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Criterios para Seleccionar Cuentos y Canciones en Unidades Didácticas y Situaciones de Aprendizaje en Oposiciones de Educación Infantil



Seleccionar adecuadamente cuentos y canciones en las unidades didácticas de Educación Infantil es un aspecto crucial a la hora de elaborar la programación didáctica para las oposiciones. Imagina presentar tu programación ante el tribunal: cada recurso que incluyes (un cuento para iniciar una unidad sobre la amistad, o una canción para trabajar las rutinas diarias) debe tener una justificación sólida. No se trata de rellenar el tiempo con actividades entretenidas sin más, sino de demostrar que esas historias y melodías aportan valor educativo, están alineadas con el currículo (LOMLOE Infantil) y favorecen el desarrollo integral del alumnado.


En esta guía abordaremos los criterios pedagógicos, curriculares, emocionales y didácticos para escoger cuentos y canciones de forma estratégica. Veremos ejemplos concretos para distintas temáticas (valores, emociones, estaciones, diversidad, etc.), y te daremos consejos prácticos para defender tu elección ante el tribunal de la oposición de Infantil. Al finalizar, comprenderás cómo cada cuento y canción puede convertirse en un aliado pedagógico en tus unidades didácticas, justificando su selección desde el punto de vista curricular (LOMLOE), emocional y metodológico. ¡Prepárate para impresionar al tribunal de la oposición de Infantil con una programación coherente, creativa y fundamentada!


Criterios de Selección de Cuentos y Canciones en Educación Infantil


Para seleccionar cuentos y canciones en unidades didácticas de Educación Infantil de manera óptima, conviene analizar una serie de criterios fundamentales. Estos criterios abarcan aspectos pedagógicos, curriculares, emocionales, didácticos y de inclusión, todos interrelacionados. A continuación, desglosamos cada uno:


Criterios Pedagógicos (Edad y Desarrollo Infantil)


La primera consideración es la adecuación a la edad y etapa de desarrollo de los niños. Un cuento o canción eficaz debe ser comprensible y estimulante para el tramo de edad al que va dirigido. Nos podemos basar en las etapas evolutivas (por ejemplo, Piaget) para orientar la selección​. En el primer ciclo de Infantil (0-3 años), se recomiendan cuentos muy breves, de texto simple y apoyo visual llamativo, como los cuentos de fórmula (nana, cuentos acumulativos con mucha repetición, etc.) que captan la atención de bebés y favorecen la manipulación. En 3-4 años, todavía triunfan los relatos sencillos con animales o personajes cercanos, con frases cortas y ritmo repetitivo (ej. “Los tres cerditos” o “La ratita presumida”). Hacia 5-6 años, los niños ya comprenden tramas un poco más complejas con inicio, nudo y desenlace, e incluso disfrutan de cuentos maravillosos (hadas, fantasía) y con cierta longitud, siempre que mantengan la coherencia narrativa y vocabulario acorde a su nivel. En todos los casos, el tema ha de ser próximo a sus intereses pero también variado: incluir relatos de humor, de fantasía, cotidianos, etc., para estimular la imaginación y la curiosidad del niño.


Por su parte, las canciones infantiles deben adaptarse al desarrollo auditivo y motor de los pequeños. En los primeros años, es recomendable usar canciones muy rítmicas, repetitivas y sencillas en la melodía​. Esto responde a la necesidad natural del niño pequeño de ritmo y juego. Las canciones con gestos o acciones (palmas, movimientos) permiten canalizar su energía y mejorar la coordinación, lo cual es idóneo en Infantil. A medida que crecen, podemos introducir canciones con letras un poco más largas o con contenido educativo (números, colores, días de la semana), siempre manteniendo la motivación lúdica. Es importante no exigir al niño más de lo que su capacidad le permite – en palabras de pedagogos musicales, no se debe pedir un esfuerzo mental o vocal por encima de su nivel, pero tampoco limitarse solo a lo que ya conoce: hay que ofrecerle canciones que “le gusten y le convengan, buscando siempre la motivación”​: En resumen, pedagógicamente seleccionaremos cuentos y canciones que se ajusten al momento evolutivo del alumnado, aprovechen su ventana de aprendizaje (lenguaje, ritmo, imaginación) y sienten bases para progresos posteriores (por ejemplo, los cuentos como precursor de la lectura, las canciones como precursoras de la expresión musical y corporal).


Criterios Curriculares (LOMLOE y currículo oficial)


Desde la óptica curricular, cada recurso debe alinearse con los objetivos y contenidos que marca el currículo vigente (en España, la LOMLOE y los correspondientes Reales Decretos de currículo de Infantil). La LOMLOE enfatiza que ya en Infantil se inicie el desarrollo de las competencias clave mediante experiencias significativas. Un cuento o canción bien seleccionado puede contribuir a varias de estas competencias: por ejemplo, un cuento fomenta la competencia en comunicación lingüística y la competencia social y cívica (si aborda valores); una canción puede contribuir a la competencia cultural y artística y a la competencia de aprender a aprender (memorización, establecer rutinas). Además, el currículo de Infantil introduce contenidos específicos relacionados con la literatura infantil y la música. De hecho, en el área de lenguajes de Infantil se incluye la “aproximación a la educación literaria”, señalando el uso de textos literarios infantiles orales y escritos con contenido adecuado al desarrollo infantil que preferiblemente transmitan valores de cultura de paz, derechos de la infancia, igualdad de género y diversidad​. Esto nos da una pauta clara: al seleccionar cuentos, daremos prioridad a aquellos que incorporen estos valores actuales (por ejemplo, un cuento sobre cooperación, sobre respeto a la diversidad familiar, sobre igualdad entre niños y niñas). De igual modo, en la educación musical infantil se espera que los niños reconozcan y disfruten canciones, identificando los sentimientos y emociones que transmiten​. Por tanto, nuestras canciones escogidas pueden estar vinculadas a emociones (una canción que exprese alegría, calma, etc.) y a otros contenidos curriculares (p. ej. una canción sobre hábitos saludables enlaza con educación para la salud, una canción sobre reciclar conecta con educación en sostenibilidad).


Otro aspecto curricular es la globalidad e interdisciplinariedad propia de Infantil. Un buen cuento puede servir de “hilo conductor” integrando varias áreas: imaginemos un cuento sobre las estaciones del año que nos permita trabajar el entorno natural (hojas en otoño), la expresión plástica (colorear un árbol como en el cuento), el lenguaje (nuevas palabras) y hasta la música (acompañarlo de una canción del otoño). Estos recursos globalizadores enriquecen la unidad didáctica, ya que conectan con varios objetivos a la vez​ Igualmente, las canciones se usan transversalmente: la canción de los buenos días cada mañana refuerza rutinas y convivencia (área socioemocional), una canción en inglés en Psicomotricidad introduce la lengua extranjera (como sugiere la LOMLOE para el segundo ciclo y desarrolla el movimiento.


