siempre jugando y explorando. Todo el proyecto tiene un hilo conductor narrativo que mantiene el interés y culmina en una actividad final (una exposición de sus trabajos a otras clases, una fiesta temática, un libro elaborado entre todos, etc.).
¿Cómo integrar el ABP en tu programación didáctica de la oposición? Veamos algunos pasos y consejos concretos:
Incluye al menos un proyecto en tu programación: En la estructura de tu programación anual, especifica que vas a desarrollar proyectos de trabajo. Puedes plantear un proyecto por trimestre, por ejemplo, o un proyecto largo en el segundo trimestre. Lo importante es que quede claro que emplearás esta metodología. Ejemplo: “Durante el segundo trimestre llevaremos a cabo el proyecto ‘El fondo del mar’, en el que mediante experiencias globalizadas los niños investigarán la vida marina, desarrollando competencias de comunicación, iniciativa y conocimiento del entorno”.
Diseña el proyecto alrededor de una pregunta motivadora: En tu programación (o unidades), describe brevemente cómo lanzarías el proyecto en el aula. Suele comenzar con una pregunta o situación problematizadora que despierte la curiosidad. Ejemplo: “Un día aparece en la clase una botella con un mapa y una nota de una sirena que pide ayuda porque el coral de su arrecife está desapareciendo. A partir de este hallazgo, formulamos la pregunta: ‘¿Cómo podemos ayudar a la sirena a salvar el arrecife de coral?’ Este será el punto de partida del proyecto sobre el mar”.
Explica las fases del proyecto y actividades clave: Detalla que el proyecto tendrá fases (investigación inicial, desarrollo, culminación) e incluye algunas actividades representativas en cada fase. En Infantil, puedes mencionar actividades como asamblea de ideas previas (¿qué sabemos del mar?), rincones o talleres relacionados (rincón de ciencias para explorar conchas, mesa de arte para pintar peces, juego simbólico de pescadores, etc.), implicación de las familias (visita de un biólogo marino padre/madre, creación de disfraces con ayuda de casa) y la presentación final (por ejemplo, un pequeño museo del mar montado en el pasillo de la escuela con todas las creaciones de los niños). Estas descripciones harán muy tangible tu ABP para el tribunal.
Concreta la integración curricular: Relaciona el proyecto con objetivos y contenidos del currículo de Infantil. El ABP por naturaleza es transversal, así que puedes indicar cómo en el proyecto del mar trabajarás contenidos de conocimiento del entorno (animales marinos, cuidado del medio ambiente), de lenguaje (nuevo vocabulario, expresarse contando lo que han aprendido), de matemáticas (contar peces, clasificar conchas por tamaño), etc., de forma integrada. Menciona también que el proyecto contribuye al desarrollo de varias competencias clave (aprendieron a aprender investigando, sentido de la iniciativa al proponer soluciones para la sirena, conciencia ecológica y social al cuidar el entorno marino, competencia lingüística al comunicar, etc.).
Metodología y rol del docente: Explica que tu rol durante el proyecto será de guía y facilitador. No darás todas las respuestas, sino que plantearás retos y acompañarás a los niños en la búsqueda de información, en la realización de experimentos y en la creación del producto final. Resalta que fomentas la autonomía (dejando que tomen pequeñas decisiones dentro del proyecto), el trabajo cooperativo (siempre habrá dinámicas en equipo, por ejemplo pintar un mural entre todos) y la implicación emocional de los niños con su aprendizaje. El clima de aula será de entusiasmo y participación.
Evaluación en ABP: Indica que utilizarás una evaluación fundamentalmente formativa y cualitativa durante el proyecto, observando la participación de cada niño, recopilando evidencias (fotos, trabajos hechos, anecdóticos) y que al final harás una evaluación global del proyecto con los niños (por ejemplo, en asamblea comentar qué les gustó más, qué aprendió cada uno). También podrías mencionar la elaboración de un porfolio del proyecto (aunque en Infantil sería básicamente un recopilatorio de sus trabajos y fotos narrado por el docente).
Ejemplo concreto de ABP integrado: Imagina una de tus unidades didácticas titulada “Viaje al espacio”. En tu programación escribes algo como: "Unidad 5: ‘Viaje al espacio’ – Metodología basada en proyectos. Los niños se convertirán en pequeños astronautas que investigarán el sistema solar. A través de este proyecto, trabajaremos de forma globalizada contenidos de las tres áreas (Conocimiento de sí mismo y autonomía: identificar necesidades durante un viaje espacial –alimentación, higiene–; Conocimiento del entorno: planetas, estrellas, gravedad; Lenguajes: vocabulario del espacio, expresión plástica creando cohetes con materiales reciclados). El proyecto comienza al recibir en clase un ‘mensaje de un extraterrestre’ pidiendo aprender sobre nuestro sistema solar. Organizamos entre todos un plan de misión: cada equipo construirá un planeta para exponer en clase. Durante tres semanas, con ayuda de las familias, investigamos cada planeta, realizamos experimentos (¿cómo cráteres con arena? ¿qué objetos flotan o caen –gravedad–?), simulamos ser astronautas en psicomotricidad y finalmente montamos "el sistema solar de la clase" con las creaciones. El rol de la maestra es facilitador: guía la investigación, provee cuentos y vídeos, invita a un experto (padre astrónomo) y acompaña el juego simbólico. Se evalúa mediante observación directa y un mural colectivo donde cada niño aporta lo que aprendió."
Redactar algo así en tu programación evidenciará claramente la aplicación del ABP. Recuerda siempre usar un lenguaje entusiasta pero preciso, mostrando que conoces la metodología y que sabes adaptarla a Infantil. El Aprendizaje Basado en Proyectos aporta numerosas ventajas: genera gran motivación, conecta el aprendizaje con el mundo real, desarrolla cooperación y múltiples habilidades a la vez. Por eso la LOMLOE lo destaca entre las metodologías clave y es muy recomendable incluirlo en tu programación.
Gamificación en Educación Infantil
La gamificación es otra metodología activa en auge, tanto en educación como en otros ámbitos. Gamificar significa aplicar elementos y dinámicas propias de los juegos en contextos que no son un juego en sí mismos, con el fin de aumentar la motivación y la participación. En el aula de Infantil, la gamificación consiste en convertir el aprendizaje en un juego: crear una narrativa lúdica, usar recompensas simbólicas, desafíos, reglas, personajes… de modo que los niños estén aprendiendo sin casi darse cuenta, inmersos en una experiencia divertida.
Es importante aclarar que gamificación no es simplemente “jugar por jugar”, sino diseñar el proceso de enseñanza como un juego estructurado. Por ejemplo, se puede plantear la clase como una gran aventura donde los alumnos son héroes que deben cumplir misiones para lograr un objetivo final (que coincide con nuestros objetivos de aprendizaje). Durante el camino, acumulan puntos o insignias, colaboran entre ellos, superan retos y reciben retroalimentación inmediata, igual que en un juego. Todo ello mantiene su interés y esfuerzo mucho más que una ficha o explicación tradicional.
En Educación Infantil, el elemento lúdico es esencial de por sí (el juego es el principal medio de aprendizaje a estas edades), pero la gamificación lo lleva un paso más allá al estructurar el contenido curricular en forma de juego. Veamos cómo podrías integrar la gamificación en tu programación de la oposición:
Diseña una temática o historia para el curso o para una unidad: Una estrategia habitual es crear un hilo narrativo que se extiende a lo largo de varias sesiones o toda una unidad didáctica. Por ejemplo, la clase se transforma en el “Reino de las Matemágicas” donde cada niño es un aprendiz de mago que debe reunir gemas mágicas (puntos) superando pruebas de lógica y matemáticas sencillas. O toda la programación anual podría tener mini-historias: el primer trimestre somos exploradores de la jungla, el segundo piratas en busca del tesoro del saber, el tercero astronautas en misión espacial. Estas tramas contextualizan las actividades y les dan un sentido de misión. En tu programación, podrías mencionar: “Aplicaremos la gamificación mediante una narrativa anual: ‘Las aventuras de la pandilla de Infantil’. Cada unidad didáctica se enmarca en un episodio (aventura) donde los alumnos, como equipo, deben resolver retos para ayudar a un personaje ficticio y así ganar medallas de aprendizaje.”
Elementos del juego: Explicita qué elementos de juego incorporarás. Los más comunes son: puntos o sistema de recompensas, insignias o pegatinas por logros, retos o misiones, niveles (ej. fases de dificultad creciente), clasificación (aunque con infantil se usa más a nivel grupal para evitar competitividad individual negativa), personajes (mascotas, héroes, villanos que motiven la historia). Por ejemplo: “En nuestra unidad ‘El tesoro de los piratas’, implementaremos una tabla de progreso donde la clase en conjunto va ganando piezas de un tesoro cada vez que completan una actividad-retp. Cuando reúnen X piezas, desbloquean la siguiente pista del tesoro. Al final, encuentran un cofre (lleno de mensajes de felicitación y medallas de papel).” Otro ejemplo: usar ClassDojo u otra aplicación para dar puntos por participación o buen comportamiento, aunque en la defensa oral mencionar apps debe hacerse con prudencia (mejor centrarte en lo pedagógico, no en la herramienta).
Ejemplo de actividades gamificadas: Ilustra con algún ejemplo concreto cómo sería una sesión gamificada. Por ejemplo: “En la situación de aprendizaje ‘Los guardianes del bosque’, los niños reciben la visita de un duende (marioneta del docente) que les pide ayuda para salvar el bosque de un ogro contaminador. Los alumnos, en equipos, deberán completar cuatro misiones (puzzles, clasificación de residuos, un memory de animales, plantar semillas) para obtener cuatro llaves. Cada misión superada les da una llave y una insignia de guardián. Al conseguir todas las llaves, abren el cofre del duende con las semillas mágicas para reforestar el bosque (actividad final).” Este tipo de relato evidencia cómo integras contenido (educación ambiental, clasificación, motricidad fina al plantar) con gamificación.
Integración curricular y competencias: Aunque estemos ‘jugando’, hay que dejar claro qué se aprende. Explica en tu programación que la gamificación servirá para trabajar X contenidos de forma lúdica. Por ejemplo, en el juego del bosque se trabajan valores de respeto al medio ambiente (Área de Conocimiento del Entorno), se refuerza la cooperación (porque las misiones se hacen en equipo, así todos ganan o pierden juntos fomentando la ayuda mutua), se desarrollan habilidades cognitivas como memoria y resolución de problemas , etc. Menciona también que en Infantil la gamificación se apoya mucho en recursos visuales y manuales (tableros, cartas, dados gigantes, disfraces...) porque los niños aún no leen, y que aprovecharás el juego simbólico y la imaginación natural de los niños para crear estas experiencias.