No podemos olvidar la atención a la diversidad curricular: la LOMLOE subraya los principios de equidad, inclusión y Diseño Universal para el Aprendizaje (DUA) en todas las etapas. En la práctica, esto implica seleccionar cuentos y canciones que puedan ser disfrutados por todos los alumnos, adaptando formatos si es preciso. Por ejemplo, para un niño con dificultades de comprensión del lenguaje, podemos usar cuentos con pictogramas o apoyos visuales, y canciones con lenguaje gestual (signos) o sencillas de seguir. El currículo insiste en respetar la “cultura de la infancia” y ofrecer múltiples modos de expresión​, lo cual respalda el uso tanto de narraciones orales, teatro de marionetas, canciones, poesía, etc., como parte integral de la programación. En resumen, a nivel curricular justificaremos cada cuento/canción diciendo qué objetivo de la unidad apoya, qué contenido refuerza y qué competencia o valor promueve en coherencia con el currículo oficial de Infantil.


Criterios Emocionales y Educativos (Educación en valores y emocional)


La dimensión emocional es fundamental en Infantil: aprendemos mejor aquello que nos emociona o nos hace sentir. Por eso, un criterio esencial es escoger cuentos y canciones que generen experiencias afectivas positivas y significativas. ¿Qué significa esto? Que la historia o la melodía conecte con las emociones de los niños, ya sea provocando risa, ternura, sorpresa o fomentando la empatía. Desde el punto de vista de la educación emocional, es muy útil incorporar cuentos que aborden sentimientos cotidianos de los pequeños (miedo, enfado, alegría, celos, etc.) de forma comprensible. Por ejemplo, el popular cuento “El monstruo de colores” de Anna Llenas ayuda a identificar las emociones mediante colores; otro cuento como “Cuando estoy enfadado” (Trace Moroney) ofrece a los niños estrategias para gestionar el enfado. Estas narraciones permiten que los niños valíden sus propias emociones al verse reflejados en los personajes, y aprendan que todas las emociones se pueden expresar y manejar. Una canción también puede servir en este sentido – pensemos en “Si estás feliz y lo sabes”, que invita a expresar alegría aplaudiendo, o en una canción de calma para relajarse tras la actividad. De hecho, en Infantil las canciones suelen acompañar los cambios de estado emocional a lo largo del día (canciones suaves para volver a la calma tras el patio, canciones enérgicas para activar el ánimo por la mañana, etc.), modulando el clima emocional del aula.


Además, tanto cuentos como canciones son vehículos excelentes para transmitir valores y modelos de conducta de forma vivencial. Un cuento con un mensaje de amistad, como “El pez arcoíris” (Marcus Pfister), no solo enseña la importancia de compartir sino que hace que el niño sienta la historia de generosidad del personaje. Las canciones infantiles tradicionalmente han transmitido pequeñas lecciones o moralejas de forma alegre; por ejemplo, “Había un sapo, sapo, sapo” puede parecer solo un juego de repetición, pero en su letra incluye el valor de la constancia (el sapo insiste en cantar). Según expertos, las canciones cuentan historias sencillas de la realidad de los niños, ayudándoles a entenderse mejor a sí mismos y validando sus emociones, usando su lenguaje y referentes (animales, juegos, objetos cotidianos)​ Esto explica por qué una canción sobre un osito que extraña a su mamá puede ayudar a un niño a verbalizar su propia angustia de separación, o un cuento sobre un niño nuevo en clase puede generar empatía hacia compañeros recién llegados.


Desde el punto de vista emocional, también evaluamos que la historia o canción no provoque emociones negativas intensas inadecuadas. Por ejemplo, evitaríamos en Infantil cuentos con terror realista o con violencia gráfica que pudiera generar miedos difíciles de procesar. Si usamos cuentos tradicionales con elementos duros (el lobo que se come a alguien, etc.), lo haremos de forma adaptada y conteniéndolo en un contexto seguro, o eligiendo versiones suavizadas. Queremos que el niño experimente cierta tensión narrativa (que es positiva para el interés), pero con un desenlace tranquilizador y feliz que le brinde seguridad. En definitiva, un buen criterio es: ¿Este cuento/canción aporta algo al mundo afectivo del niño? Si la respuesta es sí – porque le enseña a quererse a sí mismo, a entender una situación por la que quizá está pasando, o simplemente le hace feliz – entonces seguramente es una elección acertada. Recordemos que la propia LOMLOE indica que la práctica educativa se basará en experiencias emocionalmente positivas en un ambiente de afecto y confianza, así que justificar desde ahí nuestra selección será muy bien visto por el tribunal.




Criterios Didácticos y Metodológicos (Relevancia en la Unidad y Metodologías Activas)


A nivel didáctico, debemos preguntarnos: ¿Por qué incluyo este cuento o canción en esta unidad concreta? Toda unidad didáctica tiene unos objetivos, una temática y unas actividades, por lo que el recurso debe encajar de forma coherente en ese diseño. Un criterio clave es la pertinencia temática: escoger cuentos y canciones relacionados con la temática central de la unidad. Por ejemplo, en una unidad sobre “Los animales de la granja”, tendrá sentido usar el cuento “La pequeña oruga glotona” (relacionado con la metamorfosis y la naturaleza) o cantar “En la granja de mi tío (Old MacDonald)”, ya que reforzarán contenidos de esa unidad. Esto demuestra intencionalidad didáctica: no es un cuento al azar, sino seleccionado para introducir/reforzar aprendizajes específicos.


Otro criterio didáctico es la explotación pedagógica que permite el recurso. Un cuento bien elegido ofrece muchas posibilidades de trabajo antes, durante y después de su lectura. Podemos plantearnos si el cuento permite, por ejemplo, dramaturgia o juego de roles (¿los niños podrían dramatizarlo con disfraces o marionetas?), actividades plásticas (¿inspira dibujos, manualidades?), conversación y reflexión (¿provoca preguntas para dialogar en la asamblea?), etc. Idealmente, buscaremos cuentos que sean dinámicos e interactivos, donde el alumnado no sea un oyente pasivo sino que participe: cuentos con repetición de frases donde los niños puedan corear (e.g. “¡No, no y no, este huevo no!” en un cuento acumulativo), cuentos con ilustraciones grandes para hacer preguntas sobre la imagen, o incluso cuentos personalizados donde ellos aporten ideas. Esto conecta con las metodologías activas: un cuento puede ser el eje de un proyecto (ABP – Aprendizaje Basado en Proyectos), puede dar pie a un aprendizaje cooperativo (entre todos crean un final alternativo, por ejemplo), o ser parte de un rincón de lectura autónomo (Montessori anima a la autonomía en el uso de libros). Las canciones, por su parte, son inherently activas – implican cantar, moverse, hacer palmas – pero igualmente conviene seleccionar las que fomenten mayor participación. Por ejemplo, una canción con respuesta (tipo pregunta-respuesta) o una ronda donde cada niño añade algo (como “Estaba la señora gata...” donde se agregan versos) hará que todos se involucren.


Desde el punto de vista metodológico, también consideramos la duración y formato. Una canción demasiado larga o con letra compleja puede perder la atención de niños de 3 años; un cuento excesivamente extenso podría no caber en la rutina diaria del aula. Por eso, en Infantil funciona muy bien el formato de cuento breve con apoyos visuales (láminas, kamishibai, teatro de sombras, etc.) y las canciones de estructura simple (estrofas cortas alternadas con estribillo). Igualmente, la repetición no solo es aceptable sino recomendable en estas edades: repetir el mismo cuento en varios días o la misma canción diariamente ayuda a la asimilación y les da seguridad. Un tribunal valorará que argumentes, por ejemplo: “He elegido esta canción como rutina de recogida de juguetes, ya que al repetirla cada día, los niños asocian la música con la acción de ordenar, interiorizando el hábito de forma lúdica”. Esto muestra un entendimiento didáctico del recurso.


No olvidemos mencionar la posibilidad de involucrar a las familias a través de cuentos y canciones, lo cual es metodológicamente enriquecedor. Podemos enviar el cuento de la semana a casa para que lo cuenten en familia (promoviendo la participación de las familias en el aprendizaje) o escoger alguna canción tradicional que los padres/madres conozcan para crear ese vínculo intergeneracional (por ejemplo “Cinco lobitos” o “A mi burro”, que probablemente los familiares también cantaron de pequeños). Este criterio de contextualización sociocultural suma puntos: demostrar que has pensado en cómo ese recurso conecta escuela y hogar.


En definitiva, los criterios didácticos nos llevan a seleccionar cuentos y canciones con un propósito claro dentro de la unidad, que se integren en las actividades (no elementos aislados) y que favorezcan metodologías activas, motivando al niño a hacer, pensar y sentir a partir de ellos. Un recurso bien elegido será aquel del que puedas decir: “Después de contarlo/cantarla, ¿y luego qué?” y tengas varias respuestas (juegos, conversaciones, aprendizajes) derivadas del mismo.


Criterios de Inclusión y Atención a la Diversidad


Finalmente, pero muy importante, están los criterios relacionados con la inclusión, igualdad y diversidad, que en la etapa de Infantil tienen un peso fundamental. Al seleccionar cuentos y canciones debemos procurar que todos los alumnos se sientan representados y ninguno se sienta excluido o estigmatizado por el contenido. ¿Qué implica esto en la práctica? Para empezar, revisar que el cuento no reproduzca estereotipos negativos de género, culturales o de cualquier tipo. Si trabajamos un cuento clásico, podemos hacer pequeñas adaptaciones para actualizar esos aspectos. Los materiales de formación recomiendan que en los cuentos tradicionales que tengan contenidos sexistas, el docente los adapte o comente para eliminar posibles estereotipos sexistas o valores poco recomendables en la actualidad​. Por ejemplo, si contamos “La Cenicienta” podríamos resaltar la bondad y esfuerzo del personaje más que la idea de esperar a un príncipe; o mejor aún, podríamos introducir cuentos coeducativos modernos como “Rosa Caramelo” (Adela Turin) que rompe roles de género. Ante el tribunal, mencionar que has tenido en cuenta la perspectiva de género será muy bien recibido, pues la LOMLOE menciona explícitamente la igualdad de género como valor a inculcar desde infantil​


La diversidad cultural y étnica es otro eje: incluir cuentos de diferentes lugares del mundo, con personajes de diversas procedencias, razas o costumbres, enriquece la experiencia del alumnado y fomenta la tolerancia. Un cuento como “Elmer, el elefante de colores” (David McKee) enseña que ser diferente es algo positivo; “Soy diferente, soy como tú” (José Luis García) muestra niños de distintos países y habilidades. Este tipo de selección responde al principio de que la diversidad cultural permite a los niños actitudes de aceptación, respeto y aprecio hacia las distintas manifestaciones culturales​. Así, podemos justificar ante el tribunal: “He elegido el cuento X porque refleja una familia de otra cultura, y quiero que mis alumnos valoren la diversidad étnico-cultural presente en la sociedad”. Del mismo modo, con las canciones: podríamos incorporar alguna canción infantil en otro idioma o de folklore de otra cultura (por ejemplo, una nana africana en una unidad sobre el mundo) para exponer a los niños a ritmos y lenguas diferentes de forma lúdica, evidenciando atención a la diversidad cultural.


La diversidad funcional (niños con necesidades especiales) también ha de contemplarse. Por un lado, elegir cuentos que normalicen la discapacidad – por ejemplo “El cazo de Lorenzo” (Isabelle Carrier) que habla de un niño con una carga diferente, o “Orejas de mariposa” (Luisa Aguilar) que aborda las burlas a una niña por su aspecto – ayuda a inculcar respeto y empatía en todo el grupo. Por otro lado, al planificar la narración o el canto en sí, debemos prever adaptaciones: tener el cuento en formato audiovisual con pictogramas para niños con TEA, utilizar vídeos con subtítulos o lengua de signos en las canciones para incluir a un niño con deficiencia auditiva, etc. Estos detalles prácticos muestran que aplicamos el Diseño Universal para el Aprendizaje, haciendo el recurso accesible. Un ejemplo real: algunos docentes han comprobado que un alumno no hispanohablante puede aprender muy rápido vocabulario gracias a las canciones​ Así que, ante un aula diversa lingüísticamente, incluir canciones con apoyo visual o gestual puede ser un acierto.


En resumen, los criterios de inclusión nos llevan a seleccionar cuentos y canciones que reflejen la diversidad humana, promuevan valores de respeto y no contengan sesgos discriminatorios. También implican pensar cómo implementarlos de forma que todos los niños y niñas participen y comprendan. Si podemos argumentar que nuestra selección “favorece la participación de todos, respetando las diferencias individuales” (tal como pide la legislación), estaremos mostrando una sensibilidad pedagógica acorde con los principios de equidad de la LOMLOE​




Ejemplos de Cuentos y Canciones por Temáticas Clave


Para aterrizar estos criterios, a continuación presentamos ejemplos concretos de cuentos y canciones apropiados para Educación Infantil, agrupados por algunas temáticas frecuentes en las programaciones (educación en valores, educación emocional, estaciones del año/naturaleza, y diversidad e inclusión). Cada ejemplo viene acompañado de una breve justificación de su selección, tal como podrías explicarlo en tu unidad didáctica.