Ventajas de la gamificación (que puedes mencionar ante el tribunal): Esta metodología aumenta la motivación y entusiasmo por aprender (los niños querrán venir al “juego” cada día) , mejora la concentración (se implican tanto como cuando juegan espontáneamente) , fomenta habilidades sociales si introduces retos cooperativos , da un feedback inmediato de los logros (ven sus puntos o reciben aplausos al completar la misión) y permite adaptarte a distintos ritmos (puedes diseñar retos de niveles básicos y avanzados, etc., e incluso incluir comodines de ayuda para quien lo necesite). También se ha observado que la gamificación bien implementada beneficia especialmente al alumnado con necesidades educativas especiales, mejorando su implicación y autoestima . Todos estos puntos los puedes usar tanto en la justificación escrita como en la defensa oral, respaldándolos con tu experiencia o con literatura si fuera necesario.
Precauciones o desafíos: No olvides señalar que siempre tendrás en cuenta que el juego no eclipse al aprendizaje. La gamificación es un medio, no un fin; por ello, planificarás muy bien las actividades para que los objetivos educativos estén integrados en los retos lúdicos. Comenta que evitarás la competitividad negativa (en Infantil conviene más retos colectivos o cooperativos que enfrentamientos individuales), y que usarás recompensas simbólicas no materiales, centradas en el progreso (medallas, diplomas, elogios) en lugar de premios tangibles, para fomentar motivación intrínseca. También es importante la gestión del tiempo: en la programación puedes reflejar que las dinámicas de juego estarán acotadas en duración para mantener la atención y se intercalarán con momentos de calma para no sobreexcitar a los niños.
Integrar la gamificación en tu programación puede ser tan sencillo como añadir un apartado en la metodología general indicando “Metodología lúdica y gamificada: empleo de la gamificación a través de narrativas motivadoras, retos y recompensas que fomenten la participación activa”, y luego describir en algunas unidades esa aplicación concreta. Si dispones de anexos, incluso podrías incluir alguna imagen de ejemplo (un tablero de juego diseñado por ti, etc.), aunque esto último con cuidado de no sobrecargar la defensa. Lo esencial es que el tribunal visualice que tus clases serán muy dinámicas y que sabes usar el poder educativo del juego dirigido. La gamificación en Infantil convierte el aula en un espacio mágico donde aprender es divertido y significativo a la vez, algo totalmente alineado con la filosofía de la etapa.
Aprendizaje cooperativo en Educación Infantil
El aprendizaje cooperativo es una metodología activa basada en la organización de la clase en pequeños grupos de alumnos que trabajan juntos para lograr un objetivo común. A diferencia de las tareas individuales, en el cooperativo cada miembro del grupo tiene un rol o responsabilidad, y el éxito se alcanza mediante la colaboración y la interdependencia positiva entre ellos . Este enfoque no solo busca que aprendan los contenidos curriculares, sino también desarrollar habilidades sociales tan importantes como saber comunicarse, escuchar, ayudar al otro, negociar discrepancias y asumir responsabilidades compartidas.
En Educación Infantil, trabajar cooperativamente puede parecer un desafío (¡son muy pequeños!), pero es perfectamente posible adaptando la metodología a su nivel. No esperaremos que un niño de 4 años sea totalmente autónomo trabajando en grupo, pero sí podemos introducir rutinas de cooperación simples: por ejemplo, trabajar en parejas para una tarea corta (“el compañero de al lado”), formar pequeños grupos de 3-4 para juegos, actividades en rincones colaborativos, o roles sencillos como “el repartidor de material”, “el encargado de pintar”, etc. Poco a poco se les enseña a trabajar en equipo, algo que además enlaza con valores de convivencia y respeto.
¿Cómo integrar el aprendizaje cooperativo en tu programación didáctica?
Organización del aula en grupos: Indica en tu programación que habitualmente dispondrás a los alumnos en grupos reducidos heterogéneos (mezclando niveles de desarrollo, personalidades, etc., para que se complementen) . Puedes mencionar que a veces serán grupos fijos para ciertos proyectos y otras veces agrupamientos flexibles dependiendo de la actividad. Por ejemplo: “En la mayoría de las actividades de aula los niños trabajarán en equipos de 4 (grupos base) que se mantendrán durante el trimestre, equilibrados en género y nivel madurativo; esto facilita la creación de vínculos y que cada uno asuma un rol. También realizaremos dinámicas de parejas o grupos ocasionales según la tarea (p.ej., tutor de lectura de 5 años con niño de 3 años en parejas para leer imágenes).”
Técnicas cooperativas adaptadas a Infantil: En Primaria y Secundaria existen técnicas cooperativas muy estructuradas (como el puzzle de Aronson, 1-2-4, cabezas numeradas, etc.). En Infantil, podemos usar versiones simplificadas. Por ejemplo, “trabajo en parejas” es la técnica base (dos niños se juntan para hacer un puzzle entre ambos en vez de uno individual, o para comentarse qué ven en una lámina antes de compartir con el grupo). Otra técnica es “Folio giratorio” adaptado: en gran grupo se plantea una pregunta sencilla (¿qué animales conocemos de la granja?), luego en cada equipo de 4 los niños, con ayuda del adulto, dicen por turno un animal mientras el profesor (o uno que ya escriba un poco) dibuja o pega una pegatina en un folio común; así entre todos completan la lista del equipo. También se puede hacer “Lectura compartida”: un niño “lee” (relata el cuento por las imágenes) y otro escucha, luego cambian. Describe alguna de estas estrategias en tu programación para demostrar que no solo juntamos niños en mesas, sino que les enseñamos a cooperar mediante dinámicas pensadas.
Asignación de roles: Un aspecto clave del aprendizaje cooperativo es que cada miembro tenga un rol que aportar (coordinador, portavoz, encargado del material, observador…). En Infantil, roles muy simples funcionan bien. En tu programación, puedes decir que introducirás gradualmente roles cooperativos: “Al trabajar en equipo, cada niño/a asumirá pequeñas responsabilidades rotativas, por ejemplo: el ‘capitán del equipo’ (toma decisiones sencillas como qué color usar), el ‘portavoz’ (muestra el trabajo al resto de la clase), el ‘encargado de materiales’ (reparte y recoge lápices, tijeras) y el ‘animador’ (se asegura de que todos participen diciendo frases de apoyo).” Con roles así, fomentas que todos se sientan útiles y evitamos que uno trabaje y el resto mire. El tribunal verá que conoces la importancia de la participación equitativa.
Ejemplos de actividades cooperativas: Incluye en alguna unidad didáctica un ejemplo específico. Por ejemplo, en una unidad sobre los alimentos, podrías planificar un taller de cocina cooperativo: los niños en equipos preparan una receta sencilla (una macedonia de frutas, por ejemplo). Cada miembro tiene una tarea (uno pela el plátano, otro corta fresas con ayuda, otro echa yogur, otro decora). Deben coordinarse y ayudarse (unos sujetan el bowl mientras otro mezcla). El resultado es colectivo (una macedonia por equipo). Tras la actividad, se hace una puesta en común: cada equipo presenta su plato y cuenta cómo trabajaron juntos. Este tipo de experiencia, descrita en la programación, demuestra claramente el aprendizaje cooperativo en acción.
Relación con valores y currículo: Explica que el aprendizaje cooperativo en Infantil contribuye a objetivos de socialización, convivencia y atención a la diversidad. Al trabajar en grupo, los niños desarrollan empatía (aprenden a esperar turno, a ayudar al compañero que tiene dificultad), mejoran su lenguaje oral al tener que comunicarse entre ellos, y se sienten parte de una pequeña comunidad (lo que refuerza su autoestima y sentido de pertenencia). En términos de currículo, el cooperativo encaja con los principios de atención a la diversidad (porque el grupo heterogéneo permite que cada niño aporte según sus posibilidades y reciba apoyo de sus iguales) y con el desarrollo de las competencias sociales y cívicas. Puedes citar que esta metodología “es un recurso para atender a la diversidad, promoviendo la inclusión de todo el alumnado” . También relacionarlo con las rutinas de asamblea (momento diario donde se conversa y decide en grupo), lo cual en Infantil es fundamental.
Evaluación cooperativa: Menciona que evaluarás tanto el resultado grupal como la implicación individual . En Infantil no harás evaluaciones numéricas, pero sí observarás cómo cada niño coopera: quién lidera, quién se retrae, cómo se ayudan... e intervendrás para mejorar esas dinámicas. Puedes incluir la idea de evaluación mediante la observación de comportamientos cooperativos (por ejemplo, usando una lista de cotejo sencilla: “comparte materiales”, “escucha a sus compañeros”, “cumple su función en la actividad”, etc.) para mostrar al tribunal que llevas un seguimiento de esas habilidades sociales.
Implementar el aprendizaje cooperativo desde Infantil tiene grandes ventajas: los niños aprenden a trabajar en equipo desde pequeños (desarrollando habilidades sociales y emocionales esenciales para la vida), se enriquecen unos a otros (los más avanzados consolidan conocimientos explicando a los demás y los que tienen más dificultades reciben apoyo de sus pares), aumenta la motivación y la participación de todos (es más divertido aprender juntos que solo), y la clase se vuelve una pequeña comunidad donde se practica el respeto, la responsabilidad compartida y la ayuda mutua. Como desafío, podrías reconocer que requiere enseñar a los niños a cooperar de forma explícita (no nace espontáneamente, hay que modelar, recordar normas de trabajo en grupo, mediar en conflictos) y también formar al docente en estas técnicas. Esto demuestra realismo de tu parte.
En la prueba oral, si te preguntan “¿cómo trabajas la socialización en tu aula?” o “¿cómo atiendes a niños con diferentes ritmos?”, el aprendizaje cooperativo será una de tus mejores respuestas. Está alineado con los valores de inclusión y equidad promovidos por la ley, y podrás respaldarlo con ejemplos de tu programación. Sin duda, incluir esta metodología activa reforzará el carácter humano y colaborativo de tu propuesta docente.
Flipped Classroom (Aula invertida) en Educación Infantil
El Flipped Classroom o Aula Invertida es una metodología innovadora que invierte el orden tradicional de la enseñanza. Normalmente, en un enfoque tradicional, el profesor explica la materia en clase y luego manda deberes para casa. En el modelo Flipped, la idea es que la parte expositiva o introductoria ocurra antes de la clase (generalmente en casa) a través de recursos multimedia, y que el tiempo de clase se aproveche para actividades prácticas, resolver dudas y consolidar el aprendizaje. En otras palabras, “la teoría en casa, la práctica en clase”. Esto permite dedicar el valioso tiempo presencial a aprender haciendo y de forma colaborativa, en lugar de estar solo escuchando explicaciones
.Pensarás: “¿Tiene sentido un aula invertida en Infantil, si los niños no son autónomos ni pueden estudiar solos en casa?”. Es cierto que en Infantil la aplicación del Flipped Classroom es diferente que en cursos superiores, pero sí es viable adaptarlo implicando a las familias. Aquí, “invertir el aula” puede significar, por ejemplo, enviar a casa pequeños materiales previos (un cuento en vídeo, una canción, una breve actividad con los padres) para que el niño tenga un primer contacto con el tema, y luego, en clase, partir de ahí para desarrollar actividades más profundas. También puede implicar aprovechar momentos fuera del aula (rincón de biblioteca, talleres familiares, etc.) para introducir contenidos y así llegar a clase con cierto bagaje.
¿Cómo podrías plasmar el Flipped Classroom en tu programación didáctica?