1. Cuentos y canciones para educar en valores (amistad, generosidad, paz, etc.)


La educación en valores es transversal en Infantil. Mediante cuentos y canciones podemos inculcar valores como la amistad, la empatía, la solidaridad, el respeto o la paz de forma amena. Algunos ejemplos recomendados:


  • Cuento “El pez arcoíris” (Marcus Pfister): Un cuento sobre un pez muy bonito que aprende a compartir sus escamas de colores con los demás. ¿Por qué seleccionarlo? Porque enseña el valor de la generosidad y la amistad de manera muy visual. Los niños se sienten atraídos por las escamas brillantes del pez (motivación estética) y comprenden que compartir trae felicidad. Este cuento se alinea con el valor de convivencia y cooperación, y tras contarlo se pueden realizar actividades donde cada niño “comparte” algo (un dibujo, un objeto) con sus compañeros, reforzando el valor. Para el tribunal, destacaríamos que el mensaje conecta con los objetivos de educación en valores de Infantil​, como aprender a respetar y colaborar.

  • Cuento “¿A qué sabe la luna?” (Michael Grejniec): Relato acumulativo donde varios animales, cooperando unos sobre otros, logran alcanzar la luna y averiguar a qué sabe. Justificación: es ideal para ilustrar la cooperación y el trabajo en equipo. Cada animal por sí solo no podía, pero juntos lo logran, enseñando que colaborando se alcanzan metas. Además, es acumulativo y repetitivo, por lo que los niños pueden anticipar y recitar partes (“y la tortuga subió sobre el elefante…”) participando activamente. Lo usaríamos quizá en una unidad sobre el espacio o sobre la amistad, y podríamos complementarlo con una canción de cooperación (por ejemplo, “Los esqueletos” que se van uniendo uno a uno, aunque sea temática distinta, refuerza noción de unir fuerzas). El tribunal valorará que mencionemos cómo el cuento refuerza pautas elementales de convivencia (como ayudarse mutuamente) de forma lúdica​

  • Cuento “Por cuatro esquinitas de nada” (Jérôme Ruillier): Trata de un cuadradito que quiere pasar por una puerta redonda donde solo caben círculos, y finalmente los círculos deciden recortar la puerta en forma cuadrada para que su amigo pueda entrar. Por qué elegirlo: es un cuento sencillo pero muy potente sobre inclusión, respeto a la diferencia y solución pacífica de conflictos. Aunque lo ponemos en valores, encaja también en diversidad. Con niños de 5 años, tras leerlo, se puede dialogar sobre cómo nos sentimos cuando algo “no está hecho para nosotros” y cómo podemos adaptar las normas para incluir a todos. Es un claro ejemplo de recurso que elimina barreras y fomenta la empatía, en consonancia con el principio de inclusión del currículo​

  • Canción “Que canten los niños” (José Luis Perales): Una canción famosa que habla de la esperanza de que canten los niños que hacen la guerra, que vivan en paz, etc. Justificación: Aunque originalmente es una canción pop, su letra es accesible y se ha usado en contextos escolares porque transmite un mensaje de paz, unidad y esperanza. Con los peques podríamos trabajar solo el estribillo o adaptarla, pero el gesto de cantarla en grupo (incluso en un festival de Día de la Paz) hace que interioricen valores de solidaridad. Alternativamente, “La canción de los derechos de los niños” (de los Lunnis) sería más infantil y directamente habla de los derechos infantiles (identidad, cariño, juego). En todo caso, mencionar al tribunal que las canciones también son vehículo de valores: por ejemplo, se ha señalado que las canciones infantiles pueden transmitir la importancia de la amistad, empatía, respeto, tolerancia, etc., de manera efectiva​, ya que al cantarlas, los niños asimilan esos mensajes casi sin darse cuenta.

  • Canción “Todos somos diferentes” (Canción infantil popular): Esta es una canción sencilla disponible en repertorios infantiles (también hay versiones en Cantajuego) que dice “Todos somos diferentes, pero algo nos une a la vez…”. Por qué usarla: Encaja perfecto para reforzar la idea de respeto a la diversidad dentro de los valores. Es alegre, fácil de memorizar y podemos acompañarla de gestos (por ejemplo, cada niño se señala a sí mismo en “soy diferente” y se dan la mano en “nos une a la vez”). Sirve como complemento a cuentos como Elmer o Por cuatro esquinitas de nada para cimentar ese valor con música. Además, cantarla en corro promueve la unión del grupo y la autoestima de cada cual al reconocerse único y valioso.


Estos son solo algunos ejemplos. Lo importante al presentar nuestros recursos es explicar qué valor trabajamos con ellos y cómo. Así demostramos una selección consciente orientada a formar en valores ciudadanos y emocionales, algo que la etapa Infantil persigue (la LOMLOE menciona incluir la educación en valores explícitamente desde Infantil​





2. Cuentos y canciones para la educación emocional (identificación y gestión de emociones)


La educación emocional merece un apartado propio porque en los últimos años se ha puesto mucho énfasis en ella en Infantil. El objetivo es que los niños aprendan a reconocer sus emociones y las de los demás, y desarrollen habilidades como la empatía, la expresión adecuada de sentimientos y la gestión de pequeños conflictos emocionales. Veamos qué cuentos y canciones nos ayudan en esta misión:


  • Cuento “El monstruo de colores” (Anna Llenas): Posiblemente el cuento más famoso sobre emociones en Infantil. Presenta un monstruo que tiene un lío de emociones y las va desenredando y metiendo en botes, identificándolas por colores (alegría amarilla, tristeza azul, rabia roja, miedo negro, calma verde). ¿Por qué incluirlo? Porque es una herramienta didáctica magnífica para que los niños identifiquen y nombren sus emociones. Las ilustraciones capturan su atención y la metáfora de los colores les resulta muy clara. Tras contarlo, se pueden hacer muchas actividades: desde un rincón de los botes de las emociones en clase, hasta pedir a cada niño que diga en qué color/estado se siente ese día (desarrollo de conciencia emocional). Al justificarlo ante el tribunal, podríamos enlazar con el currículo que indica atender al desarrollo afectivo y la gestión emocional en Infantil​. Este cuento está precisamente diseñado para eso, por lo que la alineación es perfecta. Además, emocionalmente es seguro (termina con el monstruo calmado y feliz), generando una experiencia positiva.

  • Cuento “Cuando tengo un problema” (Tracey Moroney) o “El gran libro de las emociones” (Mary Hoffman): Son ejemplos de libros que abordan distintas emociones o problemas cotidianos (enojo, celos, miedo) y cómo manejarlos. Justificación: Seleccionar uno u otro dependerá de la unidad. Por ejemplo, si en nuestra programación hay una unidad sobre “Convivencia y emociones”, podríamos elegir un cuento específico sobre los celos ante un nuevo hermanito, para trabajar esa emoción que muchos niños de 4-5 años pueden estar experimentando. La idea es mostrar que entendemos las necesidades emocionales de nuestros alumnos. Un tribunal puede preguntarte “¿Por qué este cuento y no otro?”; responder que “detecté que a estas edades es común el miedo a la oscuridad, por eso elegí un cuento que habla de un personaje que vence ese miedo con ayuda” demuestra reflexión en la selección. Así, cuentos como “¿Tengo miedo?”, “¿Por qué tengo rabietas?” de la colección “Los Cuentos de Alex” (Silvia Serreli) pueden ser muy útiles para temas emocionales concretos.

  • Canción “Si tú tienes muchas ganas de aplaudir” (tradicional): Esta es la versión en español de “If you’re happy and you know it”, en la que se van expresando emociones con acciones (contento – aplaudir, enojado – patalear, etc.). Por qué usarla: Es interactiva, divertida y valida que el niño exprese físicamente cómo se siente. Podemos introducir variaciones: “si estás triste y lo sabes, da un abrazo” (por ejemplo), de forma que también aprenden formas de gestionar esa emoción (un abrazo si estoy triste me consuela, etc.). Es excelente como recurso de educación emocional en asamblea: cada día podríamos cantar una estrofa según la emoción que algún niño manifieste (ej. veo a alguien apagado, cantamos la de triste para normalizar y luego buscamos qué hacer). Además, musicalmente es muy accesible. Al tribunal le podemos comentar que con esta canción trabajamos la identificación de emociones básicas y su exteriorización de forma lúdica, fomentando que hablen de ellas sin vergüenza.

  • Canción “La canción de las emociones” (Cantajuego / Emoticantos): En plataformas educativas se encuentran canciones creadas específicamente para nombrar emociones. Por ejemplo, “Tengo sentimientos (tengo sentimientos), a veces estoy feliz, a veces triste…”. Justificación: Estas canciones didácticas refuerzan el vocabulario emocional, algo fundamental a los 3-6 años. Pueden acompañarse de imágenes de caritas feliz/triste/etc. mientras se canta, integrando el canal visual. Un estudio con docentes concluyó que con las canciones “el aprendizaje se fija mejor y los conceptos se adquieren sin ser de forma forzada, gracias a la repetición diaria”​ Aplicando esto a emociones: cantar diariamente una cancioncilla que diga “estoy tranquilo como el mar, enfadado como un volcán...” hará que interioricen esas comparaciones y sepan luego decir “estoy como un volcán” para indicar enojo. Comentarios así, respaldados por evidencias, le muestran al tribunal que conoces estrategias prácticas de educación emocional.

  • Cuento-canción “Debajo un botón” (rima infantil): Mencionamos este híbrido porque muchas canciones tradicionales son en sí pequeñas historias rimadas (como “Estaba la rana sentada cantando debajo del agua…” o “Debajo de un botón, ton ton…”). ¿Por qué son útiles? Porque su componente rítmico y repetitivo es muy regulador emocionalmente. Un niño ansioso o triste puede calmarse canturreando una rima que conoce bien. Incluir en la unidad alguna rima de este tipo (que los niños probablemente ya sepan) puede servirnos como “comodín emocional”: por ejemplo, si la clase está muy inquieta un día, sabemos que cantar juntos algo conocido puede reconducirlos a un estado de mayor tranquilidad gracias al efecto familiar y rítmico. Este tipo de recurso es difícil de justificar por escrito (ya que es más para improvisar según la situación), pero podríamos mencionar en la defensa oral que contamos con canciones de apoyo emocional para momentos necesarios, lo cual denota experiencia práctica.


En suma, los cuentos y canciones orientados a la educación emocional deben ser escogidos con la intención de dar nombre, normalizar y enseñar a canalizar las emociones. El tribunal valorará que seamos capaces de argumentar no solo contenidos académicos, sino también cómo atendemos la esfera afectiva de los niños a través de historias y música, creando ese “ambiente de afecto y confianza” que marca la normativa​



3. Cuentos y canciones sobre las estaciones del año y la naturaleza


Las estaciones del año, fenómenos naturales y entorno son temáticas clásicas en Infantil, a menudo abordadas en proyectos trimestrales (otoño, invierno, primavera) o en unidades de conocimiento del entorno. Seleccionar cuentos y canciones relacionados con la naturaleza ayuda a que los niños comprendan mejor esos cambios y desarrollen curiosidad científica, además de apreciación por el medio ambiente. Algunos ejemplos eficaces:


  • Cuento “El otoño del patito” (adaptación) o “La castañera”: En otoño, muchos docentes cuentan la historia de la Castañera (una señora que asa castañas) o cuentos de hojas que caen. Justificación: Vincular un cuento con la estación en curso hace que los niños conecten lo narrado con lo que ven fuera (hojas secas, clima más frío). Por ejemplo, “El otoño del patito” narraría cómo un patito ve caer las hojas y se prepara para el invierno – esto les enseña de forma narrativa las características del otoño (valor curricular) a la vez que pueden empatizar con el patito cuidándose. Tras el cuento, se pueden hacer actividades sensoriales con hojas reales, etc. El tribunal valorará que el cuento no sea elegido al azar en cualquier momento, sino que aprovechas la estacionalidad para integrarlo en un aprendizaje global (la LOMLOE habla del descubrimiento del entorno natural como parte de Infantil​, y aquí se refleja).

  • Cuento “La pequeña semilla” (Eric Carle): Un cuento precioso que sigue la travesía de una semilla a través de las estaciones hasta que crece en flor. Por qué incluirlo: Eric Carle (autor de La oruga glotona) tiene el don de explicar ciencias a niños muy pequeños mediante historias sencillas y arte visual. Este cuento en particular enseña el ciclo de vida de las plantas y la paciencia. Lo podríamos usar en primavera cuando plantamos nuestras semillas en clase. Justificaríamos que con él los niños entienden el proceso natural de crecimiento de forma literaria, reforzando contenidos de conocimiento del entorno (plantas necesitan agua, sol, tiempo) en línea con objetivos de área. Además, la historia transmite valores de perseverancia (la semilla que sobrevive) y maravilla por la naturaleza. Se puede vincular con canciones como “Debajo del botón” (que menciona una flor) o inventar una “canción de la semilla” para regar las plantas cantando, integrando así música y ciencias.