Uso de recursos digitales o materiales para el hogar: Menciona que emplearás TIC y colaboración familia-escuela para implementar este modelo. Por ejemplo: “Previo al inicio de la Unidad 4 (‘Los animales de la granja’), las familias recibirán un enlace a un corto animado sobre animales domésticos, para verlo en casa con sus hijos y conversar sobre qué animales reconocen, cuáles les gustan, etc. De esta forma, cuando iniciemos la unidad en clase, los niños ya tendrán una referencia visual y emocional del tema, facilitando la participación.” También podrías enviar preguntas sencillas para que las familias las comenten con los niños (“¿De dónde viene la leche que bebes?”) a modo de reflexión previa. En la programación señala: “se proporcionarán breves vídeos/cuentos interactivos a través de la plataforma X para realizar en familia, introduciendo así algunos conceptos antes de abordarlos en el aula.”
Actividades en clase tras el ‘flip’: Explica que gracias a ese input previo, podrás profundizar en clase con actividades activas. Siguiendo el ejemplo, tras ver el vídeo de animales en casa, en clase podrías hacer un juego de clasificación (figuras de animales en domésticos vs. salvajes), una visita guiada a un minizoo montado en el aula, o un taller de imitar sonidos de animales y adivinar. La idea es que el tiempo en clase se dedica a practicar, experimentar o crear, partiendo de lo que ya han visto. En tu defensa podrías decir: “Así los niños llegan a clase con ganas de contar lo que ya vieron o hicieron en casa, y podemos aprovechar ese entusiasmo para aprender haciendo (pintar el animal favorito, dramatizar una granja, construir un establo con bloques...). El tiempo de aula se optimiza en experiencias significativas en vez de en presentar desde cero la información.”
Implicación de las familias: El flipped classroom en Infantil es en gran medida trabajo con familias. En tu programación destaca que contarás con la colaboración familiar para reforzar aprendizajes. Puedes incluir en la sección de atención a familias: “Se propondrá a las familias participar en la metodología de aula invertida, dedicando unos minutos en casa a actividades preparatorias (visionado de vídeos, conversaciones guiadas o pequeñas tareas de recopilación de información/objetos) que luego compartiremos en clase. Esto no supone deberes formales para el niño, sino momentos de aprendizaje en familia, adecuados a su edad, que además acercan a los padres a la vida escolar.” De este modo, el tribunal ve que eres consciente de la realidad de Infantil y sabes que los padres/madres son aliados educativos.
Ejemplo concreto de Flipped en Infantil: Supongamos una unidad didáctica sobre “Las profesiones”. Podrías implementar el aula invertida pidiendo unos días antes que cada familia hable con su hijo sobre en qué trabajan los padres u otros familiares, mostrando fotos o herramientas de su trabajo. Incluso podrían grabar un breve vídeo casero de la mamá con su uniforme explicando “Yo soy médica y curo a la gente” para que el niño lo enseñe en clase. Gracias a eso, cuando inicias la unidad, cada niño trae algo que contar o mostrar (lo cual es un hito en Infantil, compartir experiencias familiares). En clase haces una ronda donde cada uno presenta la profesión de sus papás (orgullo y motivación al máximo), y a partir de ahí montas rincones de juego simbólico de profesiones (hospital, tienda, escuela, etc.). Aquí invertiste el aula: la “información” (qué son las profesiones y algunos ejemplos reales) se adquirió en casa con la familia; el aula se destinó a que cada niño socialice ese conocimiento y lo viva a través del juego.
Relación con competencias digitales: Puedes además mencionar que esta metodología permite iniciar a los peques en el uso guiado de contenidos digitales educativos, en presencia de sus padres. Por ejemplo, ver un vídeo corto juntos o manejar una aplicación simple (hay apps de cuentos interactivos adaptados a infantil). Así se trabaja también la competencia digital de forma segura. Cita también que hay que tener en cuenta la brecha digital: te asegurarás de que las familias que no tengan conexión o dispositivos reciban alternativas (por ejemplo, ofrecer los vídeos en un pendrive o darlos a conocer en las reuniones, o incluso invitar a que el niño los vea en el aula con el profesor antes, en caso de no poder en casa). Esto demuestra sensibilidad hacia la diversidad familiar.
Beneficios del Flipped Classroom: Argumenta que, aunque no es muy común en Infantil, esta metodología bien planteada puede mejorar la implicación familiar en el aprendizaje del niño, algo muy positivo porque refuerza la continuidad entre casa y escuela. También permite que los niños lleguen con más seguridad a clase (ya vieron algo del tema, no todo es nuevo), favorece la participación activa en el aula (quieren compartir lo que hicieron en casa) y da más tiempo en clase para trabajo personalizado con los niños. Además, puede ser útil para introducir contenidos complejos de manera anticipada: por ejemplo, antes de un experimento, mandar un vídeo de ese experimento para que el niño lo vea con calma, así cuando lo hagamos en clase ya tiene expectativas formadas. Todo esto puedes contarlo en tu defensa si justificas por qué incluiste un enfoque de aula invertida.
En tu programación, podrías no obstante usar esta metodología en algunas unidades puntuales más que en toda la programación, ya que en Infantil la base seguirá siendo el trabajo presencial. Por ejemplo: “Metodología: predominará el enfoque activo presencial, combinándolo ocasionalmente con estrategias de Flipped Classroom mediante el envío de contenidos audiovisuales a las familias para preparar ciertas actividades.” Con eso, demuestras conocimiento de la metodología y capacidad de adaptarla a Infantil con sentido común.
Design Thinking y pensamiento de diseño en Infantil
El Design Thinking (Pensamiento de Diseño) es una metodología originada en el ámbito del diseño y la innovación empresarial, pero que ha sido adoptada en educación por su potencial para resolver problemas de forma creativa y colaborativa. Consiste, básicamente, en aplicar el proceso que usaría un diseñador para crear un producto o solución: empatizar con el usuario o situación, definir bien el problema, idear posibles soluciones, prototipar la solución más prometedora y evaluar/testar si funciona. Llevado al aula, implica proponer a los alumnos un reto de la vida real y guiarles por esas fases para que ellos mismos diseñen una solución.
En Educación Infantil, el Design Thinking debe simplificarse y adaptarse mucho, pero sus principios se pueden utilizar para fomentar la creatividad y la resolución de problemas a pequeña escala. A estas edades, normalmente el proceso será más manual y concreto (dibujar, construir con materiales, etc.), y la fase de empatizar/definir se traduce en conversaciones muy sencillas sobre qué necesitamos o a quién vamos a ayudar. Aun así, es una metodología muy interesante para proyectos cortos donde los niños inventen algo que solucione un problema de su entorno cercano.
¿Cómo podríamos integrar Design Thinking en la programación de Infantil?
Plantea un reto apropiado para su edad: El punto de partida es siempre un problema o necesidad concreta. En tu programación, puedes mencionar algún reto adaptado a Infantil. Por ejemplo: “En la unidad ‘Nuestro patio ideal’, se propondrá a los niños mejorar el patio de recreo (reto: ¿Cómo podemos hacer el patio más divertido?). Aplicaremos una metodología inspirada en Design Thinking para que, junto con la maestra, los alumnos ideen soluciones (nuevos juegos, más plantas, zonas de sombra) y elaboren una propuesta para presentar al equipo directivo.” Otro ejemplo: “Detectamos que en clase a veces nos enfadamos y peleamos (problema cercano a ellos). Planteamos el reto: ¿Cómo podemos resolver mejor nuestros conflictos? Los niños empatizan contando cómo se sienten cuando pelean, definimos el problema (no sabemos compartir), ideamos soluciones (un rincón de la paz, un peluche de las emociones), prototipamos uno (crean junto a la maestra el rincón de la calma con cojines y el peluche) y lo ponemos en práctica.” Observa que son problemas sencillos y entendibles para 3-6 años.
Explica las fases en lenguaje infantil: En tu escrito, resume que guiarás a los niños por las fases de forma natural. Por ejemplo, para el patio ideal: primero se empatiza – salimos al patio, observamos cómo jugamos, qué nos gusta y qué no (los niños expresan “aquí no hay columpio”, “el suelo quema en verano”… la maestra recoge esas voces). Luego se define – en asamblea se resume “queremos un patio donde podamos X sin problema Y”. Después a idear – lluvia de ideas dibujando: cada niño dibuja cómo sería su patio soñado; luego compartimos y la maestra ayuda a elegir ideas posibles (más sombras, un huerto, juegos pintados en el suelo…). Luego prototipar – construir maquetas con materiales reciclados o hacer un dibujo grande en grupo del nuevo patio, incluso fabricar un mini-huerto en macetas como primera acción concreta. Finalmente evaluar o probar – presentan su maqueta a la directora (hacemos como que “probamos” las ideas, por ejemplo pintando un juego en el suelo con tiza temporal y viendo si les gusta jugar allí). Describir este proceso en la programación muestra que sabes ejecutar las fases del Design Thinking de forma asequible para Infantil.
Incorporación en la programación: Puedes destinar una situación de aprendizaje o proyecto específico al Design Thinking. Menciónalo como “metodología de resolución creativa de problemas”. Por ejemplo, una de tus unidades finales podría ser “Inventos de la clase” donde aplicas esta metodología para que los niños inventen algo útil para la clase (un porta-lápices comunitario hecho con botellas, un juego de mesa creado por ellos, etc.). Indica que este enfoque desarrolla la creatividad, iniciativa y pensamiento crítico de los niños, al tiempo que trabajan contenidos (porque dependiendo del reto tocarás diferentes áreas: en el patio ideal incluyes medio ambiente, en inventos incluyes tecnología sencilla, etc.).
Ejemplo práctico durante la defensa: A los tribunales les suele impresionar oír experiencias originales. Puedes contar en la exposición oral cómo un año tus alumnos “se convirtieron en pequeños diseñadores” para solucionar un problema del aula. Imagina relatar: “Observé que muchos niños dejaban las chaquetas tiradas. Así que les propuse un reto: ¿Cómo mantener la clase ordenada? Los niños dijeron que necesitábamos un sitio para poner las chaquetas de forma divertida. Decidimos entre todos diseñar un perchero especial. Primero, empatizamos: ¿por qué dejamos la chaqueta en el suelo? (porque tenemos prisa por ir a jugar). Definimos: necesitamos un perchero que sea rápido y fácil de usar. Ideamos: cada uno dibujó un perchero loco – uno con forma de árbol, otro con luces, otro con nuestras fotos. Prototipamos: juntamos ideas y construimos con cartón un árbol-perchero con una rama para cada niño, con su foto en su rama. Lo probamos en clase y… ¡funcionó! Desde entonces las chaquetas estaban colgadas en el árbol. Los niños se sintieron orgullosos de su invento.” Un relato así demuestra la esencia de Design Thinking en Infantil (resolver un problema real de ellos con una creación propia). Si no tienes experiencia personal, puedes presentarlo como algo que harías siguiendo esa línea.