  • Canciones de cada estación: Es muy útil tener una canción temática por estación. Por ejemplo: “Estoy en el otoño” (canción infantil que menciona hojas secas, viento y castañas), “Navidad, Navidad” o “Campana sobre campana” en invierno (además de villancicos, en invierno también se cantan canciones de nieve como “Muñeco de nieve” al ritmo de “Jingle Bells”), “La primavera llegó” (canción alegre sobre flores y mariposas). Justificación: Los niños asocian mucho la música a las épocas festivas – piensan en Navidad y tararean villancicos. Usar canciones de estaciones crea en el aula esa ambientación temporal y cultural. Por ejemplo, en otoño se suele cantar “La canción de la castañera” (que cuenta cómo la señora castañera viene del monte a la plaza a vender castañas) porque además conecta con tradiciones locales. Estas canciones transmiten patrimonio cultural y a la vez refuerzan el vocabulario y conceptos de cada estación (en la de la castañera aprenden qué es una castaña, qué es un cucurucho de papel, etc.). Al tribunal se le puede mencionar que incluir canciones tradicionales de estaciones “permite trabajar la cultura popular y las características de cada época del año de forma vivencial”, mostrando conciencia de la importancia de la tradición oral y musical.

  • Cuento “¡Qué llega el lobo!” (autora: Àngels Ferrer) para invierno: Este cuento trata sobre los animales del bosque preparándose para la llegada del invierno (que llaman “el lobo” por el frío), almacenando comida y abrigándose. Por qué seleccionarlo: es una metáfora muy simpática para explicar a los niños qué hacen los animales en invierno (unos hibernan, otros emigran, etc.) sin entrar en tecnicismos, mediante un cuento. Encaja en una unidad de invierno o de animales. Didácticamente, tras contarlo podríamos jugar a “ser osos y dormir como en el cuento” (psicomotricidad) o hacer un mural de animales en invierno. Este tipo de cuento muestra cómo incluso contenidos científicos se pueden abordar literariamente en Infantil. En la defensa, puedes resaltar que buscas estrategias motivadoras para introducir conceptos de ciencias naturales – algo que la literatura infantil facilita al presentar el conocimiento en forma narrativa adaptada.

  • Canción “Sol solecito” y “Llueve, llueve”: Dos canciones muy cortas, casi retahílas, que hablan del sol y de la lluvia respectivamente. Justificación: Son útiles en cualquier momento: “Sol solecito caliéntame un poquito...” se puede recitar cuando sale el sol tras días nublados, o al empezar la primavera, y “Que llueva, que llueva, la Virgen de la Cueva...” cada vez que vemos llover. Con esto hacemos que los niños presten atención al fenómeno meteorológico y lo celebren con música en lugar de verlo como impedimento. Además, son parte del folclore infantil, y como educadores es positivo incluir folclore (la LOMLOE valora la transmisión cultural). Son fáciles de justificar porque forman parte de rutinas de observación del tiempo diario (“¿qué tiempo hace hoy?” – si llueve cantamos “que llueva”). Así unimos rutina, música y aprendizaje del entorno.


En resumen, al trabajar temas de naturaleza y estaciones, alíneamos cuentos y canciones con esos conceptos concretos. Es importante mencionar en la programación cómo ese cuento o canción aporta vocabulario (hojas, nieve, sol), conceptos (ciclo de vida, fenómenos) y actitud (aprecio por la naturaleza). Esta coherencia temática evidencia una programación bien hilada. También da pie a mencionar metodologías globalizadas: por ejemplo, un proyecto “El huerto” podría incluir un cuento sobre semillas, canciones de regar, una plantación real, etc., integrando varias áreas. Si articulamos así la explicación, estaremos demostrando competencia didáctica global.




4. Cuentos y canciones para la diversidad e inclusión (respeto a las diferencias)


Aunque ya tocamos la diversidad en criterios generales y en valores, vamos a enfocarnos en ejemplos concretos de cuentos y canciones que promueven la inclusión, la igualdad y la diversidad de forma explícita, ya que son elementos que pueden hacer destacar una programación didáctica por su compromiso social.


  • Cuento “El cazo de Lorenzo” (Isabelle Carrier): Lo mencionamos anteriormente: trata de Lorenzo, un niño diferente que lleva a cuestas un cazo rojo (metáfora de su discapacidad o dificultad), y cómo a veces ese cazo le complica cosas pero con ayuda encuentra maneras de superarlo. ¿Por qué es una gran elección? Porque en pocas palabras e imágenes sencillas explica a los niños qué es tener una discapacidad (o simplemente una característica especial) y la importancia de la empatía y la ayuda. El cuento termina de forma optimista, mostrando que con pequeñas adaptaciones Lorenzo puede brillar. En una unidad de valores o en la de “Todos somos especiales”, este cuento sería central. Permite abrir debate: “¿qué cosas os cuestan a vosotros? ¿quién os ayuda?” fomentando la solidaridad en el grupo. El tribunal vería con muy buenos ojos que justifiques este cuento diciendo que trabajas el valor de la inclusión y que así los niños aprenden a apreciar la diversidad funcional – alineado con esos “retos del siglo XXI” que dice el currículo (como la diversidad funcional)​

  • Cuento “Monstruo Rosa” (Olga de Dios): Historia de un monstruo de color rosa que vive en un mundo en blanco y negro donde es muy diferente, y decide emprender un viaje hasta encontrar un lugar lleno de color donde encaja perfectamente. Justificación: Es un cuento español contemporáneo muy premiado en coeducación y diversidad. Simboliza la diversidad de identidades (se ha interpretado incluso en clave LGTB, aunque en Infantil simplemente se presenta como ser diferente). El mensaje es que la diversidad enriquece (“¡vivan los colores!”). Este cuento, con ilustraciones llamativas, enseña a los peques tolerancia y celebraciónde las diferencias de forma alegre. Tras contarlo, se pueden hacer actividades creativas: cada niño dibuja un “monstruo” de un color distinto representándose a sí mismo, etc. Incluir un cuento así muestra una perspectiva actual e inclusiva. Podríamos citar que es un cuento recomendado por programas de coeducación por su visión libre de estereotipos de género y roles, lo que reforzaría nuestra argumentación de criterio inclusivo.