Beneficios pedagógicos: El Design Thinking en educación aporta un enfoque muy competencial: enseña a resolver problemas de manera estructurada pero creativa, fomenta la colaboración (suelen trabajar en equipo para construir prototipos, etc.), y coloca al alumno de nuevo en el centro, dándole voz para crear. En Infantil, además, conecta con la tendencia de metodología por proyectos (es muy parecido a un proyecto, pero enfatizando la fase de ideación y prototipo). Subraya que esta metodología ayuda a desarrollar la creatividad (al animarles a proponer ideas originales sin miedo a equivocarse), la tolerancia a la frustración (no todas las ideas funcionan, y aprenden que se puede intentar de nuevo – “iterar” en lenguaje de diseño), y la autonomía (ellos son los autores de la solución).
Posibles dificultades: Menciona que con niños tan pequeños, aplicar Design Thinking requiere mucho apoyo del docente en cada fase. No es dejarlos solos a inventar, sino guiar con preguntas y proporcionar materiales adecuados para prototipar (plastilina, bloques, cajas). También implica aceptar cierto caos creativo en el aula (que luego se recoge, inculcando orden tras la exploración). Si el tribunal pregunta, puedes decir que es una metodología muy prometedora pero que la usarías en desafíos concretos, quizás con los mayores de Infantil (5 años) que ya tienen un poco más de madurez para seguir un proceso. Esto muestra que sabes calibrar su aplicación.
En resumen, incluir una pincelada de Design Thinking en tu programación (tal vez en la unidad más innovadora o en un proyecto de final de curso) puede impresionar favorablemente, ya que demuestra tu conocimiento de tendencias de vanguardia en educación. Pocas oposiciones de Infantil hablan de Design Thinking, así que bien explicado, te hará destacar como un candidato creativo e innovador.
Otras metodologías activas e innovadoras en Educación Infantil
Además de las metodologías activas principales que hemos detallado (ABP, gamificación, cooperativo, flipped classroom y design thinking), existen otras metodologías innovadoras que también podrías considerar mencionar brevemente en tu programación o en respuestas del oral. Veamos algunas:
Aprendizaje basado en problemas y retos: Muy emparentado con el ABP (proyectos), el aprendizaje basado en problemas (Problem-Based Learning) propone partir de un problema real para que los alumnos, en equipo, encuentren soluciones. La diferencia con proyectos es sutil: aquí el foco está en resolver una pregunta concreta, a veces de forma más breve. En Infantil podríamos plantear pequeños problemas del día a día: por ejemplo, “¿Cómo podemos conseguir que las plantas del aula no se marchiten en vacaciones?”. Los niños aportan ideas (¿pedir a un profe que las riegue? ¿llevarlas a casa? ¿inventar un sistema de riego automático?). Aunque no hagan el proyecto extenso, este tipo de reflexión-problema entrena su pensamiento. También se habla de aprendizaje basado en retos, muy similar, enfocado a desafíos (a menudo sociales o ambientales). Podrías mencionar que incorporas “situaciones-problema” en tus unidades para desarrollar pensamiento lógico y crítico en los niños desde pequeños.
Aprendizaje-Servicio (ApS): Es una metodología que une el aprendizaje con un servicio a la comunidad. En Infantil, el servicio suele ser muy básico pero valioso: hacer algo que trascienda la clase y ayude a otros. Un ejemplo clásico: la visita a la residencia de ancianos del barrio llevando dibujos o canciones preparadas por los niños (ellos aprenden sobre los mayores, empatía, y a la vez brindan compañía y alegría = servicio). Otro: participar en una campaña solidaria, recolectando juguetes para otros niños. En tu programación, podrías mencionar que realizarás alguna actividad de aprendizaje-servicio, como un proyecto de cuidado del entorno (limpiar el patio o plantar árboles con ayuda de familias), para inculcar valores de ciudadanía desde la infancia . Esto muestra sensibilidad social.
Métodos pedagógicos alternativos (Montessori, Waldorf, Reggio Emilia): Aunque son más que metodologías (son filosofías educativas completas), en las oposiciones a veces se hacen referencias a ellas. Si en tu programación te identificas con alguna, podrías incluir ciertos principios. Por ejemplo, Montessori enfatiza la autonomía, los ambientes preparados y los materiales autoeducativos. Podrías mencionar: “Se habilitará en el aula un ambiente preparado al estilo Montessori, con zonas accesibles y materiales sensoriales para que los niños elijan y experimenten libremente durante parte de la jornada” – esto como complemento a tu metodología activa. Waldorf destaca la creatividad, la naturaleza y la ausencia de academicismo formal en Infantil: podrías incorporar rincones artísticos, uso de materiales naturales (madera, telas) y una rutina rítmica con cuentos y canciones, inspirándote en Waldorf . Reggio Emilia valora los “cien lenguajes del niño” (muchas formas de expresión) y la documentación pedagógica: podrías, por ejemplo, documentar el progreso de un proyecto con fotos y explicaciones de los niños en un mural (la voz del niño visible). No es necesario profundizar mucho en estas pedagogías salvo que tu programación esté específicamente basada en alguna, pero nombrar influencias de Montessori o Reggio puede sumar, ya que demuestra amplitud de conocimientos y una visión internacional de la educación infantil.
Trabajo por rincones o centros de aprendizaje: No es nuevo (es casi tradicional en Infantil), pero lo mencionamos porque sigue siendo metodología activa. Organizar la clase por rincones de actividad (rincón de lectura, rincón de construcción, rincón de arte, rincón de juego simbólico, etc.) permite que los niños aprendan a través del juego libre en distintos espacios, con cierta autonomía para elegir la actividad. Es probable que tu programación ya incluya el trabajo por rincones en el apartado metodológico (si no, conviene incluirlo, ya que prácticamente todas las aulas de Infantil funcionan así en algún momento del día). Destaca cómo gestionas los rincones: número de niños por rincón, rotación, qué aprende en cada espacio. Esto refuerza el enfoque activo porque muestra que en tu clase hay movimiento y exploración, no todos sentados todo el tiempo.
Inteligencias múltiples: Basado en la teoría de Howard Gardner, algunos docentes planifican actividades intentando cubrir las distintas inteligencias (lingüística, lógico-matemática, corporal, visual-espacial, musical, interpersonal, intrapersonal, naturalista). No es exactamente una metodología, pero podrías mencionar que tus unidades incorporan variedad de actividades pensando en los diferentes modos de aprender de los niños. Por ejemplo, en una unidad habrá cuentos (verbal), juegos de construcción (espacial), canciones (musical), baile (corporal), trabajo en equipo (interpersonal), rincón tranquilo de reflexión (intrapersonal), excursión al parque (naturalista). Esto se considera una práctica innovadora y centrada en el alumno.
Neuroeducación y aprendizaje basado en el cerebro: Otra tendencia actual es fundamentar la metodología en descubrimientos de la neurociencia sobre cómo aprenden mejor los niños. Cosas como respetar los tiempos de atención, alternar actividad y descanso, incluir movimiento para fijar contenidos, alimentación saludable, etc. No es obligatorio mencionarlo, pero si encaja podrías soltar alguna frase como: “La metodología tendrá en cuenta principios de neuroeducación, ofreciendo experiencias multisensoriales y respetando los ritmos biológicos (por ejemplo, momentos de relajación tras actividades intensas) para optimizar el aprendizaje según las investigaciones actuales.” Es un guiño más que nada, para lucir al día.
En definitiva, en la sección de metodologías de tu programación, puedes hacer una mezcla inteligente: detallar las grandes metodologías activas (como hicimos con proyectos, juego, cooperación…), y nombrar brevemente que también te inspiras en otras corrientes innovadoras. Eso sí, sin dispersarte demasiado; elige 1 o 2 adicionales que realmente puedas conectar con tu forma de programar. Por ejemplo, si haces muchos talleres manipulativos, encaja decir “seguimos la filosofía Montessori en cuanto a aprendizaje activo y sensorial”. Si haces mucho arte y naturaleza, nombra a Waldorf o Reggio. Siempre que cites algo, prepárate por si en la oral te preguntan más al respecto.
Con todo este repertorio, demostrarás un conocimiento amplio de las metodologías activas en Infantil, dejando claro que tu propuesta pedagógica es rica, variada y en sintonía con las últimas innovaciones educativas.
Relación de las metodologías activas con el currículo y la normativa educativa vigente
Como hemos insinuado a lo largo del texto, no estás proponiendo ocurrencias aisladas: todas estas metodologías activas encajan plenamente con el currículo oficial y la normativa educativa vigente en España. Asegurarte de resaltar esta alineación es crucial, porque en la oposición no basta con ser innovador; debes fundamentar tus elecciones didácticas en lo que marcan la ley y los documentos curriculares (Real Decretos, Decretos autonómicos, etc.). Aquí te damos ideas de cómo relacionar metodologías activas con el currículo de Educación Infantil y las normas actuales:
Principios pedagógicos de la LOMLOE: La Ley Orgánica 3/2020 (LOMLOE) y los reales decretos de currículo derivan de ella (por ejemplo, el RD 95/2022 para Infantil) subrayan una serie de principios para la etapa Infantil: globalización, significatividad, juego, experimentación, actividad del alumno, atención a la diversidad, enfoque competencial… Todas esas palabras clave se materializan a través de metodologías activas. Puedes citar explícitamente en tu programación: “En coherencia con el RD 95/2022, que indica que la adquisición de las competencias en Infantil se verá favorecida por una metodología que reconozca a los niños como agentes de su aprendizaje , mi programación adopta metodologías activas donde el alumnado aprende de forma participativa, mediante proyectos, juego y colaboración.” Una afirmación así vincula directamente tu enfoque con el texto legal, mostrando solidez.
Desarrollo de competencias clave: El currículo vigente en Infantil por primera vez menciona las competencias clave (aunque Infantil no es etapa obligatoria, ya se orienta a iniciarlas). Las metodologías activas son la vía ideal para trabajar competencias como aprender a aprender, social y cívica, sentido de iniciativa, etc., desde pequeñitos. En tu programación, destaca cómo cada metodología favorece distintas competencias. Por ejemplo, un proyecto (ABP) desarrolla la competencia de aprender a aprender (investigan, hacen preguntas), competencia lingüística (comunican resultados), conciencia cultural (si es un proyecto artístico)… El aprendizaje cooperativo claramente trabaja la competencia social y cívica (colaborar, respetar turnos), la gamificación puede tocar competencia digital (si usas alguna app o recurso TIC) y competencia matemático-lógica (según los retos), etc. Incluso si no te piden en la programación de Infantil detallar competencias (depende de la comunidad autónoma), mencionarlo de pasada denota que estás alineado con ese enfoque moderno.
Atención a la diversidad y Diseño Universal para el Aprendizaje (DUA): La normativa actual insiste en que la enseñanza se adapte a todos los alumnos, ofreciendo múltiples maneras de involucrarse, de representar el conocimiento y de expresar lo aprendido (principios DUA). Las metodologías activas, por su variedad de actividades y carácter flexible, favorecen el DUA. Puedes afirmar, por ejemplo: “La variedad metodológica (proyectos, rincones, juego, trabajo cooperativo) permite llegar a alumnos con distintos estilos de aprendizaje y necesidades, cumpliendo con el Diseño Universal para el Aprendizaje al proporcionar múltiples formas de motivación y participación.” Esto muestra que tus metodologías activas no solo son atractivas, sino inclusivas. Por ejemplo, un niño con dificultades de lenguaje puede destacar en una actividad manipulativa de ABP; otro con hiperactividad encuentra en la gamificación una vía para canalizar energía; otro con discapacidad auditiva se beneficia de lo visual de los proyectos, etc. Si puedes, cita alguna normativa autonómica si la hay sobre atención a la diversidad en Infantil.
Juego y experimentación, sellos propios de Infantil: El currículo de Infantil tradicionalmente especifica que en esta etapa el juego es la base del aprendizaje. La LOMLOE sigue esa línea, remarcando la importancia del juego libre y dirigido, la psicomotricidad, la exploración sensorial, etc. Sobra decir que las metodologías activas que hemos descrito se apoyan casi todas en el juego (gamificación directamente, ABP incluye juegos, cooperativo mediante dinámicas lúdicas, design thinking con prototipos que son “jugar a inventar”). En tu programación deja claro que respetas la esencia lúdica de la etapa: “Siguiendo el principio metodológico del juego como motor del aprendizaje en Infantil (art. X del Decreto Y autonómico), la programación utiliza metodologías activas lúdicas, asegurando que el niño aprende mientras juega, experimenta y se relaciona con los demás.” Esta frase bien podría estar en tu introducción metodológica.
Globalización e interdisciplinariedad: Otro principio metodológico del currículo de Infantil es el carácter globalizado de los aprendizajes, es decir, no compartimentar en asignaturas rígidas sino entender que el niño aprende de forma holística. Las metodologías activas como ABP, aprendizaje por rincones, aprendizaje servicio, etc., son intrínsecamente globalizadoras: integran contenidos de distintas áreas en una misma actividad significativa. Destaca en tu documento que “Las actividades se plantean de forma globalizada, integrando las tres áreas de aprendizaje de Infantil en torno a ejes de interés, tal como sugiere el currículo. Por ejemplo, en un proyecto sobre el huerto se trabajan simultáneamente contenidos de conocimiento del entorno (plantas, su cuidado), de comunicación (vocabulario, descripción de procesos) y de autonomía (responsabilidad al cuidar las plantas, hábitos saludables de alimentación).” Esta justificación enlaza metodología activa (proyecto del huerto) con áreas curriculares concretas.
Normativa autonómica específica: Si tu comunidad tiene orientaciones metodológicas en su decreto de Infantil, puedes citarlas. Por ejemplo, muchas comunidades en sus Decretos incluyen apartados tipo “La metodología en Infantil se basará en experiencias significativas, actividades funcionales, el juego, la observación y experimentación, la vida cotidiana, etc.” Si localizas una cita así, puedes incorporarla textual o paraphrase. Algo como: “Conforme al Decreto X/2022 de nuestra Comunidad, que propugna una metodología activa, participativa y basada en la experimentación en la etapa de Infantil, esta programación adopta metodologías innovadoras que dan cumplimiento a dicha orientación.” Esto impresionará porque indica que conoces la normativa local, no solo la general.
Evaluación acorde a metodologías activas: Aunque no es el foco de la pregunta, recuerda que si usas metodologías activas, la evaluación también suele ser continua y formativa. La normativa de Infantil enfatiza la evaluación global, continua y formativa, y no comparativa. Puedes señalar que harás evaluación continua mediante observación diaria, anecdotarios, dossieres de trabajos, etc., coherente con las actividades activas realizadas. También que involucrarás a los niños (auto evaluación muy inicial, por ejemplo con emoticonos de cómo se sintieron en la actividad, etc.) y a las familias (dando feedback de su participación en flipped classroom, por decir). Todo esto cierra el círculo de coherencia con la legislación.
Cada metodología activa que incluyas debes respaldarla con el currículo: o bien citando los principios generales (competencias, juego, actividad, participación, inclusión) o mencionando cómo contribuye a lograr los objetivos de etapa y desarrollar capacidades. La ventaja es que la propia normativa LOMLOE es muy pro-metodologías activas, como vimos con el ejemplo de “situaciones de aprendizaje” que planteen retos y trabajo cooperativo . Incluso podrías mencionar ese término nuevo, “situaciones de aprendizaje”, que viene a ser un sinónimo de unidades didácticas diseñadas de forma competencial (muy ligado a ABP y similares). Así el tribunal verá que hablas su mismo idioma pedagógico-administrativo.
No olvides incluir referencias concretas al Juego (motor de aprendizaje en Infantil según currículo), a la Psicomotricidad (metodología activa corporal, importantísima a esta edad, quizá podrías decir que aplicarás metodología psicomotriz de Aucouturier, por ejemplo, si lo conoces), a la educación emocional (hoy día la normativa también la resalta; podrías decir que mediante cuentos participativos o rincones de calma trabajas lo emocional) y a la coordinación con Primer Ciclo (si procede, en metodologías de 3 años, adaptándolas). Todo lo que muestre sintonía con la normativa vigente sumará puntos a tu favor.
Ventajas y desafíos de aplicar estas metodologías en Educación Infantil
Implementar metodologías activas en el aula de Infantil conlleva numerosas ventajas, pero también plantea desafíos prácticos que conviene reconocer y saber manejar. Detallar ambos aspectos en tu programación o en la defensa oral demostrará un enfoque equilibrado y realista. Repasemos algunos de los principales beneficios y retos:
Ventajas de las metodologías activas en Infantil
Aprendizaje más significativo: Al involucrar activamente a los niños, conectando con sus intereses y emociones, lo que aprenden tiene sentido para ellos. No memorizan por repetir; comprenden haciendo. Esto favorece una memoria a largo plazo y una comprensión profunda de conceptos, incluso en Infantil (por ejemplo, vivir la germinación de una semilla en un proyecto hace que entiendan realmente cómo crece una planta, más que si solo se lo contaran).
Motivación y entusiasmo por aprender: Es quizás la ventaja más evidente. Cuando los niños se sienten protagonistas (son científicos investigando, artistas creando, jugadores compitiendo en un juego…), su motivación se dispara. Van contentos a clase, participan más y se aburren menos. Esa motivación es crucial a edades tempranas para desarrollar una actitud positiva hacia la escuela. Las metodologías activas logran que los niños amen aprender porque lo asocian con experiencias placenteras.
Desarrollo integral de habilidades: A diferencia de la enseñanza centrada solo en contenidos académicos, las metodologías activas apuntan a un desarrollo global: social, emocional, físico y cognitivo . En un proyecto o trabajo cooperativo, los peques aprenden a comunicarse, a trabajar en equipo, ganan confianza. En la gamificación o el juego, desarrollan la imaginación, la psicomotricidad, incluso habilidades tecnológicas si se usan herramientas. En general, se fomenta la creatividad, el pensamiento crítico, la resolución de problemas, la colaboración, la autonomía, etc., que son cimientos de futuras competencias para la vida
Atención a la diversidad y participación de todos: Bien aplicadas, las metodologías activas permiten que cada niño/a participe según sus posibilidades. Por ejemplo, en un grupo cooperativo, un niño más tímido puede contribuir dibujando (si se le da bien) mientras otro más expresivo expone. En un proyecto, cada uno puede profundizar en la parte que más le atrae. Esto tiende puentes para que alumnos con diferentes ritmos o estilos encuentren su lugar. Además, metodologías como la gamificación suelen incluir diferentes tipos de retos (unos más físicos, otros más verbales, unos individuales, otros en grupo), lo que da oportunidades a talentos diversos. En suma, se suele observar más inclusión: todos aportan algo y se reducen los casos de niños desconectados o fracasados tan típicos del método tradicional.
Mejor clima de aula: Al trabajar de forma activa y muchas veces en equipo o en juego, suele mejorar el ambiente del aula. Los niños están más ocupados (positivamente), hay menos conductas disruptivas por aburrimiento, y al interactuar entre ellos se construyen mejores relaciones. El aprendizaje cooperativo en particular aumenta la empatía y reduce comportamientos agresivos o competitivos negativos. Un aula activa bien gestionada suele verse alegre, con niños confiados y con buen vínculo con el docente (que deja de ser figura autoritaria y pasa a ser un guía cercano).
Mayor comprensión por parte de las familias: Cuando los padres ven a sus hijos entusiasmados, llegando a casa contando “¡Hoy hicimos un experimento!” o “Estamos ayudando a un pirata en clase”, generalmente apoyan más la labor docente. Las metodologías activas generan evidencias palpables (un mural, un vídeo de una actividad, una manualidad) que las familias pueden apreciar, en lugar de solo fichas en papel. Esto ayuda a implicarles y a que valoren tu trabajo. Incluso en flipped classroom, las familias participan directamente y aprecian más el esfuerzo pedagógico.
Desafíos y dificultades de aplicar metodologías activas
Planificación y carga de trabajo para el docente: No nos engañemos, preparar proyectos creativos, juegos elaborados o dinámicas cooperativas requiere más tiempo y esfuerzo que seguir un libro de texto al pie de la letra. El opositor debe dedicar horas a diseñar materiales, recopilar recursos, coordinar con familias, etc. En la práctica real, muchos maestros sienten que implementar estas metodologías supone una carga extra. En la oposición, puedes abordar esto señalando que una buena planificación anual y el trabajo en equipo con compañeros (por ejemplo, proyectos a nivel de ciclo) pueden aliviar la carga. Pero es un desafío: la innovación demanda esfuerzo. Mostrar que eres consciente de ello refleja madurez (y a la vez, resalta tu disposición a asumir ese esfuerzo porque vale la pena para el aprendizaje).
Gestión del tiempo en el aula: En Infantil el tiempo es limitado (jornadas de 4-5 horas con muchas rutinas: aseo, desayuno, siesta en 3 años, etc.). Implementar una metodología activa puede requerir más tiempo para una actividad de lo que tardaría una actividad tradicional. Por ejemplo, un proyecto puede “comerse” varias sesiones que quizá antes dedicabas a otras tareas. El reto es equilibrar para cumplir con todos los objetivos del currículo. Debes planificar muy bien cuánto durará cada dinámica, ser flexible pero con un cronograma en mente para que el proyecto no se eternice, etc. En la programación puedes mencionar este aspecto: “se adaptará el horario para integrar estos enfoques activos optimizando el tiempo disponible” y en la oral, si te preguntan, comentar cómo priorizas calidad sobre cantidad de fichas, etc., sin dejar de lado ninguna de las áreas.
Formación y dominio del docente: Para aplicar bien ciertas metodologías, el profesor necesita formarse y adquirir destrezas. Por ejemplo, el aprendizaje cooperativo tiene técnicas específicas; la gamificación requiere cierto conocimiento de diseño de juegos y manejo de grupo; la clase invertida implica competencia digital para producir o curar vídeos; Montessori conlleva conocer sus materiales… Un opositor no puede ser experto en todo, pero sí debe mostrar que está en continuo aprendizaje profesional. Puedes reconocer: “Estas metodologías exigen un docente en continua formación e investigación pedagógica. Como profesional, me comprometo a actualizarme mediante cursos (por ej. de metodologías activas, neuroeducación, etc.) y aprender de la práctica reflexiva para mejorar la implementación”. Esto convierte el desafío en una oportunidad de crecer profesionalmente.