  • Cuento “Yo voy conmigo” (Raquel Díaz Reguera): Una niña está enamorada de un niño que no le hace caso, y le aconsejan que cambie cosas de ella para gustarle (se quita sus coletas, sus gafas, deja de hablar alto...), pero al final se da cuenta de que ha perdido su esencia y decide volver a ser ella misma: “yo voy conmigo”. Por qué incluirlo: Este cuento trabaja la autoestima y autenticidad, combatiendo la presión por cambiar para agradar a otros. En Infantil, adaptado debidamente, se puede usar para decir “sé tú mismo, no tienes que ser como los demás quieran”. Lo enlazamos con igualdad de género porque a la protagonista le hacían cambiar cosas típicas (que no sea tan lista, que no sea tan activa – mensajes que especialmente afectan a las niñas en estereotipos). Es profundo, pero en 5-6 años muchos entienden ya la idea. Presentarlo en una unidad de identidad personal o de emociones avanzadas es señal de que tratamos también la igualdad de género y la individualidad. El tribunal notará la originalidad y pertinencia de un recurso así, y podemos decir que con este cuento fomentamos que cada niño/a se acepte tal y como es, alineado con el objetivo de Infantil de “elaborar una imagen de sí mismos positiva, equilibrada y libre de estereotipos discriminatorios”​ – citando directamente la norma, lo cual sería un gran punto a favor.

  • Canción “Somos una marea de gente” (Macaco, versión infantil): Es una canción moderna (pop) adaptada en algunos colegios para actos de paz o diversidad. Habla de que todos somos una marea de gente, todos diferentes, remando al mismo compás. Justificación: La letra celebra la unión en la diversidad. Si bien no es una canción infantil tradicional, su mensaje es muy potente y los niños pueden aprender el estribillo sencillo. Podría usarse en una actividad conjunta (por ejemplo un festival de fin de curso sobre la amistad entre culturas, donde cada clase sale con un color diferente representando diversidad y todos cantan juntos). Introducir músicas actuales con mensaje social muestra innovación. Al tribunal se le puede explicar: “he elegido esta canción porque refuerza el sentimiento de grupo y la idea de que las diferencias individuales nos hacen más fuertes como colectivo, algo fundamental en el aula inclusiva”. Siempre podemos optar por canciones más infantiles con objetivo similar: “El twist de los colores” (CantaJuego) donde cada color de piel baila en armonía, etc. Lo esencial es justificar que la música también enseña valores de inclusión.

  • Canción con lengua de signos: No es un título concreto, pero por ejemplo “Hola hola” (BabySigno) o traducir la canción de buenos días a lengua de signos. ¿Por qué hacerlo? Si en nuestra aula hipotética hubiera un niño con deficiencia auditiva o simplemente por sensibilizar, incluir una canción en la que todos canten y signen a la vez es un hermoso gesto de inclusión. Podemos explicar al tribunal que en tal sesión usamos soportes visuales y gestuales para que todos participen, atendiendo al diseño universal. Esto demuestra que no solo seleccionamos un recurso sino que pensamos en cómo adaptarlo a la diversidad funcional. Incluso sin tener realmente un alumno sordo, enseñar a los demás un par de signos básicos (hola, amigo, gracias) mediante una canción mejora la empatía y la comunicación no verbal en el grupo. Esta es una idea original que puede impresionar si se argumenta adecuadamente.


Para concluir esta sección, es evidente que los cuentos y canciones inclusivos no solo enseñan valores, sino que preparan a los niños para vivir en una sociedad plural. Incluirlos en la programación muestra que el opositor comprende la escuela como espacio de convivencia democrática desde la infancia. Cuando defiendas estas elecciones, conecta siempre con la normativa: por ejemplo, puedes mencionar que atiendes al principio de “inclusión educativa y ausencia de prejuicios o discriminaciones” presente en el currículo​ Así, dejas claro que tu programación no solo educa en conocimientos, sino también en ciudadanía y derechos humanos desde los primeros años.


Consejos para Defender tu Elección ante el Tribunal de Oposición


Ya hemos visto el qué y el porqué de seleccionar ciertos cuentos y canciones. Ahora imaginemos el momento de la defensa oral de tu programación o unidad didáctica ante el tribunal. Seguramente tendrás que explicar o responder preguntas sobre esos recursos que has incluido. Aquí van algunos consejos prácticos para defender tu elección con seguridad y convencer al tribunal:


  • Conoce a fondo el cuento o canción seleccionados: Parece obvio, pero es vital. Debes haber leído el cuento varias veces, analizar sus mensajes, sus ilustraciones, incluso conocer un poco sobre su autor por si sale al caso. Igualmente con la canción: saber la letra completa, su origen, si tiene gestos asociados. Esto te permitirá hablar con propiedad. Si te preguntan “¿Por qué cree que ese cuento mantiene la atención de un niño de 3 años?”, podrás responder con detalles: “Porque tiene un texto muy repetitivo y acumulativo, por ejemplo siempre repite ‘¿Quién se lo ha llevado?’ en cada página, cosa que al niño le encanta anticipar, manteniendo así su atención”. Ese nivel de detalle impresiona, pues demuestra experiencia y reflexión.

  • Vincula siempre con el currículo y objetivos: Cada vez que justifiques un recurso, haz referencia a algún elemento curricular relevante. Por ejemplo: “Este cuento contribuye al desarrollo de la competencia lingüística porque enriquece el vocabulario relativo a la familia” o “Con esta canción estoy trabajando el objetivo de etapa de que el niño exprese emociones y necesidades (Objetivo general d)”. Mencionar las competencias clave, los objetivos generales de Infantil o los criterios de evaluación pertinentes eleva tu discurso a un nivel técnico adecuado. El tribunal verá que no elegiste el cuento solo porque es bonito, sino porque ayuda a cumplir metas educativas concretas. Incluso puedes citar brevemente la norma: “tal como indica el Real Decreto 95/2022, la educación infantil incluirá la educación en valores y la expresión musical​, pues bien, con esta actividad de cuento + canción estoy integrando ambos aspectos”. Este tipo de argumentación es muy efectiva.