Recursos y materiales necesarios: Algunas metodologías requieren recursos adicionales: materiales manipulativos diversos para proyectos (a veces costeados por el centro o las familias), tecnología (dispositivo para poner vídeos en clase para flipped, ordenador y wifi para ciertas gamificaciones o realidades aumentadas, etc.), espacio flexible (mover mesas para cooperativo, un patio o sala grande para ciertos juegos). No todos los centros cuentan con lo ideal, y a veces el docente ha de ingeniárselas. Menciona que aprovecharás materiales reciclados y de fácil acceso en tus proyectos, que usarás principalmente recursos gratuitos o ya disponibles (por ejemplo, el ordenador de aula, el proyector si lo hay, etc.) y que adaptarás las actividades al entorno real de la escuela. Si sabes que en tu comunidad muchos coles no tienen x cosa, no bases tu metodología en eso. El tribunal valorará la capacidad de innovar incluso con recursos modestos (por ejemplo, gamificación con cartulinas y dibujos, no hace falta tablet para todo).
Manejo del grupo y disciplina: Un aula activa no significa caos, pero sí hay más movimiento y conversación que en un aula tradicional silenciosa. El reto de la gestión del grupo es mayor: el docente debe saber encauzar la energía de los pequeños, establecer normas claras para trabajo en equipo, evitar que la emoción del juego se descontrole, atender a muchos niños haciendo cosas distintas (en rincones, por ejemplo) sin descuidar a ninguno. Esto requiere experiencia y buenas estrategias de control respetuoso (rutinas, señales, refuerzos positivos). Puedes indicar en tu programación que mantendrás una estructura y rutinas reconocibles para los niños incluso dentro de la flexibilidad (por ejemplo, empezar siempre explicando reglas, terminar siempre con un cierre/reflexión conjunta, uso de canciones o palmadas para pedir atención en medio del jaleo, etc.). Así transmites que entiendes la importancia de la disciplina positiva en entornos activos.
Evaluación más compleja: Evaluar competencias o aprendizajes en metodologías activas no se reduce a un examen o ficha calificable. Implica observación continua, registros anecdóticos, quizás vídeos, recoger trabajos diversos, etc., y luego ser capaz de traducir eso a informes o calificaciones cualitativas. Para algunos docentes es un reto reorganizar la evaluación. En tu caso, al ser una oposición, el tribunal puede preguntar “¿cómo evalúas en un proyecto?” Debes tenerlo pensado: quizá usar rúbricas sencillas incluso en Infantil para ciertos proyectos (por ejemplo, una rúbrica de logro del proyecto con items como “participa activamente”, “muestra curiosidad”, “trabaja en grupo”, “comprende el concepto X”…). Si bien en Infantil la evaluación es global, en la programación puedes anexar algún instrumento como lista de cotejo o escala descriptiva adaptada a una actividad lúdica. Mostrar herramientas de evaluación formativa es un plus, aunque sean cualitativas.
Reticencias iniciales (cultura tradicional): A veces, el entorno (familias, incluso compañeros docentes) pueden mostrarse escépticos ante metodologías nuevas. Por ejemplo, padres que dicen “¿por qué juegan tanto y no hacen fichas? ¿aprenderán suficientemente?”. O compañeros que no quieren involucrarse en proyectos de centro. Este es un desafío más sutil. En la oposición, se valora que el aspirante tenga capacidad de argumentar y convencer sobre las bondades de sus métodos. Puedes mencionar que informarás bien a las familias (reuniones, mostrando evidencias del aprendizaje) para que comprendan que con estas metodologías sus hijos están aprendiendo más y mejor. Y que trabajarás coordinado con el equipo directivo y demás docentes para integrar poco a poco estas prácticas en la línea del centro (por ejemplo, proponiendo pequeñas experiencias piloto, compartiendo resultados positivos). Esto demuestra liderazgo pedagógico y habilidades de colaboración.
Las ventajas superan con creces a los inconvenientes cuando se trata de metodologías activas, especialmente en Infantil donde el entusiasmo y la plasticidad de los niños facilitan mucho estas dinámicas. No obstante, reconocer los desafíos te permitirá anticiparte y planificar estrategias para superarlos. En tu defensa, si te plantean alguna objeción (“¿y si se descontrolan?” “¿y si no te da tiempo de ver todo el currículo?”), estarás preparado para responder con soluciones concretas (normas, gestión del tiempo, refuerzo de contenidos dentro de las mismas actividades lúdicas, etc.). Eso te hará ver como un docente reflexivo, capaz de implementar innovaciones de forma efectiva y segura.
Consejos para defender estas metodologías en la prueba oral de la oposición
Llegamos a la recta final: has plasmado en tu programación didáctica un excelente elenco de metodologías activas, y ahora te enfrentas a la defensa oral ante el tribunal. Este es el momento de convencerles de verdad de que tu propuesta no es solo papel, sino que sabes llevarla al aula y entiendes su valor pedagógico. Aquí van algunos consejos para defender estas metodologías activas con éxito en tu exposición y posible turno de preguntas:
1. Justifica con fundamento teórico y legal, pero de forma comprensible: Durante tu exposición oral, al mencionar cada metodología activa que uses, acompáñala brevemente de un porqué. Por ejemplo: “Aplicaré el Aprendizaje Basado en Proyectos en varias unidades porque permite un aprendizaje globalizado y significativo, tal como indican las corrientes pedagógicas constructivistas desde Dewey a Kilpatrick, y lo avala nuestra normativa (LOMLOE) al promover situaciones de aprendizaje competenciales .” Este tipo de justificación mezcla referencia teórica (si recuerdas algún autor, suelta el nombre pero sin pasarte de erudición) y respaldo legal. No hace falta dar un discurso teórico largo (el tiempo es oro), pero sí que cada metodología se vea como una elección consciente y respaldada por algo más que tu gusto personal. El equilibrio es clave: ni soltar solo teoría (que suene pomposo y vacío) ni decir “porque es divertida” sin más (aunque lo sea, muestra también el sustento educativo serio).
2. Usa ejemplos vivenciales o anecdóticos: Nada convence más a un tribunal que visualizar lo que dices. Cuando hables de tus metodologías, intercala pequeñas anécdotas o descripciones como si ya las hubieras llevado a cabo. Ejemplo: “Les contaré una anécdota: en el proyecto del huerto que propongo, imagino a mis alumnos con las manos en la tierra plantando semillas; sé por experiencia en prácticas que ese momento de descubrir una raíz germinada les ilumina la cara y jamás lo olvidan. Esa es la magia del ABP en Infantil.” Aunque sea hipotético, habla en presente, haciendo imaginar la escena. Otro: “El aprendizaje cooperativo quizás suena complejo con niños tan pequeños, pero yo he visto cómo, al hacer parejas tutor-tutorizado para hojear un cuento, incluso un niño de 5 años disfruta ayudando a otro de 3. En mi programación incluyo esas interacciones porque he comprobado la autoestima que les genera.” Si tienes experiencias reales de prácticas, genial, cítalas (“cuando apliqué una pequeña gamificación durante mis prácticas, noté que…”). Si no, puedes usar formulaciones tipo “imaginemos…” o “supongamos…”, pero narrando con detalle. Esto le da credibilidad y cercanía a tu discurso, más allá de la teoría.
3. Muestra entusiasmo y convicción personal: Es importante que transmitas que crees en estas metodologías. El tribunal también evalúa tu vocación y tu chispa. Sonríe al contar cómo jugarás con tus alumnos, pon énfasis en las partes emocionantes. Por ejemplo: “Estoy convencida de que un niño que aprende con alegría y emoción, aprende doble. Por eso verán que en mi programación la alegría ocupa un lugar central, a través del juego y las dinámicas activas.” Frases así, dichas con pasión pero sin exagerar, dejan huella. Eso sí, combina entusiasmo con profesionalidad: no se trata de ser payaso, sino de demostrar que tienes la energía y creatividad para llevarlo a cabo. Puedes incluso mencionar brevemente tu motivación: “Elegí esta profesión porque quiero cambiar el típico aula aburrida por un espacio lleno de vida. Mis metodologías activas reflejan esa motivación.” Un opositor que habla con convicción es mucho más persuasivo.
4. Anticipa posibles preguntas difíciles o objeciones: Piensa críticamente: ¿qué podrían cuestionar de tu metodología? Quizá te pregunten “¿Y si un niño no quiere participar en un juego?” o “¿Cómo evaluaría de forma objetiva en un proyecto?” o “¿Qué haría si no tiene apoyo de las familias para el flipped classroom?”. Ten preparadas respuestas concretas. Por ejemplo, a lo de evaluación: “Llevaría un registro de observación con indicadores concretos para cada actividad, por lo que tendría evidencias del logro de cada niño aunque no hagan exámenes.” O al apoyo familiar: “Si alguna familia no colabora con la actividad en casa, prevemos un plan B: realizar esa introducción en el aula con la ayuda de un auxiliar, para que ningún niño se quede atrás.” También podrían preguntarte cómo integras tantas metodologías a la vez (“¿No es mucho a la vez?”). Puedes aclarar que las combinas equilibradamente: “No se usa todo a la vez en todo momento; he distribuido a lo largo del año diferentes enfoques según convenga: un proyecto en tal mes, una gamificación puntual en tal unidad… Y muchas de estas metodologías se complementan naturalmente (por ejemplo, en un proyecto puedo incluir aprendizaje cooperativo y momentos de juego).” Ensaya estas respuestas mentalmente para estar más seguro en la prueba.
5. Cita ejemplos de éxito o respaldo investigativo (si procede): Si dispones de algún dato interesante, úsalo. Por ejemplo: “Según (algún estudio o autor), la gamificación incrementa en un X% la participación de alumnos con dificultades , algo que he tenido en cuenta al diseñar mis actividades.” O “La UNESCO recomienda metodologías activas para la educación inicial, y de hecho en países punteros como Finlandia, el currículo infantil es totalmente por proyectos y juego. Creo firmemente que debemos ir en esa línea.” Estas referencias muestran que no es solo tu idea, sino que es una tendencia global con resultados. Ojo, no abrumar con cifras ni autores (no es un tribunal de tesis), pero un par de menciones estratégicas lucen mucho. Un nombre muy citado es María Montessori o Loris Malaguzzi (Reggio), puedes citar uno si encaja: “Como decía Montessori, ‘las manos son el instrumento de la inteligencia del niño’, y por eso mi metodología es 100% manipulativa y activa.”
6. Adapta el lenguaje al tribunal y al tiempo: Explica las metodologías con claridad, sin suponer que todos los miembros del tribunal son expertos en ellas. A veces puede haber algún miembro más antiguo poco familiarizado con términos nuevos. Si dices “Flipped Classroom”, asegúrate de añadir inmediatamente “o aula invertida, es decir, invertir la secuencia didáctica llevando la teoría a casa y la práctica al aula”. Igual con “Design Thinking”: traduce “pensamiento de diseño para resolver problemas creativamente”. De ese modo, demuestras dominio porque sabes explicarlo con tus palabras sencillas, y nadie se quedará colgado. Además, administra tu tiempo: no destines 10 minutos a explicar una metodología y luego te falte tiempo para otros apartados de la exposición. Practica para dar pinceladas suficientes de cada método sin excederte. Recuerda que también tienes que hablar de objetivos, evaluación, etc., no solo de metodología en la defensa (aunque sea la estrella).
7. Apoya tu defensa con material visual si es permitido y útil: En algunas oposiciones dejan usar pizarra, láminas o materiales durante la oral. Si lo ves viable, podrías mostrar algún recurso ilustrativo: por ejemplo, enseñar un tablero de juego que diseñaste para gamificación, o unas tarjetas de roles cooperativos de cartulina. Cosas simples que se vean profesionales y pertinentes. Eso haría tu explicación muy tangible. “Como pueden ver, aquí tengo las tarjetas de equipo que usaría: cada color es un equipo y en cada tarjeta están los pictogramas de los roles (lector, encargado, portavoz, ayudante). Esto ayuda a los niños a recordar su función en la actividad cooperativa.” Este nivel de detalle práctico puede impresionar. Solo hazlo si lo dominas y el reglamento lo permite, claro. A veces con un simple póster-resumen de tu programación (donde figure por ejemplo una imagen al lado de cada metodología) ya ayudas a que visualicen la variedad de métodos.
8. Demuestra flexibilidad y aprendizaje reflexivo: Quizá te pregunten si siempre usarás metodologías activas o si renuncias a métodos tradicionales. Una respuesta inteligente es: “Aunque mi enfoque es principalmente activo, entiendo que en educación no hay una sola receta. Si en algún momento determinadas explicaciones breves o ejercicios más directos fueran necesarios, también los utilizaría, siempre que sirvan al aprendizaje. Lo importante es saber por qué y para qué se usa cada método.” Con esto, disiparás la idea de que desprecias todo lo tradicional. Muestra que sabes adaptarte a las necesidades: “Si un grupo en concreto se abruma con demasiada libertad, podría dosificar las actividades activas e introducir más rutina al inicio, e ir incrementándolas conforme se adaptan.” Esto demuestra madurez pedagógica (no ser dogmático). Asimismo, puedes afirmar que evaluarás tu propia práctica: “Estoy dispuesto a analizar los resultados de estas metodologías en el aula real y ajustar. Si algo no funciona, busco otra vía. Un buen docente reflexiona y mejora continuamente, y esa sería mi actitud.” ¡A los tribunales les encanta oír sobre autoevaluación del docente!
En síntesis, la clave para defender las metodologías activas es convencer de su beneficio aportando seguridad. Seguridad de que sabes en qué consisten, de que las has vivido o visualizado, de que las enlazas con la teoría y la ley, y de que eres capaz de llevarlas a cabo con éxito y sentido común. Si logras transmitir eso, habrás ganado muchos enteros. Al fin y al cabo, el tribunal quiere maestros eficaces y apasionados; al mostrar tus metodologías activas de forma entusiasta y fundamentada, les estarás diciendo “soy un/a maestro/a moderno/a, preparado/a y con ganas de hacer las cosas bien para mis alumnos”. Y esa es, sin duda, la impresión que deseas dejar.
Ejemplos de unidades didácticas basadas en metodologías activas
Nada mejor para concluir esta guía que ver ejemplos concretos de unidades didácticas donde se apliquen las metodologías activas que hemos venido describiendo. Estos ejemplos pueden inspirarte a la hora de elaborar las tuyas propias en la programación. Recuerda adaptarlos a tu estilo y contexto, pero te servirán como modelos de cómo integrar contenidos, actividades y métodos innovadores en una unidad de Infantil.
Ejemplo 1: Unidad didáctica por proyectos – “El mercado de los sentidos” (ABP + aprendizaje cooperativo)
Temporalización: 3 semanas en el segundo trimestre (edad 4-5 años).
Eje del proyecto: Los niños montarán un pequeño mercado en clase para aprender sobre los alimentos y los cinco sentidos.
Situación de inicio: Aparece en clase una carta del “Duende de los Sentidos” diciendo que ha perdido el olfato y el gusto, y pide ayuda a los niños para conocer los alimentos a través de los otros sentidos. Como motivación, se visita el mercado municipal del barrio (o se simula un mercado en la escuela) para observar con los ojos, oídos, etc.
Desarrollo (metodología):
Aprendizaje Basado en Proyectos: Los alumnos investigan diferentes tipos de alimentos (frutas, verduras, pan, queso…). Se organizan en equipos cooperativos de 4 niños, cada equipo “especialista” en un sentido (vista, oído, tacto, olfato, gusto). Cada equipo pasa por rincones sensoriales: en el rincón de vista clasifican alimentos por colores y hacen un collage, en el de tacto tocan texturas de alimentos con los ojos cerrados y describen, etc. También hay mini-experimentos (¿podemos saber qué comemos sin verlo? prueban a taparse ojos y adivinar). Todo lo aprenden lo plasman en pósters hechos en grupo.
Aprendizaje cooperativo: Los equipos tienen roles: un “catador”, un “dibujante”, un “contador de sensaciones” (expresa con palabras) y un “líder” que coordina. Rotan roles en cada actividad. Se fomenta que discutan en grupo qué sienten con cada alimento y lleguen a conclusiones juntos.
Integración curricular: Matemáticas al contar piezas de fruta, lenguaje al aprender nombres nuevos y describir (“ácido”, “dulce”, “rugoso”), ciencias al diferenciar grupos de alimentos, arte al hacer carteles coloridos, y educación sensorial que es parte de Conocimiento de sí mismo (percepción sensorial).
Culminación: Mercadillo de los sentidos – Los niños montan puestos con distintos alimentos en clase e invitan a otra clase o a los padres. En cada puesto explican a visitantes qué sentidos se usan con esos alimentos (por ejemplo, en el puesto de especias: “Mirad los colores y aspirad el olor del comino”; en el de frutas: “Tocad la piel del kiwi, es peludita”). Es una especie de feria expositiva donde ellos hacen de guías sensoriales.
Evaluación: Lista de cotejo de participación de cada niño en las tareas (el docente observa si colaboran, si expresan sensaciones, etc.), panel colectivo donde cada equipo pegó dibujos de lo aprendido por sentido (se revisa en asamblea), y una sencilla rúbrica para la actividad final (si supieron explicar a los visitantes, si identifican alimentos por el sentido correspondiente, etc.).
Comentarios: Esta unidad combina ABP (proyecto del mercadillo con un producto final) con aprendizaje cooperativo (trabajo en equipos con roles). Es rica en experiencia directa (degustar, oler, tocar) y seguro engancha a los peques. Un tribunal valoraría la originalidad y la cantidad de contenidos trabajados de forma integrada. Además, implica familias en la visita final y da protagonismo al alumnado.
Ejemplo 2: Unidad didáctica gamificada – “Los superhéroes de la limpieza” (Gamificación + aprendizaje servicio)
Temporalización: 2 semanas (alrededor del Día de la Tierra, 5 años).
Narrativa de la gamificación: La clase se transforma en un equipo de superhéroes cuyo objetivo es salvar el cole (y el planeta) de la suciedad y el desorden. Un villano llamado Doctor Caos ha estado ensuciando aulas y patios. Los niños, como “Superlimpios”, deben cumplir misiones para derrotarlo.
Estructura del juego:
Hay un tablero en clase con el “indicador de limpieza del cole” (una barra que va subiendo a medida que completan misiones). También hay insignias que los niños pueden ganar: Insignia “Basurero Valiente” (por recoger basura), “Ordenador” (por ordenar juguetes), “Reciclador” (por reciclar correctamente), etc.
Misiones diarias (una por día): 1) Misión Patio Limpio: salir al patio con bolsas y guantes (adecuados a Infantil) a recoger papeles y hojas -> al volver, cuentan cuántos recogieron y sube el indicador. 2) Misión Aula Bonita: en equipos, ordenar y clasificar todo el material de clase (puzzles, cuentos, construcciones) dejando el aula reluciente -> se inspecciona y se otorga una puntuación. 3) Misión Reciclar: juego de clasificar residuos en contenedores de colores (papel, plástico) correctamente -> cada acierto suma puntos. 4) Misión Conscientizar: preparar un pequeño cartel o pegatina para las otras clases con el lema “Cuida tu cole” -> repartir por la escuela (aquí entra aprendizaje-servicio porque ayudan a la comunidad escolar).
Cada misión completada añade una pieza a un rompecabezas gigante del “Doctor Caos derrotado”. Al final de la unidad, si juntaron todas las piezas, el villano es vencido y los niños reciben el título de Héroes del Cole Limpio con un diploma simbólico.
Elementos cooperativos: Aunque es un juego, se enfatiza que trabajan en equipo (misiones grupales, no competencia entre niños). Por ejemplo, en la misión Aula Bonita cada equipo ordena una zona y solo si todos las zonas quedan ordenadas se gana la misión. Esto enseña que deben colaborar y que la victoria es colectiva.
Contenidos y valores: Evidentemente se trabaja educación ambiental (cuidar entorno, reciclar), hábitos de higiene y orden, responsabilidad, trabajo en equipo, y también lenguaje (crean lemas), motricidad (limpiar implica movimiento), etc. Es un ejemplo de gamificación al servicio de valores cívicos.
Evaluación: Más que calificaciones, se evalúa la actitud de cada niño durante las misiones (observación: si participa activamente, si sabe a qué contenedor va cada residuo, si recuerda luego por qué es importante no ensuciar...). Al final se puede hacer una “medalla” para cada niño destacando su mejor contribución (ej: “por tu esfuerzo al barrer”, “por tus ideas creativas en los carteles”). No es evaluación numérica sino cualitativa y motivadora.
Comentarios: Este ejemplo muestra cómo la gamificación puede motivar en tareas como la limpieza que de otro modo serían aburridas. Convierte un proyecto de aprendizaje-servicio (mantener limpio el cole) en un juego heroico. En la programación escrita, podrías describirlo brevemente, y en la oral incluso simular la emoción: “¡Hemos vencido al Doctor Caos! Los peques gritan de alegría pero sobre todo han aprendido un hábito para toda la vida.” Un tribunal apreciará la imaginación y la inculcación de valores.
Ejemplo 3: Unidad didáctica con aula invertida – “Mi familia, mi tesoro” (Flipped Classroom + Montessori)
Temporalización: 1 semana (inicio de curso, 3 años).
Idea central: Los niños presentarán a su familia a los compañeros mediante un “tesoro” de fotos y objetos personales, fomentando la adaptación inicial y el autoconocimiento.
Preparación en casa (flipped): Una semana antes de esta unidad, la maestra envía a cada familia una pequeña “caja de cartón” vacía (la llama “tesoro de la familia”) con instrucciones: llenar junto al niño con 3 objetos que representen a su familia (ej: una foto familiar, un juguete favorito en familia, una receta de la abuela escrita, etc.). También envía un cuento narrado en video sobre diferentes tipos de familias para ver juntos.