  • Destaca el valor pedagógico sobre el lúdico (pero sin olvidar lo lúdico): Es decir, deja claro que aunque cuentos y canciones son divertidos, en tu aula tendrán un propósito pedagógico. Puedes decir: “No es un simple cuento para entretener, es un recurso didáctico con el que pretendo que los niños interioricen X concepto o desarrollen Y habilidad”. Por ejemplo: “La canción de los saludos la utilizo no solo para pasarlo bien cantando, sino para que adquieran la rutina de saludar en círculo, fomentando la cohesión de grupo cada mañana”. Esto evidencia que sabes aprovechar cada minuto con intención educativa. No obstante, también puedes mencionar el componente lúdico como motivación: “Por supuesto, al ser una canción de ritmo pegadizo, los niños disfrutan y se ríen, y ese componente afectivo positivo refuerza el aprendizaje” – esto enlaza con la pedagogía actual de aprender jugando y con la idea de experiencias emocionalmente gratas​

  • Aporta ejemplos de implementación o actividades derivadas: Al defender tu elección, no te quedes en “lo he elegido por X motivo” sino explica cómo lo usarás. Por ejemplo: “Contaré este cuento en la asamblea usando marionetas para los personajes, para hacerlo más atractivo. Luego propondré a los niños que dibujen su escena favorita, y juntos elaboraremos nuestro propio final alternativo, fomentando su creatividad.”. O con una canción: “Esta canción la cantaremos haciendo una ronda, y cada vez que decimos una emoción, mostraremos una tarjeta con la cara correspondiente, reforzando la asociación visual”. Estos detalles demuestran que no solo conoces la teoría, sino también la práctica metodológica. Además, anticipas posibles preguntas del tribunal sobre “¿Qué harías después de contar el cuento?” o “¿Cómo evalúas que han entendido el valor del cuento?” – ya llevas la respuesta incluida en tu defensa: actividades de seguimiento, etc.

  • Muestra flexibilidad y alternativas: Puede pasar que alguien del tribunal te pregunte por qué ese cuento y no otro parecido. En ese caso, es útil reconocer que hay alternativas válidas pero argumentar tu preferencia. Por ejemplo: “Existen otros cuentos sobre la amistad, como El topo que quería saber quién se había hecho aquello en su cabeza, sin embargo elegí El pez arcoíris porque sus ilustraciones son más atractivas para mi grupo de 3 años y permite interacción al pegar escamas de colores durante la narración. No obstante, cualquier cuento que enseñe a compartir podría cumplir el objetivo, lo importante es cómo lo trabajemos.”. Esto te muestra como un docente reflexivo que conoce varias opciones y ha tomado una decisión informada, no al azar. Lo mismo con canciones: “Sí, hay muchas nanas posibles, en mi caso opté por Arrorró porque en mi contexto es muy conocida por las familias, lo que facilita crear un vínculo hogar-escuela. Otra persona quizá escogería Estrellita dónde estás, que también sería válida. Lo esencial es que cumpla la función de relajar antes de la siesta.”. Con esta respuesta comparativa, validas otras opciones pero reafirmas la tuya con criterio.

  • Respalda con evidencia o experiencias: Si tienes experiencia (prácticas, interinidades) y has visto funcionar esos recursos, menciónalo brevemente. Ej: “En mis prácticas comprobé que El monstruo de colores realmente ayudó a niños de 4 años a hablar de sus emociones. Por eso estoy convencida de su eficacia y lo incluyo en mi unidad de las emociones.”. Si no tienes experiencia propia, puedes citar a pedagogos o estudios de manera sencilla: “Este cuento se basa en el método Montessori de contar historias reales a niños pequeños, lo cual está muy recomendado para su comprensión”; o “Según mi formación, las canciones con movimiento (TPR) facilitan la adquisición de vocabulario en segunda lengua, por eso incorporo esta canción de acciones en inglés.”. Esto le da peso académico a tu defensa. Incluso las citas de normativa valen como “evidencia” (hemos usado varias a lo largo de este texto justamente para que puedas decir: “como recoge el currículo, textos literarios con valores aportan a su formación integral​, por eso escogí un cuento con ese perfil”).

  • Cuida el lenguaje y muestra entusiasmo sincero: Al exponer, utiliza un lenguaje profesional pero cercano. Evita frases como “me gusta mucho este cuento” sin más, y cámbialas por “considero muy adecuado este cuento”. En lugar de “los peques se lo pasan pipa cantando”, puedes decir “los niños disfrutan enormemente cantando, lo cual genera un clima positivo en el aula”. Demuestra que te apasiona educar con cuentos y canciones – eso contagia. Puedes sonreír cuando hables de cómo reaccionan los niños, incluso contar alguna anécdota breve (“Recuerdo la cara de asombro de un niño la primera vez que vio cómo la oruga se convertía en mariposa en el cuento, esa magia es la que busco crear en mi clase…”). Los tribunales, que suelen estar formados por docentes, empatizarán con esas vivencias y verán tu vocación. Un opositor que habla con brillo en los ojos de sus cuentos y canciones seguramente transmite que será un maestro cercano y eficaz.

  • Prepara material de apoyo si es posible: En la defensa de la programación normalmente no se pueden llevar objetos, pero en la exposición de la unidad didáctica a veces sí (depende de la comunidad). Si está permitido y te sientes cómodo, podrías llevar el libro del cuento físico o un cartel con la canción ilustrada. Úsalo solo si te ayuda a explicar, no para leer de él. Por ejemplo, mostrar el cuento a todos y señalar “mirad esta ilustración, veis que todos los niños son distintos – esto lo analizaría con ellos para trabajar la diversidad”. Un buen material de apoyo habla bien de ti (denota que realmente tienes el recurso y sabes utilizarlo). No obstante, no es obligatorio; puedes describirlo con palabras. Importante: si llevas marionetas, instrumentos u otros elementos, úsalos con naturalidad y moderación, integrándolos en tu explicación metodológica.


En síntesis, la clave para convencer al tribunal es fundamentar cada elección con argumentos pedagógicos claros, mostrar coherencia con los objetivos y necesidades de los niños, y evidenciar que sabes llevar esa teoría a la práctica en el aula. Si aplicas estos consejos, tu exposición sonará sólida y auténtica, y tus cuentos y canciones destacarán como un punto fuerte de tu programación.


En conclusión, la selección de cuentos y canciones en Educación Infantil no es un tema menor ni algo anecdótico en la programación: es, al contrario, un elemento central que refleja nuestra filosofía educativa, nuestro conocimiento del currículo y nuestro entendimiento de los niños. A lo largo de este artículo hemos analizado los criterios para elegir estos recursos – desde asegurar la adecuación a la edad y el desarrollo evolutivo, pasando por la alineación con la LOMLOE y los valores que promueve, atendiendo a la educación emocional, incorporando metodologías activas y garantizando la inclusión. Hemos visto también ejemplos concretos que pueden inspirarte a la hora de armar tus propias unidades, y consejos para defender con éxito tus elecciones ante un tribunal de oposición. Al final del día, se trata de que cada cuento y cada canción que lleves a tu aula tenga una intencionalidad educativa y contribuya al crecimiento integral de tus alumnos: que ese cuento abra una puerta a la imaginación y al aprendizaje, que esa canción encienda una chispa de alegría y conocimiento. Si logras transmitir eso en tu programación, estarás demostrando ser un docente reflexivo, creativo y comprometido con una educación infantil de calidad.


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