Actividades en clase: Cada día 4 niños llevan su caja tesoro y, en la asamblea, con ayuda de la maestra, muestran el contenido y hablan de su familia (quién vive en casa, anécdotas, etc.). Como ya lo prepararon en casa, vienen con más seguridad. Se coloca un “Rincón de la Familia” estilo Montessori en el aula: una estantería baja donde se exhiben las cajas abiertas para que en el juego libre los niños puedan ver las fotos de los demás, comentar, etc. También se hacen actividades inspiradas en Montessori para identidad: puzzles con la foto del niño, árbol genealógico sencillo con fichas y velcro, juego de emparejar calcetines (familias de calcetines, para trabajar lógica).
Metodología y enfoque: Es una unidad corta de adaptación, pero incorpora aula invertida (trabajo previo con familias llenando la caja), participación activa del niño al presentar sus objetos, ambiente preparado (rincón con material personal, típico de enfoque Montessori de respeto al entorno del niño), y aprendizaje cooperativo incipiente (los demás escuchan y hacen preguntas sencillas a quien expone, practicando atención y empatía).
Desarrollo emocional: Esta unidad tiene un fuerte componente afectivo: ayuda a que se conozcan entre compañeros, valoren sus orígenes y diversidad (habrá quien traiga foto solo con mamá, o con dos papás, etc., normalizando distintos tipos de familia), y se sientan orgullosos.
Evaluación: Al ser inicio de curso en 3 años, la evaluación es observacional y diagnóstica: la profesora anota qué niño habla espontáneamente, quién necesita más apoyo, cómo interactúan, si reconocen en fotos a los amigos, etc. Eso le da información para futuras metodologías (por ejemplo, detecta cuáles necesitarán más refuerzo de lenguaje, quiénes ya colaboran o les cuesta compartir). No hay “producto final” más allá del rincón creado, pero sí un logro claro: todos han compartido su tesoro y escuchado el de los demás.
Comentarios: Este ejemplo muestra cómo incluso con 3 años y en un periodo sensible como adaptación se pueden introducir pinceladas activas (traer cosas de casa, manipular materiales personales, moverse por el aula explorando las cajas). Es intencionadamente sencillo, porque con 3 años no harás proyectos complejos de inmediato. Si en tu programación incluyes nivel de 3 años, podrías dar un ejemplo de este tipo, para evidenciar que adaptas las metodologías activas de forma progresiva y acorde a la edad. Un tribunal valorará que no te olvidas de los más pequeños y que también con ellos aplicas innovación (trabajo con familias, inspiración Montessori).
Ejemplo 4: Unidad didáctica de Design Thinking – “Solucionamos un problema: el agua del cole” (Design Thinking + proyecto)
Temporalización: 2 semanas, final de curso (5 años).
Reto planteado: “Hace mucho calor y gastamos mucha agua. ¿Cómo podemos ahorrar agua en el cole?” (Problema real contextualizado en verano).
Fases Design Thinking adaptadas:
Empatizar: Los niños conversan sobre por qué es importante el agua, qué pasa si la desperdiciamos. Cuentan si han visto grifos abiertos, charcos, etc. La profe los lleva a inspeccionar el baño o patio: ven un grifo que gotea y una maceta seca. Sienten “pena” por el agua perdida y por la planta sedienta.
Definir: En asamblea formulan el problema claramente: “A veces dejamos los grifos abiertos y gastamos agua; tenemos que evitarlo.” Se decide que el objetivo es ahorrar agua para que no falte y las plantas estén bien.
Idear: Se anima a los niños a proponer ideas locas para ahorrar agua. Dibujan sus ideas. Surgen cosas como “un robot que cierre los grifos”, “regar las plantas con el agua del último lavado de manos”, “poner carteles que digan cierra el grifo”, etc. La maestra guía hacia ideas factibles: por ejemplo, hacer carteles divertidos cerca de los grifos, reutilizar agua de lavar pinceles para regar, un concurso de “campeones del ahorro” en clase. Eligen entre todos dos ideas para probar: 1) Crear carteles y 2) Reutilizar agua.
Prototipar: Dividen tareas: unos pintan carteles con personajes (un pez diciendo “¡No me dejes sin agua!”) y los plastifican para pegar junto a los lavabos. Otros preparan cubos para recoger el agua que sobra de enjuagar vasos de agua o de la lluvia, y luego usarla para regar. Incluso hacen un “dispensador” sencillo con botellas para dosificar el agua al regar las plantas (esto con ayuda del docente).
Testear: Durante una semana, ponen en marcha las soluciones. Observan si los compañeros de otras clases cierran más el grifo gracias al cartel (preguntan a otros profes, miran si hay charcos menos frecuentes). También miden cuánta agua reúnen en los cubos para regar (marcan con cinta el nivel). Al final de la semana evalúan: “Hemos conseguido regar las plantas sin abrir el grifo nuevo, con 10 litros reutilizados. Y la limpieza nos dijo que vio menos grifos abiertos. ¡Nuestro plan funciona!”
Resultados: Un jardín más verde, consciencia ambiental en los niños, y un informe que pueden presentar al director: por ejemplo, pegan fotos del antes-después, gráficas de agua ahorrada (con dibujitos). Celebran con una “fiesta del agua” (jugando con globos de agua porque también son niños y hay que divertirse, usando el agua sabiamente por supuesto).
Competencias y contenidos: Científicos (ciclo del agua, medida – litros, concienciación ecológica), lingüísticos (comunican sus ideas, hacen carteles con texto), sociales (resuelven un problema de la comunidad escolar), matemáticos (gráficas de ahorro), motrices (manualidades al prototipar).
Evaluación: Se puede hacer una pequeña coevaluación con los niños: ¿Cuál solución gustó más? ¿Funcionaron? ¿Qué aprendimos? La docente evalúa su capacidad de pensamiento (notó si proponían ideas originales, si comprendieron la causa-efecto de “ahorrar”), y por supuesto los productos: carteles efectivos (¿los leían otros?) y mecanismos creados.
Comentarios: Este es un ejemplo ambicioso pero muy interesante de Design Thinking en Infantil. Incluye incluso aspectos de matemática (medir agua) y prosociales. Para la oposición, incluso si no implementas algo tan elaborado, podrías contar un resumen de este tipo de experiencia. Denota alta competencia pedagógica, porque estás resolviendo un problema real del centro con niños de 5 años, dándoles voz y voto. Un tribunal que escuche esto seguramente quedará impresionado por la profundidad y la visión comunitaria de tu enseñanza.
Estos ejemplos, cada uno con su sabor metodológico, muestran que es posible diseñar unidades didácticas originales y efectivas en Educación Infantil usando metodologías activas. A la hora de escribir tu programación, no es necesario que cada unidad sea súper innovadora; puedes incluir algunas más tradicionales y otras más activas. Pero incorporar al menos unas cuantas unidades estelares basadas en proyectos, juego o retos hará que tu programación destaque mucho.
Además, tener descritos estos ejemplos te servirá para las posibles preguntas del tribunal: si te piden “descríbenos una actividad que refleje tu metodología”, ya tendrás en tu repertorio estas historias para narrar. Recuerda siempre enlazar cada actividad con el por qué (desarrollo de X competencia, mejora de Y habilidad, cumplimiento de Z objetivo curricular) para que vean el sentido pedagógico.
Finalmente, no olvides adaptar los ejemplos al contexto: si sabes el perfil socio-cultural del alumnado (rural, urbano), la época del año, fiestas locales, etc., aprovéchalo en los proyectos. Por ejemplo, un proyecto en torno a una festividad local sería muy contextualizado. Los ejemplos que dimos son generales, pero la personalización te la valorarán también.
Conclusión: resumen y motivación para aplicar estas metodologías
Hemos recorrido un extenso camino a través de las metodologías activas y su aplicación en el temario de las oposiciones de Educación Infantil. A modo de resumen, podemos destacar los siguientes puntos clave:
Las metodologías activas (ABP, gamificación, cooperativo, flipped classroom, design thinking, entre otras) sitúan al niño en el centro de su aprendizaje, convirtiéndolo en un participante activo, creativo y autónomo. Esto está plenamente apoyado por la normativa educativa actual y responde a los retos educativos del siglo XXI
Integrar estas metodologías en tu programación didáctica de la oposición enriquecerá enormemente tu trabajo: lo hará más atractivo, coherente con el currículo y demostrará tu dominio de estrategias docentes innovadoras. Hemos visto cómo se puede incluir cada metodología con ejemplos concretos, ya sea mediante proyectos apasionantes, juegos motivadores, dinámicas colaborativas o retos creativos.
Las metodologías activas contribuyen al desarrollo integral de los niños de Infantil: promueven el aprendizaje significativo de contenidos curriculares a la vez que desarrollan competencias como la socialización, la comunicación, el pensamiento crítico, la motricidad, la gestión emocional y los valores (respeto, cooperación, solidaridad). En otras palabras, preparan mejor a los alumnos para la vida real, incluso desde los 3-6 años, formando personitas más competentes, felices y curiosas.
Implementarlas en el aula presenta desafíos (planificación intensa, necesidad de formación, gestión de aula, etc.), pero con organización, creatividad y pasión, son superables. Un buen opositor muestra que conoce estos retos y tiene estrategias para afrontarlos, lo que seguramente has interiorizado a través de nuestros consejos.
A la hora de la defensa oral, defender tus metodologías activas con seguridad, apoyándote en teoría, ejemplos y resultados palpables, marcará la diferencia. Recuerda que no solo expones una programación, ¡te expones a ti mismo como futuro maestro/a! Mostrarte entusiasmado, actualizado y reflexivo en tu manera de enseñar dejará una impresión muy positiva en el tribunal.
Para cerrar, una motivación final: aplicar estas metodologías activas no es solo un recurso para sacar buena nota en la oposición, es una elección que define el tipo de docente que quieres ser. La educación infantil necesita profesionales que se atrevan a innovar, que mantengan viva la chispa del asombro en los niños, que conviertan cada día de clase en una pequeña aventura educativa. Si tú eres de esos, si al leer este artículo te has imaginado a tus futuros alumnos riendo, explorando y aprendiendo contigo, vas por el camino correcto.
Incorporar metodologías activas te exigirá salir de la zona de confort, pero los frutos serán inmensos: aulas más felices, niños más motivados y aprendizajes más duraderos. Y en lo que respecta a tu oposición, una programación didáctica basada en metodologías activas, bien argumentada y coherente con el currículo, te dará muchas papeletas para el éxito.
Te animamos a que pongas en práctica estas ideas, las hagas tuyas y las afines. Practica explicándolas, confía en tu preparación y, cuando llegue el día, transmite al tribunal esa ilusión por enseñar de forma diferente. Seguramente contagiarás esa ilusión y lograrás tu objetivo de convertirte en maestro o maestra de Educación Infantil.
¡Mucho ánimo y a por todas en tu oposición! Tu futuro alumnado merece ese enfoque activo y tú estás capacitado/a para dárselo. Siembra en tu programación las semillas de la innovación pedagógica… ¡y seguro cosecharás éxitos, tanto en el examen como en tu vida profesional!
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